Mientras duermes
Sinopsis de la película
César es el portero de un edificio de apartamentos y no cambiaría este trabajo por ningún otro, ya que le permite conocer a fondo los movimientos, los hábitos más íntimos, los puntos débiles y los secretos de todos los inquilinos. Si quisiera podría incluso controlar sus vidas, influir en ellas como si fuera Dios, abrir sus heridas y hurgar en ellas. Y todo sin levantar ninguna sospecha. Porque César guarda un secreto muy peculiar: le gusta hacer daño, mover las piezas necesarias para producir dolor a su alrededor. Y la nueva vecina del 5ºB no deja de sonreír. Entra y sale cada día radiante y feliz, llena de luz. Así que pronto se convertirá en el nuevo objetivo del juego de César. Se trata de un reto personal, de una obsesión.
Detalles de la película
- Titulo Original: Mientras duermes (Sleep Tight)
- Año: 2011
- Duración: 107
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Opinión de la crítica
7
80 valoraciones en total
He de decir que salí anoche del cine sobrecogido y hasta nervioso. El personaje de Luis Tosar es un ser muy siniestro cuyo cometido es crear infelicidad en los demás para no sentir que él es el único infeliz. Creo que las críticas de los usuarios de filmaffinity, en esta película, coinciden bastante en sus argumentos, y no es necesario aportar mucho más.
Dicho esto, no me creo la película. Sigo en el spoiler.
El suspense es uno de los géneros que más me gustan, porque se puede innovar, y aquí se hace, pero se hace desde un punto doméstico, una historia que mañana podría ser noticia en cualquier periódico.
El protagonista, Cesar, inconmensurable Luis Tosar, que se está ganando a pulso ser uno de mis actores favoritos, necesita hacer la vida imposible a los demás, para que no sean felices, ya que él no puede serlo, y esto es lo único que lo calma. El actor crea un personaje absolutamente contenido, excepto cuando puede dar rienda suelta a su maldad, claro. Creo que es uno de los personajes mas malos que he visto en el cine hasta el día de hoy, y no porque no haya asesinos, dictadores, todo tipo de maleantes, sino porque este personaje es mezquino, un portero de un edificio que podrías encontrarte en cualquier edificio de viviendas en cualquier momento de tu vida.
Dicen algunos que la película es lenta. Para mi no lo es, quizás pausada, pero en todo momento están sucediendo cosas, no tiene un ritmo frenético, digno de cualquier producción prefabricada, sino que se va cociendo a fuego lento, pero que se disfruta mucho, porque nunca para de pasar cosas.
Es imposible explicar nada de la película sin destrozar todos los momentos grandes de la película, desde su primera aparición con la vecina, Clara, hasta el pequeño monologo con la vecina de los perros o su visita al hospital donde está su madre, y no nos olvidemos de la niña, vecina del edificio.
Como muchos habréis leído u oído, es una película que pese a tener un malo, muy malo, consigue que en momentos te pongas de su lado, y es que deseas que esta película no acabe tan pronto.
Sobre el final, más de lo mismo, no puedo contar nada, pero en mi opinión, es brutal.
Es una pena. Un argumento que tenía posibilidades, una buena fotografía, unos buenos actores (salvo la niña)… se han desaprovechado por varios fallos gruesos de guión y por no acabar de introducir la historia.
Dentro del cine de género hay dos categorías en las que a primera vista se podría encuadrar esta película: el cine de terror y el cine de suspense. El cine de terror tiene la finalidad de provocar miedo. Una de las causas de su éxito se debe posiblemente a que los excesos que refleja alejan la acción de la realidad diaria, contribuyendo así a exorcizar otros miedos más próximos y tangibles. El cine de suspense trata de mantener una tensión mediante una planificación de escenas en las que se va desentrañando progresivamente una realidad que a primera vista se presenta envuelta en misterio.
Creo que Mientras duermes no pretende sembrar el pánico en la sala, es más bien cine de suspense, aunque no desvela a lo largo de la proyección grandes secretos que estuvieran ocultos en un principio. Podríamos hablar, forzando la definición, de thriller psicológico, que es aquel subgénero de cine de suspense que contempla una lucha psicológica entre los protagonistas (víctima y verdugo —que pueden coincidir en la misma persona si ésta tiene una personalidad desdoblada— o perseguidor del delito y delincuente). Pero el subgénero en el que se incluiría con mayor precisión sería el de thriller psicopático, aquél que gira en torno al mundo de una personalidad tarada. Este tipo de cine conduce inevitablemente a una película de actor.
