Los próximos tres días
Sinopsis de la película
John Brennan (Russell Crowe) es feliz con su mujer Lara (Elizabeth Banks) y con su hijo Luke (Simpkins), pero su vida experimenta un vuelco dramático cuando ella es acusada de asesinato y condenada a veinte años de prisión. Brennan, convencido de su inocencia, hará todo lo posible para sacarla de la cárcel. Remake del largometraje Pour elle , dirigido en 2008 por Fred Cavayé, que en España se estrenó con el título de Cruzando el límite .
Detalles de la película
- Titulo Original: The Next Three Days
- Año: 2010
- Duración: 122
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Opinión de la crítica
Película
6.5
74 valoraciones en total
A veces se tienen que tomar decisiones muy difíciles y laboriosas. Le ha pasado a Russell. Tendrá que tomar una decisión imprevista y drástica.
El profesor que explica literatura seguirá al dedillo los sueños de un idealista como el Quijote y las lecciones prácticas de un retirado especialista en fugas.
Un avance tal vez medido, de tono bajo, dará paso a una carrera, una carrera en la que te van pisando los talones, con una gran cantidad de variaciones y de personajes a uno y otro lado de la ciudad, ricos en personalidad, con sus peculiaridades suficientemente definidas teniendo en cuenta que el tiempo se reparte entre sus apariciones.
Hay intriga y la tensión aumenta, acompañada de una angustia que te mantendrá en vilo, como sucede en las buenas películas.
Una labor de dirección honrada puesto que no juega a engañar a nadie, teniendo en cuenta que ni siquiera uno mismo llega a conocerse, nadie sabe a ciencia cierto cómo actuar ante una situación que nunca ha pensado sucedería, así que Russell Crowe presenta como nadie unos comportamientos impropios de una persona cuya vida se ha alterado, que juega a contrarreloj un juego que no es el suyo.
Paul Haggis utiliza con habilidad los giros de los que se pueden disponer para elevar la expectación, acelerando y desacelerando la acción, llevando todo bien hilvanado, con unas actuaciones sólidas y un final muy bueno.
Acudí al cine indeciso, algo inusual en mí, siempre voy seguro de lo que veré y seguro de que me complacerá, pero en esta ocasión acudí algo temeroso.
No sabía bien que esperarme y tenía algo de temor, lo reconozco, de ver la típica película irrisoria o americanada (como la llamamos todos), en la que un protagonista encabezado por un cachas y atractivo padre de familia se convierte en un heroe de acción capaz de disparar y matar a tres si le apetece sin haber sostenido un arma en sus manos en toda su vida.
De estos héroes sin sentido está el cine americano de acción lleno.
Sin embargo aquí llega el extraordinario Paul Haggis, creador de la magnífica Crash y de la pasable Valle de Elah , para volver a subir un poco el nivel como en su ópera prima.
Paul Haggis te involucra en una película que se cuece a fuego lento, rozando la línea del aburrimiento, pero no traspasándola, albergándose en la expectación que crea en el espectador, las ganas y la ilusión de que todo explote y comience la verdadera película de acción, que es más bien, la segunda hora del film.
Russell Crowe es un padre de familia, casado con Laura (Elisabeth Banks), que lleva una vida normal y corriente, hasta que un día, como cualquier otro, irrumpen en su casa las autoridades arrestando a su mujer y condenándola a cadena perpetua por homicidio. Russell, convencido de la inocencia de su mujer, comienza a hurdir un plan para sacarla de la cárcel y fugarse.
La primera hora nos muestra la planificación de la fuga. pero lo que la hace distinta a las demás es que nos hace esta planificación muy creíble, con un protagonista cansado, algo mayor y con unos kilos de mas enfrentándose a todo lo que conllevará la fuga. No solo hablo de lo que supondrá fisicamente, sino psicológicamente. Una hora con todos los detalles del plan, con sus errores, con sus éxitos. De cierta forma, me creo que esto lo pueda hacer mi padre.
Esos temblores que tiene Russell cuando engaña, cuando empuña un arma sin saber siquiera en que lugar colocar las balas, esos momentos que a punto están de hacerle arrepentirse, esas miradas a su hijo, pensando que quizás no lo vuelva a ver, todo esto y mucho mas hacen que la actuación de Russel Crowe sea formidable. Él es la película.
Paul Haggis adereza todo esto con una dirección espléndida, detallista cuando tiene que serlo y rápida y perfecta en los momentos de acción, haciéndote sujetarte a la silla en alguna escena (nunca mas pediré coca-cola con cafeína en una película así) que rebosa adrenalina en cada plano y secuencia de esa trepidante segunda hora .
Véanla, disfrútenla y dense cuenta que todavía queda realismo en algunas cosas que tocan estos americanos .
Lo mejor: esa segunda hora, el realismo, Russel Crowe y Moby.
Lo peor: el ritmo, quizás excesivamente lento, de la primera hora.
