Mis apetitosos vecinos

5 comentarios en «Mis apetitosos vecinos»

1. … en el sentido de que no puedes considerar esta película como una obra de terror, si no mas bien de comedia, con lo cual no recomiendo este film a los entusiastas del cine de terror, ya que les supondría una enorme decepción. Aunque si quieren arriesgarse vale la pena si tienes la risa floja por todo.

2. Con el pretexto de una invasión zombie en un local de lo más sureño, se nos muestra la relación padre hija desde un punto de vista de lo más novedoso y vanguardista, bebiendo de fuentes como un papá genial y un padre en apuros jajaja, ahora en serio.
   
   La verdad es que la película nos presenta al grupo de mata zombies más palurdo de la historia, pero si tardan una hora en darse cuenta de que son zombies lo que los atacan, y no sueltan ni una lágrima aunque le maten a la madre en directo, aunque eso sí hay que decir que aunque el grupo protagonista sea patético y nulo, los zombies por conta, en momentos, son incluso capaces de usar armas como si de Stallone se tratara, aunque en otros sean casi tan estúpidos como el grupo protagonista, que no es poco. Y todo esto dado por que a dos pueblerinos al más puro estilo Cletus y Brandine, se les ocurre vengarse de la industra cárnica americana con consecuencias descontroladas. Si no te gustan los zombies, no te la recomiendo, y si te gustan como a mí, tampoco te la recomiendo, por que aquí no hay ni el típico cliché, si hasta el negro muere a la primera que puede, me niego a creerlo.

3. Joder, joder, joder. Qué frikada. Siempre me pasa igual. No sé cómo enfrentarme a esta clase de películas. Me debato entre tomármela a cachondeo o, simple y llanamente, no tomármela.
   
   Porque, vamos a ver: este sub-producto de serie B en clave de comedia es imposible que deje indiferente a nadie. Ésto provocará odios y pasiones (no sé por qué, pero me temo que gana lo primero) y puede que algún que otro intento de suicidio.
   
   Yo, personalmente, a veces disfruto de estos delirios majaderos. Ahí estamos: a veces. Y es que el visionado de The Mad me provocó una oleada de sensaciones, entre las que destaco vergüenza ajena e incredulidad. Pero es que este estúpido esperpento, cine idiota por vocación y cutre por naturaleza, no hay por dónde cogerlo. No tiene alma ni carisma ni nada que merezca el calificativo de serie B. Ni rindiéndome a su rimbombante tontería fui capaz de disfrutarla. Un par de salidas graciosas o algún destello de sano frikismo no son gran cosa ni cuentan mucho en una irritante película que aburre.
   
   Y es que, en ocasiones, tanta tontería se hace cuesta arriba. Porque hasta para hacer el ganso hay que tener talento. Es más… sobre todo para hacer el ganso. Y Kalangis y cía, de eso, andan escasos. Bastante escasos.

4. Cuando vi que al frente del reparto estaba Billy Zane, creí que por fin este hombre levantaría cabeza tras el cumulo de despropósitos que tiene por filmografía, (así a bote pronto, solo me viene a la cabeza el psicópata de Calma Total como buena película y correcta actuación), me dije que en una comedia de zombies, no sería tan penoso y aportaría su depauperada imagen, en plan reinventarse a sí mismo. Pues bien su participación en este bodrio, deja bien claro el concepto que tiene de sí mismo. Castañazo infumable, que pretendiendo ser tronchante, resulta infumable y patético. Eric Roberts, es Marlon Brando comparado con este desnortado.

5. Esta peli mola mucho. La ha hecho un gran director, el kalangis, que un día se indigestó zampándose mogollón de hamburguesas en la feria de su pueblo y casi se muere, pero toda experiencia chunga te aporta algo positivo en la vida (eso dicen), así que gracias a aquello al muchacho se le ocurrió hacer la peli ésta, que mola mucho (eso ya lo he dicho ¿no?)
   
   Al año siguiente volvió a participar en el concurso de zampa hamburguesas de la feria del pueblo… pero ya no sobrevivió. Una pena. Ya nunca volverá a hacer más pelis como ésta, que mola mucho (¿lo he dicho ya, ésto?)
   
   La familia Kalangis quedó destrozada y, en honor al muchacho, pusieron un pequeño altar en la entradita, sobre el chifonier, con las cenizas del malogrado cineasta metidas en un recipiente en forma de hamburguesa y detrás del invento, dentro de un marco de plata, el cartel de la peli, la única aportación de su hijo a la humanidad, ya que pese a estar a punto de morir en una ocasión y terminar diñando a la siguiente, nunca consiguió su máxima en la vida, que tan feliz hubiese hecho a sus familiares: ganar el concurso de zampa hamburguesas.
   
   Qué vida más perra, siempre se lleva a los mejores. Descanse en paz el kalangis… una pérdida irreparable para el séptimo arte.
   
   La familia Kalangis actualmente está forrada, ya que se les ocurrió cobrar entrada a los fans de su hijo, que tras el estreno de la peli se cuentan por millones, para visitar el pequeño altar de la entradita, sobre el chifonier. Esto nos lleva a la conclusión de que, efectivante, toda experiencia mala te aporta algo positivo en la vida. Y como toda máxima categórica que se precie, tiene su excepción: esta peli es una experiencia chunga que nada te va aportar si la ves. Pero, eso sí, mola mucho.