Los cobardes se arrodillan (Cowards Bend the Knee)
Sinopsis de la película
Esta película tiene la pretensión de ser una tragedia griega y, por consiguiente, una historia eterna y atemporal. También es una película autobiográfica, una película muda, una película sobre manos: su subtítulo es The Blue Hands, expresión que en inglés puede significar Las Manos Tristes. Híbrido de expresionismo alemán, micromontaje soviético y cine muy noir.
Detalles de la película
- Titulo Original: Cowards Bend the Knee (or The Blue Hands)
- Año: 2003
- Duración: 64
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Opinión de la crítica
Película
6.6
22 valoraciones en total
Primera parte de una trilogía autobiográfica-ficticia en la cual Maddin rompe el pacto autobiográfico en su aspiración por autocrearse, tachonando su vida de fantasías, o… ¿creando una fantasía a partir de su vida? Lo cierto es que Maddin se autodefine como un psicótico, compulsivo, con repentinos arrebatos de celeridad (en la vida real). Por ello no es raro que mezcle con tal convicción elementos reales (en lo que respecta a esta película, la infancia de Guy transcurrió entre la peluquería de su madre y la arena de hockey, en efecto su padre era vocero de los Maroons de Winnipeg) con metáforas, pesadillas y fábulas. Declara en entrevistas el sexo y la amnesia como los perfectos anestésicos que le han permitido manejar el dolor (tenía 7 años cuando su hermano mayor se suicidó sobre la tumba de su novia). La amnesia es otro de los elementos fundamentales de esta trilogía.
Paralela a la pre-producción de The Saddest Music in the World (2003) Guy dirige esta película, filmada por completo en Super-8 con un presupuesto de 30 mil dólares. Nacida como una instalación peepshow para la galería de arte The Power Plant de Toronto, Cowards Bend the Knee es una representación escoptofilica, obra del ensamblaje de 10 cortometrajes, 10 capítulos. Una tragedia romántica golpeada por los celos, la traición y una imperecedera sed de venganza, fruto de la eyaculación masculina, narración episódica que parte del juego de espermatozoides, convulsiva cual miembro erecto se yergue hasta culminar en el estallido de recuerdos. Los recuerdos de un amnésico.
Así Guy nos invita a mirar al microscopio el semen de su razón, no sin cierta claustrofobia. La tragedia de Guy. Un hombre que pierde la memoria y con ella el recuerdo de su amada, quien yace desamparada en una clínica para abortos, peluquería de día prostíbulo de noche. Entregado a sus instintos lascivos, Guy es seducido por una mujer y orillado a cometer una oleada de crímenes que harán trastabillar su mente. ¡Las cosas que una mujer puede impulsar a hacer a un hombre! La carne es tan débil. Un filme que se recrea no sólo en el cine mudo y la estética única de la super-8, también revierte con causticidad al slapstick y al expresionismo alemán.
Un cuento que posee tanto de Guy como de Eurípides y el mito griego de Electra, con fuertes reminiscencias a Las manos del Orlac de Maurice Renard (y sus versiones cinematográficas). Un relato macabro que nos habla de sus deseos, frustraciones e irracionalidad, abriéndonos las puertas a lo que será Brand Upon the Brain!
Relata el propio Maddin que para conseguir el efecto deseado durante el rodaje siempre estaban presentes un violinista y un pianista, musicalizando el set. También en entrevista relata:
— El guion fue escrito por cerca de un año, más de lo que he dedicado a cualquier otra cosa –y entonces, después de escribirlo probablemente sólo lo ignoré, tomé la cámara y filmé, como de memoria– reuní a todos los actores y dispuse a que interpretasen mi vida como yo la recordaba a través de una nube de cloro y amnesia. (cloro, a Guy le gusta nadar para concentrarse, dice que pasa horas en la piscina).
Interesante y recomendada como todo el trabajo de este director.
https://teatro-vandrian.blogspot.mx
Maddin recupera aspectos de la mitología clásica en esta fascinante película donde la estética es la protagonista. El canibalismo, la ambigüedad sexual y la paranoia se mezclan para adentrarnos en un universo onírico que contagia cualquier signo de realismo.
Cabe destacar la figura de la madre, sacada del romanticismo vampiresco (como ocurre en otros filmes de Maddin), que está impregnada de tintes autobiográficos del propio director.
Los escenarios absorbentes, la transformación de los personajes y el encanto del cine mudo, hacen de esta pieza una joya de la cultura. Sin duda, un auténtico regalo para la vista.