Los chicos están bien
Sinopsis de la película
Nic (Annette Benning) y Jules (Julianne Moore) son una pareja de lesbianas que viven con sus dos hijos adolescentes: Joni (Mia Wasikowska) y Laser (Josh Hutcherson), ambos fruto de la inseminación artificial. Lo que obsesiona a los dos chicos es conocer a su padre biológico, un tal Paul (Mark Ruffalo), que donó su semen a una clínica cuando era joven. Recién cumplidos los 18 años, Joni se acoge al derecho de solicitar información sobre su padre y decide llamarle.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Kids Are All Right
- Año: 2010
- Duración: 109
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Opinión de la crítica
Película
6.4
69 valoraciones en total
A ver muchachos.. qué buscan en una película? Hay muchísimas probabilidades de satisfacción desde lo estético, lo narrativo, lo filosófico, lo político.. en fin. Una de las posibilidades sería simplemente entretenerse con una historia real, bien contada, y con aristas para analizar. Ahora bien.. si este film les parece aburrido, inconexo, chato, superficial o mal actuado, puedo aceptarlo aunque no comparta esas calificaciones. Lo que no puedo entender es que algo tan real, tan normal y tan humano como el desenlace de esta historia sea descalificatorio por sí mismo, y catalogado rápidamente como moralina .. Muchachos, esas cosas pasan!! pasan todo el tiempo, en todas las sociedades del mundo!! El de esta película, es un final posible, tan posible como cualquier otro.. en valores absolutos ni bueno ni malo. Dejemos de sobrevalorar a lo raro, lo friki o lo violento!! Miremos más el cómo se cuenta una historia que su resultado final.. Esto no es fútbol, ni el balance bursátil. Sepan disculpar esta digresión. En definitiva, creo que ésta es una buena película, espléndidamente actuada y con interesantes reflexiones sobre la humanidad, mas allá de la moral y las costumbres de cada época.
Lo más triste es que he adivinado toda la trama y no es porque sea adivina, es porque es totalmente previsible de principio a fin. Teniendo en cuenta que hablamos del supuesto cine independiente americano, esperaba que me sorprendiera un poco más. A veces me ha dado la impresión de estar viendo un telefilm de sobremesa o un capítulo de una serie por la simpleza del guión. Desde luego que tengo claro que está totalmente sobrevalorada y, aunque no es una mala película, no se merece la nominación en los Oscars.
Lo único original es que la pareja protagonista es una pareja de lesbianas con dos hijos adolescentes. La desilusión llega cuando se ve como la directora decide mostrar su vida sexual de forma floja y en cambio nos regala varias escenas de sexo explicito heterosexual ¿Por qué? Podrían haber sido valientes y mostrar una escena de sexo lésbico, pero se ve que el puritanismo americano no lo permite.
Los personajes son estereotipos (la madre doctora y dura, la otra madre moderna y más dulce). El papel del donante de esperma también tiene tela que cortar ya que es un hombre al borde de los 40 pero un soltero empedernido que no para de ligar con mujeres (que original…). Hay un buen trabajo a nivel de actuación pero la historia empieza fuerte y va decayendo y frente a eso poco puede hacer una actriz aunque se llame Annette Bening o Julianne Moore. A veces es malo escuchar tantas alabanzas a una película, porque las expectativas son tan elevadas que solo nos desilusionamos ante lo que creíamos que iba a ser y no es.
Magnífico.
Verdaderamente, es admirable la cantidad de hipocresía barata, conservadurismo liberal y , dicho en plata, mierda que puede manar de cada uno de los segundos de este metraje. Con que solo hubiera intentado hacer reír… bueno… se podría perdonar. Pero ¡no!, somos americanos, y nuestro deber es enseñarle al mundo como deben ser las cosas.
En fín, muchos de los usuarios de esta página sobre cine ya se han extendido mucho y bien sobre este aspecto de la película, así que solo me gustaría añadir algunos apuntes más:
Cuando en unos títulos de arranque suena ‘Cousins’ de Vampire Weekend y en esa misma película se referencia una portada en vinilo del memorable ‘Hunky Dory’ , a su autor y para colmo de orgásmicos placeres una Annette Bening se atreve con ‘All I Want’, a capella, de Joni Mitchell uno entiende que The Kids Are All Right no es otra de esas pasajeras alucinaciones del cine independiente americano. Mark Ruffalo le hace los coros en su peculiar (re)visión del tema parido del imprescindible ‘Blue’. Prácticamente el filme de Lisa Cholodenko se podría resumir en las interpretaciones de sus actores al ser el mayor sustento y debilidad, por eclipse.
