María, reina de Escocia
Sinopsis de la película
Relato biográfico de una etapa de la vida de la reina María Estuardo de Escocia, que se enfrentó a su prima Isabel I cuando, al volver de Francia tras haber enviudado, reclamaba su derecho a la corona de Inglaterra.
Detalles de la película
- Titulo Original: Mary Queen of Scots
- Año: 2018
- Duración: 124
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Opinión de la crítica
Película
6
30 valoraciones en total
Esta es una película memorable no solo en cuanto a rigor histórico, sino también por la inolvidable interpretación de las dos actrices protagonistas. Hasta el punto de que de pura emoción me he quedado casi sin palabras…
Ahora que ya me he recuperado un poco… voy a intentar explicarme…
En el primer aspecto, la historia abunda en unos hechos poco conocidos hasta tiempos recientes. Hoy sabemos sin ningún género de dudas que María Estuardo, allá en sus frías y lejanas tierras, estuvo a punto de inaugurar el primer reino transexual, gay-friendly y multicultural de la historia, al alimón con su amada prima Isabel I de Inglaterra. Estas dos heroicas mujeres se esforzaron cuanto pudieron por edificar una sociedad superbonita, que fue una auténtica novedad para su época, hasta el punto de que muchos de los ministros y diplomáticos de ambas reinas eran africanos, asiáticos o gays. Y, en ocasiones, incluso las tres cosas al mismo tiempo. Y las últimas investigaciones también han descubierto que sus cortesanas eran transexuales. Como lo oyen, todites elles.
Ya era hora de que alguien se atreviera a contarnos toda la verdad y nada más que la verdad. De hecho, de no ser por la masculinidad tóxica de algunos de sus consejeros, las dos solitas habrían conseguido instaurar un reinado de tolerancia, libertad, paz y armonía que, de no ser por los malditos hombres, hubiese llegado hasta nuestros días. ¡Cuánta sangre derramada en vano por su culpa! (De los jodíos machos, quiero decir…)
Isabel se vio obligada, lamentablemente, a cortarle la cabeza a María, pero lo hizo muy a disgusto, y solo después de que sus condenados ministros le comieran el coco. Esto también lo sabe todo el mundo, de modo que no me voy a extender sobre algo que es evidente. ¿Cuándo se ha visto que una mujer mate a otra por gusto? Los seres de luz no hacen esas cosas y me indigna que alguien se atreva a insinuar lo contrario. Además, ambas eran como hermanas, y las hermanas, hermanas son.
En cuanto a la interpretación, a mí me ha parecido de sobresaliente para arriba. No obstante, la gente es muy mala. Hay incluso quien ha llegado a insinuar que las dos protagonistas tienen de mujeres lo que Vladimir Putin. Y que la directora se podía haber esforzado un poco más en disimular, especialmente en el caso de Margot Robbie. O que pasarse toda la proyección en actitud hierática y con cara de palo no requiere grandes dotes interpretativas. Lo cual, aparte de una calumnia, es un infundio machista. Ambas se merecen, no ya un Óscar sino varios de ser posible tal cosa, y en esto está de acuerdo casi toda la crítica. Una vez más, ¿tan listos os creéis? Vivimos en un mundo libre, y los críticos ni son la voz de su amo, ni se casan con nadie. ¡Faltaría más, hatajo de envidiosos! No vale la pena perder el tiempo en discutir con gente de esta calaña. Lo que es por mí, podéis seguir refunfuñando, y proclamando a los cuatro vientos vuestro discurso del odio. Ni esta película es un plomo, como decís, ni la directora ha estudiado la carrera por correspondencia. Tampoco es cierto que el guión parezca parido por una niña de siete añitos un poco retrasada, ni que los diálogos sean de encefalograma plano. Mienten también los que dicen que lo único destacable en esta película es su abultado presupuesto, el cual habría estado mejor empleado si se lo hubieran gastado en vino. Algunos llegan incluso a la vileza de afirmar que esta joya no funciona ni como lavado de cerebro. Y también hay quienes vociferan que si los escasos espectadores de esta obra maestra no terminan quemando la sala es porque ya hemos llegado a un punto de no retorno en cuanto a agilipollamiento general se refiere.
