Mirando hacia atrás con ira
Sinopsis de la película
Jimmy Porter (Richard Burton) es un hombre culto que, a pesar de su educación universitaria, apenas puede conseguir un trabajo en una tienda de caramelos. Así, Jimmy considera su vida personal y profesional muy frustrante, y vive, además, lleno de amargura a causa de la sociedad que le rodea.
Detalles de la película
- Titulo Original: Look Back in Anger
- Año: 1959
- Duración: 99
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Opinión de la crítica
Película
7.1
58 valoraciones en total
El de 1958 fue un año importante para el cine británico, y en general para la cultura de tal país, pues supuso la eclosión de un movimiento -el de los angry young men – que iniciado pocos años antes desde el marco de la crítica y el teatro, supondría una importante transformación y renovación del cine, inaugurando la escuela del Free Cinema, del que este filme es magnífico ejemplo, y casi pistoletazo de salida (más allá de los antecedentes que se quieran ver en el Breve Encuentro de Lean, y en la coetánea Room at the Top , de Clayton).
Así, el mismo año en que se publicaba el manifiesto de Lindsay Anderson, en el que éste explicaba la postura rebelde, realista e innovadora que caracterizaría a los autores del Free Cinema, Tony Richardson, hombre proveniente del teatro, dirigía esta película, adaptando una obra emblemática del dramaturgo John Osborne, también ligado al movimiento de los jóvenes airados . La película encarna a la perfección las preocupaciones e intereses del movimiento, presentando una galería de personajes que parecen vivir a contrapelo, sintiéndose íntimamente incómodos consigo mismos y con el papel que la sociedad parece haber diseñado para ellos. Ello les genera una enorme frustración que provoca estallidos de ira, comentarios hirientes, pero también la necesidad de acompañarse en su desorientación. Ninguno de los personajes principales que nos propone la película encaja bien en el mundo, y es por eso que, más allá de las discusiones y desprecios que surgen entre ellos, se necesitan mutuamente.
El guión, adaptado por el propio Osborne y por Nigel Kneale, aporta una mirada penetrante sobre los personajes, que parecen magníficamente concebidos como arquetipos de esta actitud airada e incómoda, actitud que encuentra su perfecta encarnación en el personaje de Richard Burton (que está soberbio), pero también, aunque de forma menos ostentosa, en el resto de protagonistas, sobre todo en el caso de las dos mujeres, la sufriente Mary Ure y la potencialmente arrebatada Claire Bloom. Destacan además algunas frases excelentes, que retratan muy bien a los personajes, como cuando a propósito de Jimmy se afirma que parece haber nacido en la época equivocada , o la ocasión en que Alison compara las actitudes desengañadas de su padre y su esposo (Jimmy), afirmando ante el primero que su desengaño proviene de sentir que todo ha cambiado , mientras que el de su esposo procede de percibir que nada ha cambiado : dos polos opuestos que, de nuevo, no encajan en el mundo retratado en la película. Precisamente tal retrato responde también a los parámetros conceptuales del Free Cinema, especialmente crítico con la sociedad burguesa y el clasismo británico, como ponen de manifiesto en todo momento los comentarios de Jimmy hacia la acomodada familia de su esposa, la religión, etc. Hay pues un afán por realizar un cine realista y socialmente comprometido, siempre desde una postura crítica hacia la realidad circundante.
Formalmente el filme no alberga rupturas radicales como las que caracterizarían a otros autores, más proclives a la experimentación con el montaje (abruptos saltos temporales), la luz y el sonido (con frecuencia otros directores optan por una estética poco elaborada, casi amateur, y por el sonido directo). En realidad si hay que destacar algo, -aparte de la estupenda música de Jazz, debida a Chris Barber, trombonista que vemos al principio del filme, junto a Jimmy- es la excelente fotografía de Morris, tendente a oscurecer y contrastar, envolviendo en sombras a los personajes. Bien rodada, destaca la última secuencia, verdaderamente hermosa, en la que la iluminación y la puesta en escena contribuyen a incrementar el dramatismo que desprende esa pareja de jóvenes libremente airados.
