Medianoche (C)
Sinopsis de la película
Hugo, escritor novel, presenta su primera novela en una rueda de prensa. Allí conoce a una periodista en prácticas que se siente atraída por la historia de su libro. A raíz de este interés, ambos acaban manteniendo una conversación con una complicidad tan inesperada, que podría provocar un cambio en sus vidas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Medianoche (S)
- Año: 2016
- Duración: 19
Opciones de descarga disponibles
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Opinión de la crítica
Película
6.3
35 valoraciones en total
Que Toni Morejón es un tío con mucho talento ya me quedó claro con Vacuity, donde obligado por la falta de recursos hacía un verdadera ejercicio de alquimia, convirtiendo en oro lo poco que tenía.
Con Medianoche el reto es diferente. Con algo más de recursos y una historia no menos ambiciosa pero si menos cara, todo tenía que lucir más. Y vaya si lo hace.
Comenzando por la forma Medianoche es un regalazo para los sentidos. Decir que Medianoche luce como el mejor cine no es exagerar y dadas las circunstancias habla de una nueva exhibición de talento.
Todo lo que más me gusta de Medianoche tiene que ver con la dirección. Sin desmerecer el gran trabajo del resto de su equipo, Medianoche es un reflejo del cine que sé que ama Toni, es el producto de muchas horas de disfrute ante una pantalla. El reflejo de una forma de amar el cine que (creo) comparto con él.
Por tanto Medianoche es cine de autor, un corto personalísimo que vive sobretodo del talento de su director, condensado para mí en un plano final magistral.
En cuento al fondo, después de sus tres trabajos me reafirmo en la idea de que el Toni guionista resta al Toni director. Espero equivocarme y ver pronto una historia suya que me llegue como percibo que él pretende.
Quizás no sea más que un choque intergeneracional. Casi veinte años de vida me separan de Toni, suficiente para acumular una buena capa de cinismo que posiblemente haya que derribar golpeando un poco más fuerte.
En todo caso el corto tampoco es mi formato, y todo combinado hace que me dejen un poco frío los diálogos, las ideas que plantean los dos protagonistas (por cierto, muy bien interpretados).
Aunque posiblemente yo haya tenido conversaciones así hoy en día me parecen planteamientos (algo) intrascendentes y artificiales.
No obstante subyace en la historia una idea que sí me interesa y que estoy de acuerdo es inherente a la vida: la imprevisibilidad, las posibilidades infinitas, la fragilidad, la incertidumbre… en una época de la vida en que cada detalle, por nimio que parezca, puede marcar el resto de tus días.
Por tanto si bien es cierto que puedo percibir con cierta indiferencia a estos dos jovenzuelos intentando parecerse interesantes y profundos el uno al otro, qué gran verdad de la vida es el hecho de que todo, a veces, se decide en un segundo sin que nosotros lo sepamos, sin que tengamos la oportunidad de dirigirlo, sin la más mínima oportunidad siquiera de saber dónde están las riendas.
Enhorabuena Toni.
Las historias románticas sustentadas en el diálogo, en la interacción entre los dos protagonistas son y han sido habituales en el cine desde siempre. Desde Breve Encuentro pasando por Al final de la escapada por la trilogía de Linklater Antes del… y llegando a Weekend. Son historias que funcionan porque todos en el fondo hemos pasado por algo similar en nuestras vidas y nos evocan el tiempo que fue y lo que pudo ser. Medianoche sigue esa estela pero aportando un punto de originalidad en su guion que la hace singular.
Partiendo de esa premisa, que se desarrolla a lo largo de sus casi 20 minutos y que se va mostrando poco a poco a través de la intercalación de imagénes con los mismos protagonistas, Medianoche es una reflexión atemporal sobre nuestros anhelos y la insignificancia de la existencia en un mundo gobernado al fin y al cabo por el azar y la suerte. Su final es una metáfora inteligente que representa con acierto todo lo anterior.
Pese a ser un corto, se nota el oficio técnico de todo su equipo, en particular, una atmosférica fotografía y una dirección que sabe a donde va, que se luce a la hora de sacar todo el jugo a la historia y que no se ve opacada pese al exceso de diálogo en ocasiones (quizás sea más apropiado decir exceso de frases algo artificiales que no pegan en boca de dos jóvenes, por mucho que uno sea escritor y la otra periodista en ciernes). Esa artificialidad se ve compensada sin embargo por la chispa entre ambos actores y, como decía, por el genio del director que sabe como sacarle partido a la interacción de las imágenes sin diálogos y a la potente y muy cinematográfica escena final.
Como con el corto, del que uno se queda con ganas de más, lo importante ahora es ver como se consolida tanto talento aquí junto en un proyecto de más envergadura.
