Laurel y Hardy en el Oeste
Sinopsis de la película
Stan y Ollie acuden a Brushwood Gulch para entregarle a la hija de un buscador de oro la escritura de propiedad de la mina. Al ser engañados por el propietario del salón y su mujer, deciden recuperar el documento empleando el procedimiento de los rateros: cuerdas, poleas… ¡y una mula!
Detalles de la película
- Titulo Original: Laurel & Hardy: Way Out West
- Año: 1937
- Duración: 65
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Opinión de la crítica
Película
6.7
47 valoraciones en total
Sencillamente:
M ajestuosa
A gil
G randiosa
N ovedosa en su dirección
I nteligente
F antástica
I nmejorable
C arismática
A ltamente recomendable
Aseguro risas y una canción que jamás olvidaran.
Me confieso un gran admirador de los comediantes de la Edad de Oro norteamericana. A Buster Keaton lo considero el más grande de todos. Hizo cine con mayúsculas y el sentido artístico y poético lo recorría de principio a fin. Chaplin, aunque egocéntrico y divo, logró dos o tres obras grandes y algunos cortos muy divertidos. Harold Lloyd tuvo su momento cumbre con Safety Last (El Hombre Mosca) y resultaba jocoso e ingenioso, en otras ocasiones. Harry Langdon, y otros menores, también a ratos resultaban con cosas muy agradables… y LAUREL & HARDY ¡Una maravilla! ¡Los más tiernos y divertidos! ¡Los más irreverentes! ¡Los que fascinaban por igual a niños y grandes! ¡Los más perversos y los más nobles! Todas las polaridades humanas se conjugaban en ellos y demostraron un virtuosismo histriónico imposible de igualar. Todas las parejas cómicas que surgieron, desde entonces, inevitablemente bebieron de su fuente.
LAUREL Y HARDY EN EL OESTE es una de esas películas que anhelaba desde hace décadas y no se me dio la ocasión de verla… ¡hasta ayer! Los avances de la tecnología están haciendo realidad lo que parecía imposible. ¡Y qué gusto verla! Una versión colorizada bellísima con la que pude sentir que estaba ante uno de los mejores largometrajes que haya podido hacer este par de genios. La historia es bien simple: llegan ellos a un pueblo llamado Brushwood Gulch en el lejano oeste (aunque si hubiera sido del este, el norte o el sur, daba lo mismo) y allí buscan en el bar, manejado por el corrupto Micky Finn, a una chica llamada Mary Roberts a quien esperan entregarle el título de propiedad de una mina de oro que le dejó su padre, un socio del par de buenazos, que acaba de morir.
La ambición se despierta en Finn (interpretado por su archienemigo, el inimitable James Finlayson), quien les presenta, entonces, a una suplantadora y pronto los chicos caerán en cuenta del gran error que cometen, y se las ingeniarán como pueden para remediar las cosas y hacer justicia. Dos chicas entrarán en juego: Lola Marcel, la rubia y ambiciosa bailarina de la cantina, y Mary Roberts, una bella y modesta joven, quien hace las veces de cocinera del mismo establecimiento.
James W. Horne (quien también dirigiera el que es, quizá, el mejor corto de la pareja: El Gran Negocio) lo ha dado todo de sí, para lograr un filme visualmente hermoso, con unos efectos especiales en los gags, que seguro asombraron a la gente de la época y que, aún hoy, lucen admirables.
Especie de western–musical (hay tres temas en los que intervienen Laurel & Hardy con suma gracia, sobre todo el primero donde hacen un baile coreográfico en plena calle), esta película resulta ser un trozo de cine encantador, que valdrá la pena volver a ver, sobre todo porque este par de clowns, con su sola presencia, consiguen que uno mantenga dibujada una sonrisa hasta que aparece la palabra fin.
Y eso ya merecería un Oscar.
Título para Latinoamérica: ALLÁ EN EL LEJANO OESTE.
Laurel y Hardy acuden a entregarle la escritura de propiedad de una mina de oro a la hija de un difunto amigo, María Roberts, que trabaja de criada en un saloon del oeste. Engañados por el dueño del saloon y su pérfida esposa, la cantante estrella, acabarán siendo despojados de la escritura y pondrán todo su empeño en recuperarla.
