Mandy
Sinopsis de la película
El matrimonio Garland (Terence Morgan y Phyllis Calvert) vive feliz con su hija Mandy (Mandy Miller) hasta que un día se dan cuenta de que la niña es sordomuda. Deciden, para protegerla, instalarse en casa de los abuelos, para que no sufra del contacto con otros niños en la escuela. Cuando la niña cumple seis años su madre decide llevarla a una escuela especializada, lo que provoca un conflicto con su esposo y sus suegros.
Detalles de la película
- Titulo Original: Mandy
- Año: 1952
- Duración: 93
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Opinión de la crítica
Película
7.1
52 valoraciones en total
Pionera en los títulos de cine-escuela con niños discapacitados, a la que seguirían títulos como Ana de los milagros (1962), Ángeles sin paraíso (1963), y otras, <> es una importante película que refleja, con valiosos elementos, el proceso que debe seguirse para ayudar a los niños que nacen con problemas auditivos. Son ya tiempos en que comienzan a invertirse algunos roles y ahora es el padre el obstinado frente a la intuición y la fe que tiene la madre de que en la institución elegida -Royal Residential Schools para niños sordos-, sacarán adelante a la pequeña Mandy, hasta hacerla apta para vivir en sociedad.
Versión cinematográfica de la novela, The Day is Ours, de la escritora inglesa, Hilda Lewis (1896-1974), fue el brillante director, Alexander Mackendrick, quien le dio el nuevo rumbo, logrando plasmar un particular triángulo amoroso en medio del difícil proceso mediante el cual, la pequeña Mandy de 6 años, lucha para adquirir el lenguaje que la haga plenamente comprensible. De esta manera, el conflicto familiar alcanza una relevancia central, pues, Christine la madre de la niña, se ve abocada a separarse temporalmente de su marido porque tiene la certeza de que, el escaso, sobreprotector y amargo apoyo que sus suegros, y ellos mismos como padres, vienen ejerciendo con la niña, solo la convertirá en un ser marginado sin posibilidad alguna de socialización.
Es entonces que, la relación entre la atractiva y solitaria Christine, y el profesor Dick Searle -un hombre que a veces juega a ser duro, pero que quiere con sinceridad a los niños y demuestra una profunda vocación-, comienza a estrecharse… y despertará celos… y será motivo hasta para un complot por parte de alguien de la institución que ve con malos ojos al eficiente instructor.
Representada con mucha fuerza y credibilidad por la pequeña Mandy Miller -quien ya había debutado con Mackendrick en El Hombre del Traje Blanco-, Mandy Garland es un prístino ejemplo de lo que puede alcanzarse cuando se tiene fe y perseverancia… y cuando se cree, firmemente, en las posibilidades de desarrollo que abundan en cada ser humano.
Se estima que, en promedio en el mundo, uno de cada cien mil niños nace ahora con problemas de hipoacusia. Esta deficiencia genera trastornos emocionales y baja autoestima, limita enormemente la capacidad cognitiva, y con frecuencia, se vive en un gran aislamiento al no conseguir hacerse comprender por los congéneres. Pero, cuando se le trata adecuadamente desde muy temprano y se le cualifica para aprender a hablar o conocer el lenguaje de señas, estos niños se tendrán en mejor aprecio, conseguirán relacionarse con mucha gente, y en algunos casos, hasta podrán ser creadores, artistas o convertirse en seres de alta utilidad para quienes padecen el mismo tipo de problemas. Presten mucha atención al personaje del filme, Jane Ellis, para que conozcan a una mujer ejemplar.
Al terminar de ver a, <>, sentí haber estado ante un filme enaltecedor, ejemplo de perseverancia y de fe, en el hombre y en la ciencia. Muy recomendable.
Título para Latinoamérica: MURALLAS DE SILENCIO
Que no es otro que sobrevivir a la familia que le rodea. Es paradójico que Mackendrick, que tuvo una infancia desgraciada, dé a entender lo peligroso que puede resultar el amor cuando se trata de criar a un niño. La sordera de Mandy, aunque no lo parezca, es un tema tangencial. Aquí se habla de mucho más, se habla de envidias entre profesionales, se diseccionan las relaciones familiares, se critica la gestión de las instituciones, se detallan en definitiva todos los obstáculos que la infancia ha de superar para crecer, y los primeros son los más cercanos.
Una película atípica en la filmografía de Mackendrick, tanto por el ritmo (más pausado que otros films) como por el cuidadísimo uso de la fotografía y los primeros planos para enfatizar las reacciones de los personajes. Hay algunas escenas que parecen rodadas incluso con cámara en mano.
Destaca el maravilloso final: Una puerta abierta por la que penetra un rayo de luz iluminando una habitación que ha permanecido oscura tantos años.
Adelantada a su época, como cualquier trabajo de este magnífico director.
Sensible drama, extraordinariamente dirigido por el gran Alexander Mackendrick -qué poco dirigió este maestro pero qué cantidad de obras maestras nos dejó- para relatarnos, sin estridencias ni concesiones al sentimentalismo o a la lágrima fácil la conmovedora historia de Mandy, sorda de nacimiento, y el largo aprendizaje de sus padres -especialmente su padre- para adaptarse a la nueva situación y encontrar soluciones a su problema. Magníficos actores – destacando sobremanera la expresiva niña protagonista, Mandy Miller- economía narrativa inteligentemente dosificada y un uso destacado de la música y del silencio hacen de este relato de 87 minutos casi una obra maestra de múltiples lecturas entre las cuales la piedad peligrosa es, si no la más importante, una de las más destacadas. Clásico de obligada visión.
[Así es el mundo para Mandy]
—–, — —- h—— – ———, — ——- — —- — — ——.
[Transcurren las semanas]
M—-, — —- h—— – ———, — m—— — —- — — —-m-.
[Y los meses]
Ma—, — —a h—–a – ———, — m—–a — —- — — —-ma.
[Mackendrick, con exquisita sensibilidad y sin sensiblería,…]
Man–, –n —a h-n—a – –n——, n– m—–a — —- — -n –n-ma.
[…nos lleva del silencio…]
Mand-, –n –da h-nd–a – –n——, n– m—–a — —- d- -n –n-ma.
[…a la palabra.]
Mandy, –n –da h-nd–a y –n——, n– m—–a — —- d- -n –n-ma.
Alexander Mackendrick es un director especialmente dotado para el mundo de la infancia. Pero sin ñoñerías, ante todo es un director de cine. Y de buen cine.
Mandy aparentemente es una película didáctica sobre los niños sordomudos. Pero Mackendrick no se detiene ahí. Mete el bisturí a fondo indagando en el matrimonio, la familia, la infancia, la educación, el amor posesivo, el amor desapegado, los celos, la envidia, la soledad, los chismorreos, la comunicación, la vocación, la renuncia, y un montón de sentimientos en apenas hora y media.
No sólo eso. El uso que hace de la imagen y el sonido en esta película es de una especial delicadeza. Juega con ellos tan bien como con los niños de sus películas, que no sé cómo lo hace pero les saca unas actuaciones muy creíbles y naturales. Y la niña que hace de Mandy, que se llama igual y no es sorda realmente, te hace sentir lo que dicen al principio del film: Amanda (aka Mandy) quiere decir la que merece ser amada .