Madame Marguerite
Sinopsis de la película
París, años 20. Marguerite Dumont es una adinerada mujer, amante de la música y la ópera. Desde hace años canta regularmente frente a su círculo de amigos, pero lo hace lamentablemente desafinado y fuera de tono, y nadie se atreve a decirle la verdad. Tanto su marido como sus amigos se han dedicado siempre a mantener su fantasía. Todo se complica el día que ella decide presentarse frente a un verdadero público en la ópera.
Detalles de la película
- Titulo Original: Marguerite
- Año: 2015
- Duración: 127
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Opinión de la crítica
Película
6.2
44 valoraciones en total
Genial película francesa. Genial.
Joyita vista en el Festival de Cine Europeo de Sevilla. Mezcla con una facilidad increíble escenas cómicas divertidísimas con un tratamiento de la parte dramática excepcional.
Saber que todo esto está basado en una historia real…
Cuando toca divertirse, nos divertimos.
Y cuando toca ponernos serios, la dureza de lo que está viviendo la protagonista y su drama te llega hasta lo más hondo.
Causa fundamental de este éxito es el gran trabajo de la actriz Catherine Frot. Sublime durante toda la película.
No le pongo más nota porque sufre un exceso de duración (lo que se cuenta hubiera quedado mejor con 15 o 20 minutos menos).
Madame Marguerite de Xavier Giannoli ( director de (1) Crónica de una mentira que cuenta la estafa de un caradura con la intención de construir una gran obra de carretra y el amor, ¡cómo no!, le asalta en esas condiciones de mentira) explica la situación de una soprano que desafina más que un espantasuegras en una noche de borrachera de fin de año. Se centra en el personaje, interpretado por Catherine Frot, de la cantante en la realidad llamada Florence Foster Jenkins. Su escaso talento musical no será impedimento para persistir en su empeño de llegar a una sala de teatro y con ello mostrar sus dotes de tenor. El personaje guarda conexiones con Margaret Dumon ( según dijo Groucho era la quinta participante en las películas de los hermanos Marx) por su porte ridículo y su ignorancia del mundo que le rodea, al menos sin darse cuenta de la realidad donde se encuentra. Por ejemplo, en (2) Sopa de ganso o en (3) Una noche en la ópera vemos el puro retrato de este personaje enfundado en su propia petulancia testaruda y de una arrogancia que le viene muy bien al bueno de Groucho para cachondearse de él y de todo lo que le rodea. El estilo del personaje en cuestión viene a ser el mismo: una señora con pasta de primeros del siglo pasado con un oído muy sordo, tanto es así que no era capaz de notar los gallitos que salían de su propia boca cuando interpretaba cualquier tema clásico. Ante esa sordera musical no desistirá en su intención de proyectarse más allá de sus ámbitos de amistad.
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Las verdades duelen, es cierto, pero las mentiras pueden matar. La mentira es una poderosa enfermedad, que se apodera del ser distorsionando su visión de la realidad, convirtiéndolo en un ser ficticio originario del engaño. La última obra de Xavier Giannoli Madame Marguerite ha sido premiada en el Festival de Sevilla y en el Festival de Venecia. Una obra satírica que consigue combinar a la perfección el humor con el drama para dejar al descubierto las consecuencias de la falacia cuando es repetida dentro de un grupo.
Marguerite es una mujer opulenta, amante de la ópera y vive entre lujos y rodeada de personas que dicen admirarla pero el talento, la sinceridad y la amistad no son cosas que puedan ser compradas con dinero. Termina viviendo su propia fantasía de ser cantante de ópera, porque nadie de su entorno se atreve a decir la verdad. Ya que muy lejos de producir música por su boca, simula el chirrido de una puerta en un intento de imitación rítmica. En este artificio termina ascendiendo hasta lo más alto hasta que acaba por darse cuenta de que la vida que ha vivido es solo humo y apariencia. Lo más curioso de esta historia aparentemente surrealista es que está basada en una persona real, Florence Foster Jenkins. Confirmando el decir popular —la realidad supera la ficción— porque es imposible salir del asombro al comprobar que los estruendos producidos por Marguerite no son una exageración de la ficción sino la verdadera voz de Jenkins.
La interpretación de Catherine Frot consigue refleja en sus ojos la alienación de un personaje que vive una realidad paralela. Alabada por su marido infiel, sus amigos hipócritas y demás personajes que buscan aprovecharse. Se encuentra rodeada de mentiras siendo de los pocos personajes puros, sincera con todos menos consigo misma. Terminando por ser víctima de una mentira ajena (posiblemente una venganza por el desgaste de los tímpanos) que se apodera de ella colmándola de una felicidad ficticia. ¿Pero qué es mejor ser feliz dentro del engaño o ser consciente de la triste realidad? En mi humilde opinión, hay que aceptar la realidad para extraer de ella autentica felicidad. Marguerite podría haber aprovechado sus grandes dotes para generar ruido de otra forma (por ejemplo espantando pájaros) quizás su problema que pretender volar sin tener alas, en vez de ser feliz dando pasos firmes sobre la tierra.
