Masters of Sex (Serie de TV)
Sinopsis de la película
Serie de TV (2013-2016). 4 temporadas. 46 episodios. Basada en un libro de Thomas Maier, la serie se centra en las figuras del ginecólogo William Masters y la psicóloga Virginia Johnson, cuyos estudios sobre la sexualidad a mediados de los 60 cambiaron el modo de ver las relaciones de pareja en la sociedad estadounidense de la época.
Detalles de la película
- Titulo Original: Masters of Sex (TV Series)
- Año: 2013
- Duración: 60
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Opinión de la crítica
Película
7.1
35 valoraciones en total
Pais
Directores
- Adam Arkin
- Adam Bernstein
- Adam Davidson
- Chris Manley
- Colin Bucksey
- Daniel Attias
- Danny Jacobs
- Dean Parisot
- Eric Tignini
- Jennifer Getzinger
- Jeremy Webb
- John Madden
- Julie Anne Robinson
- Karyn Kusama
- Keith Gordon
- Lawrence Trilling
- Lesli Linka Glatter
- Matt Earl Beesley
- Michael Apted
- Michael Dinner
- Michael Engler
- Michael Weaver
- Michelle Ashford
- Miguel Sapochnik
- Phil Abraham
- Susanna White
- Tim Fywell
Actores
- Allison Janney
- Ann Dowd
- Annaleigh Ashford
- Artemis Pebdani
- Beau Bridges
- Benjamin Koldyke
- Betsy Brandt
- Betty Gilpin
- Caitlin Fitzgerald
- Catherine Parker
- Cole Sand
- Heléne Yorke
- Isabelle Fuhrman
- Jaeden Martell
- Jeremy Strong
- Jocko Sims
- Josh Charles
- Julianne Nicholson
- Kayla Madison
- Kevin Christy
- Lizzy Caplan
- Michael Sheen
- Nicholas DAgosto
- Rose McIver
- Teddy Sears
Dos detalles me vinieron a la cabeza durante los dos primeros capítulos de Masters of Sex. ¿No se suponía que el biólogo Alfred Kinsey fue el padre de la revolución sexual de los 60 según nos contó Kinsey (2004) de Bill Condon? ¿Pero… qué pasa aquí? ¿¡Cada década del Siglo XXI aparece otro personaje que es realmente el padre de la revolución sexual de los 60!? ¿A nadie no le ha recordado tanta secuencia de sexo al anuncio con el lema «No es porno, es HBO»? Una vez eyaculado lo anterior y comentando la selección musical anacrónica para cerrar los capítulos y mi desconocimiento parcial sobre el futuro provoca que no sepa si el conjunto funcionaría mejor como tv-movie de HBO o el miedo a que acabe en un culebrón hospitalario, tenemos la serie más esperada (y mejor) de la temporada según las primeras y ya copiosas críticas —que han visto los 6 primeros capítulos, todos están de acuerdo en que es una serie que va a más y alcanza la excelencia soñada que se le pide a la actual televisión por cable. Otra cuestión es que el sexo actúe como reflejo de la propia audiencia y donde Freud quedaría encantando con esa repetición de «No es sexo, es ciencia», conectando con «No es porno, es HBO» .. o Showtime, para este caso.
