La belle personne
Sinopsis de la película
Adaptación de la novela La princesa de Clèves , de Madame de La Fayette. La acción se traslada desde la corte de Enrique II hasta un instituto parisino de la actualidad. Después de la muerte de su madre, Junie, una chica de 16 años, se traslada a otro instituto a mitad de curso. Su primo Mahias, que está en la misma clase, la presenta a sus amigos, que están deseando salir con ella. Sin embargo, Junie se enamora locamente de Nemours, su profesor de italiano, aunque reprime sus sentimientos porque considera que la felicidad es algo puramente ilusorio.
Detalles de la película
- Titulo Original: La belle personne
- Año: 2008
- Duración: 93
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Opinión de la crítica
6.1
46 valoraciones en total
Presentada (con no mucho éxito) en el Festival de San Sebastián de 2008.
Película ideal para cinéfilos románticos. No somos muchos, pero para muestra, un boton.
El amor ¿es eterno? ¿cuanto dura? ¿existe? ¿o es solo un encaprichamiento?
Sin duda, el amor existe. Siguiendo a Descartes, amo, luego el amor existe .
Y el amor es lo más maravilloso que le puede pasar a cualquier persona. Si el amor es correspondido, todo es perfecto, la vida es bella . Si no es correspondido, el amor sigue siendo un sentimiento fuerte, maravilloso, que merece la pena sufrir . (ver spoiler 1)
Junie, la chica protagonista, se enamora profundamente de un joven profesor. El profesor también se enamora de ella. Perdidamente….(ver spoiler 2)
La película (francesa) dirigida por Christophe Honoré desarrolla la historia con gran acierto. La tela de araña de amores y amoríos entre los chicos y las chicas del instituto, se va decantando poco a poco, hasta que la cámara se fija en la pareja protagonista y allí se queda.
El film va ganando en intensidad e interés a medida que avanza. No está presentada de forma melodramática, pero el sentimiento está ahí y no es ocultado.
Una muy buena película de amor con un tratamiento normalizado de la homosexualidad.
Puede que los estudiantes de Honoré no sean del todo creíbles en su sensibilidad o moral pero sí en la representación de una pequeña minoría de jóvenes. La literatura y la música como apoyo a los escasos diálogos para hablar del amor que se sabe limitado, de los sentimientos encontrados, de la muerte, los cafés parisinos, Garrel maravilloso en su manía de ser sus personajes en lugar de interpretarlos y un Honoré acertado en dar espacio a los damnificados del desamor, hacen de La belle personne cine más que recomendable.
Para el recuerdo: Otto (Grégoire Leprince-Ringuet) mientras suena Comme La Pluie .
Nota: 7.5
Después de ver esta película tengo cierta confusión y pensamientos encontrados: por un lado no puedo negar la solvencia de la película en su aspecto formal: sobrio, sutil y armónico, con colores neutros y equilibrados y que parece trasladarme a otra época, romántica a la manera canónica de Viajero junto a un mar de niebla, de Friedrich, pero por otro lado pienso que ya estoy cansada de las historias de amores imposibles y desamores, convencionales en el fondo, y de una vaciedad absoluta, de hecho la trama parece sacada de Al salir de clase. Ya me dejan impasible, y creo que no depende de la sensibilidad de cada uno, sino de su momento personal. Yo en estos momentos necesito un poco de aire fresco, la sensación de que ya había visto esta misma película muchas veces antes fue constante. Tanto lirismo si no hay nada que lo sustente puede resultar indigesto. Y eso que las películas como ésta son exactamente del tipo que me gustan, pero prefiero acudir a quienes me las mostraron por primera vez, los artífices de este tipo de cine, los autores de la nouvelle vague, a los que la película intenta emular constantemente.
Por otro lado, parece ser el envés de la moneda y en la otra cara se encuentra La clase, la película de Laurent Cantet. Y es que el intento supremo de esta película por embellecer y sublimar todo hace que eche en falta espinillas, graffities y demás elementos antiestéticos que me indiquen que estoy en un instituto real. El intento embellecedor llega hasta los rostros de los chavales que parecen auténticos maniquíes y elementos de decoración adicional. Se recrean especialmente en el rostro de la actriz protagonista, con un parecido asombroso a Anna Karina. Realmente necesito mucho más que una mirada soñadora e infinitamente triste para conmoverme, aunque la preciosa música de Nick Drake contribuya a ello.
La princesa de Clèves es una novela francesa del S. XVII atribuida a Madame La Fayette. Se considera una obra de referencia de la literatura francesa, valorada por muchos críticos por fusionar las tendencias del romanticismo con una mayor complejidad psicológica de personajes. La novela ha sido lectura obligatoria en los institutos franceses y ha sido adaptada al cine por nombres como Delannoy, De Oliveira y Zulawski. El último en hacer su versión sui generis de La princesa de Clèves ha sido Honoré. El resultado es un experimento arriesgado en el que queda poco de la historia original y pervive un notable sentido del fatalismo de una Jane Eyre del S. XXI.
Honoré antes de cineasta fue escritor, un dato que nutre sus películas y que aquí es más importante que nunca. Honoré también realiza un juego curioso: la historia la protagonizan adolescentes que seguro han leido La princesa de Clèves, y que como resultado han sido atrapados por el negativismo y la truculencia de la obra. Ejemplo de literatura dentro del cine, no de adaptación cinematográfica. La belle personne no es una versión de La princesa de Clèves, sino la historia que Honoré ha filmado bajo el influjo del libro. Tras ver La belle personne se me ocurre que el cine de Honoré no deja de ser una repetición y variación del modelo romántico fatalista de Romeo y Julieta en lo temático, y en lo formal tiene la juventud de quien lee esa historia de amores imposibles como si fuera lo más importante del mundo.
La belle personne sabe a sitios ya transitados, a amores ya sentidos, a compilación de libros ya leidos, y al mismo tiempo recrea y simula la frescura de quien descubre un lugar (París) y siente el amor por primera vez, por lo que permite acercarse a La princesa de Clèves desde una perspectiva nueva, como soporte de un cuento totalmente diferente. La belle personne es moderna y anacrónica, joven y nostálgica. Traslada las complejidades de una trama palaciega a los pasillos de un instituto. Un ejercicio valiente que a ratos parece una jugada maestra y en otros un salto a una piscina sin agua.
Honoré sigue fiel a sus historias de amores homosexuales, a rimas y tópicos propios y ajenos. No interpreten la radical decisión final del protagonista como una demostración de que La belle personne carece de guión porque en verdad es lo más cerca que Honoré ha estado de ceñirse a un libreto. Si acaso volvemos a estar ante un reflejo de los seres prototipo de su autor que entienden la vida en contraposición a la muerte, el blanco en relación al negro obviando toda la gamma de grises. ¿No será el propio Honoré el que siente las dudas de la dama enamorada? ¿Y el que cree que nada tiene sentido y decide acabar con todo saltando al vacío? La belle personne nos enseña el Honoré adolescente que desea amar y ser amado. Que nadie reste méritos a la película más refinada de un autor de imaginación desbordante y poco dominio de las medidas.
Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities