Mary
Sinopsis de la película
En un mundo convulso tras los atentados del 11-S, el destino de tres personas se une a través de la figura de Cristo. Tony (Matthew Modine), un cineasta egocéntrico, dirige en Israel una película en la que encarna a Jesús. Marie (Juliette Binoche), que interpreta a María Magdalena, bajo la influencia de su personaje, inicia un proceso de búsqueda interior. Y Ted (Forest Whitaker), un periodista con dudas religiosas, realiza un programa televisivo sobre Jesucristo en el que participan Marie y Tony.
Detalles de la película
- Titulo Original: Mary
- Año: 2005
- Duración: 83
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Opinión de la crítica
Película
5.7
65 valoraciones en total
Todo lo que rodea a la figura de Jesús me apasiona.
Coincido con un mensaje final de esta cinta. Si todos tuviéramos en cuenta muchas de las doctrinas de ese majadero encantador nos iría mucho mejor. Muchas de ellas, apócrifas y tapadas, nos descubrirían a un Jesús sorprendentemente liberal o feminista. Tanto si se trata de pura literatura o documentos que relatan la doctrina veraz de Jesús, las hay para enmarcar.
Pero a lo que vamos. En esta cinta se le da una especial relevancia a la gran estrella de los evangelios apócrifos: María Magdalena.
Ferrara nos da un enfoque que da pie a la meditación y a distintas interpretaciones.
Aun así, tengo serias dudas respecto al mensaje final que nos da el director, por lo que he dudado en puntuarla con un seis o siete.
La narración, fotografía y uso de la música es francamente interesante.
Matthew Modine interpreta al egocéntrico y ambicioso director de cine que rueda una controvertida cinta sobre la figura de Jesús y Magdalena, que despierta la ira de los católicos.
La protagonista (Juliette Binoche) se ve poderosamente atrapada por su personaje, decide quedarse en Jerusalén.
Whitaker interpreta a un periodista presentador de un popular espacio de televisión dedicado a tratar temas religiosos.
Modine encaja perfectamente con su personaje. Pero quien sobresale espectacularmente es Binoche, en un ejercicio de contención y poco diálogo, capaz de atravesar la pantalla con una sola mirada. Inmensa.
Whitaker lleva el peso de la película de manera desigual. El diseño de su personaje está muy bien planteado inicialmente, y él es un gran actor. Pero al igual que el personaje, su interpretación evoluciona hacia el exceso, llegando a sobreactuar en algunos momentos.
Aun así la idea de su evolución era muy interesante: cuando se ve inmerso en una desgracia personal pasa del escepticismo a buscar refugio en la religión.
Lo que nos lleva a una acertada conclusión: la religión es un refugio de la desesperación humana. Toda una contradicción, ¿no sería más lógico renegar de un Dios que permite que hayan guerras o tu hijo enferme?.
El problema es que todo eso ocurre de manera atropellada, con pocas sutilezas y algún que otro mensaje grandilocuente gratuito.
Finalmente, me ha llamado la atención no haber leído en los subtítulos traducidos ni uno sólo de los numerosos fucks que se pronuncian en la cinta. Me pregunto si la traducción ha sido obra de la Conferencia Episcopal. Son cosas aparentemente sin importancia, pero que me molestan mucho.
Como decía al comienzo, me quedo con un poderoso mensaje final, curiosamente expuesto en la escena más desafortunada de la película (en SPOILERS hablo de ello):
Cristo sólo pide AMOR. ¿Qué importa lo que creas, si la Iglesia miente o si se cree o no, cuando el mensaje principal es tan valioso?. Tanto los creyentes como los que no lo somos, deberíamos tomar nota.
Esta película de Abel Ferrara ganó el Premio Especial del Jurado en la edición del Festival de Venecia del año 2005. Sus miembros premiaban el riesgo, las poderosas imágenes, el cruce de planos entre la realidad contemporánea, representada por un profesional de la televisión con problemas conyugales, y el significado de la vida de María Magdalena, la prostituta con la que Jesucristo tuvo sus más y sus menos. Esta última como protagonista de una película de la que vamos viendo algunas escenas que se entrecruzan con la, llamémosle así, realidad real.
Después de hora y media de metacine y entrecruces varios parece que se nos sugiere que no hay nada mejor que regresar a la sencillez de las creencias religiosas de toda la vida: es decir, las que contienen Ben-Hur y Los diez mandamientos, por poner dos ejemplos, donde todo estaba clarísimo desde el principio y no había cruces por ninguna parte. El profesional de la televisión parece como que deja de tener dudas de fe, y, al final, puede llorar, suplicar y, en consecuencia, orar por la salud de su bebé.
En los primeros compases de la película, la belleza de las imágenes, el manejo de la cámara y el trabajo de los actores parece como que nos conducen hacia algún sitio. A la mitad ya sabemos que no vamos a ninguno, y que lo único bueno de la película es… la belleza de las imágenes, el manejo de la cámara y el trabajo de los actores.
Todo ello al servicio de nada en absoluto.