¡Miserables!
Este remake de la película de 1971 (porque sí, es un remake) trata de contarnos la historia de María Estuardo, reina de Escocia, desde una perspectiva moderna, demasiado moderna, que diluye la Historia y el conflicto político en un puré de amores, desamores, celos y sexo. Pero empecemos con los puntos positivos:el vestuario (no en vano está nominado al Oscar), la fotografía y, sobre todo, las actuaciones de Saoirse Ronan y de Margot Robbie (a la cual, por desgracia, no le dan mucho con lo que trabajar) son de sobresaliente.
Por desgracia, todo ello queda diluido en un guión que oscila entre lo decente y lo ridículo (ya profundizaremos en ello), y que, además, prefiere reescribir la Historia desde una perspectiva de corrección política actual que choca profundamente con la época que pretende retratar. Sin duda, el elemento de esta corrección política más evidente es la introducción de personajes afroamericanos, asiáticos y latinoamericanos en la alta sociedad de la época. Habrá quien encuentre esto baladí, pero yo no. El cine, como es obvio, posee una fuerza inmensa para crear imágenes que calen y permanezcan en las mentes de los espectadores, y cuando dicha capacidad se pone al servicio de la reconstrucción histórica se convierte en un arma peligrosísima, ya que puede desvirtuar el pasado, haciéndonos creer que resultaba algo habitual encontrar ocupando altos cargos de las Cortes europeas a personas de un variado espectro étnico (cuando, evidentemente, no era así), pero, sobre todo, y esto es lo verdaderamente peligroso, puede desvirtuar el presente, puesto que el espectador medio, que no suele tener un amplio bagaje de conocimiento histórico precisamente, puede creerse que esta multiculturalidad lleva existiendo desde hace siglos y, por tanto, no ser capaz de valorar el enorme esfuerzo que se ha realizado para llegar a la situación actual y el que se sigue haciendo para mejorarla.
Sin embargo, esta multiculturalidad impostada en una película sobre el siglo XVI (a ver si entendemos que colocar en el papel del duque X de una corte medieval europea a un hombre blanco y no a un japonés no es racismo) es sólo la punta del iceberg de la corrección política. Para el resto de los aspectos, es necesario entrar en terreno de spoilers, así que avisados quedáis.
No acostumbro a escribir críticas por aquí, pero he llegado a casa bastante caliente, tras el visionado de María, reina de Escocia .
Nos entusiasman los personajes históricos femeninos. Muchas veces podrían resultar más atractivos que los hombres, dada su complejidad, volubilidad, fortaleza y al mismo tiempo, fragilidad.
Es muy típico, también, hoy en día, atribuir virtudes y personalidades actuales a personajes del pasado, como si los siglos hubieran volado en un periquete, manipulando descaradamente, sólo por el hecho de recitar un discurso oportunista, más acorde con los tiempos actuales, a modo de lorito sin cabeza.
Y este creo que ha sido uno de los grandes desaciertos de María, reina de Escocia . ¿Realmente era necesaria esa retahíla de mujeres sufridoras ángeles de luz?, que aceptan la homosexualidad y son igualitarias. Todo lo contrario a los hombres, por supuesto, malditos demonios manipuladores.
Todos sabemos cómo podrían ser las cosas en el pasado y los propios hechos siempre han sabido expresar fielmente una situación de brutalidad histórica, bastante mejor que hacernos tragar un discursito calcado de un pseudo debate unidireccional de la sexta, sobre feminismo y lgtbi. Una imagen vale más que mil palabras y no todo es blanco ni negro en esta vida, hay infinidad de matices. No creo que sea necesario todo esto para hacer una película destinada a un público femenino. Creo que a las mujeres les basta con contemplar hechos fehacientes, sin manipulación alguna. Mostrando tanto la parte buena, como la parte mala de las personas. Pero hoy en día parece que lo único que se entiende es el discursito simplón blanquinegro.
