Lolita
Sinopsis de la película
Humbert Humbert, un profesor cuarentón, llega a Ramsdale (New Hampshire) y alquila una habitación en casa de la viuda Charlotte Haze que tiene una hija de once años. Humbert se enamora perdidamente de la chiquilla y concibe un perverso plan: casarse con la madre para poder estar siempre cerca de la irresistible Lolita… Adaptación de la novela homónima de Vladimir Nabokov.
Detalles de la película
- Titulo Original: Lolita
- Año: 1962
- Duración: 152
Opciones de descarga disponibles
Si deseas puedes conseguir una copia de esta película en formato HD y 4K. Seguidamente te mostramos un listado de opciones de descarga directa disponibles:
Opinión de la crítica
Película
7.6
74 valoraciones en total
Film realizado por Stanley Kubrick. El guión, de Vladimir Nabokov y S. Kubrick (no acreditado), adapta la novela Lolita (1955), de Nabokov. Se rueda en exteriores de Inglaterra y en los platós de ABP Studios y Elstree Studios, durante 88 días, con un presupuesto de 2,1 M dólares. Es nominado a un Oscar (guión) y al León de oro de Venecia. Producido por James B. Harris, se estrena el 13-VI-1962 (NYC).
La acción principal tiene lugar en Ramsdale (New Hampsire) y en Beardsley (Ohio), sede del Beardsley College. El relato se desarrolla en 1957/58 y en 1961. El profesor Humbert Humbert (Mason), de unos 40 años, europeo, especialista en literatura francesa del XIX, soltero, busca alojamiento temporal para el verano. Acepta la oferta de Charlotte Haze (Winters), viuda, madre de Lolita (Sue Lyon), de 14 años.
El film suma drama, comedia y romance. Harris y Kubrick ruedan en Inglaterra, donde los costes de producción son menores que en EEUU. Seleccionan para su adaptación una novela polémica, de éxito y de actualidad. Con el guión en la mano y el propósito de evitar las interferencias de Espartaco , firman contrato con la productora Associated Artits, de Eliot Hyman, que les garantiza plena autonomía. El guión introduce algunos cambios en relación con la novela: Lolita pasa de 12 a 14 años, nada se dice en la cinta del episodio con una adolescente que ha provocado un trauma en Humbert, en la película éste se enamora de Lolita al conocerla (en la novela lo hace hacia el final). La película empieza por la escena en la que Humbert mata a Quilty (Sellers), con lo que el relato se sitúa en un contexto dramático.
El film narra la historia de un amor obsesivo, dominado por celos exagerados, alimentado por un deseo de posesión extralimitado y asociado a temores, inseguridades y frustraciones. Es, además, un amor intergeneracional: entre un hombre maduro y una muchacha inexperta y frágil. En la novela es un amor con connotaciones paidófilas, que en la película quedan marginadas, aunque no exluidas. Como en Espartaco y El beso del asesino , dos hombres luchan por el amor de una mujer. Es interesante observar la evolución de Humbert: seguro e ingenioso al principio, inseguro cuando está con Lolita y frío, sombrío y sin autoestima al final.
Incorpora lances de humor, como el de la cama plegable, la tensión en el autocine, el ataque de nervios en el Hospital, la pintura de las uñas de los pies, etc. Presenta citas cinéfilas ( Piscosis ) e imágenes de La momia (1959) y La maldición de Frankenstein (1957).
La música, de Nelson Riddle, busca coherencia con las imágenes. Acompaña a Charlotte con un tema de West Side Story , a Lolita con una balada y a Humbert con Irma la dulce . Añade como tema de amor una composición de Bob Harris (créditos iniciales). La fotografía, de Oswald Morris, en B/N, ofrece un eficiente trabajo de cámara, que facilita elipsis notables. Buenas interpretaciones de Mason, Sellers y Winters. Gran película.
Que conste que yo soy de los que opinan que las adaptaciones de un libro a la gran pantalla jamás deben maniatarse al original. Sí la adaptación es un calco del libro, ¿que sentido tiene gastarse el dinero en hacerla, más que para acercarlo a quién no tiene ganas de leérselo? Por eso, no son los cambios (escasos, la verdad) que se producen durante la traslación del libro al cine lo que me llevan a darle una calificación tan baja al film de Kubrick.
Pero tampoco son motivos puramente cinematográficos, he de reconocerlo. Imagínense mi desazón cuando compruebo que Kubrick coge el que es mi libro favorito y lo convierte en una de sus obras más ramplonas. Como lo oyen. Ni pizca de la mala baba de ¿Teléfono Rojo? Volamos hacia Moscú , ni de la perfecta unión entre imágen y música de La chaqueta metálica ni de la logradísima atmósfera de La naranja mecánica . Aquí la única muestra de verdadero talento vuelve a ser la composición de los planos, sirviendo como ejemplo el ordenadísimo desorden del decorado de la escena inicial.