En 2006 vi Mary . Era unos años en los que miraba todo título que gozara de prestigio, grandes nombres, muchos premios en festivales y en fin, que quería saber qué era el gran cine. Tras verla, Mary no me convenció que pudiera entrar en esa categoría. Me pareció una cinta que no era mala pero tampoco buena. Las imágenes de This is my blood en verdad sí que me fascinaron y en cambio la parte que transcurre en el presente no me aportó gran cosa. No le aprecié grandes cualidades.
¡Qué maravilloso apartar el velo frente a los ojos! Trece años después la volví a ver porque intuía que yo he cambiado, mi percepción del cine lógicamente también, y que a lo mejor entonces no supe paladear todos los sabores que Ferrara proponía. Y, efectivamente, así es. Después de otro reciente y glorioso revisionado a Teniente Corrupto , compruebo que esta Mary es su reescritura en clave metafísica. Los medios audiovisuales y de comunicación que aparecen en Mary reemplazan los elementos policíacos de Teniente Corrupto y los elementos cristianos aquí sirven para examinar el fondo de la sociedad moderna, cuando en Teniente Corrupto eran útiles para expresar la necesidad de redención por parte del desenfrenado teniente. Y sin en la obra de 1992 la historia de la monja violada servía como catalizador para que el protagonista comprendiera la falsedad de su vida, aquí es María Magdalena la que pone la primera piedra para que el personaje interpretado por Forest Whithaker evolucione y escape del engaño.
Y es que en general creo que los temas que examina Ferrara son la falsedad de las apariencias sobre la que se sostiene nuestra sociedad, el cinismo rampante que necesitamos para posicionarnos frente a las ideas y los autoengaños a los que nos acogemos después de dejarnos embaucar por los oropeles de lo frívolo y fugaz. Lo más vistoso parece siempre lo mejor. Sumado, todo esto podría ser materia óptima para una historia moralista y pacata, sin embargo Ferrara lo aborda sin dogmatismos, sin imponer sus puntos de vista (tanto es así que la primera vez no lo supe ver) y sin miedo a encarar el tabú y dar cabida tanto al parlamento del experto judío como a la sensualidad más apetitosa. Es más o menos la línea que él mismo se ha impuesto a lo largo del tiempo.
Todo lo anterior aflora mediante sutiles referencias en pantalla. Sin ir más lejos, en la primera escena, cuando Marie Palesi se percata que debe abandonar su anterior vida y examinar a fondo su conciencia, se nos presenta una escena en el set de rodaje de This is My blood , donde unos operadores transportan con facilidad una parte del decorado, una supuestamente pesada rueda de piedra que sirve para tapar la entrada al sepulcro de Cristo, y ahí ya se apunta ese desacompasado existente entre apariencia y sentido. A lo largo del metraje veremos que eso mismo ocurre a los personajes. Marie Palesi queda afectada por el personaje de María Magdalena y comprende que debe abandonar su carrera en el cine, Ted Younger realiza un programa a lo Charlie Rose donde habla con toda seriedad sobre la importancia de la espiritualidad cuando en verdad vive engañando a su esposa e incluso al final Tony Childress comprende que lo que existe no es lo que ves con los ojos si no con el corazón.
Al principio Younger se muestra impresionado por la película de Childress, más adelante, en la entrevista final, comprendemos cuanto ha cambiado Younger, cuanto le han afectado las experiencias personales y como todas esas palabras de los expertos bíblicos y las de Marie Palesi le han hecho disolver la separación entre los valores que aborda y los que practica. Otro detalle: la escena de su clímax es casi un remake de la escena final de Keitel en la iglesia.
La dramaturgia de Ferrara me parece esbozada con suma finura. Sería fácil parodiar y caricaturizar a Childress, en cambio lo dota de cierta destreza técnica, pues vemos que las imágenes de This is my blood tienen poder expresivo y el guión es lo bastante sólido como para propiciar una cisma moral en la actriz que interpreta al personaje principal. Sí que vemos que es un tipo pretencioso pero a la vez tiene cualidades. Por cierto, la tesis de María Magdalena como una de las principales discípulas de Jesús sería luego recogida en otro largometraje, el interpretado por Rooney Mara y Joaquin Phoenix. Todo lo anterior prueba que Ferrara se tomó muy en serio el tema que abordaba y quería configurarlo de forma adulta, cuidando cada aspecto de la historia.
Estoy convencido que Ferrara no deseaba dedicarse al proselitismo. Para comprender esto hace falta fijarse en la escena de la cena de Marie Palesi en Jerusalén, la que termina con la explosión de una bomba (en teoría puesta por activistas palestinos). Puede parecer absurda, sin duda. Lo que yo comprendí es que todos esos ritos religiosos que vemos previos al festín suponen una serie de símbolos que también sirven para abstraerse de la realidad. Palesi ha viajado a Jerusalén en busca de lo auténtico y en contraposición de las imágenes de archivo del padre y el niño palestinos atrapados en el tiroteo la vemos a ella, disfrutando de una maravillosa velada apartada del mal que la rodea. Creo que Ferrara apunta a que ella ha podido contactar con cierta paz espiritual, pero tampoco ha alcanzado precisamente el absoluto, el nirvana. Su intervención telefónica en el programa dónde aparecen Childress y Younger, es piadosa, pero no trascendental.
