Maxs Bar
Sinopsis de la película
Rory (Savage) regenta el Max, un bar de Oakland. Uno de sus mejores amigos es Jerry, el camarero del local, que pudo haber llegado a ser un gran jugador de baloncesto, pero se lo impidió una lesión de tobillo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Inside Moves
- Año: 1980
- Duración: 180
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Opinión de la crítica
Película
6.2
100 valoraciones en total
Es una de esas rarezas que ves por casualidad, me encantaba John Savage por El cazador Hair y El campo de cebollas y viendo Maxs Bar descubrí a David Moses. Esta película creo que a todo el mundo le puede decir algo ya que en algún momento hemos querido desaparecer y nos hemos sentido pisoteados. Era una historia cruda de los 80 que a lo mejor por desgracia no es entendida ahora, pero para mi es un clásico.
Tras ser apartado de Superman II , Richard Donner necesitaba creer de nuevo en el cine y en la libertad creativa, lejos de las garras de productores metomentodo, así que decidió llevar a la pantalla una novela cuyos derechos había adquirido para hacer una película pequeña, urbana, centrada en los sentimientos, la amistad, la traición, la asunción del fracaso y las segundas oportunidades, más propia de las salas de artes y ensayo y lejos de los blockbusters.
Tras un inicio demoledor- un intento de suicidio de lo más realista visto en la pantalla – acompañaremos a Rory en su intento de volver a incorporarse a la sociedad tras su fallido intento de abandonarla. Como si fuese un recién nacido, sale del hospital, con problemas de movilidad, e intenta buscar su sitio, solo y sin perspectivas. Vagando por las calles entra en un bar- el Maxs Bar- donde un camarero tullido – un debutante David Morse- le acoge afablemente y goza de una peculiar clientela, unos ancianos con diversas minusvalías – un ciego, otro sin manos – pero un insuperable amor a la vida. Hay que destacar que este filme fue el retorno al cine del oscarizado Harold Russell, el soldado sin manos y actor amateur que coprotagonizó en los 40 Los mejores años de nuestra vida (1946, W. Wyler).
Asistiremos a la resurrección social y personal de Rory, apoyado en estos amigos y en el universo social que supone este bar. Verá naufragar a personas y descubrirá la amistad desinteresada, el afán de superación pero también la traición, el rechazo frente a una minusvalía y como éstas, a veces, no son físicas, sino propias del carácter de las personas, siendo las más difíciles de superar si no sabes que las sufres. A este respecto, los diálogos del climax del enfrentamiento verbal entre Rory y otro protagonista- no diré cual- son soberbios y la secuencia está magníficamente rodada, cediendo el protagonismo a los actores.
John Savage tiene un papel difícil, por cuanto tiene que mostrar un cierto desequlibrio emocional, que está superando, y las secuelas físicas, que le hacen moverse de una manera torpe y extraña, David Morse brilla por la intensidad de su actuación y la Scarwid aparece poco y con pocos diálogos, por lo que sorprende su nominación al óscar como secundaria. Y el film, de regalo, tiene un temazo de Frank Sinatra.
Buen filme. Nadie lo conoce pero si lo ves no lo olvidarás. Donner se salió con la suya y nos ofreció una maravillosa historia excelentemente rodada, en la que los superhéroes son la modesta gente de la calle.
Siempre me he convencido de que el realizador de películas tan taquilleras como Los Goonies (1986) o las cuatro buddy movies de Arma Letal hizo dos versiones muy próximas en fecha sobre el superhéroe. Primeramente tenemos al hombre originario del Planeta Krypton que una vez criado y educado en la Tierra es capaz de arrojarse desde lo alto de un edificio y de allí a surcar los cielos siempre en busca de la salvación del Mundo.
El otro superhéroe no tiene doble personalidad pero si un cambio radical de esta al conocer la línea que hay entre la Vida y la Muerte. Una depresión le motiva a arrojarse, que no volar, de un edificio de oficinas y estrellarse contra un coche que lo llevará casi a la muerte. Y es que la vida no le ha sido generosa a Roary (John Savage) para tomar tal decisión.
