Mater amatísima
Sinopsis de la película
Clara da a luz a un niño autista. A medida que crece, Juan requiere tanta atención que la relación con su madre se hace patológica. La identificación de Clara con su hijo es tal que se va aislando del mundo exterior para dedicarse solamente a él.
Detalles de la película
- Titulo Original: Mater amatísima
- Año: 1980
- Duración: 110
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Opinión de la crítica
Película
5.9
71 valoraciones en total
Relegada ya para siempre, de modo irremediable, a la categoría de obra de culto (vaya usted a saber qué significa eso), esta película es sencillamente magistral, valiente, desgarradora…
Injustamente olvidada, se trata de una de las mejores películas españolas de su época.
Una joven, pero muy eficaz, Victoria Abril demostraba aquí que, entre los actores y actrices, son muchos los llamados y pocos los elegidos que merecen mención cuando se escribe sobre una película.
En suma, mucho talento en vena en un historia conmovedora, y a ratos desoladora, que nos habla, ante todo y sobre todo, de amor. Amor absoluto, amor sin límites, amor incondicional, amor sin fisuras, el amor de una madre por su hijo. El amor máximo.
¿Alguien conoce un amor más abnegado, más profundo, puro y noble? ¿Hay algo superior al instinto protector materno? Estas reflexiones son las que plantea esta extraña película con argumento de Bigas Luna que influyó decisivamente en el polifacético director José A. Salgot, y que, con el paso del tiempo se ha convertido en film de culto, desde mi punto de vista, a ratos emocionante y a ratos desolador, sobre las relaciones entre una madre y un hijo autista. Un film que parece un ritual litúrgico, la obsesión personal de una letanía, pues Amatísima incluye fonéticamente amor y muerte, mientras que Amantísima es solo amor. El cineasta aboga por una terapia humanista en contraposición a una terapia clínica. La pasión de una madre que ante la desesperación se desconecta progresivamente de todo lo que le rodea, dependiendo del tabaco, las drogas y hasta se insinúa la medicación de su propio hijo.
Una película arriesgada y vanguardista en el terreno cinematográfico, intimista y claustrofóbica, plagada de detalles simbólicos: los efectos de sonido, la acertada música de Vangelis, las aspas devoradoras del ventilador, el barco encallado, las botellas vacías de agua mineral, las montañas de kleenex esparcidos por la estancia, las tijeras abiertas, la suciedad por abandono. Todos esos objetos forman parte de la crónica de una soledad y un vacío. La cámara siempre muy cerca del rostro de los protagonistas, algunas imágenes son escabrosas y explícitas, crudas y desnudas como el calvario de su protagonista. Los fragmentos seleccionados de películas que se ven a través del televisor : Mogambo, Frankenstein y Pinocho, forman parte y actúan como detonantes en el desarrollo de la trama.
Es la madre como centro de devoción amorosa, que produce una relación de dependencia con su hijo Juan y una fascinación mutua indisoluble. Para el personaje de Clara (una insuperable Victoria Abril), una ingeniera programadora informática que es apartada temporalmente de su trabajo debido a sus problemas personales, al parecer el cineasta pensó en Marisol desde el principio pero ella se negó. El tratamiento de la ciudad de Barcelona y el entorno es frío, la relaciones de esa madre soltera e hijo en cambio no. El niño Julito de la Cruz era un auténtico autista, de ahí su naturalidad. Un film con reminiscencias de La luna de Bertolucci y Un soplo al corazón de Louis Malle. Aunque en estos dos films, el componente sexual está mucho más presente. Continúa en spoiler.
Buena película, si bien hay problemas técnicos en el color y, ocasionalmente, en el sonido. Pero lo que cuenta es dolorosamente cierto. Sabe moverse entre la lágrima fácil y la mirada del médico inmune al dolor. Porque sabe contar la angustia y padecimiento de quien cuida a un enfermo, de la forma como va decayendo a medida que pasan los años, y eso que el tipo de padecimiento del chico no tiende a agravarse con los años, como suele ocurrir con enfermedades crónicas intratables.
El final, muy ajustado a lo que suele pasar por la mente de una madre desprovista de prejuicios sociales o religiosos, solo movida por el amor y la compasión.
A partir de un argumento de Bigas Luna, logró Salgot un notable film, un drama edípico/freudiano sobre una madre que tras descubrir que su hijo es autista, renuncia a intenarlo, encerrándose paulatinamente en el mundo enrarecido y tan particular de éste. Película morbosa pero controlada, destaca por su ambigüedad a la hora de mostrar la relación madre/hijo dónde se produce una reducción del entorno emocional y social de la madre, así como un desequilibrio psicológico en ésta cerrado en un final que produce rara emoción y compasividad, dónde parecen fusionarse los dos seres en un pegajoso y podría hablarse de escandaloso cierre, que por otra parte y en otra lectura igualmente lógica no acabaría siendo sino la más razonable y desquiciante (sí, a la vez) síntesis a tamaña neurosis. Película de culto en algunos círculos, con una estupenda Victoria Abril.
Con argumento de Bigas Luna, Mater amatísima es una inclasificable pieza que protagonizan una mujer y su hijo autista.
Victoria Abril interpreta a la madre y, algo común en ella, da todo de sí misma entregándose por completo al personaje, en tanto el tratamiento de Salgot es crudo pero con dosis de ensoñación, dejándose impregnar de ese extraño aroma que poseían los primeros trabajos de Bigas Luna, como Bilbao o Caniche, que ofrecían una detallada descripción de lo enfermizo.
Se puede resumir finalmente como un canto al amor, si bien no de manera convencional, es una historia extrema que explora relaciones afectivas instintivas y fuera de órbita, subrayándose la fragilidad y desprotección que marcan a los más imperfectos.