Recuerdo cuando mi padre me compró esta película (aún conservo el VHS con mimo en mi armario). Me pasé todo un verano poniéndola una vez y otra vez. No hubo pariente que no nos visitara aquel lejano año que no tuviera que visionarla. Después he visto otras películas del genial dúo cómico, pero ninguna me he gustado tanto como esta. La historia destila humor por los cuatro costados, los dos comediantes están en estado de gracia y las escenas en que no haya un chiste, frase o escena graciosa destacable son pocas. Es de reseñar también el doblaje, con un sabor añejo y unas voces muy apropiadas para todos y cada uno de los personajes (Antonio España como Hardy, María Victoria Durá y Mariano Beut como los malos, José María Lado como el sheriff… es una pena que el nombre del doblador de Laurel esté desaparecido). Si tuviera que criticar algo, diría que de la presentación de los personajes del saloon me sobra el numero musical (alarga la escena para mi gusto en exceso, aunque a quienes les guste ese tipo de música supongo que no les importará) y que hay un par de gags que no me gustaron tanto como los demás (no todo va a ser perfecto), pero aún así es sin duda un peliculón de los pies a la cabeza.
Dato curioso:
* Laurel y Hardy actuaron juntos por primera vez en 1918, en la película muda The Lucky Dog . Laurel era el protagonista de la película y Hardy tenía un breve papel como atracador que intenta robarle. La escena está en youtube y es bastante graciosa. No volvieron a coincidir hasta ocho años más tarde, en 1926, cuando formaron parte del reparto de 45 minutes from Hollywood . Si bien no compartieron plano en esa película, alguien debió ver su potencial y en 1927 hicieron su primera producción como dúo humorístico. Lo que nos hubiéramos perdido si nadie hubiese estado atento a lo que estos dos grandes cómicos podían ofrecer.
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Más críticas en:
https://unblogacincoalturas.wordpress.com/
Ollie y Stanley hacen de las suyas en el Oeste americano.
No pintan nada allí. En realidad creo que pintan poco en cualquier sitio. Sus peculiares personalidades les impedían adaptarse a cualquier lugar.
Porque ya me contaréis qué hacen dos tipos vestidos con chaqueta negra, corbata y bombín en un saloon en medio de rudos vaqueros.
Primero, dejarse llevar por la nostálgica melodía que entonan sus habitantes ( antológico).
Sus indeseables flirteos caballerescos son poco apreciados allí y les asegurará un asiento en la próxima diligencia.
Sus torpes e ingenuas diligencias les harán meter la pata pero, honrados como son, se quedarán a deshacer el entuerto que ellos mismos han creado. Les han robado mediante engaños un importante documento y tienen que recuperarlo como sea.
Stanley se rasca la cabeza, en su característico gesto, perplejo como siempre. Ni comprende ni quiere comprender. Hará lo que le diga Ollie y colaborará con él haciéndole algunas sugerencias que su- desgraciado tonto que se cree listo- amigo tomará en consideración.
Ollie frunce el ceño y tamborilea los dedos para armarse de paciencia, después de haberse comido la consecuencia de la torpeza de su amigo. Se lo hará pagar pero siempre le saldrá mal.
Stanley llora como solo él sabía hacerlo. ! Ay, Ollieee!. No hay cuidado. El que verdaderamente tiene motivos para llorar es Ollie. Stanley ni siente ni padece.
¿ El gordo no sabía que estaba gordo que se empeñaba en subir por donde no podía o en entrar por donde no cabía?. Y el flaco a ayudarle, eso sí, un muchacho mejor dispuesto que él no existirá.
Mientras, esta película, nos regala una sucesión de gags extraordinarios con un magnífico sentido del ritmo. Siempre dicen que a esta pareja se le aprecia mucho más en sus cortometrajes pero esta cinta no tiene ningún desperdicio. Tiene un montón de escenas estupendas. 65 minutos de puro goce y diversión. Muy, muy recomendable.
Como aficionado al humor para todos los públicos siento mucho que hoy en día no esté de moda, y manifiesto mi debilidad por Laurel y Hardy. Tenían una simpatía irrepetible y los dos eran cómicos excepcionales. Way out west para mí es su mejor chifladura, por su estupendo ritmo y sus divertidas secuencias (en el spoiler comento mis preferidas). Además contaba con algún efecto visual muy oportuno y una animada banda sonora que fue candidata al Oscar. No tengo ninguna duda de que El Gordo y el Flaco se lo pasaron bomba haciendo esta película.