Los demonios
Sinopsis de la película
Mientras una serie de secuestros de niños tiene lugar en Montreal, Félix, de diez años, empieza a conocer el mundo adulto. Imaginativo y sensible, como muchos niños, Félix le tiene miedo a todo, como el posible divorcio de sus padres, que parecen atravesar una crisis, unos vecinos sospechosos, etc. Poco a poco, sus demonios imaginarios comienzan a reflejarse en el mundo verdaderamente inquietante que le rodea.
Detalles de la película
- Titulo Original: Les démons aka
- Año: 2015
- Duración: 118
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Opinión de la crítica
Película
6.2
80 valoraciones en total
Largometraje que representa el primer trabajo de ficción del realizador canadiense Philippe Lesage, da el salto luego de cuatro documentales, ofreciendo una película apabullante de contenido fuerte, su guion se mueve en las realidades que va experimentando Félix (Édouard Tremblay-Grenier), un chico de diez años que vive con sus hermanos y sus padres quienes están a punto de divorciarse.
Félix está teniendo una transición un tanto temprana -y abrupta- a la vida adulta, o mejor dicho, a la adolescencia, ve y experimenta cosas que no debiera, de ahí que su comportamiento en algunos momentos dista de ser el de un chico de su rango etario. Lesage maneja muy bien esta parte de la historia, sin caer en excesos o en situaciones vulgares, la cámara capta lo que debe captar para entender el desenvolvimiento del personaje central.
Su entorno también está bien ejecutado, cuestión vital para entender el drama chocante en su interior: la relación con sus familiares, con sus pares y con adolescentes de una edad un poco mayor. Cada uno de estos puntos se van entrelazando de forma bastante efectiva, bien acuerpados por un grupo actoral a la altura, incluso en el trabajo con los jóvenes, que es lo que más cuesta, tanto principales como secundarios y extras aportan gran naturalidad.
La selección musical y la utilización de los sonidos es otro de los puntos altos, a pesar de ser un filme realizado en verano con el sol latente en la mayoría de secuencias, con piscina de aguas cristalinas y adolescentes con ropa coloridas, se crea una atmósfera turbia gracias a esos elementos, generando un contraste entre lo visual y lo oscuro del relato, que es mostrado de forma explícita en pocas secuencias.
Finalmente Les démons resulta ser un trabajo muy recomendable, una obra que claramente puede incomodar a algún espectador, lo cual sin duda para Lesage resultará en demasía satisfactorio porque la película estará cumpliendo su cometido.
No es tarea fácil que una historia funcione a más de un nivel de una forma compensada. Les démons funciona como drama psicológico, como cuento de terror y como experimento audiovisual.
Notable es la influencia del cine de Haneke y de Innocence, de Lucile Hadzihalilovic. Hasta a momentos me recuerda el cine de Truffaut o Picnic at Hanging Rock, de Peter Weir. Pero sobretodo le debe mucho a Innocence. Se podría considerar Les démons como una especie de continuación ilícita de Innocence, una historia parecida, pero enfocada desde otra perspectiva distinta, sin duda más amable y menos oscura, que no carente de momentos de tensión o elementos inquietantes. El agua, omnipresente en ambas películas… estoy casi convencido de donde ha sacado su inspiración Phillippe Lesage. Y me parece genial, deberían existir más recicladores con dos dedos de frente, y menos plagiadores cutres.
Una virtud que tienen algunos autores es que consiguen estremecer al espectador alejándose de los efectismos a los que nos han habituado durante los últimos tiempos. En este sentido, el uso del sonido se puede entender como un recurso eficaz para crear pequeños clímax, hasta llegar al desenlace de la historia. Supongo que en general nos cuesta identificar los distintos tipos de miedo que podemos sentir, porque (en principio) nadie nos enseña a conocer y dominar mejor nuestros miedos, más allá de vagos consejos y recomendaciones poco personalizadas.
El miedo más común al que nos están acostumbrando en la industria cinematográfica, presente en la mayoría de estrenos de terror mediocres (y también en algunos no tan mediocres), es un condicionamiento abusivo (sonido o música estridente + imagen o secuencia impactante), que a base de repeticiones conseguiría sacar de quicio a un lama tibetano puesto de ansiolíticos. Se trataría de la evolución (¿quizás involución?) del susto tradicional, algo que se ha vuelto incómodo de ver por su (habitual) carencia de sentido y su uso gratuito, para nada relacionado con los efectos conseguidos en películas como Jaws, Alien o tantas otras, en las que los trucos funcionaron (y aun funcionan) bastante bien. Vamos, me refiero al susto pobre, vacío, de usar y tirar.
Por otro lado, la intención (porque a veces se queda en eso) de algunos autores de explorar fórmulas más refinadas para provocar miedo en los espectadores. Cuando alguien consigue plasmarlo con éxito, resulta interesante. Lograr que el espectador sienta pavor durante unos segundos sin (pretender) anular su capacidad de reflexionar sobre lo que está viendo, abandonado los efectismos baratos y centrándose en un uso inteligente de los recursos narrativos… es elogiable. Y Les démons creo que lo consigue, por lo menos en una escena. Y sin mayores pretensiones, porque asustar no es el discurso central de esta película. Tampoco concienciar o aleccionar, sino describir y perturbar, manteniéndonos (casi) siempre al margen de lo que está sucediendo.
