Último deseo
Sinopsis de la película
Un grupo de hombres de negocios y militares prominentes disfrutan de un fin de semana en un burdel rural. Pero en el exterior, el apocalipsis nuclear borra la Europa que conocían. Lo único que queda son seres humanos cegados.
Detalles de la película
- Titulo Original: Último deseo (Planeta ciego)
- Año: 1976
- Duración: 94
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Opinión de la crítica
Película
5.1
37 valoraciones en total
No nos vayamos de la olla, el cine llamado acertadamente en algún lugar como fantaterror hispano y con León Klimovsky como uno de sus más conocidos directores, era un cine de usar y tirar, con muy pocas aspiraciones artísticas y que fundamentalmente se basaba en la producción barata de las llamadas películas de explotación. Último deseo sigue la línea de tosquedad que es general en la obra de su director, capaz de firmar un western el mismo año que trata con hombres lobos o ponerse en manos del guión de este inclasificable largometraje.
Lo que empieza como una reunión secreta de un grupo de gente de pasta, inquietante y sugestiva, con mucha información pendiente de averiguar, acaba siendo un atropellado correcalles postapocalíptico en el que no sabes si reír o llorar de las tonterías que ves en la pantalla. No sé si es un querer y no poder o directamente a Klimovsky lo que interesaba nada más empezar era acabar. Se suele hablar mucho de las prisas de este director y de sus resultados con su manera de trabajar. Hoy queda todo como una curiosidad, cine repleto de películas cuyos defectos son tan notorios que sólo hay que pensar que directamente a su director le daba igual el resultado. Lo que interesaba era el cartel de la película, ofrecer un falso destape (ni un pezón, con tanta puta) y la rentabilidad final.
Así que no nos vayamos de la olla, no es ni una crítica al franquismo ni una joya escondida a reivindicar, era cine de usar y tirar, con muchas virtudes, pero la idea más importante era acabarla rápido para enfangarse en otra más.
León Klimovsky, argentino de nacimiento pero adoptado en España nos ha obsequiado con títulos tan memorables que se le ha ha considerado como uno de los más influyentes señores feudales del cine fantástico hispano junto con Amando de Ossorio o Chicho Ibañez Serrador gracias a títulos como La Noche de Walpurgis (1971), Dr. Jekyll y el Hombre Lobo (1972), La Rebelión de las Muertas (1973) o La Orgía Nocturna de los Vampiros (1973), siempre contando con la presencia del recordado Jacinto Molina, más conocido artísticamente con el pseudónimo de Paul Naschy, se adentró en el tema del day after (es decir, el día después de un apocalipsis nuclear) pero no antes sin reunir a un grupo de personas emparentadas en los círculos de poder (diplomáticos, científicos, mercenarios…) en una mansión dispuestos pasarlo bien el fin de semana y aliviar tensiones entre bellas ninfas (entre ellas Nadiuska y Teresa Gimpera) en lo que debería ser un extraño ritual masónico, a lo Eyes Wide Shut en el subterráneo de una bodega que acabará siendo el refugio antinuclear cuando la una explosión exterior los pilla por sorpresa y cuya exposición con los ojos deja ciego a todo que lo vislumbra. Desde los criados a los habitantes de un pueblo de la zona que harán todo lo posible para que los nerviosos protagonistas no saqueen el lugar.
Sin rehuir del erotismo basándose en la insinuación, el film de Klimovsky mezcla terror y ciencia-ficción pero con menor fuerza que sus anteriores películas ya citadas. El Himno de la Alegría de Beethoven se convierte en el buque insignia e un mensaje esperanzador que se avista a lo lejos de un grupo de supervivientes encerrados y sometidos entre sí a toda clase de discusiones y prejuicios muy en la línea de La Noche de los Muertos Vivientes (Night of the Living Dead, 1968) de George A. Romero. Una cinta que ha envejecido mal quedando expuesta al centenar de imitaciones o recursos argumentales fáciles para éste tipo de situaciones planteadas. Solo que aquí no hay zombis, sino ciegos pero listos: de los que se toca pero no se mira.
Se reparten los naipes sosegadamente sobre el tapete del celuloide, con parsimonia, con el buen gusto que se asocia al protocolo, sin prisa y con una voluntad de encaje que el espectador trata de resolver.
Sólo se ofrecen insinuaciones, medias verdades, esbozos preparando el trazo firme.
Por eso, cuando se menciona al marqués de Sade parece que se va a entrar en materia.
Y así sucede pero la película entonces se torna irreal, efectista y algo ñoña a pesar del dramatismo que encierra el argumento.
Los protagonistas actúan de modo poco convincente, la figuración deja mucho que desear y el director no encuentra el pulso narrativo adecuado.
Aunque no se puede negar, a pesar de todo, que L. Klimovsky sabe crear cierta tensión y un notable grado de incertidumbre.
Último deseo es la película para la que se hizo el calificativo de inclasificable . Imagínense una mezcla de La noche de los muertos vivientes , Eyes wide shut , Soy leyenda y Planet terror . Todo eso en la España de 1976. Por supuesto, discutir si se trata de una buena o mala película carece de sentido. El argumento es completamente absurdo, el estilismo alucinante y las interpretaciones… Bueno, sobre las interpretaciones baste decir que quien está mejor (y creo que con diferencia) es Nadiuska. El cartel, por cierto, engaña bastante. Parece que fuéramos a asistir a una de las películas españolas de destape de la época. Y al principio de la peli, eso diríamos, aunque luego el elemento erótico sea bastante inferior a lo normal en las cintas de terror hispanas. Eso sí, al menos yo, me lo pase estupendamente.
Conclusiones
Una excepcional historia, un poderoso guion, unos actores a la altura, un gran director de género, pero…
bueno el pero que tiene es todo lo demás, de entrada tanto el titulo como el póster de la cinta llaman al engaño, pues parece una más de la época del destape con un título que no deja dudas, pero todo cambia, lo que es muy bueno, pero al tiempo que cambia, se desmorona con unos sin sentidos argumentales, eso sí parece coger como base de peso ciertos parámetros de aquella famosa cinta de muertos vivientes que había revolucionado el cine años antes y cierta novela que se convirtió en leyenda como su titulo prometía, pero solo la base de ambos clásicos no son suficientes para que la historia no se desvanezca junto al ataque nuclear,
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