Luis Tosar interpreta sobresalientemente un papel, que le consolida en la elite de la interpretación mundial. Rara vez encontramos en el cine un personaje, como el interpretado por este gran actor, tan nocivo, vil, infame, perverso y cobarde, que además nos es exhaustivamente explicado, porque todo lo que pasa está narrado por él o visto desde su óptica. Su motivación para hacer las atrocidades no es la venganza, ni el dinero, ni tan siquiera el sexo, es la satisfacción de ensañarse con la inocencia, de acabar con la alegría del mundo, en las víctimas que tiene a su alcance. El calificativo que mejor se le ajusta es el de sabandija: reptil pequeño, pero de los más perjudiciales y molestos, ya que es sumiso en público y únicamente poderoso ante alguien vulnerable. Es un Gran Hermano de andar por casa, es decir un Pequeño Hermano : que vigila, controla, condiciona, altera y malogra la vida de quienes tienen la desgracia de colocarse en su punto de mira. Profanador del hogar, que es para todos el lugar por antonomasia de confianza, de previsibilidad, rutina, satisfacción y seguridad. Sentirse en casa es sentirse a gusto, es no tener sobresaltos, saber a qué atenerse, tener al alcance un mundo propio. Y es precisamente ahí donde este ser despreciable somete a sus bajezas a quien está completamente indefenso.
La película de Balagueró, en la que abundan sucesos inverosímiles, como alumbrar a partir de unos modestos huevos toda una plaga de cucarachas que, encima, no son fotófobas, se justifica por haber sabido crear un ambiente inquietante y, sobre todo, por habernos obsequiado con un villano antológico.
Nos encantan los malos, reconozcámoslo. Esos villanos de cine que no nos podemos quitar de la cabeza y que alguna vez hemos soñado interpretar aunque sea en el espejo de nuestro cuarto de baño. El Joker, Hannibal Lecter, Darth Vader, Freddy Kruger, Norman Bates, Harry Powell…Hay multitud de representantes del mal en diferentes épocas y situaciones. Solo que la mayoría tiene motivos para ser un anti-héroe ya sean el dinero, el poder, los traumas infantiles…César (Luis Tosar) no. Él es así, nació sin esa capacidad para sentir el bien como quien nace sordo, mudo o del Madrid. Tal vez el Joker comparta esa habilidad , el joder por joder, que la anarquía fluya en sus venas y que salpique a los demás cuando sean cortadas. Ya está bien del me pegaban de pequeño o soy así por culpa de la sociedad . Jaume Balagueró y Alberto Marini se atreven a estamparnos en la cara la sucia verdad, hay gente que nace así y no se arrepiente de ello, sólo conviven como pueden intentando ser felices…a su manera. No sirve de nada endulzar la realidad en una ficción cuando en los informativos nos narran cada día asesinatos, masacres, terrorismo, politiqueo rancio y demás situaciones calamitosas. Si el cuarto poder no suaviza la cruda verdad, el cine (que en este país no es ni el quinto ni el sexto ni el séptimo poder) no tiene obligación a ello, sin embargo sí que recibe una censura más dura y castradora recayendo en él una responsabilidad que no le toca.
El punto fuerte de la historia y la dirección por la que ha optado Balagueró es el punto de vista. Somos César. Vamos a donde él va. Vemos lo que él ve. Dañamos a quien él dañe. Siempre se ha dicho que lo mejor es tener diversos puntos de vista de una misma historia para que el espectador decida en su cabeza qué camino seguir o con quien se identifica. Aquí no. Acertadamente, Balagueró y Marini, instauran la dictadura en nuestra mente para inculcarnos que no hay nada más para nosotros que no sea ese hijo de Satanás. Estamos condenados a entendernos si queremos desfilar por el camino que director y guionista han construido para nosotros. Es un arma de doble filo pero apuesto a que pocos espectadores optarán por no seguirles. El rompedor final recompensa a los desprejuiciados y castiga a los bien pensados. No puedes lanzar un órdago durante 100 minutos para redimirte en los 7 restantes. Eso sería impropio de un personaje Houstoniano.
Sigo en spoiler sin ser spoiler