Múltiple
Sinopsis de la película
A pesar de que Kevin (James McAvoy) le ha demostrado a su psiquiatra de confianza, la Dra. Fletcher (Betty Buckley), que posee 23 personalidades diferentes, aún queda una por emerger, decidida a dominar a todas las demás. Obligado a raptar a tres chicas adolescentes encabezadas por la decidida y observadora Casey (Anya Taylor-Joy), Kevin lucha por sobrevivir contra todas sus personalidades y la gente que le rodea, a medida que las paredes de sus compartimentos mentales se derrumban.
Detalles de la película
- Titulo Original: Split
- Año: 2016
- Duración: 116
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Opinión de la crítica
Película
6.6
87 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Ameerah Briggs
- Anya Taylor-Joy
- Betty Buckley
- Brad William Henke
- Bruce Willis
- Christopher Lee Philips
- Emlyn Elisabeth Morinelli
- Haley Lu Richardson
- Izzie Coffey
- James McAvoy
- Jerome Gallman
- Jessica Sula
- Julie Potter
- Kash Goins
- Kate Jacoby
- Lyne Renee
- M. Night Shyamalan
- Nakia Dillard
- Neal Huff
- Peter Patrikios
- Robert Michael Kelly
- Robin Rieger
- Rosemary Howard
- Roy James Wilson
- Sebastian Arcelus
- Ukee Washington
Imposible compartir mi entusiasmo sin utilizar la zona de spoilers.
Pero por cumplir, diré que uno de los directores más preciados de mi infancia, ha vuelto por la puerta grande.
Desde El sexto sentido hasta La joven del agua (ésta última rozando lo que sería lo fallido de su siguiente etapa) siempre fuí un aférrimo de este director, todas sus películas tenían un halo indescriptible, un misterio cinematográfico, que Shyamalan poseía e impregnaba en sus películas, ir al cine a ver sus películas era un ritual sagrado.
Me desconecté totalmente de sus posteriores películas (algunas como After Earth ni las he visto ni creo que haga falta). Y viendo esta película ha sido como volver a sentir de golpe todas esas sensaciones que hacían de Shyamalan el director tan especial y único que es.
La película parte de una idea ya en principio muy interesante y un gigante James McAvoy (que espero que empiece a ser reconocido como uno de los mejores de su generación) lleva en sus hombros todo el peso de la película creando un personaje(/s) espectacular.
Hasta aquí la parte sin spoilers.
Hola, Dra. Fletcher, mi nombre es BallestaV y he sufrido un episodio de transtorno de personalidad disociativa mientras observaba con atención el desarollo del nuevo film de Shyamalan. No sé cual de las muchas personalidades domina, ni cuál ve la luz. Necesito su ayuda, ¡Ayúdeme, por favor!
Personalidad 1 (la del freak del cine, gran interesado de la forma de dirigir): Asegura que Múltiple goza de numerosas virtudes visuales. La ambientación es notable, y la constante utilización del primer plano con el personaje principal es un acierto total. Está claro que el director indio no es ningún inpeto con la cámara, todo lo contrario, como ya demostró en anteriores obras, especialmente en The Village.
Personalidad 2 (la obsesionada con las interpretaciones del elenco actoral): Alucina con la actuación de James Mcavoy, siendo él el mayor sustento de la película. Quizá un poco pasada de rosca en algunos tramos, pero igualmente solvente y eficaz. Lo que le chirría más es el papel de las secundarias. Las tres chicas jóvenes no le transmiten ningún tipo de verdad ni de sentimiento.
Personalidad 3 (la preocupada por el desarollo dramático): No acaba de pillarle el punto a lo que nos cuenta Shyamalan. El desarrollo de personajes y situaciones es precipitado, no se consigue la empatía ni la emoción con ninguno de ellos. Se supone que el transcurrir del film debería transmitir sensaciones de intriga, temor y desasosiego, pero realmente no hay una verdadera conexión con la historia, a pesar de que no aburre en ningún instante, y el excesivo (casi obsceno) final no ayuda a mejorar nada de lo anterior.
Personalidad 4 (la del realista de turno): Considera que la exposición de situaciones y la evolución de las personalidades no resulta creíble en ningún momento del film. Todo avanza de forma algo histriónica y exagerada, para llegar a un clímax final, que en esta ocasión no sorpende, y que luce desmesurado. El juguetito se le va de las manos al director indio-americano.