Hay que tener mucha predisposición positiva para no cuestionarse casi todo desde el principio. Las andanzas de este profesor de escuela, más bien pardillo, que se transforma en el Steve McQueen de La gran evasión es inverosímil, larga y absurda. El hecho de ser poco creíble no quita que una vez metidos en materia (eso si más de una hora de introducción bastante farragosa), la fuga, este bien rodada y cree una tensión/emoción notable.
Y paso a detallar porqué es extraordinariamente tramposa…
Mientras atónito he asistido a un año donde la crítica ha alabado películas olvidables como Un tipo serio de los Coen, ha hecho piña con multitudes para elevar al cielo de las artes el último efectismo de Nolan – Origen -, o se preparan para agasajar en los Oscars comparando con el mismísimo Ciudadano Kane a una reiterativa La red social más cercana a una de adolescentes de Nora Ephron que a ese genio llamado Welles… Mientras todo esto sucede, esos mismos denostan por enésima vez a quien osara desafiarles ganando un Oscar con la para ellos maldita Crash , estrenara otra para ellos falta de imaginación En el valle de Elah y ahora vuelve a la carga con lo que califican de tramposo e inocente remake en Los próximos tres días .
Si donde había un maldito trabajo sobrevalorado por Hollywood, un servidor vio una disección coral de la desconfianza, el miedo y la incomunicación entre las personas… Si donde debía esperarse escasa imaginación aprecié una explosiva mezcla entre una historia detectivesca, sutiles interpretaciones y la narración de la caída de un imperio y sus valores… Ahora, en esta supuesta trampa inocente, no sólo perdono esa manía estadounidense al remake, sino que no puedo más que apreciar el aire fresco de un director que entre tanta obra maestra de postín destaca por el manejo de cualidades de realizador veraz, fundamentalmente del ritmo.
Los próximos tres días está narrada con un sentido del ritmo medido, apoyado en un montaje trabajado, de modo que incluso en el peor de los casos es improbable que alguien no se sienta atraído por la historia o llegue a aburrirse. Lejos de eso, Paul Haggis desarrolla un guión en el que tensión e intriga marchan de la mano de modo creciente, atrapando al espectador desde la primera secuencia y conduciéndolo a su antojo tras el periplo del protagonista absoluto John Brennan, al que da vida Rusell Crowe de modo que interioriza a la perfección la evolución del personaje en un camino sin retorno que consigue que el espectador se plantee a sí mismo el dilema que mueve al personaje en pantalla: ¿Hasta dónde llegarías por aquellos a quienes amas?
Es precisamente esa evolución, esos sentimientos que subyacen, lo que logra que la película sea más que una sucesión de clichés en un thriller. Es también la interacción de un hombre con sus fantasmas interiores mientras que circunstancias excepcionales hacen que una vida apacible se convierta en una olla a presión. Y es aquí donde tanto la calidad del intérprete como la dirección de actores se deja notar más allá de la trepidante huida, más allá del giro con sorpresa. Y si bien es cierto que pudiera sobrar algún engaño dirigido más bien al efectismo en alguna escena, el conjunto no deja de ser un notable soplo de aire en un flojo año de cine. No apto, por supuesto, para detractores por oficio de Haggis, pero que sabrá satisfacer gratamente a quien se acerque a la sala de proyección con tan pocas pretensiones como ausencia de prejuicios.
Paul Haggis es un fraude, como tantos otros que andan sueltos por ahí. Se hizo célebre por el guión de Million Dollar Baby, y, a partir de ahí, la industria sólo le ha dedicado mimos. Pero lo que hizo para la peli de Eastwood fue adaptar un texto, porque él no tiene imaginación para más. Cuando inventa sus propias historias le salen necedades pretenciosas con sensiblería de frenopático (véase Crash)
Los próximos 3 días es una peli que no aburre, pero tampoco funciona.
Que el personaje de Russell Crowe quede más o menos creíble depende, únicamente, de las capacidades del actor, que son bastantes. En historias como ésta, el espectador siempre está dispuesto a hacer concesiones para dejarse engañar, siempre y cuando el que engañe merezca la pena.
Otro cantar es la mujer, interpretada por la muy incapaz Elisabeth Banks. Resulta falsa desde la primera secuencia, y no ayuda nada el infame pelucón que luce al principio de la peli, que ves la raíz de los pelos saliendo de la goma, que ya se podrían haber gastado un poco más en pelucas, coño, que esto es una superproducción. Tampoco ayudan las cosas cretinas que dice cada vez que le dejan hablar, ni las polleces que hace. El Señor Haggis no sabe construir personajes, y eso que sólo tenía que copiarse de la peli francesa.
Y luego está el niño, que tiene bemoles. Soso, idiota, sin reflejos motores, completamente anormal. Los niños no se comportan así, Sr. Haggis, a no ser que los hayan lobotomizado.
Por último, tenemos el crimen. Posiblemente el asesinato más ortopédico de la historia del cine. Este hombre nos toma por tontos.
En fin, otra megasensibloide astracanada del farsante Haggis, salvada por el machote Crowe.