Mi duda, no obstante, es si la serie ha sido realizada con carácter ‘científico’ o con un contundente reclamo sexual como cebo para la audiencia. ¿Los espectadores van a disfrutar de la serie como algo docto o cultural o como simple material masturbatorio con los agradecidos desnudos de Heléne Yorke, Lizzy Caplan y compañía? La diferencia debería determinarla la calidad como oposición de lo gratuito y coherencia de lo justificado y aquí, precisamente, tenemos serie y personajes, mimo por la escritura de calidad y una puesta en escena ejemplar…. Masters of Sex apunta a ser la mejor nueva serie USA de la temporada con tan solo ver la calidad que despliega su piloto y que queda constatada en su siguiente capítulo. Otra cuestión es que su truco sea que con la erección producida no llegue la suficiente sangre al cerebro y sea inviable criticar con propiedad…
La serie que nos a contar las investigaciones / dificultades / conflictos de William Masters y Virginia Johnson y evidentemente hay sexo, como elemento de marketing para atraer a cierto sector de la audiencia gracias al escándalo… pero esta vez está justificado por el guión e historia. También habita en todo el conjunto un rigor por la escritura y presentación de todo aquello que se va a exponer dentro del estudio de la sexualidad humana. Entiendo que la manera de disfrutarla correctamente es ceñirse al guión analítico de una época no tan distante donde los tabús impedían mirar a las cosas más allá de una vertiente científica y Masters of Sex quiere oprimirse precisamente contra esos protuberantes elementos, añadiendo el conflicto de los deseos y frustraciones interiores de sus protagonistas, como afrodisíacos precisos para dotar de dramatismo al asunto. Vamos a disponer de tensión sexual entre William y Virgina y entre ésta y otro de los doctores al que ella simplemente consideró un ‘amigo con beneficios’ y acabó enamorado… ¿de su sexo oral? No serán los únicos ejemplos en un juego de cadenas y ataduras donde cada personaje establece unas reglas que chocan entre lo moral, lo social y lo sexual. Los extremos, además, se van a mover hasta posiciones intermedias complicándolo todo.
Tenemos una lectura sobre el feminismo de la época y el papel de la mujer y la visión del sexo en diferentes compendios sociales y científicos. Que un ginecólogo descubra que las mujeres fingen orgasmos en los años 50 no deja de ser tan curioso como fundamental para entender la aportación de sus estudios. Masters of Sex, por el contrario, parece un estudio de la infelicidad y al mismo tiempo reside en todo el asunto un escape sobre los cánones morales y sociales que imponía una época que iba ser dinamitada por la locura (sexual) que llegaría en los 60 dejando patente que la sociedad y los gustos cambian, pero las personas no. La serie de Showtime nos va narrar esa transición. Para aquellos que sufran de incontinencias y fogosos deseos sexuales siempre les quedará la biografía de los personajes escrita por Thomas Maier titulada Masters of Sex: The Life and Times of William Masters and Virginia Johnson como parte fundamental de su eyaculación completa y precoz. El resto, tendremos que seguir su viaje cautivador y fascinante desde el principio al fin por capítulos y coitos, pasando por la consulta mental y sexual del Dr. Freud una vez llegue el orgasmo y cum-shot junto a los títulos de crédito finales. Hablemos de sexo, pues. Hablemos, por lo tanto, de Masters of Sex.
Por cierto. ¿quién no es fan del art-e que tiene la E del título?
Ha llegado el momento de hablar de sexo, sí… porque ¿a quién no le gusta hablar de sexo? Temas como si el tamaño importa, el multiorgasmo de la mujer, la masturbación, la homosexualidad, la prostitución… Todas estas cuestiones ya eran tema de conversación en los años 60 y siguen siéndolo hoy en día. Además, si tipos como Lars von Trier son capaces de estrenar una peli como Nymphomaniac el día de Navidad (claro que sí, con un par de…), nosotros también podemos echar una canilla al aire y ponernos a hablar de esta maravillosa serie que toma como excusa la ciencia y la sexualidad para hablarnos de otros temas mucho más importantes que atañen a las relaciones interpersonales de ayer, hoy y siempre. La serie analiza, de alguna manera, lo que el comportamiento sexual de las personas nos revela sobre su carácter, sus creencias, sus ideas…
La verdad es que a mí la premisa de la serie no me llamó para nada la atención, pensé que quería aprovecharse del tirón comercial que siempre tiene el sexo, y a la vez aprovechar la nueva moda de regresar a los años 60, gracias al arrollador éxito de la serie Mad Men . Tanto es así, que comencé a mirar la serie con cierta reticencia, sólo por el hecho de que era un producto con el sello Showtime y porque si colocaban en la parrilla televisiva una serie justo después de Homeland , algo tenía que tener. Sus dos primeros episodios me dejaron algo frío, pero a partir del tercer episodio ya me enganché completamente, gracias a unas tramas y subtramas escritas y desarrolladas con pulso firme, unos personajes sumamente jugosos y complejos y unas brillantes actuaciones de todos y cada uno de los miembros del elenco.
