M.A.S.H.
Sinopsis de la película
M.A.S.H. narra las aventuras de dos cirujanos del ejército destinados a una unidad móvil médica en Corea durante la guerra. Tanto ellos como su equipo de enfermeras se toman el trabajo muy en serio pero, en su tiempo libre, las bromas constantes y la ironía hacen más llevadera la situación.
Detalles de la película
- Titulo Original: M.A.S.H. (M*A*S*H)
- Año: 1970
- Duración: 116
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Opinión de la crítica
Película
7
74 valoraciones en total
El pasado lunes 20 de Noviembre de 2006 falleció Robert Altman, el director de una de las mejores sátiras bélicas que se han proyectado en la pantalla: MASH. Fue tan popular que a partir de ella se creo una de las grandes series, por su calidad y por su duración, de la televisión. Para diferenciarla, la titularon M*A*S*H*.
MASH son las siglas de Mobile Army Surgical Hospital y la película nos relata las vicisitudes de los componentes de una de dichas unidades durante la Guerra de Corea, aunque cuando uno está viendo el film se da cuenta inmediatamente que nos están hablando de la Guerra del Vietnam. Personalmente, creo que la mejor genialidad de la película es que utiliza un tema muy atractivo como es el de las historias de médicos y que sus chistes y gags resaltan mucho más gracias al fondo trágico de la guerra.
Un par de curiosidades. El único personaje que permaneció tanto en la película como en la serie de televisión fue Radar interpretado por Gary Burghoff. Y finalmente, el tema principal de la película y de la serie de TV se titula El suicidio es indoloro (Suicide is painless). Creo que resume perfectamente el espíritu de la obra.
Basándose en una novela de R. Hooker ambientada en la Guerra de Corea, la Fox inició la producción de esta película concediéndole poca importancia –centraron sus esfuerzos en Patton y Tora! Tora! Tora!–, lo que permitió que Altman, antes del cual habían rechazado 17 directores (Kubrick entre ellos), medio a escondidas, consiguiera cambiar el guión y la perspectiva casi por completo. Con la intención de reprobar la presencia estadounidense en Vietnam, quiso no hacer referencias a ninguna localización geográfica concreta para que un público mayoritariamente en contra de esa guerra pudiera situar la acción allí. Quiso también enviar un mensaje subliminal dotando de irreverencia a las situaciones y mostrando a unos soldados disconformes, rebeldes e indisciplinados que, cuando no se encuentran operando, convierten el campamento en un pozo caótico de promiscuidad y cachondeo.
Los productores se tiraron de los pelos cuando ya era demasiado tarde. Tras fuertes disputas, sólo consiguieron que el director aceptara incluir una brevísima alusión a Corea al principio, pero no que quitara las escenas de quirófano, que juzgaban demasiado fuertes (era 1970), ni que respetara el guión de Lardner, quien, a pesar de llevarse un disgusto tal que casi retira su nombre de los créditos, ganó el Oscar al mejor guión adaptado (viendo continuamente estas cosas, cada día me la sudan más este tipo de galardones).
Por aquel entonces, Altman era un completo desconocido que procedía de la televisión. En esta película ofrece las primeras pinceladas de lo que sería su estilo: desprolijo, siguiendo al grupo en vez de al personaje –tuvo muchos problemas con un Sutherland que reclamaba más protagonismo–, enlazando ideas apenas relacionadas entre sí (no es de extrañar que diera pie a una serie de televisión), rozando la pesadez. A eso se le une aquí un lamentable humor chabacano dirigido a los adolescentes más lúbricos. Hay algunas ideas interesantes, pero no tantas como desearía yo.
En 1998 fue elegida por el American Film Institute como una de las 100 mejores películas de la historia (en el puesto 54, nada menos), lo cual me parece una de las burradas más grandes de los últimos tiempos, incluso teniendo en cuenta que sólo incluyeron americanas o con importante participación americana.
