Margarita de la noche
Sinopsis de la película
Una noche, a la salida de la Ópera de París, el viejo doctor Faust es abordado por un un hombre elegante y enigmático que lo convence para que lo acompañe en su ronda por los cabarets de Pigalle. En uno de ellos, Faust queda tan hechizado por la belleza de Marguerite, una de las bailarinas, que se lamenta de su vida ascética y de su vejez. Al oírlo, el astuto desconocido le promete hacerlo rejuvenecer 20 años a cambio de un pacto de sangre. Al día siguiente, Faust comprueba maravillado que ha vuelto a la juventud.
Detalles de la película
- Titulo Original: Marguerite de la nuit
- Año: 1955
- Duración: 125
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En una gran sala parisina, se está presentando la famosa ópera, Faust, que compusiera Charles Gounod con libreto de Jules Barbier y Michel Carré, los cuales adaptaron su propia obra, Faust y Marguerite, que basaron en la primera parte de Fausto de Johann Wolfgang von Goethe. Valga mencionar que, en su momento, Gounod fue considerado muy superficial en el tratamiento de Fausto, y aunque su partitura fue, y sigue siendo, muy apreciada, la ópera jamás se anunció con su título original y siempre se la llamó Marguerite, dado el hecho de que, es esencialmente de este personaje, del cual trata la historia.
>, consigue empañarse por tres hechos que, personalmente, encuentro imperdonables: El primero, la deficiente interpretación del actor que hizo del joven Georges Faust, no explicándose uno que razón tuvo el director para aguantarlo, hasta el final, al lado de esa gran actriz que fuera, Michèle Morgan. En segundo lugar, aunque sin mucha relevancia, al director se le escapan unos cuantos errores de continuidad que se advierten muy fácilmente. Pero, argumentalmente, ocurre el tercer hecho (y el segundo grave error): Al permitir que, Marguerite, se disponga a buscar almas que compensen la liberación de su improcedente enamorado, se la hace lucir fatua, deshonesta y egoísta… y con esto se viene al piso la integridad y el propósito de redención que demostrara durante cierto tiempo. Aunque la escena de cierre resulta muy poética y puede asociarse a la inversa con la que viéramos al principio, no resulta ya fácilmente digerible.
>, tiene notables méritos.
En uno de los palcos de aquella sala, un anciano presencia la ópera con tanta emoción que algunas lágrimas escapan de su ojos… y cuando la obra termina es el primero en salir con ansias de saludar a los intérpretes. Para su suerte, consigue ingresar a su camerino y cuenta, al que hizo de Fausto, que ha visto todas las representaciones de esta obra desde su estreno en 1859 y que ¡él mismo, es el Dr. Georges Faust, descendiente directo del hombre de Würtenberg que inspirara la obra por ser el que hizo el famoso pacto con el diablo!
Un hombre de mediana edad, elegantemente vestido y sosteniendo un fino bastón (muy efectivo, Yves Montand), escucha atento el diálogo… y seguidamente, se nos da una vaga pista de su labor, mientras se apropia del anillo maldito (¿?) que el anciano regalara al artista antes de despedirse. Al caminar, el viejo por la calle, vemos su silueta reflejada en una pared mientras se oye el chirriar de un equipo de soldadura que alguien está utilizando, y seguidamente, vemos la sombra de un guante rojo de gran tamaño que pende de una cuerda. Se sugiere así una metáfora de, echarle el guante, y al instante, el hombre elegante que viéramos antes, aparece a su lado, y le da lumbre con una cerilla que no se consume totalmente. Ya con esto, quedamos totalmente absorbidos por la historia, pues, en tan solo 10 minutos, ya se advierte con total claridad la mano de un maestro… en este caso, el director Claude Autant-Lara.
El guion, escrito por su esposa y colaboradora, Ghislaine Autant-Lara y Gabriel Arout, partió de la novela, Marguerite de la Nuit, que Pierre Mac Orlan (seudónimo de Pierre Dumarchais) publicara en 1941… y por enésima vez, la leyenda de Fausto se pone en el candelero y, Marguerite, es el eje central de una trágica historia de amor.
Infortunadamente, el brillo que sin duda tiene, <
¡Una lástima!, porque, <