Afortunadamente, Juego de Tronos acaba ya, no quiero ni pensar que sucedería con el despiadado y tremendamente atractivo personaje de Cersei Lannister, en manos de productores de este nuevo cine reivindicación. Quizás inventarían un nuevo personaje masculino, que habría estado ahí, desde el principio, agazapado, moviendo los hilos. Y ella sólo sería una simple víctima de la masculinidad tóxica. Lo siento, no lo he podido evitar, jajaja.
Comentar también sobre el papel de la reina de inglaterra, que es, en mi humilde opinión, incalificable. Le eximen de toda culpa por instigar revueltas en Escocia, y la retratan como una reina surrealista, que se desentiende de lo que traman sus subordinados y consejeros, porque es la bondad hecha reina. Poco más que ridículo.
Eso si… Nada que objetar con la fotografía, vestuario, decorados, paisajes… Todo magnífico. Pero, tristemente, nada emociona, el desarrollo es plano, vacío, insípido.
Mención especial a esa patética y única batalla, que parece salida de una película de los Monty Python. Kathryn Bigelow, por favor, manifiestate!!.
En fin, que más películas de Mizoguchi y menos telediarios de sobremesa.
En 1971, y tras el acierto que supuso Ana de los mil días, su director Charles Jarrott volvía al cine histórico con el mismo productor, Hal B. Wallis, rodando María, reina de Escocia. La que iba a ser una de las protagonistas, Geneviève Bujold, había roto su contrato porque se sentía asediada tanto por el productor como por el estudio, lo cual originó todo un revuelo que se subsanó con el paso de los años. El caso es que, aunque no fuera como su predecesora, María, reina de Escocia resultó un buen film, consiguiendo la mitad de nominaciones que la anterior producción, cinco. Vanessa Redgrave se llevó una nominación por su trabajo, mientras que su compañera, otro animal de la interpretación, Glenda Jackson fue nominada por otra, Domingo, maldito domingo, un título polémico de los setenta que le aportó un Bafta. Ese mismo año, Jackson también rueda Elizabeth R, una notable miniserie con una de las mejores composiciones que se hayan hecho jamás sobre Elizabeth I de Inglaterra y que pocas podrán igualar.
Me llama la atención que ahora, con esta nueva versión de María, reina de Escocia, nadie haya señalado que se trate de una especie de remake pero de peor calidad. Las comparaciones suelen ser odiosas, pero en este caso, nada más que por la ambientación del film de Jarrott, la música o por supuesto la interpretación de esas dos fieras que son Jackson- Redgrave, más vale , con el fin de dejar lo mejor parada posible esta versión de Josie Rourke, relegar a un segundo plano todo lo dicho hasta ahora.
A mí el cine histórico me gusta, sobre todo porque en hay historias reales (me refiero no ya a que sean concernientes a la realeza, sino a que existieron) y que cuentan con toda clase de ingredientes como para entretener al más incrédulo. Si se narran con acierto y profesionalidad, creo que son clases de Historia que nos ayudan a comprender mejor el presente. Pero el caso de María, reina de Escocia es dramático. He intentado convencerme tanto de su utilidad como de que sus aciertos parciales podrían hacer de ella un film meramente pasable. Pero no.
