Dentro del laberinto
Sinopsis de la película
Sarah debe recorrer un laberinto para rescatar a su hermano pequeño, que ha sido secuestrado por unos duendes y está en manos del poderoso rey Jareth. La niña descubre inmediatamente que ha llegado a un lugar donde las cosas no son lo que parecen. Dirigida por el creador de los Teleñecos. El guionista es Terry Jones, George Lucas es el productor ejecutivo y Frank Oz el animador.
Detalles de la película
- Titulo Original: Labyrinth
- Año: 1986
- Duración: 101
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Opinión de la crítica
Película
7.2
78 valoraciones en total
Me encanta esta película.. Debí verla por primera vez a los siete años más o menos, y después la he vuelto a ver muchas veces en casa. Ayer la alquilé y volví a disfrutar como cuando era pequeña, recordando las sensaciones que me provocaban esas imágenes surrealistas y llenas de imaginación, y la música, que me suena tan bien como entonces.
Destacaría, aparte de la ambientación y la música, el personaje de Jareth (David Bowie), que es un malvado elegante, seductor y con un fondo no tan malo. Además, Jennifer Connelly está perfecta en su papel de joven fantasiosa, ingenua e imprudente.
Estás en tu casa, es Sábado y los deberes los hiciste el Viernes por la tarde para tener el fin de semana libre. Terminas de comer las albóndigas con patatas que tu madre ha dejado preparadas antes de irse a trabajar y te vas al sofá. Es un día lluvioso y las calles están vacías. Pones la tele y van a echar la sesión de tarde. Estás cogiendo la manta y de repente oyes una melodía ochentera, la batería electrónica lo delata… Conoces esa musiquita, te das cuenta y te acomodas para ver la que es una de las mejores películas de fantasía de los ochenta y por consiguiente, de la historia. No le encuentras ningún pero a esta maravilla excepto los pantalones de torero de David Bowie, escena que siempre me ha hecho reír la vea con quien la vea y seguro que coincido con la mayoría de vosotros, por favor, por favor, no sé quien sería la modista pero le debió dar un par de tallas más al bueno de David.
En general, un buen guión, unos efectos más que aceptables, una banda sonora excelente y unas actuaciones totalmente creíbles. Para toda la família.
Dentro del laberinto, así es como se siente el espectador que corretea detrás de la jovencísima Jennifer Connelly allende transcurre el film. A pesar de ser una película completamente fantástica, tan real ocurre parecer el laberinto que se hace, así mismo, real. Claustrofóbico, agotador, extenuante, y mágico. Dentro del laberinto combina de una manera cuasi subliminal un terror psicológico camuflado por lo infantil de la estética, persiguiendo durante todo el film un objetivo que parece prácticamente inalcanzable, mientras que otras veces parece juegos de niño. El centro pivotante lo marca Sarah (Jennifer Connelly), que unas veces parece más inteligente que el propio rey de los Goblins, y otras parece derrumbarse por el propio peso de su propósito.
La película es una diarquía en la cual cada protagonista brilla cuando el otro cae, en un antagonismo del que no sale claro vencedor. David Bowie es la cara de este film, pero unas veces parece en un histriónico concierto de su rock, y otras el maestro del otrora Johnny Depp (al que el papel le vendría como anillo al dedo). La Connelly gana por la propia importancia de su personaje, y por la evolución y superación de la que hace gala así transcurre la cinta, lo que no al rey de los Goblins, personaje del que no se deja constancia en ningún momento el por qué actúa como lo hace, y qué le mueve a ello.
La fantasía que gira en torno a este reparto bifacial es de lo mejor y más variopinto que jamás hizo el cine. Pertenece a un género que murió según se alzó protagonista el hacer digital, ese que ahorró quebraderos de cabeza e ingenio y sumó la fría e inhumana mano del ordenador. Ese género fantástico que vivió sus años de gloria durante los 80, en una sucesión de películas que parecen cortadas por un patrón único e irrepetible: Cristal Oscuro (1982), La Historia Interminable (1984), Dentro del Laberinto (1986), Willow (1988), Bitelchús (1988). Tim Burton a duras penas siguió el testigo, y repitió guión y modos mientras su cine se transformaba en la loca factoría de los 90.
