Más allá del amor
Sinopsis de la película
Prudence Bell (Suzanne Pleshette) trabaja como bibliotecaria en una universidad femenina. Harta del puritanismo social dominante, decide dejar su empleo y viajar a Italia para averiguar si los italianos son tan románticos como dice la leyenda. Al llegar a Roma, encuentra trabajo en una librería y conoce a Roberto Orlandi (Rosanno Brazzi), un italiano culto y refinado que se enamora profundamente de ella. Sin embargo, cuando conoce a Don Porter (Troy Donahue), un joven estudiante de arquitectura que trata de olvidar al amor de su vida, su vida dará un vuelco absoluto.
Detalles de la película
- Titulo Original: Rome Adventure
- Año: 1962
- Duración: 119
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Opinión de la crítica
5.7
88 valoraciones en total
El director Delmer Daves nos ofrece una producción del año 1962 basada en una novela de Irving Fineman y que se puede considerar como un film casi más de propaganda turística en Italia que de romántica, aunque de esto último tiene bastante pero un poco trasnochado para la época actual, aunque en su estreno tuvo gran éxito, principalemente entre las adolescentes de aquellos años por la presencia de Troy Donahue que hizo furor con las pocas películas que protagonizó.
Los tres restantes actores principales del reparto, Angie Dickinson, Rossano Brazi y Suzanne Pleshette cumplen con sus papeles adecuadamente haciendo pasar el rato agradablemente con la ayuda de una excelente fotografía y un recorrido turístico por Italia bastante atractivo. Es digno de destacar la excelente música del maestro Max Steiner y una canción italiana muy romántica que se hizo muy popular en España en aquellos años y que todavía perdura.
Posteriormente a esta película, el director Howard Hawks realizó Una trompeta lejana interpretada también por Troy Donahue y Suzanne Pleshette que contraerían matrimonio de muy corta duración.
Este actor falleció en el año 2001 a las edad de 65 años.
José Antonio ZG
Es el mayor atractivo del film, un viaje por el país transalpino, centrándose en la eterna Roma y que despierta un cierto interés por visitarlo, en mi caso ha supuesto evocar un pasado vivido en casi todos los lugares mostrados en la película. Un paseo por la cultura, el arte milenario, la magia de sus lugares míticos y un precioso y atractivo paisaje, en formato panorámico y precioso tecnicolor El resto es un relamido, cursi, puritano y rancio melodrama romántico y sentimental, que ya nació caduco y que dice muy poco en favor de un gran director venido a menos durante los años sesenta que se prestó lamentablemente a este tipo de cine olvidable. Hollywood llevaba unos años filmando películas de este tipo con desigual suerte, Creemos en el amor, Dos semanas en otra ciudad, y es que Italia estaba de moda. Este film es el último de la trilogía que filmó con el guapo seductor de jovencitas y pésimo actor, Troy Donahue, junto a Parrish y Susan Slade.
Delmer Daves, el director de obras excepcionales como Senda tenebrosa, Flecha rota o El árbol del ahorcado de las que me gustaría revisar y escribir, fue un cineasta que durante su mejor etapa expuso convincentemente el conflicto entre hombre y naturaleza, o lo que es lo mismo, entre civilización y fuerzas naturales, su preciosismo pictórico… Pero esa es otra historia. En su oscura decadencia filma esta postal romántica y conformista, de una jovencita americana, Prudence, (una pizpireta Suzanne Pleshette), bibliotecaria sin experiencia amorosa que viaja a Europa para descubrir nuevas culturas, descubriendo a un maduro bon vivant latino (Rossano Brazzi) y un joven estudiante arquitecto (Troy Donahue), que a su vez ha tenido una anterior relación con una atractiva cabra loca (Angie Dickinson), al que vemos manejar dinero pero no da un palo al agua en toda la cinta, limitándose a hacer de gran guía turístico.
Cargada de tópicos e ideales sensibleros, como esas campanas que nuestra protagonista pretende escuchar cuando encuentre con un beso el verdadero amor. Se trata de un film luminoso y bien filmado, el problema es su convencional argumento con pocos matices y ninguna arista, todo muy rosa e ingenuo. Todo es previsible, bienintencionado, abordando una falsa realidad que no se correspondía con la juventud de la época, mucho más inquieta y vanguardista en el tema amoroso y sexual. Una mirada contemplativa de un estéril decorativismo sin operar de ninguna manera en la realidad. Unos personajes planos y sin garra emocional que no transmiten demasiada empatía pues lo ves desde una considerable distancia afectiva. No la salva ni la música de Chopin y Borodin que intentan darle una factura distinguida y culta.