Malpertuis

5 comentarios en «Malpertuis»

1. El fantástico es un género muy preciado por la cinefilia. Al igual que en caso del terror, la propia avidez del cinéfilo hace buscar y rebuscar obras para recuperarlas y defenderlas. Esto es un film pretencioso, barroco, que pretende dar las claves ocultas de muchos misterios a la burguesía de los iluminados intelectuales de la época. Y es cierto que muchas obras de arte estan veladas tras un aparato iconológico e iconográfico detrás, que solo está al alcance de pocos conocedores. Pero lo perdurable va mas allá en su fascinación porque te atrapa. Y ésta peli por más que salga 5 minutos Orson Welles como señuelo no picamos. Pobre Orson, cuando lucía disfraces y cameos para ganar un poco de dinero con el que se financiarse sus proyectos, y de paso los encargados de producción de este tipo de películas daba relumbrón y trampa al reparto… metiendo su nombre bien grande en títulos de crédito y en el poster promocional.
   
   El fantástico intelectual estuvo en boga Europa en los 60 y 70. Los americanos hacían entretenimiento y los europeos rebuscadas literaturas y poéticas no comerciales al gusto de una élite. La cohorte de entendidos asiente y descifra los misterios del arte pop mientras el vulgo no comprende casi nada.
   
   Buena fotografía y estética vamp barroca. Una pesadilla para este joven Tadzio vestido de marinerito, buscando en el laberinto de una mansión malsana los porqués. Mucho erotismo semigótico y opresión. Una herencia maldita con trasfondo mitológico detrás. Barullo que hay que saber paladear. Prepárense y no se atraganten.

2. Cuídate de Malpertuis… No la busques, no la esperes. Si la encuentras, aléjate de ella. Aunque bien sé lo inútil de este consejo, pues probablemente sea ella quién te encuentre a ti y en tal caso, poco podrás hacer contra el severo horror de un destino que secretamente anhelas y que te destruirá.
   
   Existe una mansión aborrecible en todas las ciudades del mundo como Malpertuis…
   
   Magnífica obra maestra del cine que cayó en el olvido al igual que el libro del mismo nombre. Malpertuis narra una historia muy compleja en la que un hombre, Cassavetes, planea dejar toda su fortuna a sus herederos con una condición: que todos vivan en Malpertuis hasta el día de su muerte. Al final los dos últimos supervivientes, si son hombre y mujer deberán contraer matrimonio.
   
   Partiendo de este argumento, Malpertuis profundiza en una complicada historia de terror, drama y amor que se mezcla con elementos mitológicos como la leyenda de las gorgonas Esteno, Euryale y Medusa, la de las tres furias, Alecto, Megera y Tesífone o los dioses del Olimpo.
   
   La mansión Malpertuis es enorme, llena de oscuros secretos que el protagonista, Jean-Jacques deberá ir descubriendo. ¿Quién apagaba las luces?
   
   Una historia excelente que a primera vista puede parecer el típico cuento de la casa encantada pero no es así. Es totalmente distinta, inesperada y original.
   
   Como debe tener una buena crítica, también han de resaltarse sus contras, porque Malpertuis los tiene. En primer lugar, no es fiel al libro de Jean Ray, sigue su línea argumental de forma bastante más ligera y omitiendo muchos detalles y explicaciones. Y en segundo lugar, el final no respeta el del libro, en la película es demasiado acelerado para el ritmo que lleva.
   
   Por lo demás, excelente. Eso sí, MUY COMPLICADA.

3. No sé muy bien que pensar de Malpertuis. La historia me atrae, algunos momentos son buenos, pero hay algo en ella que no termina de convencerme. Para empezar su protagonista, demasiado lánguido y falto de espíritu, se mueve por la pantalla como ausente, despistado. Su estética no ayuda, parece sacada de una compañía de vodevil. Sin embargo, esa exageración no hace tanto mal a otros personajes, a los que no les resta tanta credibilidad.
   
   Su ritmo es desigual: se entretiene en aspectos que carecen de importancia para la trama, mientras que aquellos que se intuyen fundamentales son pasados casi por alto.
   
   A pesar de esto resulta una película interesante y no exenta de cierto extraño encanto.

4. Malpertuis, basada en la novela homónima de Jean Ray, es una rareza del fantástico que está muy por encima de la mayoría de películas del género. Excéntrica, grotesca, surreal e hipnótica a nivel visual, es una amalgama de referencias a la mitología griega, a Alicia en el País de las Maravillas, al movimiento expresionista, al surrealismo y a las películas de Jean Cocteau.
   
   La película comienza cuando el joven marinero Jan persigue a una extraña joven a la que confunde con su hermana Nancy por las laberínticas calles de una desolada ciudad, mientras dos extraños personajes enviados por el temible Cassavius, interpretado por un decadente Orson Welles, le vigilan para traerle de nuevo al misterioso mundo de Malpertuis en el que nada es lo que parece…
   
   Destaca la escena inicial en la que el joven protagonista persigue a su particular conejo blanco por las calles de una Praga fantasmagórica y misteriosa hasta llegar a ese extraño local donde se produce el número de vodevil. La película presenta una fotografía espectacular y una puesta en escena digna de los grandes clásicos del género fantástico. De entre todos recursos técnicos destaca el uso del zoom de la cámara para incrementar la sensación alucinatoria del film.
   
   Todo un hallazgo para cualquier aficionado al cine, más allá de su ritmo irregular y trabado, que no acaba de lograr el equilibrio narrativo necesario para convertirla en un clásico.
   
   Pese a todo, una película muy estimulante que merece mucho la pena

5. El personaje encarnado por Orson Welles está al borde la muerte por lo que se le plantea el problema de la definición de sus herederos. Sucede que, primordialmente es el dueño de una mansión obscura (no el en sentido de falta de iluminación) donde sórdidamente convive él con una serie de personajes más o menos siniestros. Allí acude Jan, quien tiene una relación incestuosa con su hermana. El principal socio del futuro causante , para decirlo en terminología jurídica es una especie de ciruja que embalsama animales, ratas en particular, por lo que se considera un artista, al tiempo que acaricia uno de sus animalejos. En general, la trama es más o menos sórdida y, aunque hay una dosis de intriga, la misma se va perpetuando, mientras se asiste a la malévola atmósfera del caserón burgués, y la codicia y equivocidad de sus habitantes, pero cierta lentitud y falta de definiciones van ensombreciendo el panorama fílmico, con personajes de un grotesco muy barroco, bastante ridículo, poniéndose densa y navegando poco criteriosamente hacia el tedio. 4,50.