El cine de antes murió con el final de la década reina del Pop-Rock (esa de la que David Bowie era uno de sus mitos), cuando el ingenio y no el dinero valían para hacer una película maravillosa, cuando una película se hacía por arte y no por los beneficios. Además de ello, hoy estas películas han desaparecido, pues no tienen cabida en la parrilla actual. Para el público infantil queda la animación, que con la llegada del citado ordenador puedo hacerla hasta yo, y para el público adolescente quedan las American Pies y las películas terminadas en Movie (Scary, Date, Epic, Disaster, etc.).
Dentro del Laberinto es una prueba más de que el cine de antes es mucho mejor, sin espectaculares efectos especiales, sólo con teleñecos y mucha maña, sin la mercadotecnia del consumismo y sin el vil dinero de por medio, motor de la industria.
Por ello, el cine de calidad se quedó como Jennifer Connelly… dentro del laberinto.
… no puedo dejar de recomendar esta película a aquellas personas que considero pueden entenderla. Es mi dibujo de boa comiéndose a un elefante. Pero mucha gente sólo la ve como un sombrero. Y esa gente sólo se fija en que es el debut de una Jennifer Connelly, un marcaje de paquete de David Bowie y una serie de extraños muñecos para críos.
¿Qué tipo de infancia han podido tener esas personas que no han disfrutado con esta película? ¿Qué tipo de hermanos mayores nunca han usado las palabras ? ¿Qué tipo de hermanos pequeños nunca han dejado de llorar al oír Ojalá… ojalá… ?
Es un cuento. Un gran cuento. Con su moraleja. Todos necesitamos amigos. Todos tenemos responsabilidades. Y aunque las niñas ya no quieran ser princesas, seguimos temiendo caer en el Pantano del Hedor Eterno.
Película perfecta para cualquier tarde, para cualquier edad. Pero no para todos los públicos.
Henson vuelve a crear un mundo irreal, esta vez claramente inspirado en Alicia en el país de las maravillas .
La historia es algo ingenua, ¿pero qué más da?, aquí no importa el porqué se ha llegado hasta allí, sino qué pasará a partir de entonces. Y lo que pasa es que nos muestran uno de los mundos más imaginativos y peligrosos que jamás se haya llevado al cine.
Al ojo poco trabajador le podría parecer la típica producción infantil, pero es en ellas en las que hay que pensar más. Nada es lo que parece, y no sólo me refiero al mundo ficticio, sino también a la película en sí.
Tengamos en cuenta que en estos casos los responsables son adultos que aspiran a algo más que a hacer una serie de televisión llamada Los Teletubbies . En realidad este mundo ficticio no dista mucho del real en el que nos encontramos los adultos, un mundo en el que cuesta distinguir quién es el verdadero amigo y quién intenta engañarnos.
Me gustaría romper una lanza (o todas las que hagan falta) a favor de Trevor Jones. Este compositor es un profesional como la copa de un pino, mucho mejor que los excesivamente valorados James Horner, John Powell o Alan Silvestri, por poner tres ejemplos. En los trabajos de los anteriores cada día se acusa más la falta de ideas, mientras que Trevor lo mismo le pone la música a una fantasía que a un drama ( En el nombre del padre , El último mohicano , Dark City , Arachnophobia , son algunos ejemplos de estilos dispares).
Sin duda alguna, uno de los talentos menos reconocidos del cine actual.
Siguiendo con la música, la elección de David Bowie es más que acertada. Además de darle publicidad a la película, su estilo extravagante, tanto en su música como en su persona, pegan bastante. Incluso disimula bastante bien sus carencias como actor.
De esta banda sonora sigo escuchando cada cierto tiempo los temas Magic Dance y Chilly Down , geniales.