Entre avalanchas de soldados Ryans en la delgada línea roja nacidos el 4 de julio, se agradece la bocanada de aire fresco (aire fresco llegado, eso sí, de treinta años atrás) que supone esta magnífica sátira sobre las peripecias un grupo de cirujanos y enfermeras de campaña durante la guerra de Corea. Basada en una novela de Richard Hooker, que escribió sobre sus propias experiencias como médico militar, en manos de Robert Altman se convirtió en estandarte de la frase haz el amor y no la guerra . Porque, ante el desfile de heridos y moribundos que pasan por el campamento, la respuesta de los personajes será desarrollar una alegre inmoralidad, un alegato por la vida, el amor y la risa. Y todo ello aderezado por un conjunto de brillantes gags* que a veces consiguen hacernos olvidar el muy serio trasfondo sobre el que la historia se está desarrollando.
Aunque todavía no habíamos enunciado el Teorema de los Callos (que dice que todas las pelis interpretadas exclusivamente por actores feos son buenas), parece que Robert Altman ya lo intuía y quería que todos los actores de M*A*S*H fuesen poco agraciados físicamente y a los peces gordos les costó un huevo convencerle de que el papel de Enfermera Jefe fuese para Sally Kellerman. Era demasiado guapa para estar en el frente, estropearía la atmósfera.
Al final, tal y como suele pasar con las guapas, Altman cedió y Kellerman se quedó, y, ya que tenían una sexy bomb, rodaron una memorable escena en la que, tras apostar si su rubio es natural o teñido, los cirujanos le tienden una emboscada que consiste en sentar a todo el personal del campamento frente a las duchas de las chicas como si estuviesen al cine y de repente levantar la lona que las cubre para que no quedase ninguna duda sobre cual es el color natural del felpudo de la Enfermera Jefe y poder cobrar las apuestas.
Cuando la lona se levantaba, ella tenía que sorpenderse, constatar la imposibilidad de cubrirse con nada y lanzarse de barriga al suelo para dificultar la exploración ocular de su voluptuosa anatomía.
El problema es que Kellerman se ponía nerviosa y se tiraba al suelo antes de hora, cuando la lona todavía estaba en su sitio.
Pero Altman era joven y era un crack, todavía no había hecho películas tan aburridas como algunas de las que haría luego, y supuraba recursos creativos por todos los poros. Lo que hizo fue entrar por sorpresa en las duchas con Gary Burhoff mientras se rodaba la escena y bajarse los pantalones, de manera que cuando se levantó la lona Kellerman estaba distraída por la inesperada visión de los pitos del director y de uno de los actores, y tardó unos instantes a lanzarse al suelo y la escena quedó realista.
Según quién cuenta la anécdota, se rumorea que había todavía más señores con la polla al aire, pero seguramente esos ya lo hacían por vicio y no en busca del virtuosismo interpretativo de tan bella dama.
Y bueno, toda la peli es un cúmulo de trastadas así, desde luego que los cirujanos del Mobile Army Surgical Hospital no son el modelo de conducta que yo quiero para mis hijos, pero tras ver la peli me quedó muy claro que yo de mayor quería ser como ellos.
Porque quizá son feos, pero son muy simpáticos. Y sobreviven en el frente americano de la Guerra de Korea (Altman intentó evitar referencias geográficas explícitas para que pareciese que estaban en el Vietnam, pero también en esto le cortaron las alas) y hacen lo posible para disfrutar de la vida en tan desafortunado contexto, beben más, ríen más y mojan más el churro que la mayoría de civiles en tiempos de paz. Son unos frívolos y unos gamberros y, sin embargo son también unos buenos profesionales que saben hacer su trabajo. Poca gente así me he encontrado yo en a lo largo de mi carrera profesional.
Aburrida, anticuada, sin sentido alguno, detestable, floja, etc. Muchas MASH cosas podría decir de la película, pero sería redondear el aburrimiento, o continuarlo con un ciclo casi infinito.
¿Pretextos para que me pareciera aburrida?, me comentan que quizá sea por el hecho de que recién la ví, y la película tiene cerca de 40 años, pero me quedo pensando, pues hace no más de 1 año ví Dr. Strangelove y me encantó, genial, no me aburrió, etc. Así que sin más ni menos, mí evaluación es que MASH es una película muy aburrida, y envejeció demasiado rápido, si es que tuvo vida en algun momento.