La música juega un papel muy importante en el film, aunque interrumpida por los berridos de Marguerite sigue conservando una armonía que conduce al espectador por este drama tan surrealista hasta el punto que no puedes evitar reírte. Y es que al final todos nos sentimos reconocidos, al margen de que se ambiente en la ópera y con personajes de clase alta, porque el tema principal de la película es la mentira y todos hemos vivido experiencias similares. ¿Quién no se ha encontrado con el dilema: ser sincero aunque duela o mentir por compasión? ¿Quién no ha maquillado la realidad para hacerla más digerible? ¿Quién no se ha dejado llevar alguna vez por una idea placentera a pesar de ser consciente de su falsedad? Finalmente la protagonista no es tan diferente a nosotros mismos…
Las mentiras cuando son repetidas muchas veces, terminan por convertirse en verdades. ¿Hasta que punto podemos estar seguros de no ser víctimas de continuas de una mentira? El poder del grupo arrastra a las personas a aceptar falsas verdades. En este film se encuentra de manifiesto la importancia de tener una conciencia crítica que te permita cuestionarte verdades absolutas y la libertad de expresión, sin ningún tipo de mordaza, ya que sin estas siempre podremos ser alienados por una falsa realidad de la que difícilmente podremos escapar.
@NoTodoEsUSA
Alejandro García Rodríguezhttp://www.cinemaldito.com/madame-marguerite-xavier-giannoli/
Hace años vi en el teatro Glorious, la peor cantante del mundo inspirada en la vida real de Florence Foster Jenkins interpretada maravillosamente por Llum Barrera y Miguel Rellan. Era una obra tronchante pero al mismo tiempo tierna y emotiva y es que su protagonista comenzaba provocando la carcajada y terminaba inspirando cariño y hasta admiración por quien persigue un sueño y cree en si mismo para lograrlo. Madame Margarite se basa en la misma protagonista pero en otra época y más invención. Y como la obra de teatro comienza a carcajadas y termina amable y emotiva, pero se pierde por el camino esbozando personajes en los que luego no profundiza, parece que incluye una historia de amor paralela y lo deja en el aire, presenta tipos simpáticos que parece que dan juego y los da de lado. Ni es tan divertida, ni tan emotiva como el personaje merece. Lo mejor es su encuentro con el profesor de canto y su elenco y la interpretacion de Catherine Frot y Andrés Marcono. Y lo peor es todo el final.
Son varios temas los que plantea Madame Marguerite, y todos son interesantes. Su envoltorio es muy atrayente: posee un diseño de producción con medios (en coproducción con Bélgica y la República Checa), una lucida dirección artística, un gran vestuario, fantástico, una esforzada y vistosa ambientación en definitiva a la que se une una estupenda selección musical, imprescindible en este caso, (aunque no entiendo el que utilicen música de Michael Nyman que compuso para Greenaway) y que tienen el poder suficiente para que el espectador tenga un constante buen sabor de boca. Pero al final, la impresión que nos deja Madame Marguerite, es que se ha quedado a mitad de camino y que no bastaban sus intenciones, como suele suceder con los films bienintencionados, porque se notan ciertos baches que hay en el transcurso de la acción, y que también se quedan algunos cabos sueltos o sin terminar de rematar, como su final a capón y sin mucho sentido, al menos para mí, con lo que se nos ha ido contando.
Xavier Giannoli, artífice de su espíritu, se deja embaucar por su ambiente, y eso se refleja en una dirección blanda, a la que le falta cierta energía aunque se revista de magia. Su guión, en el que también participa, se nota que han tenido una buena documentación, pero sus estupendos personajes secundarios (sobre todo los relacionados con el ámbito artístico, de la farándula o el mundo intelectual) dan la sensación de no estar exprimidos y que podían haber dado mucho más juego, quizás porque los objetivos de Giannoli se terminan dispersando más que concentrando. Denis Mpunga como Madelbos, personaje que casi un calco adaptado de Max Von Mayerling (Erich von Stroheim en El crepúsculo de los dioses), o el personaje de Hazle, que interpreta Crista Théret con el que arranca el film y que parece que tendrá mayor relevancia, son ejemplos de lo que podían haber dado si hubieran tenido sobre el guión un objetivo más definido, dejando también aparcada la posibilidad de una mayor acidez crítica en su aspecto social.
La reina indiscutible del reparto, que además dispone del mejor personaje, es una notable Catherine Frot como Marguerite Dumont, (hay momentos en que nos recuerda físicamente a Carmen Machi), la cual consigue dar un do de pecho con semejante bombón, carácter inspirado en la vida de Florence Foster Jenkins, muy bien defendido por su actriz aunque tenga poca evolución interior.
Producción esforzada, que llega a tener momentos bellos y cuyo drama astutamente se desenvuelve en el género de la comedia para digerirla mejor. No hay duda de que ojalá se dieran más a menudo películas así, aunque tengan sus fallos, porque los proyectos históricos o de ambientaciones costosas parecer ser derivados a producciones televisivas, donde se recorta toda posibilidad innovadora y en las que se les implanta una fórmula asequible para todo tipo de público, convirtiéndolas en productos banales o interminables. Por último comentar que es frustrante que por nuestro país vaya a pasar como película rara o no para el gran público, según comentaban algunos espectadores al salir de la sala, cuando en Francia sí ha sido asequible para ellos, tuvo un sonado éxito, recibió once nominaciones para los Césars y obtuvo cuatro galardones, los más incontestables y que ninguna pudo arrebatarle.