Los hermanos Marx en el Oeste
Sinopsis de la película
Los hermanos Marx se dirigen al Oeste a hacer fortuna. Allí adquieren una propiedad de una mina sin valor pero cuyo terreno es muy codiciado por una compañía de ferrocarriles… Otra divertidísima comedia de los hermanos Marx con inolvidables gags entre los que destaca la delirante escena inicial del timo mutuo en la estación.
Detalles de la película
- Titulo Original: Go West
- Año: 1940
- Duración: 80
Opciones de descarga disponibles
Si deseas puedes obtener una copia la película en formato HD y 4K. Seguidamente te mostramos un listado de opciones de descarga activas:
Opinión de la crítica
Película
7.4
48 valoraciones en total
Por lo general, todas las películas de los hermanos Marx siguen un esquema fijo y poco variable que se repite en casi todos sus filmes. El esquema es sencillo, con gags sencillos también casi siempre al servicio de Groucho o Harpo aderezado en ocasiones con el genial Chico.
Groucho goza de una posición un tanto privilegiada y se mete en un lío. Harpo y Chico son amigos, unos granujas que siempre buscan beneficio por lo cual se meten en otro lío en el que casualmente ya está implicado Groucho. Aparecen varios personajes malvados a los que Groucho, Harpo y Chico les gastan algunas bromas, lo cual les enfurece e intentan complicarle las cosas aún mas al trío Marx.
Normalmente cada película cuenta con algunos números musicales medios, con un solo de piano de Chico y el arpa de Harpo (valga la redundancia). Todo muy sencillo pero a la vez genial, nada enrevesado y lo confieso, prefiero este humor a cualquiera, me he podido reír infinitamente más con los hermanos Marx que con cualquier producción casposa de los últimos 20 años.
En Los Hermanos Marx en el Oeste se sigue este esquema a rajatabla con bien pudiese pasar en Una Noche en la Ópera, Un día en las Carreras o Una Noche en Casablanca. Quizás no sea la mejor de los Hermanos Marx pero es una indiscutible obra maestra de estos tres o cuatro genios que el cine ha dado y que quedarán grabados no solo en la historia de la comedia sino en la historia del cine. Una autentica maravilla, cada una de ellas.
Da igual sí fuera en el Oeste o en el Este, la razón no se aplica a los Marx, por lo tanto la extravagancia está presente en primera fila.
Durante el film veremos una nueva aventura de los hermanos Marx, como siempre, irracional y caótica, done más que haber indios con pluma, se topan con un malvado, y ellos deberán detenerlo, o por lo menos lo intentaran, y todo siempre el prisma de una buena causa.
Ahí que reconocer, que tiene la película algunos momentos bastante interesantes, no tanto la escena inicial tan aclamada en la estación, para mi gusto, sin gracia alguna, a no ser que a uno le gusto lo simplón, pero si destaca la escena del tren, todo el movimiento y la originalidad de la misma, mucho más estudiada y más atrayente.
Los hermanos Marx, en su línea, con sus disparates, por aquí y por allá, muchas veces sin saber donde acabaran, con algunas bromas que le hacen a uno reír, pero por desgracia con muchas otras, infantiles, que lo no hacen para nada, junto a algunos desvaríos irracionales que no se aun muy bien, sí se les ocurre sobre la marcha o simplemente ya los tienen ensayados.
Guión sencillito, una fotografía poco lograda y por lo menos esta vez, los exteriores están presentes en la obra, concediendo algo más de grandiosidad a la misma.
En fín, otra película sobrevalorada de los hermanos Marx, que siendo realistas no deja de ser una simple comedia de entretenimiento, pero carente de la originalidad y la calidad que se le pide a toda obra maestra.
Dentro del género de las comedias, los hermanos Marx tienen por derecho el puesto más alto del podium. Nadie ha podido igualar su estilo único, que nos ha dejado joyas como esta película.
Prácticamente no hay nada en ella que tenga desperdicio y nos ofrece un espectáculo divertidísmo, repleto de escenas de equívocos, timos, granujas de medio pelo, incautos y gamberradas, todo ello amenizado con los diálogos más delirantes y sagaces, pero sobre todo absurdos y con los juegos de palabras más agudos, que han pasado a la historia del cine e incluso al habla corriente. No se trata de una simple comedia vacía, sino de una comedia inteligente, autocrítica y paródica, que nos anima a tomarnos la vida con sentido del humor.
La parodia y las situaciones ridículas se suceden sin descanso y nuestros protagonistas salen siempre airosos, ya que son inmunes a la derrota, a la vergüenza y al sentido del ridículo.
