Mi obra maestra
Sinopsis de la película
Arturo (Guillermo Francella) es un galerista encantador e inescrupuloso. Renzo (Luis Brandoni) es un pintor hosco y en decadencia. Si bien los une una vieja amistad, no coinciden en (casi) nada. El galerista intenta por todos los medios reflotar la carrera artística de su amigo, pero las cosas van de mal en peor. Hasta que una idea loca y extrema aparece como una posible solución.
Detalles de la película
- Titulo Original: Mi obra maestra
- Año: 2018
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
Película
6.4
100 valoraciones en total
Si no lo saben, sépanlo.
Todos los artistas (en un 99%), son vendedores de chorizos.
Solo les importa vender sus obras y ganar guita.
En eso están estos amigos, un galerista y un artista venido a menos.
El viejo pintor no para de mandarse macanas y su amigo decide ayudarlo.
Muy bien Brandoni como el artista rebelde de 80 años y muy bien Francella como el galerista amigo que te banca hasta el final aunque seas un boludo.
No es una película pochoclera, es para un público selecto y acotada, como muchas obras de arte.
El problema es que no es una obra maestra, como dice el título, es apenas un film con buenas intenciones,
Digamos sin revelar nada, que es muy obvio saber cuál es el truco de la película.
Al final tiene un giro medio inesperado, pero no alcanza.
También digamos que a veces los trailers atentan contra el misterio.
Pero aun así es una hermosa película sobre la amistad, la vejez.
Con el tiempo se apreciara mucho más este film.
Es un 7.
Interesante película argentina que relata la vida de dos amigos, uno de ellos pintor, hosco, malhumorad, pesimista, utópico y renegado, el otro un dueño de una galería del arte, que solo quiere vender las obras que expone al mayor precio posible. Esta amistad, con muchos altibajos, casi siempre por culpa del pintor, un Luis Brandoni entrañable sufre cambios debido a que las deudas comienzan a agobiarlo y sus obras no se venden como años atrás, mientras Guillermo Francella, intenta por todos los medios ayudar a su amigo a veces apelando a métodos no tan ortodoxos. En síntesis una película amena, con dos trabajos muy buenos de Brandoni y Francella que hacen un culto a la amistad y a como intentar sobreponerse a los distintos problemas que tenemos en la vida. Para ver.
Me ha parecido una gran película.
El humor socarrón de los hermanos Gastón: Luis como director y Andrés como guionista, contando esta vez con Mariano Cohn en la producción.
Crítica con el mundo de la venta de arte (pintura en este caso) y además con un gran sentido del humor que no descansa en todo el metraje.
El guionista, al ser comisario de arte, es gran conocedor de ese mundo y eso le ha servido para reflejarlo tan bien en el film.
En la rueda de prensa de la Seminci, el director dijo, que ese mundo de arte lo utilizó como geografía, ya que en realidad él ha hecho una película sobre la amistad. Podría haber elegido otro sector, ya que lo que él lanza al aire son preguntas transversales.
Luis Brandoni, también estuvo en Valladolid y comentó que es amigo Guillermo Francella y el director le dejo elegir al compañero de reparto. La verdad, es que hacen un dúo perfectamente compenetrado, regalándonos dos grandes interpretaciones.
El director opinó que el personaje que interpreta Raúl Arévalo, obedece a una crítica de ese exceso de cierto turismo solidario hacía Latinoamérica… esos chicos bien que llegan a darse su baño de pobreza por esos países para lavar sus culpas…
127/11(16/10/18) Irregular dramedia dirigida por el argentino Gastón Duprat y guionizada junto a su hermano Andrés Duprat. El director che por primera vez dirige en solitario un largometraje, sin la dupla con Mariano Cohn (aquí solo produce) que le había acompañado en los cuatro films anteriores (El artista, El hombre de al lado, Querida voy a comprar cigarrillos y vuelvo, y Ciudadano Ilustre), no sé si por la falta de su compañero o por desgaste en el tratamiento del tema del arte, pero la cinta parece hecha de descartes de ideas de sus cintas pretéritas, están las marcas pero no la mordacidad incisiva de su filmografía pasada. La obra de este realizador (junto a Cohn y con libretos todos de Andrés Duprat) versa sobre lo relativo del arte, sobre los intrincados procesos de creación artística, sobre la percepción del arte, sobre lo complejo de lo que es arte, sobre la fina línea que separa el éxito del fracaso artístico, sobre lo difuso entre el arte y su mercantilismo, ello abordado en esta ocasión con el McGuffin de la pintura (en la película anterior fue la literatura), y todo lo que se mueve alrededor. La película se queda a medio camino, sin hincar el diente, superficial, previsible, siendo su primer tramo lo más interesante, con esa relación tensa entre un marchante de arte y un misántropo pintor, en su segunda parte nos sumerge en una oda a la amistad, en este caso bastante plúmbea, y la tercera se me hace un pegote. Lo mejor es la química en esta mencionada primera parte entre los protagonistas Guillermo Francella y Luis Brandoni, este último todo un volcán expresivo.
