Magical Girl
Sinopsis de la película
Luis (Luis Bermejo), profesor de literatura en paro, trata de hacer realidad el último deseo de su hija Alicia (Lucía Pollán), una niña de 12 años enferma de cáncer terminal: tener el vestido oficial de la serie japonesa de dibujos animados Mágical Girl Yukiko . El elevado precio del vestido llevará a Luis a intentar encontrar el dinero de forma desesperada cuando conoce a Bárbara (Bárbara Lennie), una atractiva joven casada que sufre trastornos mentales, a su vez relacionada con Damián (José Sacristán), un profesor retirado con un tormentoso pasado. Los tres quedarán atrapados en una oscura red de chantajes, en la que instinto y razón entran en conflicto.
Detalles de la película
- Titulo Original: Magical Girl
- Año: 2014
- Duración: 127
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Opinión de la crítica
7.1
33 valoraciones en total
Mundo, Demonio y Carne. Estos son los tres epítetos que titulan a las tres partes de Magical Girl. No existen las máximas universales a la hora de calificar una obra maestra en el cine como tal, pero podría ser que algo que tienen en común es la falta de evidencia, el no poder dar nada en la obra por sentado, lo desconocido que hay detrás de la imagen y que es en sí mismo el otro guión de la película, ése que no está escrito pero tiene tanto poder como el que se dice.
Magical Girl, partiendo de una proverbial verdad (2 + 2 son 4), se lanza hacia lo desconocido, al ilusionismo de lo que está y de pronto deja de estar. A partir de los ojos de una niña enferma (la hipnótica Lucía Pollán), y del ferviente amor paternal de su progenitor (Luís Bermejo, la sutileza hecha hombre), la historia de Magical Girl se va ramificando hasta crear un cuadro completo de la realidad social de un país. Como daño colateral a una mujer trastornada (Bárbara Lennie, la mejor interpretación que ha habido en el cine español en mucho, mucho tiempo. Es difícil que un cuerpo pueda contar más de lo que cuenta esta extraordinaria actriz con su composición), el miedo a lo desconocido asola la narración, el argumento y la propia sala de cine. Y los efectos causados en un solitario hombre mayor (José Sacristán, ¿existe una voz y unos ojos más reveladores que los suyos en nuestra cinematografía?) hiperbolizan cada elemento expresivo, narrativo y simbólico de la película. En el corazón de todo ello, un hombre del que no sabemos nada, el particular mago de Oz de este universo tan aséptico como real (Miquel Insua, demostrando el poder de lo oculto, la fuerza de la ironía, el desasosiego de lo que no se sabe), que lanza en un soberbio monólogo las claves argumentales de una película tan extraña como universal.
Es difícil intentar racionalizar lo que ocurre en Magical Girl. Su vigor está en cada elemento de los planos, en cada decisión estética, en la fuerza a la hora de crear iconos (el vestido de Magical Girl, la puerta del lagarto negro, el diseño de vestuario y las cicatrices del personaje de Bárbara Lennie, la constitución española como símbolo, la copla…) y en la propia dispersión de la forma. Como decía al principio, tal vez la falta de evidencia sea la clave para calificar a una obra maestra, y esa es la mayor y más reconocible virtud de Magical Girl: el misterio que hay en todo lo que la compone. Todos sus actores son excepcionales porque hacen todo lo que debe hacer un actor para serlo, pero además, en sus interpretaciones está presente siempre aquello que los espectadores no sabemos ni llegaremos tal vez a saber, pero que es una verdad intachable para esos personajes. La soledad de Pollán y Bermejo, la sádica relación entre Bárbara Lennie e Israel Elejalde como su marido, el mundo, pasado y presente del personaje de Bárbara, el carácter omnisciente y nuclear del personaje de Insua, o la gran elipsis ausente, la pieza del puzzle que falta para el personaje de Sacristán entre la primera secuencia de la cinta y su protagonismo en la última parte, son las incógnitas que elevan a Magical Girl como uno de los grandes acontecimientos del cine reciente, piezas que están pero no están en una historia que es a la vez cine social, película de terror psicológico y pieza de cámara sobre sentimientos universales.
El miedo a lo desconocido hará que mucha gente no reconozca como obra maestra a esta película. Pero lo que Carlos Vermut ha hecho con su segundo largo está lejos de palabras y opiniones. Es una película en la que todo cuenta, y cuenta de todo. Es difícil llegar a una conclusión sobre su(s) tramas pero en ellas hay verdad, originalidad y magia. Magical Girl es melancólica y feroz. Es divertida a la vez que agónica y dura. Expone los grandes dolores que alguien puede sufrir (como aclaración, mundo, demonio y carne), sin concluir ni juzgar aquello que se nos muestra, y lo que deja a nuestra imaginación. Es un tiro en la cabeza a lo racional, a lo encorsetado, a lo que se presupone que es nuestro cine.
Sería dificil (atendiendo al aviso de la web de no descubrir detalles del argumento) contar la trama, cuando ni siquiera la propia película la acaba de contar. Supongo que juega a eso, a dejarlo todo en el aire, a sugerir. Total, si la gente se lo puede imaginar, ¿para qué te vas a molestar en escribir una trama lógica y creíble? Además para eso necesitas saber escribir.
Parece una decisión del autor, un golpe de osadía y de demostrar lo bien que urde historias sin falta de mostrar historia alguna. Puede parecer una habilidad pero, en mi opinión, no es más que la carencia absoluta de capacidad de contar de modo coherente y, sobre todo lógico, la más mínima trama con visos de realidad.
