Mystic River
Sinopsis de la película
Cuando Jimmy Markum (Sean Penn), Dave Boyle (Tim Robbins) y Sean Devine (Kevin Bacon) eran unos niños que crecían juntos en un peligroso barrio obrero de Boston, pasaban los días jugando al hockey en la calle. Pero, un día, a Dave le ocurrió algo que marcó para siempre su vida y la de sus amigos. Veinticinco años más tarde, otra tragedia los vuelve a unir: el asesinato de Katie (Emmy Rossum), la hija de 19 años de Jimmy. A Sean, que es policía, le asignan el caso, pero también tiene que estar muy pendiente de Jimmy porque, en su desesperación, está intentando tomarse la justicia por su mano.
Detalles de la película
- Titulo Original: Mystic River
- Año: 2003
- Duración: 137
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Opinión de la crítica
8
41 valoraciones en total
Si hay una película que me coge y que me destroza el alma por completo, que me deja KO de un puñetazo en la cara, que me hace un nudo en la garganta, que se me revuelve el estomago, que me deja sin habla es Mystic River . Y no puedo dejar de verla cada cierto tiempo aún sabiendo que tras verla me deja muy hecho polvo y que me baja los ánimos hasta límites insospechados. Por suerte, hay están películas como Smoke , Alta fidelidad , Una historia verdadera, ¡Que bello es vivir! o Antes del amanecer (y secuela) que me hacen olvidarme de esto.
El mejor film de Eastwood. Y ya es decir. Nos ha dejado maravillas, buenos films y algún que otro mal film, pero es un gran director que te deja hecho polvo por las historias que cuenta, por los finales de sus películas (imprevisibles). En los últimos tiempos, además, dirige de una forma muy clásica, cómo lo hacian los antiguos directores sin las moderneces de turno ni las trampas de thrillers sobrevalorados (si, Saw). La dirección de Clint es perfecta. No deja agujeros, te lleva por un camino y hace pensar al espectador una cosa pero sin trampas aunque luego sea lo contrario.
Que decir del guión. Perfecto. Una soberana genialidad. No es un thriller. Es una película sobre LA AMISTAD. Sobre tres viejos amigos que no han resistido el paso del tiempo debido a un hecho demoledor que les cambio el resto de sus vidas. De tres hombres que intentan olvidar todo aquello pero que no pueden y que acaban volviendo a todo aquello porque les dejo una huella en el corazón que no pueden borrar.
De esos Sean Penn y Tim Robbins merecedores ganadores del oscar. Sean Penn un hombre que ha dejado una vida atras para dedicarse a su familia, pero en el momento en que muere su hija lo tiene claro, no descansará hasta vengar a su hija. Un Tim Robbins marcado para siempre, desequilibrado por ser brutalmente violado siendo niño durante varios dias sin piedad por los lobos y que le marcará toda el resto de su vida . Un Kevin Bacon, que se hace policía y que se tiene que hacer cargo del caso de su antiguo amigo con el que ya no mantiene esa tan buena amistad. Quizá, la historia telefónica de Bacon con su ex-mujer es lo más flojo de una película casi perfecta. Y su compañero de trabajo, Laurence Fishburne, un poli listo que sigue sus instintos y dice lo que piensa cómo debe ser. Las esposas de Robbins y Penn, Marcia Gay Harden y Laura Linney, también están bien. La primera en mi opinión es una buena mujer enamorada de su marido y con una buena vida junto a él y su hijo hasta el asesinato, a partir de ahí se encontrará temerosa. Laura Linney está bien y vuelve a demostrar que es buena actriz, aunque su personaje no se llega a definir del todo, le falta protagonismo. También el novio de la hija de Penn hace un gran interpretación y se le nota muy enamorado de la fallecida. Y homenaje de Eastwood a su antiguo maestro dando a Eli Wallach un breve papel.
Una obra sublime, una de las películas de mi vida.
En primer lugar: excelente película, de una intensidad infrecuente en el cine actual, como también es infrecuente que aquélla proceda de las tensiones psicológicas entre personajes. Eastwood demuestra también talento visual en la concepción de planos, como el travelling ascendente que retrata la toma de conciencia de Penn del asesinato de su hija, o el travelling de alejamiento desde un coche imaginario al final de la película, en un brillante empleo del paralelismo.
En segundo lugar: la postura moral que prefiero en el cine es la amoral, que es aquélla donde las cuestiones éticas no aparecen. Ésta es una postura diferente de la inmoral, donde el autor justifica, defiende o simpatiza con situaciones, actos o personajes éticamente inaceptables. En el caso de Clint Eastwood, mi intención es dejar la duda en el aire.
No es posible sondear hasta dónde pueden llegar las heridas infligidas a los cimientos de un niño.
Nunca se cierran.
Tres chavalines de once años. Un rapto. Un árbol joven deshojado y mancillado.
Estás jugando inocentemente en la puerta de tu casa, y eres demasiado joven aún para ser muy consciente de que las calles no son seguras en ninguna parte. Ni siquiera la tuya.
Uno se marchó en aquel coche, los otros dos se quedaron fuera.
