Lesson of the Evil
Sinopsis de la película
Nos narra la historia de Hasumi Seiji (interpretado por Hideaki Ito), un profesor muy querido por sus alumnos y de plena confianza para sus compañeros, que en realidad es un psicópata, nació sin la capacidad de empatizar con los demás. Aun así todo va bien, en su vida personal y profesional, intenta pasar desapercibido y vivir una vida más o menos normal, hasta que empieza a ser intimidado, a tener diversos problemas en el trabajo, en el instituto, determinando que la única forma para resolverlos es asesinar a sus alumnos uno por uno.
Detalles de la película
- Titulo Original: Aku no kyôten (Lesson of the Evil)
- Año: 2012
- Duración: 129
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Opinión de la crítica
6.2
95 valoraciones en total
El cine de Takashi Miike siempre posee el personal e inconfundible toque de este gamberro cineasta nipón. Su producción es enorme y aunque a veces es bastante irregular, casi siempre ofrece a su público lo que este espera, es decir, ida de olla y sorpresas estilo Miike.
En Lesson Of The Evil, el bueno de Takashi adapta personalmente una novela de Kishi Yusuke (hecho este un tanto singular porque no suele involucrarse en tareas de guión), en ella nos cuenta la historia del profesor Seiji Hasumi, un tipo inteligente, guapo, simpático y agradable que imparte clases de inglés en un instituto, y se preocupa tanto a nivel académico como personal por sus alumnos, implicándose mucho más de lo que su sueldo le exigiría por solucionar los problemas que estos puedan tener. El instituto, posible metáfora de la sociedad japonesa, esconde bajo una falsa apariencia de normalidad una realidad turbadora repleta de miserias en forma de acoso escolar, vejaciones sexuales, redes clandestinas para copiar exámenes, vidas frustradas, etc. En este contexto, el verdadero Hasumi, un psicópata sanguinario y cruel aflorará para impartir una lección que nadie olvidará.
En su primera parte se nos narra de forma pausada (que no lenta, pues no paran de suceder cosas) las relaciones entre los diversos miembros del instituto, así como va desvelándose la verdadera personalidad que cada uno de ellos esconde bajo una máscara de cordialidad impuesta por las normas sociales. Poco a poco el profesor Hasumi (interpretado por Hideaki Ito, que ya trabajo con Miike en Sukiyaki Westren Django) tendrá la necesidad de escapar del caparazón que se ha impuesto y dejar que la violencia que alberga en su interior se materialice. Es en una segunda parte, memorable, donde Miike vuelve con su arrolladora fuerza visual y nos regala 50 minutos de violencia gráfica y orgía de sangre que no olvidaremos (pese a la ausencia de vísceras y mutilaciones en primer plano). Hasumi se transforma en un ángel purificador que va dando caza a todos aquellos que se encuentra a su paso con una escopeta, que cada vez que dispara atruena cual yunque golpeado en nuestras cabezas. No sólo es eterna la cacería, sino que su espectacular realización nos sitúa como espectadores privilegiados en el epicentro de la fría y sádica matanza, pero sin la capacidad de intervenir para frenarla.
Lo que nos cuenta Miike es mucho más que su amoral visión del thriller hipersangriento sobre asesinos en serie, donde tienen cabida elementos de mitología escandinava, referencias visuales a la nueva carne de Cronenberg y un reiterado uso como leitmotiv argumental de la canción Die Moritat von Mackie Messercompuesta a principio del siglo pasado por Bertolt Bercht y Kurt Weill para La ópera de los tres centavos (es alucinante cómo con semejantes cócteles este tipo es capaz de sacar a flote y de forma magistral sus propuestas). La cinta nos habla del mal en estado puro, nos escupe la terrible realidad de que el ser humano es el monstruo más depravado, salvaje y sanguinario que hay y lo que es más aterrador, que cualquiera puede ser ese monstruo. Porque no hay que olvidar que la gran treta del diablo es hacer creer a todos que no existe.