La película está basada en la influyente obra estilo angry young men (Los jóvenes airados o jóvenes iracundos) de John Osborne. El 8 de marzo de 1956 se estrenó en Londres Look Back in Anger, de John Osborne, y con ella se dio nombre a un grupo de novelistas, dramaturgos y cineastas ingleses que a lo largo de la década de los cincuenta desarrollaron de manera audaz la decepción de los intelectuales del momento ante la situación social y moral en la posguerra. Defraudados por los valores caducos de la vieja Inglaterra, estos angry young men hicieron de sus obras un estandarte de protesta que expresaba la ira y la frustración de muchas personas tras los conflictos bélicos y la amargura de las clases bajas respecto al sistema sociopolítico imperante de su tiempo y la mediocridad e hipocresía de las clases media y alta.
El protagonista de esta obra de John Osborne Look Back in Anger, sirvió para bautizar a los jóvenes iracundos , esa generación de jóvenes británicos que no habían vivido una Segunda Guerra Mundial pero que tenían que sobrevivir a sus consecuencias. En la película el joven airado es un formidable Richard Burton que se revela contra la vida y contra su mujer,
sin embargo, lo que no queda claro, incluso al llegar al final, es el motivo de esta ira devastadora: los terribles y continuos ataques verbales de Burton, aunque dirigidos a su esposa Alison (Una maravillosa Mary Ure) y a su hermano Cliff (Gary Raymond), además de al Establishment , por supuesto, no parecen tener unas motivaciones bien definidas, lo que provoca la ira de Burton parece ser la enfermiza incapacidad de sentir, de conmoverse y, en suma, de sufrir. Burton se queja constantemente, carga con ira contra quienes les rodean, siempre a punto de saltar, siempre dispuesto a defender sus ideales, pero desde la inactividad, jamás le veremos, ni a él ni a otros de estos héroes juveniles de la Inglaterra postcolonial, tomar una posición activa y beligerante más allá de las palabras, estos héroes airados no quieren golpear a la sociedad, tan sólo pretenden mirarla, hacia atrás, con ira.
Un drama siniestro y realista, que no duda en llamar a las cosas por su nombre, una obra dura y cortante, áspera en su visión marcadamente naturalista de la realidad.
Aquellos artistas ingleses que siempre y contra todo defendían la Verdad -objetiva y completa- se sentían bastante incómodos con la hipocresía, la inhibición, el chovinismo y la falta de inteligencia que lucía, en su mayor parte, el cine que se venía haciendo en aquel país en la primera mitad del siglo XX. Lindsay Anderson, por ejemplo, se resentía de que los numerosísimos problemas que han ofuscado nuestro horizonte: las huelgas, los teddy-boys, los experimentos nucleares, las traiciones perpetuadas por los científicos, la creciente arrogancia de los burócratas y semejantes, o la presencia de tropas estadounidenses en nuestro territorio (1), hubiesen pasado inadvertidos para la gran mayoría de cineastas.
Cuando en 1956, en el London’s Royal Court Theatre, se estrenó con arrollador éxito la obra de John Osborne Look back in anger (Mirando hacia atrás con ira), bajo la dirección de Tony Richardson, la crítica conservadora se le vino encima con los epítetos menos afortunados y reaccionarios, mientras que, los jóvenes, aplaudían a rabiar aquel intento de mostrar la inconformidad y la desazón emocional que embargaba el alma de tantísimos adolescentes. Ya Inglaterra no era el país sin problemas que solían vendernos en las películas y ahora podíamos ver la pobreza, la soledad, la falta de oportunidades, la discriminación, la improcedencia de las autoridades… A Tony Richardson, como a John Osborne, Lindsay Anderson, Karel Reisz, John R. Schlesinger, Desmond Davis y otros tantos, les interesaba romper con la falsa conformidad de Todo bonito, todo bueno, pues bien sabían que cuando los problemas salen a la luz es cuando empiezan las soluciones. El resto es ¡tapen, tapen!, para que todo siga como ahora: El pobre en su tugurio y el rico en su castillo.
MIRANDO HACIA ATRÁS CON IRA es una historia de amor entre dos personas del pueblo: Él, Jimmy Porter, es un vendedor de confites en una plaza pública que los fines de semana juega a ser un trompetista de jazz en un modesto club nocturno. Ella, Alison, su esposa, es una ama de casa que ahora descubrirá que se encuentra en embarazo. Pero su relación no consigue solidificarse porque las carencias y las muchas cosas desagradables que, sobre todo él, percibe cada día, lo vuelven explosivo e intolerante. Y de pronto, una chica del pasado aparece de nuevo en su vida y esto va a complicar mucho más las cosas.
