Mi nombre es Harvey Milk
Sinopsis de la película
Harvey Milk, el primer político abiertamente homosexual elegido para ocupar un cargo público en Estados Unidos, fue asesinado un año después. A los cuarenta años, cansado de huir de sí mismo, Milk decide salir del armario e irse a vivir a California con Scott Smith. Una vez allí, abre un negocio que no tarda en convertirse en el punto de encuentro de los homosexuales del barrio. Milk se convierte en su portavoz y, para defender sus derechos, no duda en enfrentarse con empresarios, sindicatos y políticos. Su valentía anima a otros a seguir sus pasos. Sin embargo, en su vida privada, mantiene una relación sentimental destructiva con Jack Lira, un joven inestable que se aferra a él para sobrevivir.
Detalles de la película
- Titulo Original: Milk
- Año: 2008
- Duración: 128
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Opinión de la crítica
7
61 valoraciones en total
Y no, no es que Milk sea una película que salga de los temas habituales del biopic, ni mucho menos de aquellos centrados en figuras políticas. Lo que si consigue Van Sant es imprimir su forma de hacer cine a un relato que resulta interesante en todo momento, presentando una galería de personajes perfectamente dibujados e interpretados por un reparto que, salvo algún actor en concreto, se entrega con convicción para regalar momentos de gran poderío.
Milk es, ante todo, un film moralista, en el sentido de que nos muestra cómo quien quiere, puede. Y por más que haya caídas, o problemas, siempre hay que salir adelante creyendo en lo que tu mismo desees. No ceder nunca, no dejarte presionar, sino ser fuerte y tirar para adelante por más arriesgadas, absurdas o utópicas que parezcan tus ideas. Sean Penn levanta un personaje asombroso, que empieza desde lo más bajo hasta llegar a donde él quería, reivindicando los derechos del colectivo homosexual y, al mismo tiempo, progresando en su vida privada con tiento, pero no exento de problemas, sino superando adversidades que se le presentan.
Dirigida con un nervio asombroso, contando con un montaje fantástico y, como ya comentaba, un reparto especialmente grande. Sean Penn devora su personaje, regala una interpretación acojonante, siendo Harvey Milk y no ciñéndose a interpretarlo . Al contrario, parece que realmente es él. James Franco está inmenso, dando muestras de que bien manejado es capaz de descargar todo su potencial, que no es poco, y lo mismo ocurre con Emile Hirsh y, en menor medida, Josh Brolin. Este último, actorazo como la copa de un pino, no cuenta con suficientes minutos como para grabar a fuego su papel. Sin embargo, cuando sale en pantalla consigue que la cosa se engrandezca. El único bajón es el de Diego Luna, que no resulta convincente en ningún momento, pese a protagonizar una de las secuencias más impactantes de la película.
Milk es, pues, una obra de calidad estimable, un biopic pasado por el filtro de Van Sant, pero alejado de sus últimos trabajos (Elephant, Last Days), siendo una película más convencional en el sentido de que hay una buena cantidad de diálogos, si bien nunca se prescinde de los silencios cuando son necesarios. Es un filme político que, sin embargo, sirve como ejemplo humano, que no requiere grandes conocimientos de la materia para ser disfrutado. Sin duda, una de las mejores películas del año, con un papel memorable de uno de los grandes de Hollywood y que destapa a Franco como un actor que, bien guiado, podría acabar regalando papeles memorables.
A veces se me ocurre que la mejor forma de calificar una película es, al terminar la misma colocar un espejo delante de mi cara, y observar cual es la expresión que la gobierna.
En este caso fue la inexpresión.
Es que Milk es una película políticamente correcta, que no comete el pecado de aburrir, pero si el de no sorprender.
No utiliza el talento de Sean Penn, para mostrarnos un poco del mundo interior de Harvey Milk, se concentra únicamente en los hechos. Eso es la película, una serie de hechos: si no es una pelea con policías es una marcha, un debate, una elección, un asesinato, dos asesinatos, un suicidio. No se da un tiempo a la reflexión, no muestra las consecuencias que se desprenden de los hechos. No profundiza.
Y teniendo en cuenta que los hechos los sabemos de antemano, lo que nos queda para disfrutar son un par de buenas actuaciones (Sean Penn y Emile Hirsch), un buen montaje, y poco más.
La película es como un vaso de agua: sin sabor, ni olor ni color. No alegra, no entristece, no duele, no sana, no divierte, no aburre.
Saca la sed, y nada más.
Esta crítica no es nada más que una buena excusa para relataros 3 historias de lo más… esclarecedor, aviso.
1-RADIOGRAFÍAS ESCOLARES
Pues bien, cuando yo iba al cole (no hace tanto, por cierto) no sé por qué extraña razón todas mis profesoras pensaban que yo era lesbiana. Soy heterosexual, o al menos eso creo, sólo sé que de momento no me ha dado por sentir nada por ninguna mujer. El caso es que un día una de mis profesoras más jóvenes me pilló in-fraganti en el baño:
-¡Ey! Espera, no te vayas, quiero hablar contigo. (¿Quiero hablar contigo? Qué miedo)
-¿De qué?
-Te quería preguntar… Es que… Verás… (los rodeos, primeros indicios de que algo malo pasa)
¿Eres lesbiana?