Personalidad 5 (la de espectador informal): Afirma haber pasado un buen rato con lo que propone Múltiple, pero para nada permanecerá en su memoria. No le gusta nada el desenlace de la peli y se explica por qué coño (SPOILER ALERT, leer en zona spoiler) * (…).
Personalidad 6 (la del seguidor del cine de Shyamalan): No entiende qué ha sido de aquel Shyamalan que tanto prometía con El Sexto Sentido y que se confirmó como un poeta visual, un artífice de las imágenes y un mago de las metáforas con The Village. Después de sus defectuosas creaciones La joven del agua, Airbender y After Earth parecía atisbar un rayo de esperanza con La visita, donde se podían reconocer algunas cualidades del mejor Shyamalan, pero Múltiple no mejora el nivel de esta última y deja una sensación agridulce en la carrera cinematográfica del artista.
Personalidad 7 (la del despistado): No comprende las referencias a El Protegido. Y no compra la justificación de muchos de que entendiendo la referencia a la misma la perpeción alcanza una nueva dimensión. Múltiple es un producto independiente de la película a la que referencia y, como tal, debería funcionar por si sola, no acudiendo a explicaciones ajenas a la propia cinta.
….
Ahora, dígame, por favor, ¿cuál de mis personalidades es la más dominante? Quizá quede alguna por emerger que domine a todas las anteriores, pero… ¿Qué me dice, que pueden coexistir varias al mismo tiempo?
En ese caso le diré, doctora, que si se diera la situación de que conviven todas ellas a la vez, mi opinión es que Múltiple funciona como entretenimiento, pero solo parcialmente. Y se echa en falta una reflexión más elaborada y transcendente de la enfermedad. Tengo la sensación de que, a pesar de haber recuperado cierto nivel, no es más que otro producto pasajero de los tantos que nos ha ofrecido este director. Echamos de menos a aquel Shyamalan innovador, sorprendete y profundo.
Un hombre con 23 personalidades diferentes.
La clase de premisa que podría dar lugar a un cacao importante de historia, por no decir un festival de sobreactuación en manos poco habilidosas.
Pero hete aquí que Shyamalan decide abordar la cosa de la forma más… extraña y rigurosa posible, si se puede decir así, y James McAvoy se entrega totalmente a la causa.
Múltiple se convierte entonces en un relato de supervivencia, al límite de la verdad científica, hundiendo sus raíces en la conveniencia que tiene el destino para dar el peor golpe cuando nos creemos mejor preparados.
Casey recuerda los consejos de su padre para la caza: observa la presa, espera pacientemente sin hacer ruido y aprovecha tu oportunidad. Su comportamiento está completamente preparado para anticiparse a los demás y aún así no le sirve para nada.
Pero eso es porque Kevin es cambiante, impredecible y el causante del ruido. Aún más, nunca podría ser la presa: él es el depredador, total y absoluto, que nunca estará indefenso porque ninguna de sus 23 personalidades le permite estarlo.
Sin desvelar demasiado de qué va exactamente la película (cosa que no se desvela hasta sus últimos minutos, ver Spoiler quien quiera saber) podría decirse de manera general que es casi una exploración del Mal: de dónde surge, qué quiere, a dónde se dirige.
Para Casey, todas esas preguntas podían resolverse hasta que aparece Kevin, mientras que sus compañeras de secuestro nunca han tenido la oportunidad de planteárselas en primer lugar. Ellas lo han tenido todo siempre, mientras que Casey nunca ha tenido casi nada de nadie.
Por eso quizás también le fascina Kevin: un hombre capaz de ser un niño de 9 años al momento, una persona madura al siguiente, un erudito mañana, un estricto bacteriófobo anteayer. En el fondo, ella está más fascinada por su variada inteligencia que en su posible fuga, quizá porque por primera vez encuentra un reto ante el que su visión para el detalle no tiene respuesta clara.
Esa respuesta la tendremos que encontrar con ella: Múltiple se divide entre las chicas interactuando con Kevin y el propio Kevin siendo tratado por su psicóloga, en un entramado de escenas definitivamente extraño, logrando confundir humor y terror, macerando un cóctel curioso en su ansia de no definir de qué va (de nuevo, si se quiere saber, al Spoiler).
