Life Feels Good
Sinopsis de la película
Narra la historia de Mateusz, un hombre de 30 años que padece parálisis cerebral y, dentro de sus limitaciones, lleva una vida relativamente normal. Acaba de ser internado en un centro de salud mental, donde determinarán su nivel de discapacidad.
Detalles de la película
- Titulo Original: Chce sie zyc
- Año: 2013
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
Película
7.3
83 valoraciones en total
Increíble historia de afirmación de la vida. Una película emocionalmente impactante sin caer en la sensiblería fácil y efectiva. Traza la historia de uno de esas personas cotidianas olvidadas por el resto de sociedad, que en ocasiones miramos con la extrañeza con la que miraríamos a un monstruo, pisando por encima de su ánimo porque pertenece a unos otros que no son normales como nosotros. Sin embargo ellos también sienten, también entienden, también se comunican, o lo intentan. Ésta es la maravillosa historia de quien, aun arrastrándose por no poder erguirse, sigue aferrándose a la vida, serpenteando con energía.
PD: la dirección es encomiable, con una fotografía quieta y sensacional, y una narración oportuna y bien medida. Pero lo realmente digno de admiración es el espectacular y sublime trabajo que realiza el actor principal, un tal Dawid Ogrodnik tan real que parece que él mismo sufra parálisis. Sublime.
Preciosa y entrañable historia sobre la vida. La vida, desnuda y simple, como la de una bacteria o un virus. Vivir. Vivir. Como sea y en las condiciones que sea.
Es la aventura vital y real de un enfermo de parálisis cerebral que incapacitado para la comunicación y ante la ignorancia de sus familiares debe aguantar durante 26 años una existencia en la mayor de prisiones que puede haber y más pequeña. Su cerebro. Los barrotes de su cárcel no son unos trozos de hierro rodeándole o unas instalaciones que no le permitan disfrutar de lo que se puede llamar libertad cotidiana, si no que sus barrotes son unos débiles y finísimos filamentos que indóciles y rebeldes se han declarado en huelga en su cerebro, impidiéndole simplemente ser.
Pero el cariño de su padre, entrañable personaje, siembra en él un mundo que a pesar de todo merece la pena vivir. Es la Polonia de Walesa, de la apertura democrática del país, pero para nuestro protagonista como si fuese el inicio del mundo. A su alrededor todo se desliza porque así tiene que ser. Todo está bien.
Son conmovedores sus intentos de demostrar que no es un vegetal. Ese pasador del pelo. Intentos que para cada uno de nosotros se repiten de manera incesante desde que nos levantamos cada día hasta que nos acostamos pero que a él se le presentan de lustro en lustro. Y nunca ante interlocutores avispados. Esa vecina adolescente que pasa por su vida como una desoladora oportunidad o esa voluntaria que lo utiliza de manera implacable para sus propios planes de venganza frente al padre. Hasta que llega la oportunidad de poder expresar por primera vez quién es.
Y por fin tomar decisiones y elegir conscientemente. Eso que hace a los seres humanos definitivamente distintos a cualquier otro ser vivo. Dónde quiero vivir y estar. Quién quiero ser.
Todo esto en un guión en el que no falta el sentido del humor, a pesar de todo. En el que hay escenas de una intensidad demoledora. La apetencia sexual que le sirve a nuestro protagonista para hacer chistes también sirve para construir una imagen de la impotencia más desoladora que pueda haber. O esa despedida de su primer amor por la rendija que deja la puerta al ras de suelo. O la toma de conciencia de su madre de que durante 26 años ha estado ignorando a un hijo al que ha dedicado toda su vida pero al que nunca supo entender. Y esas postales de su hermano marinero, que van llegando desde diferente partes del mundo, tan remotas para él como La Osa Mayor que su padre le mostró de pequeño.
No hay palabras para elogiar el trabajo de interpretación del protagonista que no sólo se mete mentalmente en el papel de un enfermo de parálisis cerebral dándole toda la veracidad y credibilidad posible si no que físicamente raya el prodigio con unas contorsiones que me estaban haciendo daño a mí en la espalda. Mención especial merece la escena que se desarrolla frente al tribunal que está examinándolo para evaluar su capacidad o incapacidad mental y en la que el protagonista decide tomar las riendas de su destino. Memorable esa especie de baile de la cobra. Excepcional.
Y si van a ver la película no se pierdan los créditos del final, una costumbre muy popular en nuestros cines, pues se perderán la prueba del algodón de que esta historia ha merecido mucho la pena verla. Imprescindible. Aviso.
