Mataharis
Sinopsis de la película
Carmen, Inés y Eva son detectives privados pero no llevan sombrero ni pistola, sino que hacen la compra, cambian pañales y tratan de conservar a su pareja. Mientras trabajan desvelando secretos ajenos, las tres descubrirán que hay mentiras propias que no han sabido ver y verdades que es mejor no revelar.
Detalles de la película
- Titulo Original: Mataharis
- Año: 2007
- Duración: 91
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Opinión de la crítica
Película
6.3
97 valoraciones en total
Con el significativo título de Mataharis, Icíar Bollaín nos habla en esta acertada película de tres mujeres que trabajan en una agencia de detectives, y su lucha por la conciliación entre la vida familiar y laboral.
Aunque esté un peldaño por debajo en la anterior y estupenda filmografía de Bollaín, Mataharis mantiene las constantes en el cine de su autora: la calidad en los diálogos y la dirección de actores, así como el interés de lo narrado y la buena observación de actitudes y situaciones. Tres historias entremezcladas entre las que destaca la de Najwa Nimri y Tristán Ulloa, muy bien protagonizada especialmente por Najwa, que por una vez no interpreta susurrando.
Podría decirse que es un ejemplo de cine de espías a la española (en el buen sentido), pero nos quedaríamos cortos, puesto que no sólo es una película de espías.
Icíar Bollaín dirige su propuesta sin efectos especiales, explosiones, disparos ni escenas de acción (al menos con el sentido amplio de la palabra), y nos recuerda que el espionaje es algo silencioso, basado en la observación y captación de información, como los detectives privados de toda la vida. Y aquí encontramos a estas tres Mataharis que trabajan para una empresa que se dedica a esto, y vemos su trabajo pero también sus vidas… como les afecta el trabajo a cada una de ellas, y sobretodo, como en el buen cine español, nos cuenta historias de la vida contidiana y nos hace reflexionar, en este caso, sobre el amor, el perdón, el engaño, la ética…
Me encanta cuando veo una película con algo que contar, con su guión, sus personajes y sus actores defendiéndolos, cuando te llega lo que te cuentan y disfrutas en su metraje… que pena que no siempre pase eso, pero en este caso sí fue así.
Pero al final de la película me quedó la sensación de querer más, de saber que fue de cada uno de ellos y del caso del anciano… (entrañable a mi parecer)
Una cuestión que parece que hoy en día es de fácil respuesta… ¿Qué valoras más, el trabajo y el bienestar económico, o los principios morales y los sentimientos?
Esto sí es cine social y, por encima de todo, gran cine. Icíar Bollaín tiene un talento desbordante para reflejar lo cotidiano, y plasma con verdad y sin retórica a la gente corriente: esta vida de karaokes, empleadas de la limpieza, cenas recalentadas en el microondas, niños con fiebre y polvos tristes con novietes cerveceros está reflejada de forma excelente, con mucho amor y enorme emoción. A menudo vi la película francamente incómodo porque me hacían daño muchas de las cosas que contaba: en cierto modo, Bollaín pinta el paisaje de una batalla o, mejor, de una derrota: la de unos personajes y una sociedad que están devastados. Y esa sociedad es la nuestra.
La película es muy buena pero no excelente (y Bollaín nos tenía acostumbrados a la excelencia). En mi humilde opinión (menos valiosa que la de una mancha de cocacola en la moqueta del cine de un nudo de autopistas), cuando Bollaín toma el megáfono y juega a ser sindicalista o cuando alambica las situaciones la cosa ya no va tan bien: nunca resulta -faltaría más- torpe o maniquea (*), pero en el guión ha dejado unas hilachas chirriantes que salva con su capacidad de dirigir a los actores (esta es otra, ¡qué actores! En el reparto de esta película abundan muchos por los que yo no hubiera dado un duro y que aquí demuestran una capacidad extraordinaria: redimen todos sus muchos pecados en teleseries y peliculuchas envilecedoras). Bollaín cuenta con tanta persuasión y empatía que todo esto da igual, porque este mismo guión, en otras manos (con otro director y otros actores) podría convertirse fácilmente en un capítulo de Matrimoniadas, con su pareja madurita (Nuria González y su marido-iglú: su relación no es precisamente un modelo de sutileza narrativa), la de mediana edad (Nimri y Ulloa, que están extraordinarios en sus papeles, no se puede hacer mejor) y la pareja de jovencitos (María Vázquez y sus chicos sin afeitar).
