Los siete samuráis
Sinopsis de la película
Japón, Siglo XVI. Una aldea de campesinos indefensos es repetidamente atacada y saqueada por una banda de forajidos. Aconsejados por el anciano de la aldea, unos aldeanos acuden a la ciudad con el objetivo de contratar a un grupo de samuráis para protegerlos. A pesar de que el único salario es comida y techo, varios samuráis se van incorporando uno a uno al singular grupo que finalmente se dirige a la aldea.
Detalles de la película
- Titulo Original: Shichinin no Samurai (Seven Samurai)
- Año: 1954
- Duración: 205
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Opinión de la crítica
Película
8.4
68 valoraciones en total
Siglo XVI, Una banda de forajidos decide atacar un pequeño poblado rural en vísperas de cosecha. Para evitar la entrada violenta de los forajidos, un grupo de campesinos decide ir en busca de hombres valientes dispuestos a defender sus tierras a cambio únicamente de comida. Luego de una aparentemente infructuosa búsqueda, logran como mucho esmero reunir a siete samuráis.
Extenso y espectacular metraje del gran director Japonés Akira Kurosawa. Como es constante en su obra, juega con temas como el drama existencial y la épica aventurera.
Kurosawa fue pionero en esta cinta de dos técnicas cinematográficas, el uso de tres cámaras simultáneamente, con el fin de captar planos largos, medianos y cortos, así como el uso del slow-motion en un par de escenas de asesinato. Técnica que influyo en otros realizadores como Sergio Leone y Sam Peckinpah, en su tendencia por lograr un estilizado toque de violencia en sus filmes.
Grandes interpretaciones de todo el plantel, sobre todo Toshiro Mifune en una hilarante encarnación de la que ya había dado algunos matices en Rashomon, otra obra maestra del director nipón.
La escena de clausura expresa de manera sutil la impotencia y el pesimismo de estos hombres, quienes, por tan solo un momento, fueron héroes.
En conjunto, un clásico imprescindible de todos los tiempos.
Pierluigi Puccini
Primer samurai: Liderazgo———————–> Organizar los recursos con inteligencia.
Segundo samurai: Capacidad de aprendizaje–> Ser todo oídos.
Tercer samurai: Entusiasmo———————> Arriesgar sin dejar de lado la locura.
Cuarto samurai: Compañerismo—————-> Sumar, hacer equipo.
Quinto samurai: Respeto————————-> Ver la aptitud en los demás, ser parte del conjunto.
Sexto samurai: Humor—————————-> Tener presencia de ánimo ante la adversidad.
Séptimo samurai: Excelencia técnica————> Cultivar el fruto del trabajo y del talento.
Y todo ello está en la dirección de Kurosawa.
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Más de tres horas de entretenimiento profundo y bien contado.
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Lo mejor: La tragedia diminuta, terrible y cotidiana que acecha a cada ser humano, desde los campesinos hasta los guerreros samuráis. No da la sensación de que haya figurantes. Todos los personajes tienen alma.
Lo peor: La afición de los actores japoneses por el grito desmedido.
Kurosawa puede quedarse a gusto, pues únicamente habiendo realizado esta obra cumbre ya entraría en los anales del cine. Este fresco que realizó sobre la historia del Japón feudal y sus costumbres es algo más que una peli de aventuras. Durante casi cuatro horas, nos sumergimos en el Japón como si estuviéramos allí, contemplando las batallas, ayudando a los campesinos, o buscando samuráis. Un auténtico monumento, una obra de amor al cine, una película perfecta.
La épica que tiene impresa toda la película es sin duda su gran fuerte. Partiendo de la base de que el género de aventuras es monotemático y tópico, esta película ya tiene un punto a favor. Y en su largo metraje, Kurosawa muestra una gran variedad de personajes. Le da tiempo a mostrarnos cada recoveco de los samuráis, pero también de la gran mayoría de los campesinos. La intención de Kurosawa es que, al acabar la película, entendamos por qué cada samurái ha aceptado el cargo de defender a los campesinos, y llegamos a la cuenta de que ninguno tiene los mismos motivos que el otro. Sus personajes nunca son planos, pues sabemos su pasado, su presente, y lo que esperan del futuro con apenas una conversación. Son personajes que viven, con sus preocupaciones, y se basan el un codigo, el bushido, marcado por el honor, el valor y el respeto. Y ello es extraño en una película de aventuras, pues se podría decir que Kurosawa deja de lado la acción. Y todo ello por no hablar del extraordinario final por la batalla. Unas escenas finales llenas de un lirismo auténticamente fordiano, y que superan con creces algo que a veces estropea una película: un mal final.
Pero a todo esto hay que añadirle el cuidado que pone Kurosawa en mostrar como era el Japón retratado en la película. Parece casi un fresco, una fotografía tomada en pleno Japón feudal. Todas las costumbres, sentimientos, e ideas propias de la época están reflejadas en la pantalla: la misoginía, la cobardía de los campesinos, la valentía de los samuráis, la amistad y el honor, algo importantísimo en unos personajes llenos de tanto carisma.