Una escena inicial que ya comete el primer fallo, y es que nos resume toda la película. A los 5 minutos (de una película que dura dos horas y media), ya sabes que Quilty se las ha ingeniado para llevarse a Lolita y que Humbert le mata por ello. La fina insinuación con la que comenzaba el libro ( Pueden confiar en que la prosa de los asesinos sea siempre elegante ), que nos hacía temer un final mucho más tópico para acabar sorprendiéndonos, aquí se desvanece, y Kubrick nos da toda la historia ya masticada.
También resulta poco gratificante el excesivo protagonismo que recibe Quilty, y no sé yo por qué Nabokov, que muy inteligentemente lo hacía aparecer puntualmente en la novela, hace que el guión esté plagado de intervenciones de éste, a veces graciosas (por el innegable carisma de Peter Sellers), pero mayoritariamente cargantes. Además, la construcción de los personajes sale perdiendo respecto al libro, y si bien en el original a Humbert se le entendía perfectamente, aquí no termina de quedar claro porqué prefiere a una niñata respondona e ignorante antes que a todas las mujeres de su edad que se le insinúan.
Y es que el personaje de Lolita en esta película tiene pecado. El símbolo de los deseos más prohibidos del hombre reducido a la categoría de calientabraguetas de instituto. Y Sue Lyon, preciosa, vale, pero no acaba de convencer como actriz (y de hecho nunca triunfó). James Mason crea un personaje un tanto patético, quizá para dejar claro a dónde le lleva su pasión por Lolita, pero gracias a eso resulta un poco extraño ver el éxito que tiene con las mujeres. Shelley Winters, muchísimo mejor, dónde va a parar.
Con todo, es una versión mucho mejor que la de Adrian Lyne. Pero si quieren maravillarse de verdad con una historia sobre la pasión desmedida, el deseo prohibido, el azar, y muchos otros temas, ahí tienen el libro original. Pocas lecturas más fascinantes existen, en mi humilde opinión.
1) Al principio dos personas mantienen una conversación compleja sobre cosas que han pasado y no se sabe qué son. Venga a hablar, y no se golpean ni intercambian patadas. Hay una interminable persecución de coches, pero a distancia, sin derrapes ni colisiones. ¡Dura días! Si usted es de los que se duerme en tales casos, dígalo sin ambages: que se durmió desde el arranque (del metraje, o del visionado: exhiba vocabulario) y que POR TANTO la película es infumable. ¿Que cómo se puede juzgar una película que se reconoce no haber visto? Muy fácil. Si el crítico feroz se duerme, la prueba es irrefutable: se trata de un pestiño que es mejor no ver.
2) Kubrick adaptó una novela de Nabokov. Muy bien. Tal para cual. Contrarreste las pretensiones de estos intelectualoides que se hacen los difíciles para darse importancia y diga que el uno renegó de su país y se fue a Inglaterra y el otro renegó de Rusia y se fue a los USA. Tan débil patriotismo es sin duda clave para comprender su obra. Pero esa obra ladrillácea no merece la atención del crítico feroz. Ignórela olímpicamente y apunte a lo personal. Diga que Kubrick se dejaba una barba descuidada y parecía sucio, o mejor que lo era, y que Nabokov perseguía en pantalón corto mariposas, o sea que era un panoli.
Asegure que su mapache de usted haría una novela y una película mejores si no estuviera tan ocupado lavando fruta en el río. Informaciones así crean en el lector interés y regocijo, según el principio de enseñar deleitando.
3) Desde el comienzo hay unos saltos en el tiempo del relato, tan poco lineal. Antes de caer dormido puede comprender que no es sino pedantería, poner las cosas de forma que no se entiendan. Porque ¿qué es aquello que uno no entiende? Pues pura pedantería. Dígalo clarito, que ya está bien de morderse la lengua. En este punto es oportuno recurrir al término ‘gafapasta’ en cualquiera de sus variantes. ‘Sobrevalorada’ también le distinguirá como creador de lenguaje y cuidadoso estilista.
4) Asimismo antes de caer dormido, puede ver al profesor Humbert mientras le pinta las uñas de los pies a Lolita, en patente sumisión. No pierda más tiempo y diga lo que piensa todo el mundo: que es un poco-hombre. ¿Personaje interesante, bien interpretado por Masón? Qué va. Es un ridículo profesorcillo, con su pañuelito al cuello, muy flemático y muy cool pero más salido quel pico una plancha en cuanto ve a la nena y se le van los ojos, las cosas como son. Usted es el cándido y expresivo niño de una desconocida fabulilla antigua, la del rey desnudo. Úsela para acreditar la originalidad y valentía de su criterio. Y formule variaciones, para reforzar la originalidad del enfoque, diga que el monarca Kubrick camina en pelotas, que el soberano va en bolas, etc. Dé un paso al frente y proclame lo que nadie se atreve a decir. Desde tiempo inmemorial las masas aguardan el advenimiento de alguien con sus redaños.