Es un film que te engancha por esa extraña relación entre el corredor de arte y el asocial artista, jugando con lo voluble de lo que es arte y lo que es un timo, la diferencia entre una y otra se solapan, hablándonos de las falsas apariencias, de la corrupción artística, esto bien exhibido en su primer tercio, donde el cinismo, la ironía, la ambigüedad artística, donde la relación amor-odio entre los dos estamentos condenados a entenderse, el artista bohemio frente a su mal necesario para subsistir, con tiranteces y punzadas sustanciosas (aunque previsibles), notándose las huellas de los mantras del realizador, aunque muy acomodaticia y obvia su propuesta, El segundo bloque me queda meloso y liviano en su melancolía, muy visto lo del personaje agrio que tras una pérdida de memoria cambia de actitud. A ellos se añaden toques tramposos de mal pagador, El tercer bloque queda muy basto y falto de enjundia, alimentado de una situación muy ajada, para terminar en un epílogo que pretende que el espectador reflexione sobre la hipocresía que envuelve al arte, pero queda todo tan obvio y masticado que se me hace bola.
La cinta tiene un juego de espejos con el espectador prometiéndole un thriller sobre la base de la presentación en off del protagonista diciendo que es un asesino, entonces al espectador lo tiene intrigado sobre quien será el asesinado y cuales sus motivaciones, si estas podrán estar justificadas. En realidad es un McGuffin para atrapar a la atención de este sobre una base comercial de relato policiaco y en realidad nada tiene que ver con esto, en clara sintonía tal vez con lo engañoso que es el arte, que en realidad tú ves una cosa y luego los (culturetas) exégetas te dicen que es otra.
Film que sufre de arritmia, de un humor simplista, con subtramas metidas con calzador y que nada aportan, ejemplo es la de Lorenzo con su joven novia, puro relleno para estirar sin sentido el metraje, o con escenas que parecen apuntar ingenio punzante y se quedan en un esbozo, ejemplo cuando Lorenzo va a cenar y no paga poniendo como excusa lo etéreo de lo mucho que la sociedad le debe como, pero se queda en apunte, o lo basto y de trazo grueso que resulta el personaje encarnado por el madrileño Raúl Arévalo, un cliché perroflauta. Y es que la película se queda en un producto con el colmillo extirpado, quiere morder y solo aprieta un poquito, algo inocuo, falto de ambigüedad y complejidad. No hay giros que te emocionen o remuevan tu conciencia, se te da todo remasticado y subrayado
Guillermo Francella da un buen rendimiento como el marchante de arte Arturo Silva, da muy bien Brandoni, demuestran una gran compenetración, Luis Brandoni es para mí lo mejor del film, demuestra un vigor y energía vitalista extraordinaria, sobre todo en el primer tercio, donde su asoaciabilidad le confieren un aura maravillosa de tipo misógino, narcisista, egocéntrico, excelente su actuación, luego en su desarrollo se amansa y como el propio film decae bastante.
Entretenida y agradable película argentina, con una notable actuación de los dos actores protagonistas, y una dirección decente. La historia, aunque algo predecible, es entretenida, jugando con el humor negro y con ciertos toques de drama. Contiene una critica al mundo del arte en general y nos invita a reflexionar sobre la verdadera amistad, la moral y el desapego. Un film recomendado para todo público.