Los amantes crucificados
Sinopsis de la película
Adaptación de una obra de teatro (kabuki) del siglo XVII de Chikamatsu Monzaemon. Osan vive en Kioto y está casada con Ishun, un rico y tacaño funcionario. Cuando Osan es acusada falsamente de tener una relación con Mohei, ambos huyen rápidamente de la ciudad. Ishun, por su parte, ordena a sus hombres que los encuentren y los separen para evitar el escándalo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Chikamatsu monogatari (The Crucified Lovers) aka
- Año: 1954
- Duración: 102
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Opinión de la crítica
Película
8.1
60 valoraciones en total
Mizoguchi deja otra joya para el cine, un drama romántico, sobre el adulterio en el Japón Feudal, muestra las implicaciones, directas e indirectas del mismo, sus consecuencias en los protagonistas, y todo ello rodeado del típico honor masculino y por supuesto y más importante, el machismo impuesto de la época.
Siempre fiel a su estilo, dejando que los protagonistas sean el centro de la obra, que ellos transmitan todas las emociones, y con la música típica del teatro kabuki de fondo, marca el ritmo adecuado para el desarrollo, para que no se nos haga aburrida.
En fin, se disfruta al igual que encoleriza, y la recomiendo ya que pocas películas tratan tan fiel este tema tan polémico.
El arte que era capaz de crear Mizoguchi con sus crueles historias que pisoteaban el amor verdadero y perpetuaban un mundo injusto donde la felicidad resultaba efímera sigue impresionando hoy en día.
Las imagenes creadas por el maestro japonés con su majestuosa elegancia y ritmo solemne, y que captan a los actores casi siempre en pudorosos planos medios, produce una emoción por momentos desgarradora.
Genial fotografía en blanco y negro, y extraordinaria utilización de las sombras y de las escenas nocturnas.
Es el precio que nuestro protagonista de rectos principios no quiere pagar al chivato y trepa de turno (el mundo está lleno de ellos) y que desencadenará los futuros acontecimientos. Amor correspondido, amor oculto, amor imposible, amor desdichado. Mizoguchi adapta esta obra de teatro con brillantez y nos demuestra distintos tipos de pasión y su respuesta a ella. Es una de las películas más injustas que he tenido el placer de ver en mi vida. Además, es mi preferida en la filmografía del autor nipón.
El film ostenta la virtud de variar los acontencimientos en el momento justo. Todos los actores pasan nota con altura y una bellísima historia de amor quedará en la retina de quien ésto escribe.
1º leño. Mohei (Kazuo Hasegawa) sufre flemático el abuso de su jefe Ishun (Eitarô Ozawa): cicatero con la plata y dadivoso con su empleada Otama (Yôko Minamida).
2º leño. Otama, sufre en silencio el fuego del amor. Dicharachera y bienintencionada. Sufridora y leable a su señora Osan (Kyôko Kagawa).
3º leño. Osan sufre el soborno moral de su familia…
…Y las llamas empiezan a crepitar.
Cuando surge el fuego, no hay manera de extinguirlo, ni secundario al que las llamas no acorralen. Un deseo compartido, aunque nazca de las cenizas, calcina todo lo que a su paso encuentre.
Y al final… de nuevo las cenizas… esperando ser revividas… esperando prender de nuevo.
Los amantes crucificados , es una de las últimas películas de la extensa filmografía de Kenji Mizoguchi que abarca más de noventa títulos, la mayoría perdidos. Está basada en una obra de Monzaemon Chikamatsu (1653-1724), también llamado el Shakespeare japonés, autor de teatro de marionetas y renovador del kabuki, un forma de teatro profano surgida en el siglo XVI en el que todos los papeles de mujeres eran interpretados por hombres.
Osan es la mujer de Ishum, impresor del calendario oficial del reino, con el que se casó sin amor para salvar la fortuna familiar. Su hermano necesita dinero para ocultar un desfalco y como no se atreve a pedírselo a su marido, lo hace a Mohei (empleado de confianza) que, enamorado de ella, falsifica el sello de Ishum pero es descubierto y delatado por otro empleado ambicioso y su jefe decide entregarlo a la justicia. En un momento de confusión y por una serie de casualidades Mohei es sorprendido en la habitación de Osan y ambos deciden huir siendo perseguidos por la justicia.
Los amantes crucificados es uno de los mejores y más conocidos melodramas de la última parte de la carrera cinematográfica de ese genio humanista llamado Kenji Mizoguchi en la que explora con singular acierto las formas de poder de la sociedad feudal japonesa en la que las mujeres están sometidas al jefe familiar, tanto la esposa Osan casada por conveniencia como la empleada Otama a la que desea tener como amante, y los trabajadores más cualificados, como Mohei, son explotados siendo obligados a trabajar hasta la extenuación.
También queda magníficamente reflejada la hipocresía de personajes como Ishum para el que lo más importante es mantener oculta la huida de su esposa con su empleado para poder mantenerse en el cargo o la del hermano de Osan que sólo quiere conseguir el dinero que le permita salvar su economía aunque ello suponga acabar con la felicidad de su hermana.
Asimismo algunos empleados y clientes de Ishum intentan aprovecharse de la situación bien para poder ascender -no dudando en delatar a Mohei- o para hacerse con el próspero negocio conseguido a base de avaricia.
Más allá de todo esto Los amantes crucificados se convierte en una película magistral e inolvidable por su identificación emocional con el espectador apoyada en unos magníficos actores, en una fotografía que hace que por momentos algunas secuencias parezcan grabados de la época, y en una planificación apoyada en largos, sentidos y suntuosos planos que logran un intimismo y una emotividad difícil de igualar.
Y sobre todo, y por encima de todo, porque es una bellísima, triste y conmovedora historia de amor contada de forma ejemplar por uno de los más grandes genios que ha dado la historia del cine.