Lilja forever (Lilja 4-ever)
Sinopsis de la película
Lilja, una adolescente rusa de 16 años que ha sido abandonada por su madre, lleva una vida miserable en una empobrecida ciudad de la antigua Unión Soviética. En un ambiente dominado por las drogas y la miseria, prostituirse es el único medio para poder comer. La esperanza llega el día en que conoce al atractivo Andrei, que le promete una vida mejor en Suecia.
Detalles de la película
- Titulo Original: Lilja 4-ever aka
- Año: 2002
- Duración: 109
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Opinión de la crítica
Película
7.5
75 valoraciones en total
Triste hasta la saciedad. Refleja el lamentable día a día que viven muchas personas en países muy desfavorecidos, las precarías condiciones en las que se encuentran y la soledad, porque no hay familia que valga.
La mejor película que he visto hasta el momento en mi vida, hace que estes horas y horas analizando el film y en mi caso me hace llegar a la conclusión que en el fondo los problemas que me puedan surgir son tonterías, que al final se resuelven, porque tras ver un largometraje tan duro solo cabe aprender algo y nadie enseña lecciones en sus película como el señor Lukas Moodysson, en resumidas cuentas una auténtica obra de arte y sin duda la obra maestra de este director a día de hoy, esperemos que siga obsequiándonos con más maravillas como esta.
Empieza la película con Lilja corriendo por una ciudad. De fondo suena Mein Herz Brennt de Rammstein. Y no me gusta Rammstein. Pero no importa, porque Lukas Moodysson usa todo lo que quiere y posee con una habilidad sorprendente. Había visto Fucking Amal y sinceramente, no me esperaba nada mucho mejor. Pero estaba equivocado. Con un planteamiento muy sencillo, cámara en mano, pero con un guión excelente y unas fantásticas interpretaciones, Lilja-4-ever se convierte en una de las películas más impactantes y desgarradoras que he visto. Y tal como reza el título, Lilja se quedará para siempre en mi memoria.
Partamos de la siguiente premisa: Lilja 4-ever no es una peli comercial. Y no lo es porque su propósito esencial no consiste en entretenernos sinó en aportarnos algo más. Ese algo más deberá desentrañarlo cada uno. Yo ahí ni entro ni salgo. ¿De acuerdo?. Ok, prosigamos. Moodysson rehúsa todo instinto amable o complaciente y se la trae floja parecer implacablemente áspero e inhumano. Aunque claro, supongo que abordar el tema de la explotación sexual de menores de otro modo resultaría algo incongruente. El sueco emplea trazas documentales que le transfieren a su trabajo cierto aspecto televisivo aunque, evidentemente, tampoco podríamos definir Lilja 4-ever como un docudrama en el sentido estricto de la palabra. Tal vez a más de uno le sobrepase su imprimación atroz y confunda reproducciones ficticias de situaciones y circunstancias reales con dramones de sobremesa, pero no creo que nadie en su sano juicio detecte indicios ñoños o lacrimógenos en la propuesta de Moodysson. Y mucho menos, intelectualoides o culturetas. Esta peli es una contundente patada en los huevos, un soberano guantazo en el amodorrado careto de la acomodada Europa Occidental, de esa idílica civilización que suele escurrir el bulto ante los crecientes problemas derivados de la inmigración incontrolada, la población marginal y la impunidad operativa de las mafias de los países del este. Pero lo mejor de todo es que todo ese espíritu de denuncia se divulga solapado a una propuesta visual y alegórica que amortigua la crudeza de su trama y favorece su asimilación. No creo que sean necesarias las gafas de pasta para ver esta peli. Tan solo algo de conciencia y sensibilidad.
Naciste siendo libre. Eras un ser humano.
Pero lo que no sabías es que habías venido a un mundo calado de corrupción hasta los huesos.
Viniste sin pedirlo. Te trajeron sin preguntarte, sin consultarte. No fuiste fruto del amor, sino del capricho, de un simple deseo pasajero que te inició tristemente a las andanzas por esta tierra maldita, tocada por la desolación.
Creciste en la pureza de tu alma incorrupta, rodeada de desidia, del egoísmo de quienes se llamaban a sí mismos tu familia y que resultaron ser tus peores enemigos. Quienes te propinaron las peores puñaladas. Quienes te han abandonado a tu perra suerte en un entorno hostil, que rezuma maldad por todos los costados, una maldad tan deleznable que has olvidado que exista algo que llaman bondad, alegría, paz. Eso llamado felicidad… qué lejos se ha marchado, qué traicionera y caprichosa, porque pasa de largo por encima de quienes realmente están necesitados de ella. ¿Qué es la felicidad? Seguramente, algo que se han inventado en esas películas que has visto. En cualquier caso, es algo que no está a tu alcance. Que se burla de ti. Que te ignora por completo, dándote a entender que no eres digna de ella.