Podrá sumarse este título a la larga lista de películas históricas que pueden resultar un plomo y que vista una vez no creo que nadie tenga mucho interés en volver a revisar, dándole a entender a más de un espectador que esta clase de género es un coñazo, y que por supuesto no es así. El que haya conseguido un par de nominaciones para los Oscars (mejor vestuario y mejor maquillaje/ peluquería) es signo de que a los académicos tampoco ha convencido. Para otros premios sí han tenido en cuenta a Margot Robbie, como mejor secundaria por su papel de Isabel I, y ese desliz sí ha sido más grave, ya que para los Oscars sí hubiera sido justa su nominación, pero se nota que el efecto del huracán Roma de Cuarón le quitó esa posibilidad. Para su compañera Saoirse Ronan, a pesar de su buen hacer, este año no quedaba hueco para que optara a mejor actriz principal. Nada que objetar al apartado de maquillaje y peluquería que son excelentes, así como al vestuario de Alexandra Byrne, que no parte como favorita, sino la gran Sandy Powell con su doble nominación. En el breve spoiler aclararé otra de las cosas que me han gustado de la película, pero también haciendo mención a su sonido poco más me ha llamado la atención.
En su contra está, por ejemplo, su dirección. Se nota que es inexperta y, como directora que proviene del teatro, hay momentos en que descansa toda la responsabilidad en una puesta en escena en la que no hay objetividad, sin aprovechar los recursos cinematográficos, fijándose solamente en sus diálogos y en sus actores, sin llegar a imprimir nervio en ocasiones que podía haberlo hecho. Es de una corrección gélida. En cuanto su fotografía, abusa de humitos para que la luz que inunda espacios sombríos no deslumbre, estando más acertada en exteriores, gracias a bonitos paisajes. La música sigue una corriente habitual: a falta de compositores que hagan piezas contundentes, se recurre a un estilo musical que, muy lejanamente nos evoca a Nyman, Mertens o Glass, con el fin de que no huela demasiado a alcanfor. Y ese es una de los problemas también, que exceptuando varias escenas de exteriores, nos falta frío, humedad, solemnidad y tenebrismo.
Para mí su casting es casi un cachondeo y de lo más desafortunado. Con ese afán de incluir a todas las razas posibles, para que cuando vayan al cine no noten racismo, se ha incluido a actores negros, o con aspecto oriental o latinos… esto es un despropósito, mucho más en un film de época. Y esto es lo que queda, una buena historia, nada aprovechada, que podrá servir de ilustración o de cierto entretenimiento para los menos exigentes, pero que por desgracia podría haber dado más de sí, sobre todo porque esta clase de cine se supone que es muy lucido y falta hace.
María, reina de Escocia es una película que se la puede definir con el término mediocre. Y no, no es por el duelo interpretativo entre Saoirse Ronan y Margot Robbie. Ellas son lo mejor de la película y lo que me lleva a otorgarle un seis a la cinta. El problema es todo lo demás que rodea a un filme. Un guion farragoso y maniqueo dónde asistimos al martirio hagiográfico de María Estuardo. Una historia centrada en el sufrimiento de este personaje y cómo todos y cada uno de los individuos de su alrededor son de una maldad execrable mientras ella no posee ni un solo matiz negativo. El guion se empantana en intrigas palaciegas y es torpe en el uso de la elipsis temporal, no quedando claro cuanto tiempo ha pasado entre cada escena. Así mismo la fotografía, pretendiendo emular, pero sin conseguirlo, otros clásicos de época como son Los Duelistas o Barry Lindon da un resultado interesante, pero sin lograr el efecto visual impactante de las otras cintas.
La dirección muy clásica, pero totalmente impersonal, algunos momentos al escoger ciertos planos resultan bochornosamente cómicos. La ambientación histórica tiene unos cuantos gazapos importantes, muy curioso que en este juego de sucesiones, la Monarquía Hispánica no sea ni siquiera mencionada. Se dice que no hay mayor desprecio que el no hacer aprecio.
Por lo demás repite el tono de corrección política propio de las producciones made in BBC y made in Hollywood, cambiando personajes que históricamente fueron blancos por actores negros y hasta una hindú y una japonesa. No me malinterprete, pienso que se hace el mismo ridículo que cuando ponían a John Wayne a hacer de mongol o cuando pusieron a Johnny Dep a hacer de indio.
En resumen, se queda una historieta hagiográfica y maniquea que lo único que destaca es el vestuario a ratos y la interpretación de estas dos grandes actrices.