[Sigue igual en el spoiler, hasta completar los 8 puntos de rigor]
Esta película le hizo a Kubrick definitivamente mudarse al Reino Unido debido a las críticas de la puritana sociedad norteamericana, aunque también buscando nuevos retos intelectuales que en EE.UU no encontraba.
Me parece de todas formas la película más floja de su etapa americana (sin contar sus primeros trabajos que son menores evidentemente Fear and Desire o El beso del asesino ) como digo inferior a Atraco perfecto , Senderos de gloria o Espartaco .
El guión está francamente bien adaptado de la extraordinaria novela de Nabokov, aunque da demasiada importancia al personaje de Peters Sellers y se empecina en alargar innecesariamente muchas secuencias sin motivo aparente, consiguiendo un metraje excesivamente largo.
Los actores corren distinta suerte, Sue Lyon, la Lolita de la película no termina de cuajar, y a pesar de tener algunas secuencias muy buenas no salva su actuación con nota elevada. Peters Sellers no resulta tan interesante como acostumbra, si acaso resulta abusiva su interpretación por histriónica en una película que no la requeria. Shelley Winters está estupenda como madre de Lolita y demuestra ser una de las grandes y el mejor parado es el monstruo de James Mason que hace una muy buena interpretación en un personaje que no estaba tan bien definido en el guión.
Película notable, algo apagada, demasiado persistente y machacona en momentos. Un film sobrevalorado, debido a la marca Kubrick que lo hizo (a pesar de ser de las menos vistas por sus fans), pero que resulta un millón de veces más interesante que ese engendro que hizo Adrian Lyne en el 1997 con Irons y Swan, que aunque se deja ver, era totalmente innecesaria, menos para la MTV que lo premió.
Tengo colocado a Stanley Kubrick entre los grandes, al lado de Ophüls, de Renoir, de Ford y de todos los demás, y lo he colocado ahí por sus más que evidentes méritos. Excepto esa etapa final en la que aparentemente enloqueció –producto de la cual son las tres últimas películas–, el conjunto de su obra merece estar en los más encumbrados y sobresalientes altares, y Lolita (en mi opinión y salvando la monstruosidad de 2001 , que ya no es una película, sino la película ) es la mejor de sus obras. ¡Y mira que es difícil escoger entre títulos como Senderos de gloria , Espartaco y demás…! Bueno.
A Kubrick siempre le gustó tratar universales y controvertidas cuestiones, como el pacifismo en Senderos de gloria , la libertad en Espartaco o la cosmología en 2001 , y en esta ocasión nuestra Lolita habla de la libido, la más ardiente de las pasiones humanas. No se asoma ni un tobillo, aviso desde aquí, pero esta película es el más completo discurso que nunca vi sobre semejante asunto, la concupiscencia, y la que mejor retrata los estragos que el tercero de los pecados capitales (la lujuria) causa entre las personas. Un maestro, el señor Kubrick.
La película, que narra la enrevesada relación de un señor con su hijastra (pero, insisto, que nadie busque aquí escenas subidas de tono pues no hay ni atisbos, y es que ya se sabe que es mucho mejor lo que se sugiere que lo que se ve…), es una mezcla de cine negro y road movie, y nos mantiene embebidos y expectantes durante la totalidad del metraje. Rodada en blanco y negro y con una fotografía que es como para quitarse el sombrero (Kubrick todo lo hacía a lo grande, y su meticulosidad era extrema), cuenta con los mejores actores imaginables para los personajes que desarrolla: James Mason como el hombre común a quien vuelve loco la citada pasión (un poco al modo de Edward G. Robinson en La mujer del cuadro ), Sue Lyon, maravilla de chavala, da vida a una Lolita intachable, Shelley Winters está que se sale en su papel de ama de casa desenfrenada, y qué decir de Peter Sellers, haciendo de loco verborreico que aparece y desaparece y nunca sabemos lo que significa, aunque represente el contrapeso a la irrefrenable locura de los humanos… La sociedad occidental (la película se rodó durante 1962, y la sociedad que aparece es la de la época, pero la de hoy se asemeja a aquella por completo), agazapada desde el fondo lo observa todo…
En fin, que el cinéfilo que no haya visto Lolita no tiene perdón, y los demás no saben lo que se pierden.