Lo realmente mágico de la película es el éxito que ha tenido de crítica y público. Me sorprende la falta de análisis crítico, tanto de unos como de otros. Supongo que yo soy el equivocado. Y no es solo que no me haya gustado, es que me ha ofendido, después de las miles de horas que he pasado ante una pantalla de cine a lo largo de mi vida, ese atrevimiento de creer que todo vale, que sacarse un conejo de la chistera es suficiente para conseguir el beneplácito del público.
No todo me parece malo. Tiene una buena puesta en escena, sobria y cuidada. Una buena fotografía. Algunos pasajes cuyas elipsis realmente dejan sugerencias turbadoras e inquietantes, como las visitas a la casa donde Bárbara se prostituye. Pero es en el choque con la realidad donde chirría de modo alarmante, para mi gusto. Los actores cumplen como autómatas, al igual que lo son los personajes. Bárbara Lennie está bien, aunque poco más tiene que hacer que posar en la mayoría de las escenas. Sacristán, un monstruo como siempre, está muy por encima del proyecto.
En el spoiler os cuento lo que, a mi juicio, debió ser la génesis de parte de la trama. Después, decirme si hemos vista la misma película.
Mucho se ha hablado durante el 2014 de Magical Girl, la película de Carlos Vermut, ganadora de la Concha de Oro del festival de cine de San Sebastián, nominada a siete premios Goya, y bastante aclamada por la crítica y el público. Sin embargo hay opiniones bastante opuestas a la casi generalizada adulación hacia este film, y la mía es una de ellas. Expondré a continuación las impresiones que me causó esta película, y aviso, aparecerá más de un spoiler.
Magical Girl es la confirmación rotunda de Carlos Vermut como cineasta mayor. No voy a decir que sea una película extraordinaria ni una Obra Maestra, porque no lo veo así, pero si me parece una de las propuestas más estimulantes que han surgido dentro del independiente español en bastante tiempo. Es la constatación de todo aquello que defendían los modelos lowcost con etiqueta de culto automático, como los #LittleSecretFilm o la propia obra previa de Vermut, Diamond Flash , llevado a un nivel más alto, de depuración formal absoluta y con tantas ideas como fotogramas por segundo se suceden en pantalla, un film con personalidad, la intensidad adecuada y lo más importante de todo: una ejecucción prácticamente perfecta. Vermut consigue equilibrar el drama, la comedia, la intriga y el thriller, todo para crear un monstruo de género en el que no valen las medias verdades.
Vermut dirige y escribe un film en el que cada elemento en pantalla parece puesto ahí por algo, sacando partido de decorados que en otra película no pasarian de ser simplemente eso, confiriendo a los espacios una personalidad que va más allá de los propios personajes. Esa sala del lagarto negro, el vestido de la idol japonesa, ese bar de amigos de toda la vida, representan la extensión de unos nombres que aparecen en pantalla o se quedan en off pero que parecieran pulular por las imágenes como fantasmas. El film es además cíclico: tal como se abre (brillante arranque, por cierto) se cierra, la magical girl se coloca en la misma posición dentro del metraje, y así sucede con todo. Ese cuerpo magullado como representación de la propia fragilidad de la fidelidad, la forma de ver el mundo desde el punto de vista de personas a priori civilizadas, con carreras a sus espaldas. El guión es modélico de verdad, y si bien podría aprovechar más algunos elementos, lo que hace lo salda con inteligencia.
Pero lo mejor de todo es que Vermut no se limita a cumplir. He creído advertir en su realización unos ecos al Lanthinos de Canino e incluso al Kaurismaki de Contraté un asesino a sueldo , con esa realización tan precisa buscando encuadres simétricos, los planos medios, la construcción del plano para sacar provecho de cada elemento, el juego cromático, la creación de la intriga através de la simple disposición y del buen manejo de los tiempos muertos. El ritmo es perfecto (dura más de dos horas y, doy fe, no lo parece), funcionando de forma ágil pero el sentido de aturdir (las cosas se suceden con calma, no es una de acción de Hollywood), hay un tío con talento, habilidad, y capacidad. Sólo espero que su próximo largometraje no requiera de tanto tiempo para salir adelante y que siga trabajando con su equipo habitual, sin caer en la trampa de coger actores de renombre para impulsar su trabajo a costa de sacrificar lo que tan bien ha demostrado saber hacer. Si Diamond Flash fue una sorpresa, esta es la confirmación de que hay vida más allá de aquel debut. Deliciosamente macabra.
Tengo dudas que no consigo disipar. No me refiero al supuesto significado de la trama porque, doy por hecho que muchas de las cosas que quedan en el aire, pueden interpretarse como a cada uno le plazca. Me refiero a mi propia opinión sobre la cinta. Por momentos me pareció buena y, a ratos mediocre. Hay actores que me han convencido y otros que me han dado pena.Contiene muchos tópicos y algo de postureo (palabra tan de moda ahora) y, momentos ciertamente brillantes. Como no soy quién para valorar aspectos técnicos, valoro impresiones globales y, me quedo en un 6. Quizás sea poco o, muchísimo. Dependerá de quién lo juzgue. El tan comentado final… Pues no sé si es así para dejarnos apabullados y que no pensemos en los fallos, desproporciones o incongruencias que esconde. O tal vez tiene en la mente de su autor una finalidad distinta. Habría que preguntárselo pero, dependería de su sinceridad y de nuestra confianza en ella el que consideráramos su respuesta honesta o, un mero guion aprendido.