Muerte en Buenos Aires
Sinopsis de la película
Buenos Aires, años 80. El inspector Chávez, hombre de familia y rudo policía, queda a cargo de la investigación de un homicidio ocurrido en uno de los lugares más selectos de la ciudad. En la escena del crimen, conoce al agente Gómez, alias El Ganso, un novato que se convierte en su mano derecha. A medida que avanza la investigación, la sombra de una duda cae sobre su propio círculo íntimo. Sin escapatoria, Chávez deberá elegir en quién confiar su vida.
Detalles de la película
- Titulo Original: Muerte en Buenos Aires
- Año: 2014
- Duración: 91
Opciones de descarga disponibles
Si quieres puedes conseguir una copia de esta película en formato HD y 4K. A continuación te añadimos un listado de fuentes de descarga directa activas:
Opinión de la crítica
Película
4.7
34 valoraciones en total
Muerte en Buenos Aires es una historia sobre el asesinato de un aristócrata vinculado al ambiente gay del momento (finales de la década de los 80) en Buenos Aires. Para resolver este crimen nos presenta al inspector Chávez (Demian Bichir) y la agente Dolores (Mónica Antonópolus). En la escena del crimen, Chávez tendrá su primer encuentro con el agente Gómez (Chino Darín), policía novato que descubrió el cuerpo del millonario en su departamento. Luego de unos pocos roces, comenzarán a trabajar juntos para descubrir el misterio de su muerte. Todo conduce a que el amante de la víctima, un cantante y taxi boy llamado Kevin (Carlos Casella) es el culpable. Chávez decide utilizar al novato Gómez para acercarse al sospechoso y conseguir pruebas que confirmen la autoría del crimen, literalmente lo convierten en carnada para encontrar las pruebas en el submundo de la noche porteña, lleno de discos frecuentadas por homosexuales y travestis.
¿El marco? Un Buenos Aires ochentero, con una estética y atmósfera muy POPero. Un ambiente que se muestra más ameno que peligroso (eso nunca es muy buena noticia en una película policial de suspenso), lleno de referencias a la cultura pop argentina, la fotografía llena de contrastes de oscuridad y fucsias propios de las luces de neón ochentosas.
La película nunca parece decidirse si es una comedia o bien un policial, el suspenso se mezcla con cierto tono de comedia, que hacen que definitivamente la película se pierda hasta llegar al final (últimos 15 minutos), donde recién cobra algo de sentido y consistencia. La película termina siendo una mezcla desenfadado y cosas bizarras, donde las insinuaciones de humor y oscuridad se alternan anárquicamente. Con un mejor guion, más rigurosidad cinematográfica sin duda podría haber dado como resultado, un proyecto ciertamente más interesante.
La intriga no logra sostenerse, lo cual es una carencia esencial para un film policial. El endeble guión, hace que no haya tensión en ningún momento. La escena de los caballos galopando en la madrugada por la ciudad parece salida de otra película, pero aquí realmente queda fuera de tono.
Pocas veces se ha dado que una película sea tan pero tan marketinera en Argentina como pasó con MUERTE EN BUENOS AIRES . Desde la ciudad empapelada por descubrir quien de tantos supuestos asesinos es el culpable, (cosa que a los 30 minutos del film nos damos cuenta que solo hay un sospechoso y otro posible) hasta programas de televisión, vendiendo una gran obra del cine.
Lo que más se destaca del film es la fotografía del Buenos Aires ochentoso, con el color fucsia adornando el ambiente a cada rato. La escena que más placer me dio de ver fue cuando los caballos corrían por la Avenida 9 de Julio. Imaginen lo floja que es en cuanto a imágenes y diálogos.
La música está buena y me pareció adecuada, pero en un momento llega a cansar, a tal punto que parece que quieren vender un disco.
En cuanto a las actuaciones Bichir hace lo que puede con el acento, hubiera sido más fácil contratar a un actor argentino, o justificar buscando en la biografía del personaje, algo que jamás se justifica en la historia y el espectador queda esperando la respuesta. Lo que si sabemos de la biografía de Chávez es su reprimida homosexualidad. Chino Darín aceptable, quizá por el apellido que tiene uno espera más, pero bueno, hay que darle tempo. No me gustó para nada lo de Antonópulos, no aporta nada a la trama, su personaje no avanza, no cierra. Carlos Casella está aceptable en su papel.
