Marcha triunfal

3 comentarios en «Marcha triunfal»

1. Once años antes de que Kubrick haga Full Metal Jacket, Bellocchío aparecía con este retrato de la vida en los cuarteles, un expediente sobre la competencia y los rigores de la educación militar. Mientras que un soldado trata de ganarse el respeto de sus compañeros y superiores, la mujer de un capitán aparece para darle un vuelco a toda la historia y complicar aún más las cosas.
   
   Desconozco las repercusiones del film en su momento, pero sorprende que una obra tan intensa no tenga un lugar más destacado en el cine de culto. Por momentos sus gags chapuceros dan toda la impresión de estar ante una comedia boba para adolescentes cachondos. Pero el film no tarda en enmendarse y mostrarnos el fondo oscuro de sus personajes, con sus relaciones escabrosas, atravesadas por los celos, la violencia, la envidia, la soledad y el desamparo. Tanto el humor como el drama corren parejos, y el director sabe dosificar los elementos. Cuando los diálogos abusan del melodrama, el humor irrumpe justo a tiempo para salvarlos.
   
   Repleto de escenas memorables.

2. Bellocchio nunca se ha caracterizado por su ecuanimidad. Pero en esta película, de crítica al ejército, se pasa de rosca desde el principio. Lo que ocurre en ese cuartel no se lo cree ni el guionista.
   
   Es la triste historia de un soldado que nunca debería haberlo sido. Es víctima de casi todos y de modo especial de un capitán medio loco por los celos. Eso sí, él capitán tiene la buena intención de hacerle un gran soldado .Esto es una de las contradicciones de la película.
   
   ¿Toques de humor? Yo no he advertido casi ninguno.
   
   Bellocchio sabe rodar con buen ritmo, terminando las escenas de forma acertada y aquí lo demuestra una vez más.
   
   Michael Placido hace un trabajo que se come a todos los demás, salvo a Franco Nero.
   
   Interesante para conocer más de la filmografía de Bellocchio, pero poco más.

3. Pensándolo bien, Paolo Passeri, me recuerda un poco a, Harry Faversham, el protagonista de Las Cuatro Plumas (Zoltan Korda,1939). También él gusta de la poesía, ve con desinterés el militarismo… y un cierto aire de cobardía lo hace lucir frágil ante los demás… y como Faversham, Passeri va a sentir, en su momento, esa suerte de presión que estruja muy dentro de nosotros para sacar a flote ese valor que, en definitiva, todos llevamos guardado.
   
   Partiendo de un guion escrito por él mismo, en compañía de Sergio Bazzini y otros, el director Marco Bellocchio, se aventura en una nueva crítica contra las instituciones del Estado y su blanco, esta vez, son los cuarteles donde la famosa regla, La disciplina es la lógica del soldado, va a quedar tan pisoteada que deberían ya borrarla para siempre… o hacer lo que es debido para que alguna vez se aplique.
   
   El director no escatimará en detalles para dar cuenta de la suerte de indisciplina, irrespeto, abusos y desmanes que brotan a diario entre los altos muros de aquellos lugares, supuestamente, creados para forjar hombres de ley protectores de la ciudadanía y de la nación, y una suerte de inconforme alegato va a quedar debidamente plasmado al tiempo que, también la vida privada de cierto oficial –para nada ficticio- va a ponerse en entredicho.
   
   <>, resulta interesante al develar las incuestionables falencias y excesos de las instituciones militares reconocidas aquí y allí, pero, siento que, infortunadamente, cae en una suerte de excesos como los que cuestiona y, en esos momentos, la estética termina rayando en el mal gusto, y en dos o tres casos, en una clara impertinencia.
   
   Para la trama, se ha creado un recinto ficticio al que se ha llamado cuartel Stevago (alguna cosa puede deducirse del nombre), y el comandante en jefe es el capitán Asciutto, un hombre temperamental que -como suele ocurrir- su presunción de dominación e intolerancia, oculta la terrible debilidad que expresa ante su mujer, Rosanna, una muchacha inconforme dispuesta a evadir todos los controles que le impone su marido.
   
   La relación que se produce entre Asciutto (seco, árido en italiano) y el joven soldado Passeri, va a ser la perfecta escuela con la que se forma un tirano, sobrepasando lo que muchos piensan… y el carácter de la agobiada Rosanna, quizás sea de lo que más falta hace a muchos de aquellos imberbes jovenzuelos.
   
   Michele Placido, Franco Nero, Miou-Miou y Patrick Dewaere, son los correctos protagonistas de una historia que, en ese retrato del gran fango cotidiano, no está exenta de ocasionales toques de humor que ponen un poco de sal a la vida.
   
   Título para Latinoamérica: PASIÓN BAJO LAS ARMAS