Con muy buenas actuaciones de Richard Burton, Claire Bloom y Mary Ure, Richardson nos brinda una película que no está hecha para divertirse, y sin restricción alguna, el suyo es un grito para despertarnos. Él no quiere que sigamos siendo pasivos ante una realidad que poco o nada nos ofrece cada día, no quiere que sigamos a punta de pan y circo para mantenernos conformes con la dura cotidianidad. Su filme, nos pone ante un espejo que para muchos será como estarse mirando directamente en él. ¿Y es esto vida? ¿Es todo lo que podemos lograr y es todo lo que merecemos? ¿No vamos a hacer nada para cambiar lo que podemos cambiar? Porque siempre que le preguntes a Dios qué está haciendo para solucionar los problemas de este mundo, Él te va a responder: Estoy haciendo a hombres capacitados como tú.
Parafraseando un comentario de Alison, hay quienes sufren porque todo ha cambiado, otros sufren porque nada ha cambiado, pero la mayoría sufre, en realidad, por no ser capaz de emprender los cambios que deberían darse en sus vidas.
Título para Latinoamérica: PASIÓN PROHIBIDA
¿Qué tendrá este Free Cinema Inglés que se atrevió a poner en solfa usos y costumbres, mojigatería e ira, de una Gran Bretaña gris, sucia, lluviosa, entre fabriles ciudades humeantes, proletarias hasta el infortunio neorrealista, y que, tras pergeñar definitivos retratos de conciudadanos europeos que gritan su rabia a los cuatro vientos, aún hoy se permite el lujo (¡y qué lujo!) de convencernos con sus razones y corrientes defensivas? A la inteligencia no la mueven las modas. El Free Cinema sigue fiel a sus ideas, a los conocimientos comprobables de nuestra existencia de cada día. John Osborne creó su sustento, Tony Richardson fomentó su sinceridad, y Richard Burton (¡espécimen perfecto de los angry young men !) nos demostró que el hombre fue y sigue siendo un lobo para el hombre. Burton es cínico y mordaz, utiliza su intelecto y su verborrea privilegiada para amar trifulcas con quienes necesitan de su calor y afecto. No se acepta a si mismo, le oprimen las estructuras de todo lo humano. La convivencia con él se hace imposible. Parece haber puesto en marcha su autodestrucción. Su mujercita (ante semejante egocéntrico, tan antisocial como malhablado) decide abandonarlo. Pero como el destino siempre reparte sus misteriosas cartas, aparece otro ser extraño, de acusada personalidad, más acorde con el espinoso joven desengañado . Sus punzadas de soledad y de morboso deseo la conminarán a aceptar las mascaradas de insatisfacción del airado Burton (que también pudo ser Finney, Harris, Courtenay, o Bates) ¡Los arquetipos son perfectos! Mary Ure, la mujercita maltratada, tiene cara de gatita de peluche, es mona, pero parece tonta (su papel es así), cumple con corrección, pero no nos cae bien. Fue una estrella fugaz en el firmamento inglés. Claire Bloom es una magnífica young angry woman . Sus airados actos (primero en defensa de la Ure, luego atraída por el desenfreno verborréico y animaloide del Burton) la someten a esa otra medida de loba hambrienta, que augura su oculto fuego libidinoso. Es una actriz maravillosa. Una auténtica zarza ardiente frente a los dialécticos desmanes mesiánicos que el Osborne, a través de Richardson, pone en boca del más espléndido y genial pupilo de esa generación de desheredados de la fortuna que compuso para nuestro deleite el gran Richard Burton. ¡El condimento es mucho más exquisito si se saborea en inglés!
Look Back in Anger (Mirando hacia atrás con ira, 1958) fue la primera película producida por la Woodfall film, una compañía que tendría un papel capital dentro de la nueva ola inglesa conocida como el Free Cinema. Fue fundada por tres hombres, Tony Richardson (quien dirigiría el primer filme), John Osborne (Dramaturgo que escribió la obra teatral que adapta la película) y Harry Saltzman (quien abandonaría la producción de películas de Free Cinema para acercarse a la más lucrativa saga de James Bond). La película adapta la obra de Jonh Osborne de título homónimo, que causó una profunda sensación en el público y crítica británica.
