Lion
Sinopsis de la película
Narra la historia real de cómo el pequeño Saroo Brierley, con tan sólo cinco años, se montó solo en un tren para, dos días después, perderse en las calles de Calcuta, a miles de kilómetros de casa. Tras un largo periplo acabó siendo adoptado por una pareja australiana. Veinticinco años después, con la única ayuda de Google Earth, Saroo intentará encontrar a su familia biológica…
Detalles de la película
- Titulo Original: Lion
- Año: 2016
- Duración: 120
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Opinión de la crítica
Película
7.3
85 valoraciones en total
Cuando uno ve Lion ve el hermoso valor y esfuerzo de ciertas familias al adoptar a niños que quizás en la niñez, adolescencia o madurez busquen respuestas sobre su familia y así lo declara la cinta en la realidad que se basa la primera obra de Garth Davis. La película goza de una temática quizás aparentemente simple, televisiva y típica de premios pero aunque pueda tirar para atrás esa temática Davis logra una película envolvente, conmovedora y bien construida pese a sus dos horas de duración. Saca lo mejor de los actores (conocidos) en su segunda hora ya que la primera la protagoniza un niño perdido totalmente en sitios muy grandes y con mucha gente, su vida se vuelve una aventura pero el director no lo narra así para mostrarnos la realidad por la que pasó el joven protagonista. No quiero entrar en el terreno spoiler porque los actores de renombre aparecen como secundarios a la hora de valorarlos en la cinta por lo cual sería entrar en detalles pero es posiblemente la mejor actuación que ha dado Patel desde Slumdog Millionaire y la de Kidman en años que sin duda es la que más carga emocional y dividida se encuentra en la cinta. Destacar también los planos generales de la estupenda fotografía y la emotiva banda sonora. Los valores de la familia, de seguir luchando y no rendirse se encuentran en una desgarradora historia real sobre la búsqueda de una familia aparentemente imposible de encontrar debido a la falta de información desde la niñez. La cinta cumple como carne de oscar y aunque muchos la tachen de manipuladora yo la veo necesaria.
SAROO BRIERLEY es un joven nacido en 1981 en una zona de la INDIA llamada KHANDWA. Tras una triste situación acaecida cuando contaba con la edad de cinco años, acabó en un orfanato y felizmente fue adoptado por una familia australiana. Después de 25 años no pudo resistir el sentimiento de buscar sus raíces.
Nuestro protagonista escribió sus vivencias durante todos estos años en un relato autobiográfico titulado un LARGO CAMINO A CASA en el 2014.
Ahora su historia es llevada a las pantallas, con un guion de LUKE DAVIES basado en dicho libro y con la dirección de GARTH DAVIS siendo su opera prima.
La historia está bien narrada y puede dividirse en dos partes bien diferenciadas. En una primera, podemos observar las desventuras del joven SAROO y su lucha por sobrevivir, en cambio la segunda parte, ya con nuestro protagonista adulto, visionamos una historia de la obsesión del joven por encontrar su pasado y la búsqueda realizada para conseguirlo. Meritorio el trabajo del director, robando la sonrisa del espectador en varios momentos y expresando la dureza de la situación en otros. En mi opinión, mucho más valorable la primera parte, acercándose al cine independiente, expresando la claustrofobia y la mente del niño ante su desgracia y diluyéndose ligeramente en la parte de la búsqueda, siendo un fragmento mucho más comercial. Apuntar también la destacada banda sonora que acompaña a la trama a la perfección.
Respecto a las actuaciones me quedo con los 2 actores que encarnan al protagonista. SUNNY PAWAR como el niño de 5 años, consigue lo que no es habitual y es que el trabajo sea como el de los mayores y DEV PATEL encarnando al SAROO adulto, consigue mostrar todos los sentimientos necesarios para describir su personaje. Buen trabajo también el de la veterana NICOLE KIDMAN con una interpretación auténtica y ROONEY MARA, con grandes trabajos ya a sus espaldas como los realizados en HER o en CAROL, como la novia del protagonista.