Este segundo corto de Toni Morejón es una propuesta fallida, pero interesante en múltiples aspectos. En general, me parece que la química entre Adrián Expósito y Sandra Martín no termina de funcionar en sus escenas de diálogos, que es el foco principal de la película. Esta es la primera piedra que alimenta el calificativo de fallida . No sé si es un problema de dirección de actores o actrices o simplemente el guion es demasiado ambicioso. Al fin y al cabo, aguantar quince minutos de diálogo, con naturalidad, química y veracidad es una apuesta complicada. En segundo lugar, el libreto tiene trazos interesantes, que combina con diálogos de cierto acartonamiento intelectual, que sin duda dificulta la actuación de ambos protagonistas. Es un intercambio verbal que queda huérfano de pausas, que hubiera conferido de mayor veracidad y naturalidad la interacción. Por tanto, la película carece de oxígeno suficiente en los diálogos. Este aspecto supone la segunda piedra en el camino que justifica la aseveración inicial de fallida .
Pasemos a la parte que justifica el calificativo de interesante , dejando atrás el diálogo como foco, es altamente valioso el montaje en el que se desarrollan las dos historias paralelas. La primera dialogada, ya mentada anteriormente, que se ve salpicada por otras imágenes ajenas que crean una ilusión paralela. Son instancias en las que Adrián Expósito y Sandra Martín recrean una historia de amor posible o futura, que puede considerarse conatos de escenas que pretenden plasmar la relación amorosoafectiva que transcurre en el libro del personaje de Adrián, pero que también pueden suponer unos flashforward de ese final abierto que conoliza el corto de Toni Morejón y que comparte con la conclusión de la novela del personaje de Adrián Expósito. Parece una simbiosis intencionada. Por cierto, estas escenas sí están rociadas de mucha química y naturalidad por parte de los dos protagonistas, lo que evidencia la importancia de una mayor presencia de silencios y lenguaje no verbal en las partes que conforman el diálogo.
Ese final abierto y ese montaje tan prometedor hacen que el visionado de este corto merece la pena. Toni Morejón exhibe talento tras la cámara. Esperemos que la próxima vez lo haga con una película o corto más redondo.
No ha de ser nada fácil sacar adelante una idea como la de Medianoche: un corto de apenas 20 minutos sobre un encuentro casual chico-conoce-a-chica (y viceversa), con una conversación llena de divagaciones sobre el amor y el azar, e intentando que todo resulte verosímil y que la química fluya entre los personajes. Una empresa muy ambiciosa y arriesgada. El hecho de asumir semejante reto ya dice mucho en favor de un joven director como Toni Morejón.
El resultado es desigual, pero interesante. Hay frases del guión que me chirrían a pesar del competente trabajo de los actores. Por ejemplo, a mí no me suena creíble que un escritor desvele públicamente una idea aún no desarrollada, a la que está dando vueltas para una futura novela. Y, sobre todo, la película adolece de un exceso de diálogo, incluyendo de manera a veces apresurada frases inusualmente profundas para dos jóvenes que acaban de conocerse. El conjunto apabulla. Los escasísimos silencios se agradecen en un relato que, por su temática y contexto, debería haber sido menos explícito.
Y es que, en mi opinión, cuanto más entra Morejón en el terreno de la insinuación, más brillante es su propuesta. Es ahí donde radican las virtudes de Medianoche. El intercalado de imágenes a lo largo del metraje es un imaginativo recurso que sirve a la vez para romper la linealidad de la trama, hacer un ejercicio de abstracción para convertir a los personajes en conceptos, y enfatizar el mensaje de banalidad y debilidad del ser humano. Un cúmulo de ideas mediante una simple confrontación de planos.
Y lo mejor, de todos modos, está al final. La última escena sirve para cerrar la historia de manera redonda, y plasmar (o insinuar, o evitar…) un desenlace que podía parecer obvio. Todo un detalle de sutileza y elegancia.
Hay que desearle a Morejón suerte para el futuro. Y seguir con atención sus próximos proyectos…
El cortometraje es una historia muchas veces vista. Un par de personajes que hablan en contraplanos y se enamoran. De aquí nada nuevo bajo el sol. Pero está rodada con sobriedad y con mucho talento. Los dos protagonistas consiguen hacer que te metas en la historia. La de un escritor que se encuentra con una periodista. Esto se va mezclando lo que hablan con las imágenes donde uno no sabe si ellos están enamorados o luego viven una historia de amor. Aunque el final lo deja claro (o no)…. Una historia preciosa de amor bien rodada y bien interpretada… Te quedas con las ganas de saber mas.