Pero, en realidad, ¿quién se quedó fuera?
El tiempo pasa, el barrio es el mismo, los niños han crecido y han ido haciendo sus elecciones y tomando sus decisiones. Son los mismos, pero con la carga de más años, con todo lo que los años conllevan. Responsabilidades, familia. Hijos. Amor, esperanza. Dolor. Uno se quedó para siempre en aquel coche, los otros dos siempre lo contemplarían marcharse y perderse en una amenaza a la que ellos también, de alguna forma, estaban condenados.
El pasado vuelve, nunca se marcha. Y regresa para demostrar que no perdona. Es muy astuto y ha ido dejando unas huellas que no se han borrado y que siguen salpicando a través de las décadas.
Y alguien pagará por ello.
Todos pagarán por ello.
De nuevo mi inconmensurable Eastwood me conduce de la mano por otra de sus maravillas fílmicas. Tratando de lleno una trama repleta de drama y de suspense soberbiamente desarrollados, me muestra como una bofetada y como un escalofrío creciente una historia sobre traumas en carne viva, sobre rencillas y odios que terminan por estallar, sobre pérdidas irreparables, sobre silencios culpables, sobre coincidencias fatales, sobre dudas obsesivas, sobre errores aplastantes, sobre certezas abrumadoras, sobre conciencias que nunca se podrán acallar.
Sobre el sufrimiento de vivir cuando te han robado tu infancia. Cuando has perdido al ser que más amabas. Cuando tu mundo se ha derrumbado. Cuando te sientes tan solo que el silencio crepita a tu alrededor.
La fotografía es tan hipnótica, a veces tan etérea y volátil con esos fundidos magistrales y esos planos magníficos, que acaricia la vista. La música, tan impresionante y delicada como sólo alguien con la sensibilidad de Eastwood sabe mimetizar en sus películas. Un reparto de actores sensacional y sublime, gigantes a las órdenes de un gigante. Y un guión que absorbe y machaca desde la primera a la última secuencia. Cargado de unas nubes oscuras que acechan en la lejanía, siempre dispuestas a cubrir el cielo. Cargado de una cadencia a veces verdaderamente poética. Cargado de todas esas cosas que nunca se llegan a decir cuando tenían que haberse dicho. Cargado de miradas de amor, de despedida, de culpa y de miedo.
Con su habitual maestría Clint Eastwood, nos ha dejado una de las mejores películas de la historia del cine Mystic River. Basada en el best seller de Denis Lehane, y con la inestimable participación de sus colaboradores habituales, de los que habría que destacar al guionista Brian Helgeland. Entre Eastwood y Helgeland, han sabido estructurar una obra de enorme complejidad, de muchísimas lecturas y con una puesta en pantalla sutil, muy bien elaborada y sumamente compleja. Mystic River es, entre muchas otras cuestiones, una historia que nos habla principalmente de la pérdida traumática de la inocencia y de la imposibilidad de evitar al destino. Desde sus inicios, cuando tres jovencitos escriben sus nombres, sobre el cemento fresco de la acera de su calle y el tercero de ellos no puede terminar de escribir el suyo, quedando grabado sobre el cemento: Jimmy, Sean y Da, el espectador queda atrapado en los hilos de una historia cruel de violencia y sufrimiento, como si de una tragedia griega se tratara.
Con un reparto de excelentes actores, que conocen perfectamente su trabajo. Clint Eastwood, consigue extraer grandeza de una historia que se sustenta entre los entresijos de dos actos de extrema violencia (la violación de un joven muchacho y el asesinato de una joven adolescente) tratado todo ello con suprema sutileza y máximo respeto, buscando más en las consecuencias que de dichos hechos se derivan, que en los propios hechos en sí. Mystic River resulta en su final, una verdadera y memorable película de un maestro quizás el último clásico de nuestros días, Eastwood sabe muy donde apoyarse, para realizar Cine con mayúsculas, ese cine de gran alcance que atrapa rápidamente el alma del espectador.
Magnífica interpretación de Tim Robbins (Dave), su vida quedó partida en dos, aquella tarde que no pudo terminar de escribir su nombre, sus miedos le sobrepasarán, siempre se sentirá como un ser apestado, realmente su vida terminó aquella tarde de estío.
Jimmy, soberbio trabajo de Sean Penn, ha caminado por senderos muy distintos a los de sus antiguos amigos, su pasado delictivo, violento y oscuro, solo se ha visto redimido por el amor a su hija Katie, siendo ésta quizás lo que da sentido a su vida.
El personaje de Sean un sobrio Kevin Bacon, convertido ahora en detective de homicidios es el tercer vértice del triángulo, también tiene su personal drama, aunque muy inferior al que deben soportar sus dos antiguos amigos. Su principal problema radicará en tener que comunicar a Jimmy, lo acaecido a su hija.
Asimismo excelentes trabajos de Marcia Gay Harden, Laurence Fishburne, Laura Linney, y de todo el resto de actores.
Un 8,5 a la dirección y a la interpretación de Marcia, un 7 al resto y un 2 al truñísimo guión. Como pelotear más a esta película debe ser imposible, vamos al turrón: