Mushishi (Serie de TV)
Sinopsis de la película
Serie de TV (2005-2006). 1 temporada. 26 episodios. Como Mushishi o experto en Mushis, Ginko recorre el mundo ayudando a aquellos cuyas vidas se han visto trastornadas, de una forma u otra, al entrar en contacto con estas criaturas extrañas. Los Mushis habitan, en ocasiones, en los seres humanos, parasitándolos. A cambio, pueden otorgar habilidades extraordinarias a su anfitrión… En 2006, Katsuhiro Ôtomo (Akira, Memories) realizó una versión con actores reales de esta serie.
Detalles de la película
- Titulo Original: Mushishi - Mushi-Shi (Bugmaster) (TV Series)
- Año: 2005
- Duración: 25
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Opinión de la crítica
Película
7.7
43 valoraciones en total
Ésta es una serie para disfrutar, relajarse, inspirarse, meditar y perderse en las imágenes. El ritmo tranquilo no invita a verla de soslayo. Es lenta, es reposada, es preciosa. Requiere la atención que se le prestaría a la propia naturaleza viva, la que desea mostrarnos. De otro modo seria imposible meterse en ella.
Ginko, el protagonista, es un experto en mushis, que, cual pequeño saltamontes, va de pueblo en pueblo ayudando a todo aquel que se ha visto afectado de alguna u otra forma por estos seres misteriosos. Sin embargo esto es una excusa para caminar por lugares mágicos, donde dar rienda suelta al hedonismo paisajista y en definitiva viajar sin salir del hogar.
El dibujo, algo estático en ciertos momentos, funcional, torna en preciosista en otros, la mayor parte, onírico. Y las melodías que acompañan no rompen en modo alguno el ambiente de paz imperante.
Cualquiera que disfrute habitualmente con las obras de Miyazaki, lo hará también con un buen puñado de las historias que componen la serie, algunas maravillosas. Un ejemplo seria el capitulo Fingiendo que es primavera (hasta los títulos de los episodios son bellos), en el que Ginko ayuda a un chico, con su mismo don para ver mushis, a despertar de su letargo. Lo dicho, para enmarcar.
En parte, entrar en Mushishi es entrar en otro mundo lleno de belleza. Como si entraras en un templo o una pagoda, y de pronto te dieras cuenta de la importancia del silencio, de la tranquilidad, de lo que no veías y descubres.
Es perderse en un bosque, perseguir un arcoíris, sentarse a la sombra de un árbol, escuchar el arrullo del viento y del agua. Es la vida.
Mushishi es uno de los mejores animes que existe, por varios motivos. En primer lugar la historia es sensacional, cada capítulo es una delicia, en la forma y en el fondo. Y en segundo lugar la animación es fantástica. Es una de las mejores animaciones en series anime que he visto. Si a eso le sumamos un protagonista excepcional nos queda un anime realmente bueno.
Lo recomiendo a todos aquellos que quieran iniciarse en el anime, o a aquellos que han criticado el anime y lo ven con suspicacia.
Esta es una serie que apuesta sobre todo por enseñar, no de una manera pretenciosa ni situándose en posesión de un saber superior. Simplemente se muestra el misterio, hay una parte (la de la historia en sí) que se resuelve y se deja un resquicio para ocupar con lo que uno quiera. Si no se quiere pensar, basta con dejarse envolver por su preciosa estética, su música y las extrañas danzas de sus partículas (bichos) elementales. Es una colección de fábulas humanas con ese trasfondo de criaturas misteriosas y etéreas que pudieran ser parte del aire, de la hierba o de una rara especie de alma colectiva que lo comprende todo.
Mushishi es un buen lugar para dejar descansar la mente después de un viaje agitado, sus colores, su calma, su invitación contemplativa, su magia tranquila, son un remanso donde habitar durante el tiempo que proponen sus escasos 26 episodios. Mushishi es un claro de árboles en un bosque de cuento y en su aparente minimalismo, se reserva pequeñas y sutiles sorpresas. Sólo hay que concederle la oportunidad de verla sin prisas.
Mushishi es simplemente una obra maestra, cada capitulo por si mismo podría ser un libro bestseller (no porque los bestseller sean geniales, sólo que este sí lo es). Sin pretensiones, voces chillonas o artilugios gastados del anime (pómulos rojos de vergüenza, gotas para incertidumbre, ojos hipnóticos etc).
Simplemente de esas cosas que desearíamos golpearnos la cabeza para perder la memoria y volverla a ver. Punto.
Y no me gusta mucho usar la palabra poesía para referirme a series o películas, pues cuando lo veo suelo pensar que es una pedantería innecesaria. Pero lo cierto es que no encuentro nada mejor para definir esta serie, que prescinde de una trama compleja y vertebrada para convertir cada capítulo en una simple y emotiva historia caracterizada siempre por su artística belleza y por lograr llegar a lo más hondo del espectador.
El planteamiento es muy simple: Ginko es un Mushisi, experto en Mushis, unas misteriosas criaturas que la mayoría de humanos no pueden ver pero que están ahí y suelen alterar sus vidas sin que éstos lo sepan. Ginko viaja por Japón investigando más sobre estas criaturas a la vez que ayuda a quellos a los que les han causado problemas. Y cada capítulo será un caso distinto y sin relación con los anteriores.
Mushishi tiene una calidad de dibujo deslumbrante, especialmente por unos fondos absolutamente preciosos, así como una música simple pero perfectamente encajada que realza los momentos más especiales para hacerlos todavía más mágicos. Pero sobre todo lo que tiene es sentimiento: cada historia presenta unos personajes nuevos, simples en su diseño (y casi iguales muchas veces), pero complejos en su mentalidad, que en cada caso está trabajada de un determinado modo, y encajan de una manera diferente los avatares de la vida (o de los mushis, podríamos decir), en medio está Ginko, tranquilo y aparentemente pasota, pero con un gran corazón y que dará lo mejor de sí para ayudar siempre a aquel que lo necesita. Además cada historia es muy diferente, en absoluto convencional, con finales muchas veces tristes e inesperados pero casi siempre preciosos, y que convierten a esta serie en una experiencia diferente pero muy evocadora.
Los que busquéis acción olvidaos de Mushishi, pero si os apetece relajaros 20 minutos y disfrutar de una historia mágica, tranquila (aunque muchas veces triste) y emotiva, cada capítulo de Mushishi es una pequeña obra de arte.