Está claro que es difícil hacerle sombra a Mad Men , el año pasado lo intentó Pan Am sin demasiado éxito, la verdad es que era bastante bodrio y su subtrama de espionaje no se aguantaba por ninguna parte. Pero en el caso de Sex , estos tipos engominados, repeinados y bien trajeados y esas mujeres de vidas algo frustradas han tomado una dimensión propia. Aquí ellas, y especialmente Virginia, asumen un protagonismo que pesa exactamente lo mismo que el de sus partenaires masculinos, y pronto nos posicionamos en su punto de vista más que en el del complejo personaje del Dr. Masters. Los personajes femeninos acaban tomando el timón de la serie, convirtiéndose así en las verdaderas maestras del sexo.
William Masters es un personaje muy interesante. Por un lado, abierto de mente para hacer un estudio tan avanzado a su tiempo, pero a la vez con un carácter herméticamente cerrado y sumamente reprimido, que contrasta a la perfección con el de Virginia. Es un personaje aparentemente frío, torturado, que tiene que vivir con una increíble carga: es uno de los especialistas en sexualidad y fertilidad con mayor reconocimiento del país, pero no es capaz de dejar embarazada a su propia esposa, hecho que le sumerge en una profunda frustración y una desoladora tristeza.
La química entre Sheen y Caplan (un URST en toda regla) resulta creíble y absorbente, verlos en pantalla sin mantener relaciones sexuales es casi tan morboso como sería ver cómo lo hacen. Esa mutua admiración y respeto entre ellos, lo que se dicen con los gestos y las miradas, o con palabras que quieren decir mucho más de lo que dicen, resultan de una exquisitez pocas veces vista. Aún recuerdo un maravilloso y sobrecogedor momento, cuando el Dr. Masters, tras haber perdido el hijo que esperaba con su esposa Libby, baja la guardia en su despacho frente a su ayudante Virginia, pidiéndole a ésta que aparte la mirada para poder desmoronarse y estallar a llorar desconsoladamente. Esa escena permanecerá grabada en la retina de mi memoria como uno de los momentos televisivos más grandes de los últimos tiempos.
También hay que destacar otros personajes secundarios que para nada hacen honor a su título, dado que son prácticamente tan interesantes como los principales, con muchos matices, brillantes interpretaciones y sugestivas subtramas que en ningún momento resultan de relleno. Libby Masters (la esposa de William), elegantemente interpretada por Caitlin Fitzgerald, que quizás en manos de otra actriz u otros guionistas hubiera resultado la típica esposa perfecta, mujer-florero, pero que aquí nos enternece con una delicadeza y a la vez una gran personalidad, dispuesta a hacer lo que sea por conseguir lo que quiere. El enigmático jefe de William, Barton Scully (interpretado por Beau Bridges), que oculta un impactante secreto y Margaret Scully, la frustrada esposa de Barton, interpretada por la maravillosa Allison Janney. La escena en la que Margaret va a la oficina del Dr. Masters para ofrecerse a participar en el estudio sobre la sexualidad que está realizando junto a Virginia es brillante. Durante el cuestionario, se le pregunta si ha tenido alguna vez un orgasmo, ya que ese es un requisito imprescindible para entrar en el estudio, a lo que ella responde que no lo sabe. La escena es a la vez cómica y sumamente trágica y Janney, con su expresiva mirada, nos transmite su frustración, su vergüenza, su fragilidad.
Junto con House of Cards , Orphan Black y Orange Is the New Black mi estreno favorito del 2013. La serie ha mostrado una gran maestría, poco habitual en una primera temporada, a la hora de dibujarnos a sus personajes. Muchas grandes series como Six Feet Under , The Good Wife , The Sopranos , van ganando con el tiempo, porque ya compartimos un pasado con los personajes, les hemos visto sufrir, reír, sentir, vivir. En este caso, su creadora Michelle Ashford, ha conseguido que establezcamos vínculos afectivos con muchos de sus personajes ya en una primera temporada.
Esperemos que tengamos Masters of Sex para rato.
¿Que el SEXO no pare!