Es evidente que no es una película perfecta, no se atan todos los cabos de forma satisfactoria (de hecho algunas tramas se obvian, como la investigación policial), puede resultar algo confusa al inicio y desde luego deja mal sabor de boca pues al finalizar quieres saber mucho más, pero es un producto muy bien facturado, entretenido y con la suficiente mala hostia y humor negrísimo como para hacer pasar dos horas estupendas a los amantes de las experiencias (asiáticas) extremas (difícilmente una cinta como esta se podría rodar así en EE.UU.).
Lesson of Evil , vigesimosexta película de Miike que he tenido el placer de ver, ha logrado sorprenderme (cosa habitual, tratándose de Miike), pero no se trata de una bizarrada más, no. Se trata de un film cocido a fuego lento, con un trabajo de personajes de partida muy serio (algo atípico en este género) y, sobretodo, una de las películas donde al parecer el director nipón ha dedicado más tiempo y mayor libertad creativa ha tenido, de entre sus últimos films de mayor presupuesto (primer guión que escribe él mismo, adaptando una novela de Yusuke Kishi).
Ya desde 13 Asesinos (2010), empezamos a notar un mayor cuidado en la estética de sus films, mayores presupuestos (intercalados con films de serie B), un mayor tiempo de gestación para cada película, una mejor dirección de actores, y en casos como el de la mencionada 13 asesinos o Hara-kiri (2011), un maravilloso aroma clasicista. Pero para aquellos que creían que Miike viraba definitivamente hacia estos derroteros, sorpréndanse al comprobar que su última fechoría no deja de tener todos los elementos mencionados, pero añadiéndole a la mezcla el inconfundible sello de Miike. A saber:
-Aparecen cuervos, sello de la casa.
-Guiños por todas partes. Desde los dedicados a Battle Royale , hasta, más importantes, los guiños al otro gran director japonés que también ha reflexionado sobre la representación de la violencia, Sion Sono, con referencias a su Suicide Club (2002) y a Cold Fish (2010). Aunque no olvidemos que, a estas alturas, Siono no deja de ser un alumno aventajado de Miike.
-De nuevo hay cabida para lo bizarro, gracias a destellos que nos regala Miike de cómo percibe el psicópata la realidad (atención a ese objeto de atrezzo que habla, y que parece salido de un film de Cronenberg…!!!). Por no hablar del desenlace, para mi de lo mejor de la película.
– Y por último la explosión de violencia. Como en todo film de Miike, siempre existe un tramo en el que la violencia estalla y los personajes se lían a tiros, o se lían a navajazos o se ponen a fornicar con cadáveres, o se ponen a gritar. Pero sorprende ver como en este caso, todo es más frío y premeditado, dejando un mayor impacto en el espectador, y regalándole un divertimento puramente de género, pero inteligente y con diversas lecturas posibles.
Lástima de los primeros 30 minutos de película, que a mí particularmente se me hicieron lentos y no me permitían entrar en la historia. Pero Miike remonta el vuelo (¡y de qué manera!) con un creccendo trabajando los pequeños detalles de ambientación malrollera y una sutilidad y elegancia muy poco característica en el cine de psicópatas (magnífico y maduro uso de elipsis), para acabar deleitándonos con uno de los clímax más largos que recuerdo en los últimos años (prácticamente los últimos 50 min. de metraje forman parte de ese desenlace que no voy a revelar).
Película del Maestro muy recomendable, que parece marcar un nuevo rumbo para el nipón, y con la que no hay que desanimarse durante los primeros 30 minutos y estar atentos a los nombres, a los rostros y a dejarse seducir por la magnífica interpretación de nuestro querido teacher, Hideaki Itô.
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Un ejercicio del estilo Miike , único e inconfundible. Hay mensaje en esta película más allá de lo obvio? (el bullying, el maltratado invisibilizado, la presión social tan marcada en la sociedad nipona).
El mensaje es : Hola, soy Takashi Miike y disfruto haciendo cine. Mi cine . Referencias a mitología nórdica, baladas jazzies alemanas sobre asesinos en serie, personajes torturados que nunca son lo que pretenden ser, psicopatía porquesí , irresponsibilidades varias, escenografía que nos repite una vez más que este hombre es mucho más que un loco salido de la serie B cutroide (por si a alguien no le queda claro que es un monstruo planificando escenas) y sí (OH SI!!) bizarradas suficientes y bacanal de sangre.
Y final de bofetada en la cara.