Mi consejo: déjate llevar por el viaje, sumérgete en sus interrogantes, siente intensamente la cólera, diversión, desparpajo y transformismo de un McAvoy absolutamente gigantesco.
Puede que te sorprenda la verdadera reflexión de todo cuando su psicóloga, la dra. Fletcher, llegue a exclamar que hasta sus peores personalidades son necesarias .
¿Por qué pensar eso?
Quizás por la misma razón por la que Casey ha aprendido a cuidarse de los depredadores: por la certeza de que el Mal, cuando aparece, es injusto, brutal y horrendo, pero también equilibra, enseña y endurece.
Lo que no sabíamos era que puede esconderse bajo cualquier forma, surgir de cualquier parte, dejando a sus víctimas inocentes totalmente desamparadas ante su existencia.
Una verdad que acabamos descubriendo tan aterradora como natural, de manos de un hombre tan desequilibrado como enfermizamente cuerdo, y de su presa tan controladora como insospechadamente atrapada.
«Somos lo que creemos que somos», dice Bestia, la creación de otras veintitrés personalidades que conviven al interior de Kevin Wendell Crumb, un ser con segundo nombre al igual que los grandes asesinos estadounidenses. Ese diálogo frente al espejo es respondido por Hedwig (personalidad de un niño de nueve años): «Ahora sí creerán que existimos», es la estrategia que escoge el director de origen indio para hacer visible el mundo de la locura a una sociedad que tiende a esconder a sus locos. No es de extrañar que el director sea depositario del conflicto entre el pensamiento oriental y occidental para sorprendernos con su tesis extravagante: «los quebrados» producto del dolor representan a los puros, los únicos que tienen valor por sí mismos debido a que han sido anteriormente destrozados. En este universo ideado por Shyamalan «los quebrados» serían los seres evolucionados. Son puros (de sangre purificada), seres mágicos (Harry Potter) que mediante su pensamiento pueden despertar el gen dormido y aprovechar todo el potencial del ser humano. Por eso la existencia de la doctora Fletcher es tan importante, ella personifica al mundo científico que observa las paradojas del trastorno de personalidad disociativo, una mirada comprensiva ante la enfermedad que intuye algunos alcances, pero que en ningún caso está abierta a lo sobrenatural: un ente terrorífico de fuerza descomunal trepando por las paredes. Interesante y reflexivo planteamiento de Shyamalan que entiende que detrás de la tesis aparente, reflejada en un espejo, se esconde su antítesis: los seres quebrados (aquellos que sufren trastornos mentales) no representan a ningún movimiento, tan sólo son el fruto del dolor incubado a través de los años. Hábilmente el director introduce otra arista: en este universo «los quebrados» pertenecerían a una especie de religión que a través del dolor (no de la culpa) purificarían la sangre del hombre. Tan descabellado es este último argumento, que nos hace entender que la antítesis de este universo es el enfoque buscado por el director. Es un juego magistral de espejos que requiere el cien por ciento de las dotes actorales de James McAvoy, con el objeto de ver reflejados en su rostro las múltiples caras que componen a esta Bestia, multiplicidad de mundos internos que se contraponen a aquellos externos: la sociedad representada a través de un noticiario de televisión, las calles vacías y nocturnas. Casey Cooke (el otro personaje con apellido) constituye la otra cara de la moneda, la víctima que no ha enfrentado sus miedos, aquella que no ha dejado salir a su bestia y que espera al interior del auto (antes cárcel y ahora protección).
El juego entre luces y sombras es perfecto, pero deliberadamente confuso en su significación. La oscuridad está presente en los túneles, en los cuartos aislados tras los cerrojos, que simbolizan materialmente los diferentes recovecos de la mente de Kevin. Los cuartos subterráneos están definitivamente bajo el alero de la oscuridad, en gran parte de la película son el campo visual, en tanto el fuera de campo sería la luz, el mundo exterior, aquél donde se emplaza el zoológico humano, un lugar que tampoco es seguro.