Eres tan joven y estás tan sola… Tan terriblemente sola. Todo el mundo te maltrata, te insulta, te zarandea como si fueras un guiñapo, una muñeca rota e inservible que nadie quiere pero que todos utilizan para desahogar sus peores instintos, las asquerosas aberraciones de sus mentes retorcidas y carcomidas por la podredumbre.
Y tú eres tan bella por dentro y por fuera… Nadie ha conseguido arrebatarte tu alma. Han vapuleado tu cuerpo, han adormecido tu mente y tu capacidad para sentir a fuerza de hacerte daño una y otra vez, de tratarte como si fueras basura, un objeto sin voluntad propia.
Nadie se ha detenido a considerarte como una persona. A tener en cuenta lo que tú deseas. A preocuparse de tus necesidades. A ofrecerte ese sentimiento llamado amor, que parece demasiado, demasiado grande e inmaculado para habitar en el sitio inmundo del que quieres escapar a toda costa.
Eres demasiado hermosa para consumirte en ese lúgubre pozo de miserias y mezquindad. El infierno te arrastra a sus profundidades, anhelando destruir tu pureza, la dulzura que derramas en derredor y que te eleva más allá de tanta penuria. Esa dulzura que todos pisotean. Eres como una flor que ha crecido en un cenagal, en la que nadie se fija y que todos, al pasar, pisotean sin tan siquiera mirarte… Y nadie ha advertido esa gloriosa hermosura que desprendías. Todos se hallan demasiado encenagados para apreciar algo que no sea su propia inmundicia.
En algún rincón de ti misma, ese rincón al que no llegan los insultos, ni las humillaciones, ni las vejaciones, ni las privaciones, ni las mentiras… En ese lugar tú eres aún una niña que sueña que la vida es mucho más que un antro de sufrimiento y de dolor.
Sigo en el spoiler.
¿Y vosotros, de donde salís? ¿Cuánto pensáis que valéis? Seguramente, ni una décima parte de lo que pagaría yo por poder escupiros en la cara la escoria que sois. La escoria que me parecéis. ¿Creéis que podéis tratar a alguien como queráis? ¿Comprarlo y venderlo al pormenor? ¿Como si sólo fuese un objeto, una mercancía? ¿Desechando los sentimientos que pueda poseer una persona, como si se tratase de un muñeco sin vida, de un cuerpo inane? Pero lo peor de todo, es que la escoria que sois no sólo os atañe a vosotros, los que traficáis con esos cuerpos, con esas vidas, sino también a los que están en el otro bando: a todos esos cabrones que pagan a su antojo… ¿por un mísero polvo…?
¿Pero quién os habéis creído que sois? Capaces de tratar a una persona como un simple objeto, como un ser desposeído de toda virtud, que haga vuestras delicias y os ayude a sentiros hombres, otra vez, porque hace tanto tiempo que no acariciáis a nadie, que ni alma os queda. Está podrida, está entumecida, son los restos de lo que algún día, cuando vuestros ojos aun rezumaban inocencia, alguien llamó humanidad. Lo que habéis perdido, lo que ya no poseéis, lo que ya no desprenden vuestros cuerpos, vuestras fauces, cada vez que tocáis a alguien como Lilya, para otra vez más… sentiros algo, sentiros alguien.
Por desgracia, o por suerte para aquellos que palpamos en vosotros el asco de alguien que comete semejantes actos, lo que nunca llegaréis a tener es el suficiente valor para soportar lo que soportan muchachas como Lilya que, algún día, vivieron en la supuesta libertad y felicidad que les otorgaba saber que podían andar a su antojo, antes de que las empapaseis con vuestro repugnante vaho, antes de que las rozaseis con vuestros ásperos dedos.
Porque Lilya, algún día vivió acompañada por la sensación de que podría llegar a ser alguien, de que tras todas esas situaciones vividas, se escondían personas que realmente la valoraban y apreciaban, de que una sonrisa no podría costar un precio tan caro como el de verse despojada de su propio albedrío, del derecho a poder escoger su propia vida. Por eso, sólo por eso, sonríe, sonríe por última vez, Lilya, y vuela hacía el júbilo que algún día se reflejó en tu rostro…