Mi segunda vez
Sinopsis de la película
Cuando Sandy (Catherine Zeta-Jones), una sexy madre de 40 años, descubre que su marido la engaña, su mundo aparentemente perfecto se viene abajo. Sin pensárselo dos veces, se traslada a Nueva York con sus dos hijos con ánimo de rehacer su vida. Allí, conoce a Aram (Justin Bartha), un encantador licenciado universitario de 24 años que trabaja en la cafetería bajo el apartamento que alquila Sandy. Cuando Sandy encuentra trabajo, le pide a Aram que haga de canguro de sus hijos…
Detalles de la película
- Titulo Original: The Rebound
- Año: 2009
- Duración: 97
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Opinión de la crítica
Película
5
75 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Adam Grupper
- Alice Playten
- Andrew Cherry
- Art Garfunkel
- Carmen M. Herlihy
- Carter Roy
- Catherine Zeta-Jones
- Dan Ziskie
- Elliot Villar
- Fatima Ptacek
- Hazel Anne Raymundo
- Heidi Blickenstaff
- Helen Coxe
- Jeremy Shamos
- Joanna Gleason
- John Ellison Conlee
- John Schneider
- Jon Norman Schneider
- Jordan Carlos
- Justin Bartha
- Kate Jennings Grant
- Kelly Gould
- Lawrence Stallings
- Lynn Whitfield
- Marc Alan Austen
- Marisa Redanty
- Megan Byrne
- Michael Chernus
- Mitchell Greenberg
- Peter Francis James
- Rachel Parker
- Rob Kerkovich
- Saadet Aksoy
- Saidah Arrika Ekulona
- Sam Robards
- Samantha Ivers
- Skai Jackson
- Stephanie Szostak
- Steve Park
- Thomas Middleditch
- Tom Riis Farrell
- Veanne Cox
- Zabryna Guevara
Comedia romántica sobre el amor entre un joven veinteañero y una divorciada cuarentona. La cinta ha llegado discretamente a la cartelera de ciertos países, pero no ha sido estrenada en su país de origen (Estados Unidos) donde su llegada a la cartelera se retrasa hasta 2010 sin que ninguna distribuidora tenga interés alguno por ella… y es que la película es mala, sinceramente.
Confieso que yo la vi por Zeta-Jones, una actriz fascinante cuando hace un gran papel. Su Velma Kelly de Chicago es uno de mis personajes favoritos de la historia del cine. Me sorprendió y gustó tanto en aquel musical de Rob Marshall donde hizo una de las mejores actuaciones del año, que desde entonces espero que me sorprenda con una actuación igual de buena… ya llevo 5 decepciones. Siempre he pensado que lo único que pasa es que es una actriz irregular que lo mismo es capaz de lo mejor ( Chicago ) que de lo peor ( La Terminal ), pero lo que pasa es que hay cierto perfil de personajes que borda y otros que destroza. Aquí queda confirmado que Zeta-Jones no es una actriz que sepa hacer papeles de mujer humana que despierte lástima en comedias románticas, NADIE se puede sentir identificado con Catherine Zeta-Jones. Encaja por el contrario en los papeles de mujer endiosada y sexy con un toque de maldad escondida, mujeres con furia contenida (o sin contener), papeles de villana carismática y por supuesto papeles en el cine musical. No ser tan versatil como Meryl Streep o no es un defecto tan grave, hay actrices que encajan más en unos papeles que en otros. Sandra Bullock y Julia Roberts son diosas de la comedia romántica, pero incapaces de hacer un musical o resultar creíbles en otro tipo de cintas. Pues a Zeta-Jones alguien le tenía que haber dicho a estas alturas que lo de la comedia romántica no es lo suyo ya que parece un extraterrestre en un mundo ajeno.
En Sin reservas ya se notaba en el personaje de Zeta-Jones cierta frialdad que aquí se repite, sin embargo en Sin reservas se disimulaba gracias a una ambientación kitsh y a un puñado de secundarios en estado de gracia que la hacían realmente llevadera. En The Rebound resulta más obvia la frialdad y distaciamiento de Zeta-Jones hacia el espectador e incluso un pelín de sobreactuación, le falta saber transmitir mejor la ñoñería y sentimentalismo, y le falta mucha sutileza en sus gestos y miradas que, por ejemplo, Sandra Bullock sí tiene.