Te quiero Miike, no cambies nunca por favor. Y valga la redundancia.
Debo reconocer que no soy un seguidor del cine de Takashi Mike.
Audition, 13 guerreros y no recuerdo haber visto otra película de este director.
Se que es muy prolífico y a su vez muy irregular.
En el caso de The lesson of the devil estamos frente a un thriller con ese toque de locura que tanto transita el cine japonés.
La película trata sobre un colegio de nivel secundario en donde trabaja un profesor muy seductor él, que tras de esa fachada de buen tipo se esconde un ser siniestro.
La película se sigue con interés aunque por momentos se torne algo confusa.
Comienza en forma lenta pero de a poco cuando se revela la verdadera personalidad del protagonista comienza un espiral de violencia que culmina con un escenario sanguinario, realmente muy fuerte, incluso para los parámetros del cine nipón.
Me pareció una buena película, quizás le falte un poco de fluidez a la narración, pero la trama es interesante y es muy entretenida aun con sus excesos.
Hay que advertir que no es una película para todos los públicos, personas muy sensible abstenerse, hay mucha sangre, quizás demasiada.
Takashi Mike se suma a la lista de directores japoneses como Sian Sono , Kitano y otros que hacen un cine alejado de los estándares occidentales, le dan un aire fresco a la cinematografía mundial .
Lo mejor: es entretenida y con una violencia explicita que muchos agradecerán.
Lo peor: otros quizás la encuentren demasiada sanguinaria.
La escena: todo el final, realmente impactante.
Atención: en el spoiler revelo final.
En 2010 Tetsuya Nakashima se sacó de la manga Confessions . El realizador ya había despuntado con películas de la altura de Memorias de Matsuko pero su Paco and the Magical Picture Book hacía presagiar cosas no muy favorables en lo que respectaba a su trayectoria. Digamos pues que Confessions cerró la boca a todo el mundo: un thriller intenso, cuya primera secuencia de más de quince minutos tenía lugar dentro de un aula con una profesora hablándole a sus alumnos, y que se prolongaba durante más de dos horas para contar una de las historias de venganza más brutas (y no forzosamente explícitas) de los últimos años. Con Lesson of the Evil Takashi Miike ha sido capaz de tender un puente hacia aquel film en una primera mitad pausada, de ritmo lento pero seguro (¿recordáis Audition ), para explotar después en un Confessions anabolizado y pasado por el hiperbólico universo de Battle Royale .
De nuevo tenemos a un profesor -de día- que también es un asesino en serie -de noche-. Incapaz de sentir nada por nadie, la primera secuencia del film (que remite al Halloween de John Carpenter) ya marca la senda que va a seguir la película y durante el primer tramo vamos asistiendo, cada vez de forma más rápida pero a intervalos cambiantes, a explosiones de violencia que son -por así decirlo- una pequeñez en relación a lo que llegará a posteriori. Lesson of the Evil (título mal traducido, por cierto) es profundamente amoral, pero eso no la incapacita (en absoluto) para ser divertida de una forma bastante oscura. No quiero entrar en spoilers pero es que la parte final es tan, tan bruta, que haría pasar a Un día de furia por cine infantil. Incluso la violencia (gráfica) de Old Boy parece poca cosa a su lado.
Lo mejor de Lesson of the Evil es cómo, no obstante, Miike es capaz de aplicar todo lo aprendido en su último cine serio ( 13 asesinos , Harakiri ) en términos de depuración de imagen y técnica, tempo y riqueza del plano, a su espíritu gamberro previo. Así, consigue que cada imagen tenga una razón de ser, que cada tonalidad cromática (primero azules, luego rojos) adquieran un sentido a medida que progresa la historia, con esa vocación de feria de pesadilla que parece percibirse de la escuela en la que trabaja cuando el Inferno se alza en la tierra. Miike no ha hecho una película perfecta pero ha hecho un oscurísimo divertimento que supera las dos horas y consigue que uno se olvide del paso del tiempo. Muy por encima de sus trabajos alimenticios (adaptaciones de animes, mangas, etc.) y de una calidad tan estimable como su canon personal. El guión -que adapta una novela- es suyo, por cierto, y se nota que su imaginario está aquí perfectamente explotado.