Ese mundo oculto es el lugar donde descubrimos el conflicto profundo, el quiebre de este personaje fragmentado: el maltrato físico y psicológico de una persona en formación, peor si esa violencia proviene desde el interior de la familia y aún peor si se trata de abuso sexual. En la mente de Kevin no existe una familia funcional, sus múltiples personalidades son espejos rotos. Esperen de esos fragmentos un ser atormentado que quizás se refugie en el arte para catalizar el sufrimiento, o un ser perturbado que deba ser recluido en un hospital psiquiátrico, o bien esperen a la Bestia que canalizará su dolor en furia descontrolada, ya no sólo contra la familia sino contra la sociedad, un ser capaz de generar esa estremecedora imagen de James McAvoy doblando los barrotes con un rictus endemoniado.
M. Night Shyamalan utiliza el recurso del fuera de campo de una manera perturbadora. El espectador no estará a salvo en la luz ni en la oscuridad, tampoco encerrado en una habitación, en definitiva, los recuerdos implacables harán que cualquier lugar sea inconfortable. El «espacio exterior» no será lo visible a través del tragaluz de «Room» (2015), cinta de Lenny Abrahamson donde un niño secuestrado percibía el mundo externo como algo esperanzador. Ese punto de vista inocente de un niño que recibía todo el amor de su madre hacía del cautiverio un asunto secundario, en cambio, Shyamalan propone una dispersión del punto de vista en múltiples personalidades creadas para hacer frente al sufrimiento.
La película logró desatar el conflicto a escasos cinco minutos del inicio. Tuvo un desarrollo psicológico de gran espesor, el terror se fue colando desde lo claustrofóbico hacia lo sobrenatural. El origen de la violencia proviene del ser humano y una vez activada esa bomba de tiempo, el director nos sumergirá en aguas profundas para hacer aflorar emociones genuinas. «Somos gloriosos… ya no tendremos miedo», anuncia Bestia hablando en plural. «Sólo a través del dolor… podrás alcanzar tu grandeza».
Muchos han visto como la señal de identidad del cine que hizo grande Shyamalan al giro, a la vuelta de tuerca. Es más, la idea generalizada es que todo el cine del hindú se sustenta en eso: en sus giros.
No puedo negar que hay algo cierto en todo esto, y Múltiple no rompe con esa idea. Pero como las mejoras obras del autor, la película no pierde su sentido con un giro ridículo, sino que crece y se magnifica tras este. El sexto sentido gana enteros con el segundo visionado, ya que en ningún momento su juego de espejos y engaños es absurdo, sino consecuente e inspirado. Aquí, el engaño es de otro calado. Distinto, pero igual de ingenioso.
Sin tomar su revelación final en cuenta, Múltiple es una película de suspense con toques de terror, muy bien rodada (lo cual no es ninguna sorpresa visto el resto de la obra de su autor), que aunque padece algún que otro altibajo, crece a medida que avanza hasta culminar en un climax fabuloso. Todos sus aciertos se deben en gran parte a la labor de su protagonista, un McAvoy entregado por completo a lo que le plantea el director. Es capaz de resultar terrorífico y enternecedor, de cambiar de registro con una mirada y hacer que cada una de sus personalidades sea reconocible por su sola expresión facial. Es un papel desatado para un actor al que no le importa desatarse. Esta absolutamente fantástico.
El eje de la trama, con una acertadísima Anya Taylor Joy siguiendo el juego de McAvoy, es casi perfecto. Siempre tenso e interesante, a caballo entre el terror clásico y el suspense al puro estilo Hitchcock, con las adecuadas dosis de humor, mientras esta historia esta en marcha la película funciona como un reloj.
Quizás el mayor problema sea una de sus tramas secundarias, la protagonizada por la psiquiatra interpretada por Betty Buckley: la noto desconectada del hilo principal durante gran parte de la película, y en ningún momento llega a encajar del todo en el resto. Distrae de la historia central, exceptuando algún que otro momento atinado, y aporta poco más allá de explicar determinados detalles del argumento.
Pero, al menos para un servidor, no sirve para anular las virtudes de una cinta que, en casi todo momento, me llevó de la mano y me mantuvo atado a la pantalla. Y es que quizás, lo más digno de alabanza de la cinta en si es la claridad de su autor para plantear el juego de la película. O te dejas llevar por sus ideas, por su propósito, o puede que no funcione y te parezca hasta ridícula.
Sin spoilers, concluiría: un thriller entretenidísimo con un actor en estado de gracia.
Pero con spoilers, la conclusión varía. No para peor. Sino por las dimensiones que cobran con su final.
(No abrir si no la habéis visto y pensáis hacerlo. De verdad).