Una vez recuperado de su intento de suicido, encontrará una nueva forma de ver las cosas ayudando a los demás, empezando por la clientela del Bar de Max, dónde trabaja Jerry Maxwell (David Morse), un frustrado jugador de baloncesto que arrastra una lesión. Otros personajes se cruzarán en la rutinaria vida de un local que y Jerry comprarán, cuando su propietario Max (Jack O´Leary) , cargado de deudas y aquejado por un infarto, no podrá hacer frente al negocio.
Richard Donner dirigió un drama de superación con apuntes sociales cargado de realismo con nota amable añadida. Por tratarse de una de sus películas más desconocidas e inflexibles (en una etapa profesional donde su carrera empezaba a apuntar en los éxitos de taquilla anteriormente citados), es, tal vez, la más seria y destacable (por mucho que un ciego que hace trampas al póker ayude a cruzar la calle rebosante de transito a un inválido en silla de ruedas). Destacan las interpretaciones de John Savage (recién salido de su traumatizado personaje de Steve en El Cazador (The Deer Hunter, 1978) de Michael Cimino, un desconocido David Morse antes de darse a conocer en la serie televisiva St. Elsewhere. Y las intervenciones femeninas de Diana Scarwid, como bellísima ángel de la guarda de los dos sufridos anti-héroes y Amy Wright en su papel de yonqui, prostituta y novia de Jerry). En resumen: un elenco de personajes mundanos como extraídos de la literatura de Raymond Carver y Charles Bukowski.
Un bar en Estados Unidos es el leit – motiv, el medio a traves del cual se desarrolla la trama de este film.
Film medianamente coral ( no hay un exceso de personajes ), en el cual interaccionan una serie de personas, que son básicamente perdedores, gente anónima, sin gran lustre, pero con ilusiones, anhelos, y ante todo muchas ganas de vivir.
La trama se desarrolla de una manera sencilla, eficaz, así la muestran tanto el guión, como la sobria dirección de Donner, que sin florituras estilísticas, ni grandes giros argumentales, hacen de dicha película un modesto fresco sobre la vida de una serie de personajes que pasan desapercibidos, pero que merecen tener su consideración.
Las interpretaciones, naturales y sencillas nos acercan más a estos seres humanos.
No es Fat city de John Huston ó Tallo de hierro de Hector Babenco ó por ejemplo, Chevrolet de Javier Maqua, pero tiene su encanto, es sencilla, ciertamente conmovedora y hasta un punto entrañable.
Sin más, un saludo, efelson.
Y sigo descubriendo pequeñas joyas desconocidas curioseando en la filmografía de Richard Donner, director que siempre me suele gustar, padre de una de las sagas de acción y buddie movies más conocidas de los 90 como es Arma letal y que nunca me ha defraudado.
Aquí Donner nos trae la historia de un bar, el de Max, lleno de seres encantadores que no lo han tenido fácil en la vida y que han encontrado en él a una familia que nada tiene que ver con la sanguínea.
No entiendo por qué la mayoría de la gente habla de sus personajes como perdedores. ¿Es una persona discapacitada físicamente una perdedora en la vida? ¿Es una persona más triunfadora un rico que se encuentra más solo que la una o una persona que no tiene donde caerse muerto pero tiene amistad y buen interior, un interior limpio y sano? No creo que la riqueza económica en la vida te asegure ser un triunfador, sinceramente.
Los protagonistas aquí están que se salen, directamente. Por un lado, un maravilloso y guapísimo John Savage que está que se sale y que nos regala un personaje lleno de ternura, un solitario que encuentra una nueva forma de ver y disfrutar de la vida en este bar sin pensarlo. Por su parte, un atractivo David Morse se estrena en el cine con esta película y con un personaje que también brilla con él, un amante del baloncesto con una grave lesión en su pierna que no le deja dedicarse a lo que él realmente ama.
Si hay algo que me parece exagerado a la hora de alabarla es la nominación al Oscar a mejor actriz para la guapa Diana Scarwid, la cual no está mal pero tampoco creo que sea su actuación como para darle tal nominación. La otra chica de la película, Amy Wright, también se mete de lleno en la piel de una prostituta drogadicta que le trae algún que otro quebradero de cabeza al personaje de David Morse.
Buena música de John Barry y colaboración en el guion del también director de cine responsable de películas como Rain Man , Barry Levinson.
Un saludo,
Tess