Y si Zeta-Jones no es Sandra Bullock, Justin Bartha no es precisamente un as de la comedia romántica, se supone que su personaje tiene que poner el toque cómico al tener que ser un veinteañero perdedor pero majo y simpático que enamora a la fría de Zeta-Jones, pero Bartha no tiene el desparpajo suficiente como para producir carcajadas con solo hacer una mueca en su expresión (cosa que Ryan Reynolds sí sabe hacer), no genera la simpatía que busca. Para colmo la química entre ambos es nula… y eso es lo único que no puede permitirse una comedia romántica…
Por alguna razón, a la sociedad humana le encanta establecer modas y corrientes de cosas de lo más vulgares. Si hace no demasiado tiempo se cuestionaba la sexualidad de los mozuelos demasiado afectos al aseo personal, bastó un término – metrosexual – para regularizarlos como heteros más atildados que el resto de su género. Antes, una pareja formada por una mujer mucho mayor que su compañero, sufría de cierta estigmatización injusta, ella por asaltacunas y él por gigoló. Ha sido ponerse de moda la pareja Ashton Kutcher-Demi Moore y apresurarse a circular el fenómeno cougar . Antes de la cougar, un hombre sólo podía estar con una mujer mayor para esquilmarle la pasta, después del advenimiento cougar, una relación así pasa a ser automáticamente una comunión de almas de lo más desinteresada.
En cuanto se crea la terminología y se institucionaliza el fenómeno, Hollywood se siente con permiso para ponerse a aquello de renovar un poco los viciados aires de la comedia romántica. Mi segunda vez es una de las primeras del género (con permiso de la preciosa Harold and Maude ) en ofrecer una historia en la que el chico no encuentra a la chica, sino a una mujer hecha y derecha que le aporta serenidad y rumbo vital, mientras que él ofrece a cambio devoción, alegría y apasionado romance.
Los problemas que se derivan de la unión entre dos generaciones distintas son más o menos el corpus dramático mientras que la comedia, más bien escasa, se centra en los demónicos hijos de la protagonista y en el carácter alegre y pelín infantil del chico. En lo que se refiere al romance, falta calidez y verdadera química y sobran escenitas prefabricadas y mil veces vistas. La película se antoja un tanto larga y aburrida y no suscita verdadero interés por ningún personaje.
Lo mejor es la pareja protagonista, pero por separado: Zeta-Jones, muy guapa (pocas lucen lifting reciente con tanta naturalidad como ella) y Justin Bartha, tierno, aniñado y peluchil, el tipo de hombre que Hollywood presupone que debe encoñar a una cougar.
Como una posible apertura a otros estilos de comedia romántica más allá de guapi conoce a guapa (de la misma edad) y hacen lo de siempre para llegar a lo de siempre, no es muy allá…pero es un comienzo.
No está bien visto que una mujer salga con un hombre más joven que ella. Para variar, el rasero es distinto cuando la situación es a la inversa. Es mucho más normal que el hombre sea el mayor.
Por supuesto, ahí entran los típicos prejuicios sexistas: los que nos tachan de viejas cuando pasamos de los treinta y cinco, que si ya no estamos en plena edad fértil ya no servimos, que si se nos pasa el arroz ya nos tenemos que quedar para vestir santos, que un hombre joven sólo tiene que fijarse en las de su edad o más jóvenes porque si quiere ser padre no se debe juntar con una a la que se le vaya a pasar pronto el arroz o ya se le haya pasado, que una mujer a partir de cierto momento tiene que ir pensando en retirarse de la circulación porque las viejas tienen que quedarse en casita haciendo calceta… Parece mentira, pero tan metidos como estamos ya en el siglo veintiuno y no son pocos los que tienen todavía esos prejuicios. Yo también los tengo a veces. Si yo tuviera un hijo de veinticinco años que se enamorara de una mujer de cuarenta… ¿Qué sentiría? No lo sé, pero supongo que puedo entender que a una madre le choque, aunque sepa que es injusto juzgar a la ligera. Cuando las cosas te tocan de cerca es cuando realmente sabes si estás preparado para afrontarlas.
Espero que como madre yo pudiera comprender y dejar que mi hijo eligiera a quien le hiciese feliz, sin importar su edad. Porque… ¿quién sería yo para inmiscuirme? ¿Y si por juzgar mal le estuviera robando su felicidad?
Y es que tendemos a establecer unas barreras en ese código no escrito de lo que se puede traspasar y lo que no. Cada época y cultura erige las suyas.
