La vendedora de rosas
Sinopsis de la película
Cruda historia de los niños de la calle de Medellín. Algunos de los actores ocasionales del fime, chicos que vivían realmente en las calles de la ciudad colombiana, murieron antes del cambio de siglo debido a las condiciones y circunstancias de la vida de la gente que vive en la situación que se refleja en el filme. Para mayor estupor, la protagonista principal de la película -la niña de 12 años- fue detenida como autora de un presunto asesinato.
Detalles de la película
- Titulo Original: La vendedora de rosas
- Año: 1998
- Duración: 120
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Opinión de la crítica
Película
7.1
53 valoraciones en total
Película rodada sin apenas medios y con actores no profesionales, muchos de ellos delincuentes de Medellín. Ese quizas sea su punto fuerte y su punto debil. Fuerte, por la sencillez y realismo que tiene la película, retratando bastante fielmente la realidad, casi sin trampa ni cartón. Punto flaco, porque la calidad de la cinta es nula, la nula capacidad interpretativa, llega a aburrir, sobre todo por lo ininteligible y repetitivo de los diálogos y escenas de la película. Interesante pero mas para un documental que para una película. Si le pusieran una voz en off narrando hubiera ganado enteros. 5,2
Se les llama desechables a los niños de la calle en Medellín y esta excelente película es una adaptación del cuento del danes Andersen La vendedora de cerillos, llevada a la escena latinoamericana, ya que lo que cuenta el film puede ocurrir en cualquier urbe latina (Medellín en este caso, pero Buenos Aires no se queda detrás).
Refleja el modelo de exclusión marcado por el neoliberalismo en beneficio de las clases altas y en desmedro de las clases bajas, sobre todo de las que viven en villas y tienen que preocuparse por robar, prostituirse o tener que trabajar a una corta edad, edad en la cual deberían estar estudiando, realidad donde la única manera de desenchufarse de la realidad es por medio de la droga.
Grandes actuaciones de actores no profesionales y film rodado con poco presupuesto.
Porque no un 10, simplemente por el audio.
Y realmente triste lo ocurrido con su protagonista, ganó premios pero cuando ya no se hizo más promoción de la película volvió a la calle a vender rosas y a vivir la misma miseria de antes, y peor aún, ya que cumple una condena de 26 años de prisión
Historias comunes de las esquinas de avenidas importantes en México, Colombia o Argentina, tan crudas, tan reales y comunes, que han sido relegadas al olvido. Intenciones son buenas y se refleja en el número de menciones honoríficas que tiene, así como sus premios, pero el resultado es desastroso, para gente que no estamos familiarizados con el español colombiano y en específico de este sector de la población. Gracias a cuestiones de dicción por parte de los actores, es una película muy difícil de ver ya que no se entienden los diálogos. Tuve la oportunidad de verla en DVD existe la posibilidad de regresar y poner una atención de más cuidado.
En otros casos como el de 25 watts vista directamente en cine la apreciación fue nula, con la misma cuestión, no me quedó más que salir de la sala, al ver que ocurría nada y con una dicción pésima.
Señores directores de habla hispana, busquemos solución a esto, sus obras se ven desde Tijuana hasta la Patagonia, e incluso hasta el continente Europeo. Que sus DVD’s contengan subtítulos para una mejor apreciación del trabajo a presentar.
Impresionante película, ejemplo del realismo social que pulula en cualquier barrio marginado de cualquier gran ciudad, donde los protagonistas como vivientes condenados a una infernal vida, son niñas y jóvenes callejeros (en este caso concreto de las calles de la periferia de Medellín, en Colombia), esnifando pegamento y otros tipos de drogas, prostituyéndose y en definitiva viviendo la infancia y la juventud no como una etapa dulce y encantadora de la vida sino como una tragedia o hundimiento en el mismísimo infierno.
Según muestra una nota al final de esta película: «Hace 150 años, Hans C. Andersen escribió sobre estas mismas niñas un cuento titulado La vendedora de cerillas », de donde se deduce que en más de un siglo poco han cambiado las cosas en la superficie de la Tierra, sobre todo para los niños y niñas que pertenecientes a familias desestructurizadas o en cuyo seno no hay educación ni responsabilidad ni autoridad como se espera de los adultos, y cuyas consecuencias o efectos se traducen en infantes que se autogobiernan por sí mismos autoquemándose su futuro a pie de calles demoníacas, tomando por modelos y referencias existenciales los menos aconsejables o más deshumanizantes.
Esta película es una terrible muestra de la realidad, por ello resulta magistral, estremecedora y dramática. Nadie parece actuar, todos son tan reales como la vida misma que sufren y se conocen de sobra.
Tremenda y sobrecogedora filmación por la que Víctor Gaviria merecería uno y varios Oscar, Leones de oro, Espigas de plata o laureles de diamantes de la cinematografía mundial. Con un mensaje real y verdadero que hace llorar y clamar al cielo: la esperanza de una niña de doce años no es casarse con un muchacho lindo o vivir en una casa lujosa o viajar al extranjero, no, nada de esas aspiraciones normales, sino irse con su mamá muerta, que ésta venga y se la lleve con ella al cielo.
Fej Delvahe
Llevamos unos años, para mi gusto, demasiados, donde el cine social se va imponiendo como un Pepito Grillo que inunda la conciencia de Occidente, mostrándole las miserias y problemas de los más desfavorecidos.
Lo cuál no deja de ser redundante, simplificador y alarmantemente extraño. Pensemos ¿Ha alguien se le ocurre hacer una película para que paguemos impuestos? ¿O para que no tiremos el aceite por el water? Claro que no, hay cosas que no pueden ser cinematográficas, por una sencilla razón, son esencialmente educativas, forman parte de otra categoría de pensamiento y actuación. Que la denuncia se convierta cada vez más en un producto-género artístico buscando la movilización social demuestra hasta que grado de ignorancia y fracaso reside en nuestra sociedad.
Nos podemos cargar los sistemas educativos y poner a los chavales películas de por qué estudiar matemáticas o no cometer faltas de ortografía. Estamos prostituyendo la esencia de la denuncia. Como bien decía otro usuario, existe un género que es el documental, que siempre ha sido y será donde se deben de mover este tipo de historias.
Yo me pregunto que la gente que se conmueve o escandaliza con los sufrimientos de estas niñas al ver la película, donde vive el resto del día. ¿Son Michael Jackson y están en una búrbuja? Si alguien necesita ver una película para reaccionar y tomar conciencia de muchos de los problemas del mundo es que se perdió algo de pequeño en el cole y el telediario y los periódicos le resbala Lo ideal es hacer, ser activos, participar de una ONG por ejemplo, hacer algo por los demás y luego ir al cine a divertirte. Si tienes que esperar a ver La vendedora de rosas para reaccionar es que eres un inculto y un maldito cabrón. Así de claro.
Mi impresión es que estas películas son como los mítines políticos, quien va a escucharlos ya está convencido de lo que va a oír y aplaude. ¿Entonces para qué se hacen?
Una cosa más, resulta preocupante como el nivel del español bien hablado ha ido cayendo en las últimas décadas en Iberoamérica. Que una película colombiana tenga que tener subtítulos porque no se entiende ni el 95% de lo que dicen no es para sentirse orgulloso precisamente. Quizá la pobreza se empieza combatiendo por ahí.