No se olviden de visionar los títulos de crédito, con imágenes de los verdaderos protagonistas de la historia y con el enlace que les dejo en el título de la crítica para contribuir con una ONG que se encarga de solventar situaciones como la visionada
El pequeño Saroo (Sunny Pawar), de cinco años, pasa la mayor parte del día con su hermano mayor Guddu consiguiendo dinero extra, en acciones que chocan con la legalidad, para colaborar con su madre, y cuidar de su hermana pequeña Shekila. Un día, en una expedición nocturna en ferrocarril a otra ciudad, Saroo acompaña a su hermano, a pesar de las reticencias y protestas iniciales de éste. El pequeño está tan cansado que se duerme en un banco de la estación, mientras Guddu se va a un negocio no especificado y le pide a su hermano no moverse de allí hasta su regreso. Cuando Saroo despierta está tan colérico y asustado, que busca a su hermano, entra en un tren vacío y se queda dormido de nuevo, al día siguiente despierta en un vehículo fuera de servicio que se detiene en Calcuta, a miles de kilómetros, lejos de su casa y familia. Saroo aprende a vivir solo en una ciudad que habla bengalí y no entiende el hindi, tras una serie de peripecias entra en un orfanato más parecido a una cárcel, y será aquí, donde la buena fortuna entra en su vida a través de la adopción de una pareja australiana, Sue Brierley (Nicole Kidman) y John Brierley (David Wenham).
La segunda hora de la película, nos traslada veinticinco años después, un adulto Saroo (Dev Patel) en Australia, con sus estudios recién terminados en una Escuela de Administración Hotelera, parece llevar una vida idílica en una casa junto al mar, visitando ocasionalmente a sus padres, preocupado de su hermano adoptado Mantosh (Divin Ladwa) y con una relación estable al lado de su novia Lucy (Rooney Mara), sin embargo, cuando descubre las posibilidades de Google Earth, la obsesión por encontrar a su madre biológica y hermanos se apodera de su vida, y decide buscarlos contando tan sólo con sus recuerdos y una determinación inquebrantable.
La acción de la película se desarrolla entre la India y Australia, atraviesa los continentes, y nos permite conocer las diferentes formas de vida que hay en cada uno de ellos. Después de la aridez y el tumulto de la India pasamos a los paisajes abiertos de Australia dominados por grandes extensiones de agua. Todo es tan diferente como el televisor y el frigorífico del nuevo hogar de Saroo. La presencia natural y la extraordinaria interpretación de Sunny Pawar como el pequeño Saroo en la primera parte, es verdaderamente adorable y cautivadora, transmite una maravillosa y silenciosa mirada mientras descubre y aprende todo, y, lo más importante, consigue emocionarnos profundamente en esta increíble historia.
El guión de Lukes Davies (nominado al Oscar) proporciona una fabulosa conexión con la comida para que Saroo la asocie a sus recuerdos de infancia y orígenes. De pequeño en la India comía con los dedos, y parte de su férrea preparación formativa en Calcuta para su salida al extranjero implicaba aprender maneras en la mesa tanto de comportamiento como de aprendizaje para el buen uso de los cubiertos. En la Universidad de Melbourne donde estudia tiene algunos compañeros indios, y en una ocasión le invitan a comer. Curiosamente, ahora con sus nuevos amigos indios, una vez más es inducido a comer con los dedos. Asimismo, en una incursión a la cocina ve unos dulces indios colorados y brillantes, que activarán su memoria como un resorte con recuerdos del pasado, con imágenes de aquel exquisito y deseado manjar de niñez en compañía de su hermano.