Una propuesta muy interesante.
Los Demonios es el primer largometraje dirigido por Philippe Lesage, tras haber realizado anteriormente cuatro documentales. En el año 2015 fue seleccionada para la Sección Oficial del Festival de San Sebastian y obtuvo ese mismo año el Premio a la Mejor Película en el Festival de Budapest y el de la Crítica de Montreal. La película esta basada en hechos reales de la propia vida del director durante su infancia. Se estrena el 5 de Mayo en las salas españolas.
En la primera parte de Los Demonios, la cámara de Philippe Lesage se desliza examinando cuidadosamente las rutinas diarias de los niños como si se tratara de un mundo aparentemente corriente, aunque algo incierto para la mirada de Félix, un niño de diez años. Observamos sus actividades escolares, las tardes de piscina, los primeros desamores, y el acoso escolar sufrido por los alumnos más débiles. El origen de la ansiedad de Félix puede estar promovida por varios motivos: Por ser testigo de una terrible disputa entre sus padres, porque es elegido de los últimos para formar parte de un equipo en una clase de educación física, por el encierro de un niño más joven en la taquilla del vestuario o por las infructuosas cartas de amor a su profesora de gimnasia.
Una complicada edad en donde los miedos, las inseguridades y la sexualidad emergente provoca muchas angustias y demonios. Félix es consciente del interés suscitado por la demoníaca madre de un amigo hacia su intranquilo padre, lo que aviva más sus preocupaciones ante un posible divorcio de sus padres, además, el demonio del Sida le persigue a la salida del colegio después de ser tratado este tema en clase, debido a unos confusos y crueles experimentos con otro amigo suyo. Ademas, hay noticias de misteriosas desapariciones de niños y se rumorea que un asesino anda suelto por la zona. Una sensación de vulnerabilidad y desprotección provocada por fuerzas invisibles se apodera de Félix. Algunos demonios son reales, en cambio, otros se imaginan, de tal manera que en la película se traza una delgada linea entre la nostalgia de la infancia y la amenaza.
El ritmo de la película resultará excesivamente lento para muchos espectadores, sin embargo, a Philippe Lesage le sirve para captar con suma precisión y detenimiento el mundo visto desde la perspectiva de los niños como si casi de un documental se tratara. Descripción de pequeños detalles y situaciones esenciales para la narración de Los Demonios, a los que normalmente no se les suele prestar mucha atención y se pasan por alto en la mayoría de las películas donde se trata el tema de la infancia, y que aquí serán vitales para el dramático desenlace de la segunda parte.
Los Demonios juega con la incertidumbre y la incomprensión de las cosas que suceden, ya que el espectador tan solo puede ver hasta el límite marcado por la perspectiva y la imaginación de Félix. La larga y confusa primera parte que enervará y eclipsará a más de un espectador, en cambio, servirá para que el clímax sea mucho más eficaz en el posterior giro dramático, cercano al Thriller, de la parte final.
Cinemagavia
Es imposible definir de qué va Les Démons, y por eso durante la primera hora, desconcierta. Pero poco a poco te vas dando cuenta de que el director está haciendo una disección de la población (en concreto de los niños) de un acomodado barrio de Montreal. Lo bonito y lo que hace grande a esta película, es que está contada bajo la mirada de un niño. Es una película interesantísima desde el punto de vista psicológico. Se trata de llegar a entender los pensamientos y los demonios de la infancia que acechan a un chaval de diez años, y de todo lo que surge a su alrededor.
Si bien la primera hora me gusta mucho más cuando pienso en ella (ya en conjunto con el resto de la película) que cuando la vi, la segunda hora es absolutamente espectacular, incómoda y terrorífica. Logra que se me pongan los pelos de punta en varias escenas.
Además, Lesage, consigue crear una atmósfera turbia y subyugante, mediante un gran dominio de la técnica cinematográfica y un uso tan inteligente como eficaz de la música. Lo que le sale es una película extraña y desasosegante. Una experiencia insólita que dividirá al espectador. Habrá quien no vea nada más allá de lo que se cuenta, y habrá quien se sienta fascinado. Las dos posturas son totalmente comprensibles. No es una película hecha para todos los gustos.
Les Démons trata multitud de temas, y mediante varias pinceladas a ellos, traza un conjunto aterrador. A mí personalmente, me hubiera encantado que esta pequeña joya se hubiera llevado la Concha de Oro.
Muy acertado relato sobre las vivencias del final de la niñez. Aun tratándose de una narración bastante objetiva y aparentemente fría, en parte por la elección de planos generales, consigue ponernos en la piel de un niño de 10 años y sentir sus miedos, curiosidades, incertidumbres y deseos. La parte más sentimental del largometraje viene proporcionada por una ecléctica elección de canciones que logran dar color a la obra.