Dignas de mención son las escenas de la estación, de la diligencia, del encuentro con los indios y la del tren, aunque lo cierto es que no hay una sola escena que se quede atrás. Y los interludios en los que alguno de los protagonistas nos deleita con su maestría al piano o al arpa resultan relajantes, quizás para ofrecer un pequeño respiro a nuestros vientres doloridos por los espasmos de la risa.
Los hermanos Marx han tenido muchos imitadores y muchas películas han intentado copiar su estilo, sin lograr alcanzarlo ni por asomo.
Segunda película de los Marx producida por MGM, famosa por las escenas del tren. Dirigida por Edward Buzzell, consta de 22 escenas.
La acción se sitúa en 1870 en la localidad de Cripple Creek. Narra la historia de Quentin Quayle (Groucho) y dos pícaros, Joe y Rusty Panello (Chico y Harpo), que deciden viajar al Oeste para enriquecerse. Los hermanos Panello, dejan en préstamo diez dólares al viejo Wilson que, en garantía, les entrega la escritura de propiedad de la Cañada del Muerto. El malvado Red Baxter sustrae la escritura ya que la Cia. del ferrocarril desea abrir un paso hasta el Pacífico a través de la cañada. La nieta de Wilson, Eva (Diana Lewis) proyecta casarse con Terry Turner (John Carroll) y necesita dinero, por lo que quiere vender la cañada a la Cia. del ferrocarril. Pide ayuda a Quentin, Joe y Rusty para rescatar la escritura.
La película incluye escenas memorables: las estafas mútuas en la estación, el paseo de Eva, Terry y los Marx cantando, el enfretamiento a muerte de Baxter y Harpo, el encuentro de los Marx con tres señoritas sureñas, la reunión con los indios y las escenas del tren. Contiene frases que se han hecho célebres: Le doy mi palabra de tramposo de que estaré de vuelta en dos minutos , El Oeste no me gusta: no hacen más que matarse unos a otros. Me gustaría el Oeste si estuviera en el Este . La obra parodia los westerns y el éxito que tenían.
La música está muy presente en el film, que incluye cuatro canciones excelentes. Chico se luce con el piano y Harpo con el silbido y el harpa construída con un arco indio. La fotografía aporta imágenes de gran comicidad: el soplo del polvo del monedero, el afilado del hacha con la rueda del tren, las vueltas del tren en círculo como si fuera un jueguete. Son brillantes algunos encuadres: las manos tocando el piano o el harpa. El guión, en el que participó Buster Keaton, contiene gags hilarantes: la india que desprecia un collar y pide un cadillac sedan, la referencia al rompecorazones Clark Gable, etc. Incorpora expresiones inusitadas: Estamos en 1870 y Bell todavía no ha inventado el teléfono . El doblaje es el original (Eva tiene la voz habitual de Elizabeth Taylor), que traslada al español la letra de algunas canciones. Los fragmentos suprimidos por la censura se añaden, lamentablemente, con doblaje nuevo.
No es la mejor película de los Marx, pero es memorable y única en algunos aspectos. Su rodaje puso de manifiesto los primeros síntomas de fatiga del grupo: alejamiento definitivo de Zeppo, ausencia de Margaret Dumont ( la hermana Marx ) y el declive de su éxito, en su época siempre inferior al de Chaplin y al de Laurel y Hardy. Realizarían en el futuro 3 películas más.
Una película hecha para el puro entretenimiento. No hay nada destacable en su dirección, ni en las actuaciones. Si por algo se caracterizan las películas de los hermanos Marx, es porque sólo tienen un objetivo principal: el humor.
En la hora y media del filme, nos encontramos con numerosos momentos en los que la trama queda relevada a un segundo plano, al fondo para unas duraderas escenas algo surralistas repletas de gags, algunos bastante destacables, como por ejemplo la jugarreta que Ricitos hace con los sombreros y esa maleta en el carruaje.
Quizá en su tiempo, Los Hermanos Marx en El Oeste, fuese una película mucho más graciosa y espectacular (por escenas como la del tren por ejemplo). Pero a mí, la noche pasada me ha parecido una película entretenida, con algunos gags muy buenos, genialmente originales, y otros muchos que, sin embargo, no consiguen alcanzar el efecto que buscan. Una película en la que tenemos unos actores secundarios no demasiado buenos, con los típicos errores de continuidad entre un plano y otro, y con algunos incomprensibles momentos musicales metidos por ahí. Un par de ellos deliciosos, otros completamente prescindibles. Entre otras cosas, ésto resta cierto dinamismo al producto.
Evidentemente, el error no está en ciertos fallos técnicos, en que la trama sea una mera excusa para contar un par de chistes, o en que haya escenas que en estos tiempos parecen horrorosamente realizadas. A mí eso, sinceramente no me importa demasiado. Lo que me importa principalmente es que el humor no de la talla.