En resumidas cuentas, que todo esto, que para mí tiene en verdad mucha enjundia, se me escapó por completo. Afortunadamente, al igual que estos personajes, yo también me he podido deshacer de esa venda que me impidió captar todo lo que se ofrecía.
Interesante acercamiento a la figura de la eterna pregunta que nos haremos la humanidad cristiana hasta el fin de nuestra civilización : Jesucristo , ¿hombre o divinidad?. Y a esta cuestión, Ferrara le da una vuelta más, añadiendo la figura que hasta mitad del siglo XX quedó en la sombra, incluso considerada como prostituta, de María Magdalena, pero que en estos años, y tras varios descubrimientos, está muy en voga.
No es de extrañar que el personaje que quede pillado por la verdadera historia de María Magdalena sea una mujer, quien decide quedarse en Tierra Santa, para adentrarse más en la verdad o el mito. Ferrara denuncia el tratamiento casi vejatorio que las religiones en general, y en este caso la católica, nos han dado siempre.
Por otro lado, denuncia duramente el conflicto entre judíos y palestinos. Toda la película queda velada por imágenes de muertes horrendas, e incluso el personaje de Marie se vé envuelta. Sin decirnos nada, de nuevo, denuncia.
Nos plantea, por último, algo que está dentro de todos: ¿existe Dios?, y si existe, ¿porqué deja que muera un bebé inocente?, y si Jesús predicaba amor, ¿por qué deja que haya tanto odio entre su pueblo elejido y su ciudad natal?.
Ferrara sólo deja ver, no impone ninguna conclusión. Podría haber encarnado el personaje del periodista, cuyo programa ofrece toda clase de opiniones sobre un mismo tema, dejando una puerta abierta.
Realizado por Abel Ferrara, el film se rodó en exteriores de Jerusalén y NY y en plató (Roma). Premio Especial del Jurado de Venecia y nominado al León de oro, se estrenó el 18-XI-2005 (EEUU).
La acción tiene lugar en Roma, Jerusalén y NYC, dividida en dos partes: el rodaje y lo que sucede un año después en torno al estreno del film en NYC. Tony Childress (Matthew Modine) es un realizador independiente aficionado, egocéntrico, arrogante y obsesivo, director de una película sobre de Jesús de Nazaret, en la que interpreta el papel de éste. Marie Palesi (Juliette Binoche) es la actriz que ha encarnado a la Magdalena. Ted Younger (Forest Whitaker) es un periodista televisivo que conduce un programa que dedica varias emisiones a entrevistar especialistas sobre Jesús y a Tony Childress, pocos días antes del estreno de This Is My Blood .
La película sugiere diversas cuestiones que pueden agruparse en tres. Posiblemente la principal es la referente a María Magdalena, figura silenciada, olvidada y sistematicamente devaluada, por lo que es uno de los personajes más enigmáticos de los Evangelios. Para Scorsese ( La última tentación de Cristo , 1988) fue la esposa de Jesús y la madre de sus hijos. Para Ferrara es probablemente uno de los discípulos más allegados de Jesús y su primer confidente, al mismo nivel que Pedro. Toma la idea de los Evangelios de Hagi Hammad, descubiertos en 1944, considerados apócrifos. Marie Palesi, más que presa de una crisis mística, queda en Jerusalén con el propósito de buscar la verdad que se oculta tras la figura manipulada (mito) de María Magdalena. El segundo tema es el del enfoque correcto de un análisis cinematográfico sobre Jesús. Frente a las propuestas dogmáticas y seguras de algunos (Mel Gibson), Ferrara prefiere investigar lo confuso y lo dudoso. Frente a los discursos grandilocuentes y presuntusos, prefiere la sencillez y la naturalidad. Rechaza las pretensiones de quienes explotan su figura como medio para satisfacer la propia codicia, obteniendo grandes beneficios. El tercer tema es el de las relaciones entre el mundo de hoy y el hecho religioso. El cinismo, la vanidad, el egoismo y las precipitaciones que presiden la vida actual, imponen pautas de comportamiento y de pensamiento que relegan lo religioso a posiciones marginales o fundamentalistas. Sólo cuando una persona se enfrenta a su propia debilidad, tiende a buscar amparo en lo religioso. Este es el caso de Ted, inmerso en la actualidad, pero alejado de la realidad (ve NYC tras los cristales ahumados del coche, toca al hijo con guantes profilácticos). Ferrara propone al espectador, de modo no del todo explícito, una invitación respetuosa a la reflexión libre, sosegada y sincera.
La música, excelente, consta de 14 temas ( Mary , Hidden Scripture , etc.). La fotografía aporta una bonita y acertada combinación de videograbaciones y filmaciones. El guión suma realidad, dramatización, televisión y cine en el cine.