Y es que la película, que simbólicamente inicia el Free Cinema junto con Room at the Top (Un lugar en la Cumbre, 1959) de Jack Clayton, supone una ruptura con los valores preestablecidos de la cinematografía tradicional. El título de la obra es más que significativo. A diferencia de movimientos como la Nouvelle Vague francés, en el Free Cinema encontramos una voluntad transformadora de la sociedad, que en muchas ocasiones es vista desde una perspectiva de realismo social. En Mirando hacia atrás con Ira, la voluntad de transformación de una sociedad que está podrida desde sus cimientos resulta palpable desde el odio que emana nuestro protagonista principal.
En efecto, el filme gira indiscutiblemente sobre el protagonista que interpreta Richard Burton. Y especialmente, en torno al odio que profesa sobre absolutamente todo. Acostumbrados al buenrollismo general del cine del momento (que parece haberse trasladado a la contemporaneidad de manera indefinida) el personaje de Burton se hace eco en su propia idiosincrasia de una sociedad que estaba llegando hasta el límite. Como muchos otros personajes del Free Cinema, por ejemplo, el que interpreta Tom Courtenay en The Loneliness of the Long Distance Runner (La Soledad del Corredor de Fondo, 1962) del propio Richardson o Richard Harris de This Sporting Life (El Ingenuo Salvaje, 1963) de Lindsay Anderson, Burton representa el arquetipo de joven que empezaba a rebelarse contra la sociedad construida por los adultos. No es casual que a este movimiento del Free Cinema se le asocie la etiqueta de Angry Young men[1] (en castellano, jóvenes airados) por presentar personajes contestatarios y críticos con el mundo que les rodea.
Es cierto que Mirando hacia atrás con ira es la película más encorsetada de Tony Richardson. Seguramente porque la influencia de John Osborne en la creación de la película fue bastante importante. De hecho, el lenguaje cinematográfico que emplea el filme está en numerosas ocasiones relacionado con el mundo teatral, del cual obviamente provenía Osborne (recordemos que la obra se estrena primero en los tabloides británicos). En ocasiones, esto produce una cierta rigidez esquemática, aunque también es verdad que el talento de Richardson asoma ya en algunas secuencias clave del filme.
La película gira en torno al ecosistema familiar tan extraño que ha montado el personaje principal, que interpreta Richard Burton. No sólo vive con su mujer, que interpreta Mary Ure, sino también con un amigo suyo, llamado Cliff (interpretado por Gary Raimond, quien por otra parte no tiene inconveniente en piropear a la mujer de su amigo delante suyo) y posteriormente se añadirá una amiga de su mujer, interpretada por Claire Bloom. Lo cierto, es que si a un espectador en pleno 2015 ya le puede soprender un modus vivendi tan extravagante, podemos entender la reacción molesta de muchos espectadores pertencientes a generaciones más mayores. Este propio rechazo aparece literalmente en el filme, en dos secuencias que van cronológicamente unidas. Nuestro personaje y su pareja van al cine, en lo que parece un filme propagandístico colonial, donde los británicos se imponen ante lo que parece una tribu indígena. Ante los comentarios en voz alta que nuestro protagonista realiza en el cine, un espectador de edad avanzada le espeta que si no le gusta el país, lo mejor que puede hacer es marcharse. Justo al salir del cine, nuestros protagonistas se encuentran con la mirada inquistorial de gente mayor. Es un clara muestra de la ruptura generacional.
El filme pivota completamente en torno a los paroxísticos discursos que realiza el personaje de Burton. Su odio queda plasmado en los continuos diálogos desdeñosos que realiza sobre su mujer y su entorno. En realidad, Mirando hacia atrás con ira es una película ciertamente difícil de digerir. La lengua viperina de nuestro protagonista y el veneno que emana de esta se dispersan incluso por la puesta en escena de la película, que se encuentra influenciada por el discurso central del filme. Al igual que nuestro protagonista, Richardson recurre a elementos formales para delimitar la apatía de nuestro protagonista.
[1] En realidad, tanto a Richardson como a Osborne, la etiqueta no les entuiasmó: SIERZ, Aleks, John Osborne’s Look Back in Anger, Ed. Continuum Books, Londres 2008
https://neokunst.wordpress.com/2015/02/17/mirando-hacia-atras-con-ira-1958/