El montaje me pareció un poco raro, porque en los primeros minutos, la acción pasa demasiado rápido, admito que me gustó, pero sabía que no se iba a permanecer en ese ritmo en todo el film. Bueno, lo que siguió luego de esos minutos fue muy tedioso, miraba el reloj a cada rato esperando que algo pase y nada, no levantaba. Recordé que me habían vendido un policial, pero lo principal que debe tener este género es la participación del espectador. Pero el espectador participa poco y nada, esforzándose en saber si Chávez es un homosexual o no en realidad. ¿Y la trama? Floja, el espectador queda a la espera que termine, se hace insoportable, es increíble que en un policial el espectador no participe del conflicto.
El guión estaba aceptable hasta el minuto 40 más o menos, pero allí sucumbe, la historia se desbanda por todos lados y el final me pareció forzado. Argumental mente tiene que´s (la idea detrás del cómo en pantalla) inverosímiles.
El espectador es traicionado en el film al no ser partícipe, el género tambien sufre la misma traición.
La película se pierde a lo largo de todo su metraje hasta llegar al final. Natalia Meta no parece tener claro el objetivo de su trabajo. Los actores me han gustado y si el guión se hubiera estructurado con mayor maestría podría dar como resultado, un proyecto ciertamente interesante.
La he calificado con un 7 por sus intenciones.
En verdad y salvo en su fotografía, es un film para descartar. Pobre en argumento, con actuaciones light e inteligencia austera. Lo fui a ver porque un conocido me dijo que le había gustado… me habré equivocado de película o a mi conocido le hace falta ir al oculista!!!
Malísima sin más. Un bodrio!!
Muerte en Buenos Aires está llena de sorpresas y secretos, por lo que la crítica debe moverse como en un campo minado para no revelar nada que disminuya esos efectos, aunque también es importante advertir que otra de las consignas previas sobre descubrir al autor de un asesinato es apenas un objetivo que da paso a otras denuncias más importantes, las que pueden ratificarse solamente si los desprevenidos no abandonan la sala hasta que se prendan las luces.
Ante todo hay que tener en cuenta que deliberadamente la película no se propone seguir las reglas del género al pie de la letra. Tironeada entre la intriga y la farsa, Muerte en Buenos Aires se construye como un policial políticamente incorrecto, desenfadado y bizarro, donde las insinuaciones de humor y oscuridad se alternan anárquicamente.
El film entretiene y muestra a su manera, la corrupción policial y judicial que deja -a su vez- entrever un entramado más grande, inquietante y complejo. La acción transcurre en 1989, entre los cortes de luz programados y la hiperinflación, que marcaron la bisagra entre la primavera alfonsinista y el menemismo. También incluye guiños a hechos privados posteriores que comprometieron a personajes públicos, aunque algunos casos semejantes ocurrieron bastante después.
El disparador del argumento es el asesinato de un aristócrata vinculado al ambiente gay del momento (mucho más en el clóset que el actual). Este crimen debe ser resuelto por el malpagado dúo que forman en principio el rudo inspector Chávez (el mexicano Demián Bichir) y su colaboradora, la sensual agente Dolores(Mónica Antonópolus) caracterizada como una literalmente peligrosa chica de cómic, bien armada y con muchas curvas. Pero a ellos se sumará un novato policía: El Ganso, interpretado por Chino Darín, que es el primero en llegar al lugar de los hechos. Aprovechando la apostura del inexperto aprendiz, lo convierten en carnada para encontrar un culpable en el submundo de la noche porteña. Porque el objetivo inicial será seguir al principal sospechoso, la pareja de la víctima, un refinado cantante (Carlos Casella) que realiza su show en una disco frecuentada por homosexuales y travestis. Un ambiente que se muestra más ameno que peligroso, donde suenan temas que son un homenaje a este ícono de la cultura pop argentina que fue Federico Moura, una voz de referencia para el colectivo LGBT local. Es aquí donde la formalidad de la película se explaya con una estética definida por sus contrastes de oscuridad y fucsias propios de las luces de neón ochentosas y el enigma a resolver se va diluyendo a medida que la historia vira hacia la sexualidad de los personajes y cierto tono de comedia.