Dev Patel logra de forma brillante y convincente transmitir con una gran sensibilidad y delicadeza, esa sensación de frustración, confusión, y dolorosa pérdida de alguien separado de su familia sin previo aviso, además, realiza una interpretación tan magnífica, intensa y emotiva que consigue introducirnos con suma facilidad en el interior de su personaje, y hacernos sentir en primera persona la angustia asfixiante y el profundo sufrimiento de Saroo por buscar y encontrar sus verdaderos orígenes e identidad, mientras que Nicole Kidman, con este papel podríamos estar ante un verdadero rejuvenecimiento profesional de la actriz, con el retrato de un personaje perfectamente matizado, de una madre cariñosa, comprensiva y con mucha paciencia. Una portentosa actuación de Kidman merecedora de algo más que una nominación al Oscar.
El director Garth Davis y su responsable de fotografía, Greig Fraser (nominado al Oscar) nos deleitan con amplios y hermosos paisajes, presentados a través de largas tomas aéreas panorámicas, sobre todo, de las impresionantes llanuras secas de la India Central. Garth Davis encuentra una fantástica solución usando el ojo del mundo que todo lo ve, de la herramienta Google Earth, como inspiración para el encuadre de Greig Fraser. De ahí vemos como las grúas y cámaras vienen a imitar la experiencia de desplazarse por Google Earth con lo que visualmente resulta bastante sorprendente. La nominación al Oscar a la Mejor Fotografía está mas que justificada.
Lion plantea diferentes cuestiones de peso a lo largo de los 120 minutos que dura la cinta como la pobreza, la adopción, la explotación y la más poderosa, la identidad. La película reúne todos los ingredientes para ser un auténtico éxito de taquilla, posee un toque edulcorado para suavizar el duro trasfondo del tema, tratada con mucha delicadeza y tacto para atraer al mayor número de espectadores posibles, y lleva el sello inconfundible que tanto gusta a las grandes producciones de Hollywood: Basado en Hechos Reales , para dar mayor autenticidad, fuerza y emotividad a la narración. A pesar de saber todo eso, inevitablemente a la salida del cine, te dejará la sensación de haber visto una grandiosa, conmovedora y hermosa película que te llegará a lo más hondo de tú corazón. Y, por favor, no te levantes de la butaca tan rápido durante los créditos finales, porque te perderás el emocionante encuentro de los verdaderos personajes en la vida real.
Fui a ver esta película con las expectativas altas:
– 6 nominaciones a los Oscar: Película, guión, fotografía, actor de reparto, actriz de reparto y banda sonora
– Dev Patel, que tanto nos conmovió en Slumdog Millonaire (a años luz de esta película) compartiendo pantalla con las estelares Rooney Mara y Nicole Kidman.
– Una historia que aparentemente parecía dar mucho de sí.
Pero mi gozo en un pozo. Y es que la academia cada día busca con más ímpetu resarcirse de los errores pasados. Pura fórmula: desigualdad social + actores de renombre + música trágica de piano = éxito asegurado.
Pero: ¿y el cine? ¿nos olvidamos del cine? La película es una sucesión de tomas de no más de un minuto, los planos apenas se aguantan, abusando de los cortes, y no da cabida a los excelentes actores, no da tiempo a empatizar con ellos, ya que cuando intentas conectar, han crecido un año, han cambiado su forma de pensar o pertenecen a otra familia (el que más me transmite es Sunny Pawar, a pesar de su corta edad). La banda sonora no innova, no vas más allá de una recurrente (y simple) melodía de piano que a más de uno seguro que le hace conmoverse, pero parece que nos obligan a sentirnos mal, y yo no caigo. No caigo en una historia que a medida que avanza pierde fuelle y no transmite emoción alguna, y menos aún con sus reincidentes flashbacks y delirios, que paralizan la historia y, sinceramente, cansan.
El personaje de Rooney Mara podría omitirse y la historia apenas cambiaría. Me parece desaprovechar una actriz con mucho talento.
Mención aparte la fotografía de Greig Frasier (también realizó este año Rogue One ). Una maravilla, especialmente en la primera parte de la película, donde retrata los paisajes áridos y sobrepoblados de la India con especial belleza.