Últimamente el cine polaco esta pisando fuerte en este FICXixon, el año pasado Ida dejo el pabellón bien alto alzándose con 5 galardones y regalándonos una de las mejores películas que han pasado por aquí, este año no ha defraudado, Life feels good es hasta el momento lo mejor que hemos podido ver, la historia real de Mateusz un paralitico cerebral al que diagnosticas que es incapaz de comunicarse ni de tener emociones y que consideran como un vegetal.
Dentro de la dureza de la trama, su director Maciej Pieprzyca no busca la lagrima fácil, al contrario, se aleja del sentimentalismo para otorgar un tesón y una fuerza de voluntad expresada en una voz en off de los pensamientos de Mateusz.
Life feels good rebosa humanidad por los cinco sentidos, y aunque es inevitablemente encontrar una semejanza con la maravillosa La escafandra y la mariposa de Julian Schnabel, son totalmente opuestas, acompañada de una maravillosa banda sonora de Bartosz Chajdecki, de una utilización continuada del plano fijo que permite a su protagonista, el actor Dawid Ogrodnik realizar una impresionante interpretación (que a ciencia cierta será premiada en este festival)
Life feels good es un canto a la vida, a las ganas de vivir, disfrutar de los placeres y descubrir como dice el protagonista que las dos mejores cosas que ha creado Dios, son las tetas y las estrellas
http://ultimapelicula.blogspot.com.es/2014/11/52-festival-internacional-de-cine-de_25.html
Tras varias decepciones consecutivas en la sección oficial del 52 FICX, llegaba el turno de Life feels good, del director polaco Maciej Pieprzyca. Con lo proyectado en lo que va de inicio del festival y una temática tan compleja y sensible como la parálisis cerebral –todas las enfermedades y problemas físicos y de salud requieren, para ser contados en película, verdadero talento y sensibilidad– no era descabellado esperar un film que buscase desesperadamente la compasión o la lágrima fácil, sin embargo y por suerte, no es el caso de Life feels good.
La negación de la enfermedad de Mateusz –el protagonista– por parte de su familia, en un primer momento, pronto da paso a la comprensión, la búsqueda de la comunicación y al intento de brindarle una vida lo más satisfactoria posible. Será factible de la mano de tres mujeres, con su madre como nexo y eje de tal conjunto.
Mientras los hermanos de Mateusz experimentan los cambios que supone la adolescencia, él tiene que conformase con ver la vida desde la ventana de su casa o en una esquina solitaria del parque. Ésto, sin embargo, no le impedirá conocer el amor o incluso el sexo. Miradas, sonrisas o gestos, en una incesante lucha por comunicarse.
Su vida cotidiana, la relación familiar y su lugar en el mundo exterior tienen un gran peso a lo largo de la historia, serán estos momentos los que nos permitan acercarnos y penetrar en el interior de Mateusz y de su entorno.
Grandes interpretaciones para sumergirnos de lleno en una tragicómica historia que pone el acento en las ganas de vivir y en el lado positivo hasta de la situación más desdichada.
La voz en off y una cámara donde tiene que estar arman esta historia agridulce. Una planificación que nos sienta en la silla de Mateusz, un héroe que se encuentra irremisiblemente en una situación de inferioridad respecto a un mundo que le observa a menudo debatiéndose entre la lástima y la indiferencia.
Crítica realizada para http://www.drugstoremag.es
Mi indignación (más bien cabreo) ha sido total al ver la película (basada en hechos reales) y escuchar que médicos y personal sanitario confunden en pleno siglo XXI parálisis cerebral y discapacidad intelectual en esa Polonia actual que es un ejemplo de capitalismo, democracia y desarrollo económico.
La parálisis cerebral es un trastorno del aparato locomotor debido a la falta de oxígeno en el cerebro en el momento del parto, la discapacidad intelectual es algo bien diferente.
Descomunal el trabajo de Dawid Ogrodnik, no solo por su interpretación sino también por su empatía y por su capacidad para meterse dentro de un personaje con una discapacidad tan compleja.
Muchísimos temas colaterales a parte del tema central que sin duda es la Diversidad Funcional: La familia, la comunicación, la medicina, el papel de la sanidad pública y el Estado, el deseo sexual, el amor, las ganas de vivir
como motor de nuestra existencia, la enorme importancia de una silla de ruedas eléctrica (prolongación de su cuerpo, parte de él), etc.
Las tetas y las estrellas son los dos mejores inventos de Dios comenta el protagonista así como …cuando alguien se harta tiene que dar un puñetazo en la mesa .
La película es un salto adelante dentro del cine y la discapacidad, un puñetazo en la mesa como lo fue en su momento Mi pie izquierdo. La historia de las personas con discapacidad es la más negra y olvidada de todas las historias y films como éste ayudan a visibilizar y normalizar. Yo la pondría en institutos de secundaria.
Señorita Jola, yo no soy un vegetal .