Morente
Sinopsis de la película
Largometraje sobre Enrique Morente y la impresionante producción musical realizada sobre textos de Pablo Picasso y cantes flamencos más tradicionales. Este es el último trabajo en la vida de Enrique Morente, por lo que se ha constituido como su legado musical y de su pensamiento. A lo largo de la película el propio Enrique Morente habla sobre su vida, el flamenco, la familia, la genialidad de Picasso, su historia de amistad con el barbero Eugenio Arias. Interpreta canciones de palos tradicionales del flamenco, mezclados con fusiones y otras músicas. Canta por primera y última vez con toda su familia en los Baños árabes de Granada. Se incluye la última canción cantada en su vida, El ángel caído (de Antonio Vega), junto al pianista de jazz Federico Lechner. Se han grabado los conciertos en el castillo de Buitrago del Lozoya, pueblo del barbero de Picasso, y en el Liceo de Barcelona (el que para algunos expertos fue uno de los mejores conciertos de su vida).
Detalles de la película
- Titulo Original: Morente, el barbero de Picasso
- Año: 2011
- Duración: 92
Opciones de descarga disponibles
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Opinión de la crítica
5.9
80 valoraciones en total
Documental sin tesis: no cuenta nada, no busca nada y, sobre todo, no encuentra -ni por error- nada.
Una técnica y una estética lastimosas (de parvulitos) que pueden dar el pego para cortes de un minuto en programas intrascendentes de recomendar libros en La 2 o similares. Vamos, ejercicios amateurs audiovisuales y obvios que no engañan ni a la señora madre del perpetrador (Barrachina).
Documental a mayor gloria -vergüenza ajena in memoriam- del director, quien se incluye en una cantidad ingente de planos de recursos, siempre compartiendo plano con Morente (¡ey, mamá, mírame, estoy con un famoso, ey, soy yo, mamá!) y haciendo grandes aspavientos técnicos con los manos cual Von Stroheim devenido en parodia: entre lo absolutamente grotesco y lo completamente patético.
Incluye ideas tan geniales y tan poco impostadas como hacer que el dócil -y me temo que en demasía inconsciente de Morente- se ponga a hacer el imbécil delante de cuadros de Picasso y similares: el artificio y la obviedad más absolutas y vacías.
Este documental es la antítesis de la obra y del personaje artístico que es Morente, en todos los sentidos (creatividad, libertad, sorpresa y verdad). Y no deja de ser penosos que Morente se prestara y alternara con esta suerte de farsantes y chupópteros del gafapastismo (Barrachina, García Montero, etc.) del momento que la historia borrará del mapa en cero-coma.. ¿Complejos o simple desidia del cantaor? por el momento, y con documentales como este, no lo sabremos.
Puestos a este insulto a la inteligencia ya la sensibilidad, nos quedaríamos con el otro malísimo docu, frígido y carente de espíritu alguno, Enrique Morente sueña la Alhambra que, por lo menos, no ofende sino que sencillamente da igual: es una sucesión de vídeos de música que pretenden ser preciosistas y que resultan, esencialmente, frígidos.
LO MEJOR: los breves segundos de Morente sin impostar ni defenderse ante la cámara, en un ensayo, dirigiendo al batería.
LO PEOR: todo -en todos los niveles- lo demás, y que Morente se prestara a ello y que sus herederos -me temo- lo ratifiquen.
RECOMIENDO: a todos los interesados en la figura de Morente el documental grabado en vídeo por el veinteañero murciano Onésimo Hernández llamado Enrique Morente: buscando miradas (2004) que pude disfrutar cuando se estrenó ese mismo año, sin pena ni gloria, en el Festival del Cante de las Minas de la Unión. Le da cien patadas a estos documentales amparados por El País y otros grandes gafapastas de la nada nadea.
Desde el punto de vista técnico es bastante amateur, ya que utilizan cámaras de fotos (Canon 5D si no me equivoco) sin enfoque automático, lo que hace que el desenfoque sea constante y molesto. Estas cámaras están bien para hacer cortos y capturar imagenes de personas que están más o menos estáticas, pero en cuanto hay movimiento como suele ocurrir en un documental, el cámara tiene que estar enfocando continuamente a mano y se nota.
Por otro lado, salvo los momentos musicales, que por suerte son bastante abundantes, carece de contenido. Salen los hijos de Morente diciendo que su padre es muy buena persona. Morente sale y dice que sus hijos cantan mejor que él. En fin, que to er mundo es mu güeno. Y poco más.
En algún momento se ve a Morente en el camerino acompañado por una botella de Coñac (o algo similar). Es uno de los pocos momentos en que se atisba un momento auténtico.
Si a esto añadimos que muchas veces no se entiende lo que dicen ni lo que cantan, bien por el acento granadino o por llevar alguna copilla, el documental se hace bastante pesado. Unos subtítulos no habrían hecho mal
La historia del barbero de Picasso es intereante, pero está metida con calzador.
Morente tenía una voz maravillosa y los momentos musicales son lo único que destacaría de este documental, en especial la canción que interpreta con Federico Lechner o una canción que canta Estrella.