Y ya no me queda más que hablar de la dirección del maestro. Su dirección es sencilla, pura, sin efectismos baratos para dar más espectacularidad. Sus escenas intimas están recreadas de una forma lírica, pero real al mismo tiempo, con unas escenas de batalla en la que sabemos en todo momento lo que está ocurriendo gracias a que Kurosawa, al igual que el maestro Ford, no mueve la cámara a no ser que sea necesario, apoyada en la sutileza a la hora de contar los hechos, como cuando rescatan a un niño sin saber qué ocurre. Sin un montaje frenético, sabemos siempre que pasa, pues plantea las coreografías como un verdadero samurái planificaría la batalla. Y para ello contó con un reparto único, presidido por sus dos protagonistas favoritos: Mifune y Shimura, que alcanzan en esta película unas cotas interpretativas supremas.
Antes de realizar la crítica de este monumental film, he querido volver a verlo. Tres horas y veinte minutos de auténtico cine. Los siete samuráis es posiblemente la película más famosa, vista y reconocida del maestro Kurosawa.
Acción, drama, aventuras, humor y todo con un desarrollo espectacular de los acontecimientos, y sobretodo de los personajes. Unos campesinos hartos de que los bandidos les roben las cosechas y maltraten y violen a sus mujeres deciden enfrentarse a los vándalos. Para ello contratan a siete samuráis a cambio de tres comidas diarias. Aunque al principio les cuesta encontrarlos, una vez dan con el líder (Kanbei) el resto se le irá uniendo. Los samuráis son:
1.-Kanbei (Takashi Shimura) es el líder del grupo y quien crea al grupo que defenderá a los campesinos. Dice no haber ganado nunca una batalla, pero en realidad es un samurai con grandes conocimientos sobre la guerra y posee una táctica asombrosa.
2.-Kikuchiyo está interpretado por Toshiro Mifune y es el joven arrogante y de origen campesino que intenta hacerse pasar por un auténtico samurai. Es fuerte y voluntarioso pero le pierde su ansia de reconocimiento.
3.-Shichiroji (Daisuke Kato) es amigo de Kanbei, y el primero en unirse a los siete. Es un samurai completo y obediente.
4.-Kyuzu (Seiji Miyaguchi) es el mejor samurai con la espada, y aunque al principio rechaza la oferta d unirse al grupo porque su único objetivo es perfeccionar su estilo de combate, al final acepta la propuesta de Kanbei.
5.-Katsushiro (Ko Kimura) es muy joven y cuando conoce a Kanbei quiere ser su discípulo. Es un personaje un tanto ambiguo e inexperto que queda fascinado por la valentía y la destreza con la espada de Kyuzu.
6.-Heihachi (Minuro Chiaki) es quien transmite alegría y bienestar al grupo, cuando Shichiroji le conoce está cortando leña por un poco de comida. Es quien hace la bandera de guerra.
7.-Gorobei (Yoshio Inaba) es uno de los samuráis más diestros, se anticipa al enemigo y tiene mucha experiencia en combate.
El film nunca pierde la tensión dramática y está rodado de manera muy ágil. Es un verdadero espectáculo y una película inolvidable de obligado visionado.
Si el cine fuera una ciencia y existiera algún artefacto que nos permitiera constatar empíricamente el valor real de Los siete samuráis, lo más probable es que la peli de Kurosawa pulverizara completamente dicha maquinita. Sí, sí, no es coña. Las máquinas suelen estar programadas para trabajar a según qué niveles, y cuando las sobrecargas demasiado -lógicamente- se joden.
Coñas al margen, lo que tengo muy claro es que Los siete samuráis es una peli -técnica o formalmente- irreprochable. Y eso podría traducirse en que su dirección es vigorosa, en que su pulso narrativo es ágil, en que las escenas de acción están muy bien resueltas, en que la composición de sus personajes es impecable, etc. etc. Pero más allá de todas esas incuestionables cualidades empíricas, subyace en la peli de Kurosawa algo que la hace única. Algo que la hace grande. Algo que le confiere un poderío extraordinario. Como si estuviera tocada por una varita mágica. Y ese algo, a mi juicio, es su profundo humanismo.
Permitidme, pues, que haga hincapié en ese aspecto. Que haga hincapié en cómo y de qué manera Kurosawa es capaz de conmovernos mostrándonos como un campesino recoge, uno por uno, los pocos granos de arroz que le han dejado unos ladrones. O de cómo el samurái interpretado por Mifune se derrumba, desolado, con un niño en brazos que acaba de perder a sus padres. O de cómo el sabio y reflexivo samurái interpretado por Shimura interpreta el final de la batalla. O de cómo -en definitiva- siete valientes, generosos, solidarios y honorables samuráis fueron capaces de arriesgar sus propias vidas… por un puñado de arroz. Sublime.
Tan sólo añadir que -veinte años después de verla por primera vez- por fin he comprendido por qué Los siete samuráis es, para muchos, la mejor peli de la historia del cine.