Respeto sus buenas intenciones pero a mi no me atrapa. Una más entre muchas.
En un coloquio sobre la película Ordet, publicado en 1997 por la revista especializada Nikel Odeon, concretamente en su número ocho, Juan Miguel Lamet afirmaba: Si los cineastas fueran menos cinéfilos y más artistas, la capacidad del cine como vehículo de expresión y comunicación sería inimaginable, verdaderamente un séptimo arte. Creo, por supuesto cabrían algunas matizaciones, que lleva mucha razón. En la actualidad, muchos autores en el cine siguen haciendo homenajes, en otros casos hasta continúan plagiando, pero lo que es innegable es que también el cine sigue teniendo gran poder de concienciar y de denunciar, donde se consigue más resonancia que en ningún otro medio artístico.
En el presente caso, con Lion, (que ya se podría haber traducido su título al español, León), se cumple sin duda el tema de concienciar al público más despistado, y de denunciar ciertas circunstancias injustas aunque algo obvias, pero su primerizo director, Garth Davis, que debuta con su primer largometraje tras varios trabajos en series, cortos y documentales, ha olvidado quizás lo esencial a la hora de ponerse tras la cámara, lo que debe ser un cineasta. Davis es un prestigioso director de anuncios y eso se nota en la factura de la película, que cuenta con una notable fotografía y una buena banda sonora, una música apropiada en todo momento y que, en su tono, nos recuerda al arranque de, por ejemplo, el tema de U2 Where The Streets Have no Name antes de la entrada de guitarras, un estilo musical nada nuevo pero que el cine parecía haber olvidado hasta hace relativamente muy poco. La inclusión de la canción de Sia en los créditos finales rompe la línea empleada, pero sin duda es un intento de comercializar más aún su banda sonora.
Pero la buena formación de Davis dentro del mundo publicitario ha dejado entrever que eso, para dominar el lenguaje cinematográfico, no es suficiente. Esto no significa que le haya salido mal, pero su sentido del ritmo se le va en ocasiones y, a pesar de que su historia es tremendamente conmovedora, al espectador no termina por atraparle, poniendo el interés los asistentes a la proyección, ya que como director no nos ha enganchando, porque, repito, su historia nos debería haber mantenido con el corazón en un puño.
Puede que la novela sea otro cantar, pero su guión posee ciertas lagunas y sus personajes, sobre todo el central, Saroo Brierley, le seguimos en sus vicisitudes pero no termina por erigirse como el héroe que debiera haber sido.
Lion ha sido nominada para seis Oscars. Creo que exceptuando su música y fotografía, el resto de sus nominaciones es algo exagerado, sobre todo en el caso de mejor película. El hecho de nominar a Nicole Kidman o Dev Patel como secundarios responde a razones de marketing, sobre todo porque Dev Patel es el protagonista y cambiarlo de categoría se debe a que cuenta con más posibilidades de llevarse premio que si optara como actor principal. Todos hacen una buena labor, pero tampoco era como para tanto ensalzamiento.
Para concluir debemos aclarar que los verdaderos responsables de que Lion sea un llamativo éxito comercial han sido una vez más Harvey y Bob Weinstein, unos productores con gran poder y buen olfato, capaces de venderles hielo a los esquimales. Con un bajo presupuesto están logrando, por ahora, multiplicar por diez sus ingresos. Pero Lion no pasa de ser un correcto film, necesario para varios sectores, que revindica el amor aunque sea superficialmente, que afortunadamente no escarba en lo morboso, pero que ha perdido la oportunidad de agarrarnos por las vísceras y de convertirse en lo que han pretendido vendernos. Y es una pena que se haya quedado a medias, porque ingredientes y medios han tenido para ello. Puede que en un futuro Davis haya aprendido lo esencial y nos traiga obras más maduradas y, en consecuencia, más conseguidas.