-Jajajajaja. (Me reí en su cara, sí, lo siento, no pude evitarlo)
-Que no pasa nada si lo eres, ¿eh? (no, claro, por eso le preguntas a todos los demás si son heterosexuales, ¿no?) Es sólo por saberlo, por si puedo ayudarte. (A superar tu enfermedad, le faltó)
-¿Y por qué me preguntas eso?
-No sé… Impresiones. (¿Impresiones? ¡Hola! ¡Soy lesbiana! Mira, llevo el pelo corto, una señal inequívoca)
Total, que no le dije ni sí ni no, le dije que no sabía, que si yo le había preguntado a ella por su orientación sexual. Así que hasta que acabó el cole fui la lesbiana oficial.
(no hay ningún spoiler abajo)
Publicada en:
Cine X Cine (cineporcine.blogspot.com)
por Alec Roivas.
Gus Van Sant nos deja claro desde el principio del film quien es y que fue de Harvey Milk, todos quienes se informaron de alguna u otra forma quien fue H. Milk saben sobre su desenlace así que no es mayor sorpresa las escenas que su director presenta al inicio.
Milk es la historia del primer político abiertamente homosexual en obtener un cargo público en EE.UU., y con esta premisa Van Sant construye uno de los mejores biopics de los últimos años.
La dirección de Van Sant es genial, y unos de sus grandes aciertos es lograr combinar los hechos interpretados por el elenco agregandole toques con estilo documental (imagenes propias de los 70s), y lo mejor es que funciona y de muy buena forma.
Pero el punto fuerte de este film es Sean Penn, con una de las mejores actuaciones del año, su caracterización es sorprendente, los gestos y la forma de hablar que ha adoptado es muestra de una gran dedicación de parte del actor para construir un papel sumamente complicado.
Pero lo que más sorprende es que si hace unos 5 años alguien hubiera dicho que Sean Penn sería capaz de crear un personaje totalmente ameno, no lo hubiera creído, no es por que no lo considere un actor de calidad -creo que es de los mejores de su generación- sino porque comparando sus otros papeles o incluso sus apariciones públicas me parece increíble que lo lograra pero lo ha hecho y de gran manera.
El reparto en general esta excelente, empezando por Josh Brolin en el papel de Dan White -el asesino de Milk – su caracterización es espectacular al igual que su interpretación, una revelación James Franco en su primer papel bien interpretado (junto al dePinneapple Express), y una mención aparte a Emile Hirsch que desde Into the Wild parece mantenerse en un camino separado de sus anteriores películas mediocres, Luna esta correcto aunque es el que más flojea en todo el reparto principal.
El guión esta bien elaborado, al igual que sus aspectos tecnicos desde una original banda sonora a cargo de Danny Elfman asi como un excelente montaje y fotografía.
La fuerte crítica que realiza Gus Van Sant a la homofobia y a la doble moral norteamericana es excelente, presentando a los opositores de Milk, propulsores de la Propuesta 6 con material extraído de filmotecas, presentando a los verdaderos personajes sin necesidad de ser interpretados por actores.
(Continuo en spoiler por motivos de espacio, no cuento detalles)
Su montaje ágil y el hábil en el suministro los recursos que posee (imágenes de archivo, cortes más largos o cortos según lo que se quiera contar, etc…) hacen de Milk uno de los biopics mejor construidos de la última década, que logra enganchar al espectador con la grandilocuencia de una historia contada con alma, donde cualquier recoveco queda resuelto, y se palpa la implicación de los involucrados en el proyecto como servidor todavía no había visto en un film de estas características.
Con una introducción clarividente, que despeja dudas con rapidez sobre quien fue Harvey Milk, Van Sant empieza a desgranar su película y a sus personajes. No sólo hablamos de Milk aquí, sino que los roles de secundarios también están cuidados y bien perfilados, sin perder detalle de todo aquello que nos pueda dar más señas sobre como dió un paso más hacía un tipo de sociedad distinta ese hombre, o sobre cuales fueron las primeras decisiones que le llevaron a lograr algo de renombre en el local que regentó durante gran parte de su convivencia en el distrito de Castro.
Lo mejor de todo es que se logra que, por primera vez, contando una crónica donde la política se entremezcla con los intereses de este, en un principio, activista y, más tarde, político en favor de los derechos de la comunidad gay, no resulte cargante para todo aquel que no entienda por que derroteros puede transcurrir el tema y, además de ello, logre enganchar a una historia de valores, personajes y acciones que lograron hacer de todos esos esfuerzos un paso más para la aceptación de todos esos intereses para el colectivo homosexual.
Eso sí, cabe destacar, tras un trabajo compacto, unas actuaciones que desmembran sus roles con una pericia increíble, haciendo no sólo que resulten creíbles todos los papeles que se dan en Milk , sino además que lo que en otros biopics podrían resultar tópicos, aquí queden expuestos con seriedad y la suficiente mesura como para regalarnos a un Sean Penn realmente magnífico, mostrar a un James Franco pletórico, ver como Emile Hirsch compone otro protagónico de nivel, y conseguir que todo el trabajo antes logrado no quede emborronado por ninguna actuación fuera de lo común, como quizá el film de Van Sant, que no deja de estar dentro de lo común teniendo en cuenta sus posibilidades, pero también dentro de lo plausible y elogiable. Por retratarlo todo con ese espíritu, por lograr que hasta el menor de sus personajes desborde con su voluntad.