Con ese título, Masters of Sex, podría parecer que se trata de una serie sobre actores porno o algo así. Pero la verdad es que no: es un drama de época/comedia negra ambientado en los años cincuenta, que hace un juego de palabras con su título, pues cuenta la historia del doctor William Master, un reputado ginecólogo de un hospital universitario del medio-oeste americano (San Luis), famoso por estar especializado en fertilidad humana, que decide iniciar un nuevo estudio sobre las reacciones fisiológicas que el cuerpo humano tiene durante el sexo, para tratar desacreditar montones de mitos que existen sobre la sexualidad, incluso en los libros de medicina, y de averiguar, con bases científicas, que es lo que pasa de verdad y cómo funciona realmente el sexo.
Ya los primeros dos o tres episodios la convierten en una serie muy prometedora… Y, pese a su tema y calidad, tampoco esta es de la HBO, sino de Showtime: a la HBO le están saliendo rivales serios.
Al principio aborda su estudio en sus ratos libres, con medios precarios, de incógnico y de forma casi vergonazante. Y en solitario. Pero decide contratar a una secretaria que le ayude con el tema delicado tema de su experimento y de reclutar candidatos, y se fija Virginia Johnson (a la que todos llaman Gini), una administrativa que trabaja en el hospital. Aunque más bien es ella la que se fija en él y se propone (o autoimpone) como la perfecta ayudante.
Al parecer estos dos exisitieron de verdad: Masters era el reputado ginecólogo que aparece en la serie, y Jonhson efectivamente fue su ayudante, una excantante de la banda de country de su exmarido, que intentó graduarse en sociología en la Universidad de San Luis, pero que acabó convirtiéndose en una sexóloga.
Llevaron a cabo el estudio que se cuenta en la serie, al principio trabajando con prostitutas, pero luego con voluntarios (con más de 700 sujetos de prueba al final), escribieron media docena de libros entre los 60 y los 90, fundaron su propio Instituto de investigación, e incluso acabaron casándose… y divorciándose.
Por lo que se ve la tal Virgina era espabilada, y aunque no tuviera ninguna formación científica, perspicaz. Y así la retratan en la serie. Por ejemplo en un episodio, leyendo las teorías de Freud sobre la sexualidad femenina y los tipos de orgasmo llega a la siguiente conclusión:
Te contaré mi teoría. Freud era un mal amante. Una noche pilló a su mujercita con la mano bajo el camisón, y ha estado castigando a las mujeres desde entonces. […] ¿De verdad crees que hay diferencias entre los orgasmos?
Así que se pone manos a la obra a ver si de verdad hay diferencias en los datos que recoge de su sujeto de muestra…
En cualquier caso, en la ficción, la serie es notable, tiene muchos matices, un guión inteligente, las interpretaciones son muy buenas, se aprecia que los directores de los episodios son diestros y conocen su oficio, y la ambientación y la recostrucción de la época en la que se desarrolla es muy convincente. Y eso que al tratar el tema que trata se les podía haber ido de las manos fácilmente y acabar convirtiéndose en usa serie de humor erótico y de trazo grueso.
Supongo que con el tiempo, para aprovechar aquello que los guionistas llaman tensión sexual no resuelta entre los protagonistas, y sobre todo conociendo la relación que los protagonistas llegaron a mantener en la vida real, esto evolucionara un poco hacia algo parecido a la comedia/drama romantico….
Pero, de momento al menos, no. Tiene una ironía y un humor muy finos, que se aprecia en los diálogos, en las imágenes de la cabecera (que no aparece hasta el cuarto episodio), todas con una segunda intención sexual, e incluso en los títulos de algunos de los capítulos van con segundas: por ejemplo, uno de ellos, cuando ya comienzan a llegar voluntarios a las sesiones masturbatorias, se titula Thank You For Coming (claro que este gracias por venir tiene más que ver con la otra acepción de venirse que se usa en Latinoamérica) o el que trata sobre la homosexualidad masculina, por la que el Dr. Masters está preocupado por si pudiera sesgar su estudio estadístico se titula Standard Deviation.