El sonido de la película no es bueno (esto es un defecto frecuente en el cine español, ¿qué pasa con los técnicos?) y algunas frases se pierden. Con todosi el nivel medio del cine de nuestro país fuera el de las películas de Icíar Bollaín, el cine español sería el mejor del mundo (hala, ya lo he dicho, me bajo del púlpito).
Para evadir el color gris que suele teñir la tarde de los domingos, me he decidido a ir esta tarde al cine a ver esta última creación de Bollaín, y vaya si lo he evadido… he salido del cine emocionado y con un nudo en la garganta.
Bollaín traspasa los corazones con Mataharis, gracias a un tono casi documental, realista y desnudo de todo artificio y, sobre todo, gracias a unos actorazos en completo estado de gracia. Tiene escenas para enmarcar por su fuerza expresiva, y un Tristán Ulloa, que para mi gusto, se merece un monumento. La incomunicación es el denominador común que sobrevuela por encima de toda la trama. Si te gusta el cine directo, transparente y con unos personajes creíbles al 100%, no dejes de ver esta obra de arte. Absolutamente necesaria. Para que luego diga alguno que otro por ahí que en España no se hacen buenas películas…
Me sigo preguntando, incluso mientras escribo, que es lo que no termino de percibir en el cine de Iciar Bollaín. Seguro que es algo personal. A mi juicio, Hola ¿Estás sola? sigue siendo la propuesta más original y entretenida de esta directora de actores. Porque para mí, Iciar Bollaín es quizá, una de los tres mejores directores de actores de este país. Bollaín consigue exprimir a sus actores hasta que consigue plasmar en sus historias todas las tablas que llevan encima.
Lejos de este alto nivel interpretativo que consigue siempre, los guiones que maneja me parecen ¿planos? Ciertamente no lo sé. Lo que tengo claro es que sus historias no consiguen engancharme del todo, no pueden mantenerme en vilo durante todo el metraje. Encuentro siempre, unos momentos de sinceridad brutal en su cine. Me doy de bruces con escenas que despiertan mis sentidos y me humedecen los ojos, cierto. Pero esas escenas no me bastan para llenar todo el resto de la película. En Mataharis me ha vuelto a pasar algo parecido. Sus actores se encuentran en estado de gracia. Todos y cada uno de ellos me fascinan. Impresionante de nuevo ese trabajazo. Sin ver Siete mesas de billar francés tengo que decir que me resulta incomprensible como Najwa Nimri no ha conseguido la Concha en San Sebastián.
Mataharis también tiene esa escena que me enterneció brutalmente, que me descolocó. Hablo de cuando Najwa hace un regalo (hasta aquí puedo leer). El resto, sin dejar de parecerme interesante, me resulto un guión algo flojo. La historia de Nuria González está brutalmente desaprovechada. De las críticas escritas, hablan que la mejor historia es la de Najwa Nimri y Tristán Ulloa, y es normal, porque es la que mejor está trenzada y mejor acabada. Pero la historia de silencio de Nuria González pudo ser también algo que sobrecogiera si Iciar hubiera sabido meterle mano en lugar de simplemente exponerlo, que es lo que acaba haciendo.
En cuanto a la historia de María Vázquez considero que es la más floja de las tres. El guión no dota a su personaje de los matices necesarios para comprender sus actitudes. Le falta algo que le dote de la personalidad que adquieren las otras. Y con esto no insinúo que María Vázquez no dé el do de pecho, pues como ya dije muchas líneas arriba, no hay actor que no me sedujera en esta cinta de (sobre todo) actores.