Por eso si a una misma, ya no siendo una jovencita, le sale un maromo al que le saque más de diez años, no resulta fácil. Puede que porque una misma siente que no está haciendo lo correcto , como si estuviera pervirtiendo a un inocente niñito, siendo ese niñito mayor de edad, eso por descontado. O como si le estuviera robando su oportunidad de ser padre. Como si él no fuese capaz de decidir solito lo que quiere y una lo estuviera confundiendo porque el chaval está atravesando por esa etapa de morbo hacia las mayores. En fin, se trata de una actitud paternalista (encabezada por ese dedo acusador que te apunta si te sales del tiesto) destinada a proteger a los pobrecitos chavalines de la pérfida influencia de las viejas que van a la caza de cuerpos de veinte primaveras.
Y no digamos ya si ella lleva incorporado el marrón de hijos que haya tenido de parejas o matrimonios anteriores. Entonces se le hace una cruz más gorda que la del Valle de los Caídos.
Esta comedia romántica explora el tema superficialmente (tampoco se le puede pedir mucha profundidad siendo del género que es), con un sentido del humor simpaticón (muy divertida la química entre Aram y los niños) sin recurrir apenas a exageraciones ni escenas grotescas (salvo la fallida cita de Sandy con el tipo sobón), algunas dosis de fantasía (ja, me voy a creer que uno encuentra un buen trabajo en Nueva York así por las buenas en plena crisis) y un Justin Bartha por el que yo también me sentiría más que tentada de pasarme los prejuicios por los forros.
Insustancial. Sosa. Falta de gracia. Sosa.
¿Hace falta decir mucho más para describirla? SOSA.
Comprendo que la moda de salir con mozos más jóvenes que una esté en auge en Hollywood (tampoco se descubrió ayer, vamos) pero a pesar de que la película nos intenta colar la vida en rose de esta cuarentañera que se liga a un universitario (al que, viendo el argumento, no le queda otra salida a su vida sin gracia y sin sabor que enamorarse de ella, lo quiera o no) para superar los sinsabores de su divorcio, y lo intenta inclinándose hacia el díficil lado de la comedia, lo cierto es que no funciona en ningún momento.
Los secundarios son estereotipos exagerados (madre controladora, amigo salido, marido mumalo y mumachista …), los chistes no tienen gracia, las situaciones de encuentro miraquecasualidad de los protagonistas no se los cree ni el apuntador, y la pareja principal …bueno… Justin Bartha pone cara de bueno y cae bien, claro, que para eso está, y la señora de M.Douglas se halla fuera de tiesto intentando hacernos reir sin conseguir apenas arrancarnos una sonrisita (eso sí, está estupenda, claro, porque ella lo vale, pero bueno, también se cree que lo vale JiLou en el Plan B y es para matarla a cachitos …ay, jesús, qué racha llevamos).
No esperaba La costilla de Adán, pero me podía haber ahorrado bostezos y el coste de la entrada.
Le pongo un 3 y creo que la califico por lo alto.
Y termina la película, las luces se encienden y volteas alrededor de la sala. Es muy común que la gente de una opinión rápida y al tanteo sobre lo que acaban de apreciar sus retinas. Veo con una nula sorpresa aquellos comentarios que van de:
Me ha encantado, es muy bonita
Qué romántica, me ha gustado mucho
Que bello final, que grande la Jones, el chaval ese, y en sí, toda la película
Una de las mejores películas que he visto en mi vida
Y no, no voy en plan coña, es la cruda verdad. Excepto con mis amigos, que son de un criterio fiable. Ellos, ya saliendo de la sala me piden una opinión, con bastante seguridad les respondo:
Un humor penosísimo desde el inicio, me dormí al menos 20 minutos durante la primera hora, la segunda levanta un poco el vuelo. Una lástima los gags que pretenden darle ese toque de comicidad, y es que al final no me he creído nada de nada, la Jones, eso sí, madurona pero sigue encandilando a la gran mayoría
Vamos, con la historia de la que va The rebound no se puede esperar nada serio. Molesta sobremanera el modo en como el filme compra a la audiencia. A base de un optimismo y una felicidad que en la vida y sobretodo, en una situación así, no existe. No se puede dar. Ni aplicando o la regla a la excepción, joder. Y es que pintan hasta bellas las cosas malas, el engaño y la ruptura para ser precisos. Es ilógico. Una señora que le dobla la edad a un joven, con dos hijos, que acaba de percatarse que ha sido engañada todo su matrimonio, que le es fácil buscar una segunda vez, pues en el amor la edad es lo de menos… exije un mínimo de tragedia. En fín… el cuatro es por algunas escenas molonas (como la del Bartha viajando alrededor del mundo), y porque, su segunda mitad es bastante entretenida, ilógica pero eficaz.