Obviamente, y precisamente por el tema que trata la serie no evita castamente que haya desnudos en pantalla ni nada de eso, ni esquiva llamar a las cosas por su nombre o tratar ciertos temas.
Trata un tema poco habitual, sobre todo si tenemos en cuenta la época en que se desarrolla: a pesar de estar ambientada poco mas o menos en la misma época que Mad Men (un poco antes) y tratar algunos temas parecidos a esta (los tabúes de la época, el machismo imperante, el papel de la mujer,…) es todo lo contrario a esta: es entretenida, es divertida, es ágil…
Además tampoco es complaciente con los personajes: por ejemplo, al parecer en la vida real Masters no aceptaba la homosexualidad y creía que era una disfunción más, que como otras (como la eyaculación precoz o la frigidez) se podía curar pese a las reservas sobre el tema de su ayudante, en la serie algo de esto se atisba. Y también retrata bastante bien el machismo de la época, y como, irónicamente, las más machistas pueden llegar a ser las mujeres (es genial el personaje de la doctora resentida con el mundo por haber tenido que luchar para alcanzar su puesto en un mundo dominado por hombres, pero que curiosamente desprecia más que ningún médico hombre a Gini por no tener un título).
En resumen, de momento al menos, una serie muy muy recomendable, no os la perdáis.
Si quieres leer más sobre esta serie, pásate por:
http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com.es/2013/12/masters-of-sex-no-es-sexo-todo-lo-que.html
A priori daría la impresión que Masters of Sex es solo una serie-biopic que toma argumentalmente una temática que en términos generales se ha abordado – y sigue haciéndoselo – por vía documental (ver: La Ciencia del Sex Appeal ). Sin embargo, la historia sobre los inicios de la investigación llevada a cabo desde los años 50 por el Dr. W. Masters y su asistente, la graduada V. Johnson sobre los fenómenos corporales – y en menor medida psicológicos – que acaecen durante la relación sexual, es apenas el marco para retratar a la sociedad norteamericana (y en gran medida, occidental) en la época de la cultura de Occidente que va desde la finalización de la segunda guerra mundial al advenimiento del existencialismo y la guerra fría .
En cualquier caso, lo profundo e interesante de ella es que el tema en sí es solo el contexto de una propuesta que, mientras informa sobre los procesos científicos que la ciencia va develando, ofrece una magnífica descripción de los conflictos de relación entre sexos, e íntimos de una clase de sujeto al que podríamos encuadrar como el emergente pequeño burgués de entonces, cuyo derrotero tamaña influencia arrastra hasta nuestros días.
No habiéndose enfocado anteriormente el tema desde esta perspectiva – al menos hasta donde yo lo recuerdo -, Masters of Sex es un magnífico complemento de joyas cinematográficas previas y contemporáneas sobre el erotismo y la sensualidad que es oportuno reveer, como por ejemplo Relaciones Peligrosas (más la primera que la segunda, también excelente), El Silencio – y otras películas de Bergman de la época -, Teorema de Passolini, etc, así como más contemporáneamente la notable serie Mad Men .
Finalmente – aunque con con ciertas disparidades -, tanto técnica como actoralmente es un gran producto televisivo de verdadero interés. En síntesis: siempre con la advertencia de que es una realización exclusivamente para adultos, la recomiendo por sus destacadas virtudes.
Una pena ver cómo se diluye una maravillosa primera temporada. Michael Sheeny Lizzy Caplan se esfuerzan por sostener sus personajes con unos guiones cada capítulo que pasa más erráticos, forzados y poco creíbles.
Personajes que aparecen y desaparecen, cambio de actores interpretando a los mismos personajes, ideas repetidas, saltos temporales de varios años que dejan tramas secundarias abiertas que no son retomadas, situaciones desaprovechas:
La aventura de la mujer del doctor Masters con un negro en los años sesenta, que en lugar de aprovecharla para ahondar en el racismo de la época, desaparece sin más del reparto.
El catedrático gay reprimido que se intenta suicidar, desaparece durante media temporada, para aparecer divorciado. etc etc etc Una pena
1ª temporada de 8
2ª temporada de 6
3ª temporada de 5.
Nota media 6.5. Señores guionistas, mejor acabarla aquí