Es precisamente en esa secuencia donde se resume la película, en ese duelo entre los personajes que interpretan Bening y Ruffalo. Está en juego el poder por el cetro familiar aunque quién lleva todas las riendas y voz principal es Nic frente a un coro y ‘falsete’ de Paul.
El cine independiente americano siempre destapa y nos revela temas que posteriormente son prostituidos o adaptados a sus necesidades por los grandes estudios. Se nos presenta una pareja de lesbianas con sus dos respectivos vástagos como nuevo epicentro de las nuevas familias que pueblan el planeta. Como en toda prole no están exentos los problemas y vicisitudes. Joni, la hija mayor, va a empezar la universidad y tiene que romper su doble cordón umbilical, el pequeño, Laser de quince años, está carente de feromonas masculinas y de una figura que nunca tendrá. Aquí aparece el nuevo integrante de la familia, un solitario Paul, que comienza a convertirse en un nuevo satélite de alto poder gravitatorio y emocional incluso para una de las madres, Jules como siempre interpretada por una excelente Julianne Moore, ante el atónito de la matriarca y rol masculino-familiar, Nic.
Hay comicidad y dramatismo con el mero hecho de cruzar una línea, de cambiar levemente de gesto, de arquear la ceja o esbozar una sonrisa. La película de la directora de High Art contiene todo lo anterior en pequeñas dosis aunque le falta el último aliento que la convierta en algo mayor. Tal vez el mayor error sea pecar de prudencia e intentar salvaguardar el régimen de unidad indisoluble de una familia con padres-madres homosexuales a cualquier precio dramático en el guión. Tres son multitud, efectivamente.
Un detalle fundamental para entender emocionalmente la película. La letra de ‘All I Want’, que interpretan Mark Ruffalo y Annette Bening, desvela las motivaciones de los personajes:
Voy por un camino solitario y estoy de viaje
viajo, viajo, viajo
Buscando algo, algo lejos de ti
Oh, te odio, te odio un poco
Y te amo un poco también
Oh, te amo cuando me olvido de mí
Quiero ser fuerte, me quiero reír
Sentirme parte de la vida
Estrenar un vestido, salir a divagar
Romper mis medias de tanto bailar
No lo ves, no lo ves, no lo ves
[…]
No ves cómo me lastimas
Y yo te lastimo a ti
Por eso nos ponemos los dos tan tristes.
Ya desde el inicio, sonando Vampire Weekend sin venir a cuento, uno se teme lo peor, pero lo peor es que se confirma. The Kids Are Allright es un desfile de clichés y tópicos del cine independiente americano (que de independiente cada vez tiene menos) con los que tratar de dar la vuelta -sin conseguirlo- a un argumento que ya huele a rancio, adoptando una pose de originalidad y frescura en su planteamiento que acaba siendo eso, pose en la búsqueda de la fórmula de la comedia dramática indie cómoda y confortable, esa que agrade a todo el mundo y que no moleste a nadie, en la que se evita preocupantemente ir con honestidad al fondo de las relaciones familiares y sociales en las que nos encontramos hoy, porque parece que en el mundo de la piruleta se vive mejor.
Es difícil lograr una película tan intrascendente con una historia como con la que cuentan, muy difícil, pero de unos personajes tan planos que se quedan en el estereotipo lo es aún más lograr sacar algo. No se consigue un ambiente real en las relaciones de los personajes ni en ese seno familiar, no se explota ninguno de los complejos temas que se tocan, se echa en falta valentía en los diálogos y mayor incorrección. Claro, que Cholodenko no es Todd Solondz ni Noah Baumbach precisamente. Se echan de menos tantas cosas y se echan de más demasiadas, que tanta corrección y ausencia de personalidad llega con su final a unos límites de moralina dignos de la casa de la pradera.
Podríamos hablar también de la forma en la que (no) muestra el sexo en el film para refrendar la idea de producto para contentar a las masas bienpensantes y no alterar el status quo a pesar de que la película esté protagonizada por dos lesbianas. Por ejemplo. Podríamos hablar de la fotografía tan luminosa que deslumbra -en el peor de los sentidos- y acaba dejando sin luz interior a sus personajes. Podríamos hablar del constante y abusivo uso de cancioncillas indies para dar sustento a las secuencias, en su incapacidad de transmitir o tener algún tipo de vida. Pero de lo que no podremos hablar dentro de un tiempo es de la película, muy pronto la habremos olvidado. El siguiene indie hit wonder está al acecho.
Así son las cosas, de Entrecopas, Transamerica y Pequeña Miss Sunshine a Juno, Up in the Air y esto, lo que ha cambiado el cuento. La realidad es que la obligada representación del cine indie en la gala de los Oscars está perdiendo por completo el sentido, excepto el del ridículo.