Las amigas
Sinopsis de la película
Rosetta, una joven adinerada, después de intentar suicidarse en un hotel de Turín, conoce a Clelia, una vecina de habitación a la que confía todos sus problemas. Clelia es una joven de origen humilde que pretende abrir en la ciudad un negocio de moda.
Detalles de la película
- Titulo Original: Le amiche
- Año: 1955
- Duración: 104
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Opinión de la crítica
Película
6.9
79 valoraciones en total
Quinto largo de Antonioni. Se basa en el relato breve Tra donne sole (1949), de Cesare Pavese, adaptado por el realizador, Suso Cecchi DAmico y Alba Céspedes. Se rodó en escenarios naturales de Turín y en los estudios de Cinecittà (Roma). Ganó el León de plata de Venecia y dos Nardo dArgento (director y actriz reparto, V. Cortese). Producido por Giovanni Addessi, la première se celebró el 7-IX-1955 (Vencia).
La acción tiene lugar en Turín (Italia), el invierno de 1955, durante 7 días. La joven Clelia, residente en Roma, acude a Turín para asumir la dirección de la nueva sucursal de una firma de alta costura. A causa de un intento fallido de suicidio de la vecina de su habitación de hotel, Rosetta Savone (Madeleine Fisher), conoce a Momina De Stefani (Yvonne Furneaux), a la ceramista Nené (Valentina Cortese) y a la amiga de ambas, Marielle (Ana Maria Pancani). Conoce además al pintor Lorenzo (Gabriele Ferzetti), pareja de Nené, al arquitecto Cesare Pedoni (Franco Fabrizi), amante de Momina, y a su ayudante Carlo (Ettore Manni).
La película se desarrolla como un drama de referencias psicológicas, centrado en el mundo de 5 mujeres. Explora sus centros de interés: moda, fiestas, salidas, cremas. Los efectos de su interacción: amistad, rivalidades, deslealtades, celos. Su visión de la sexualidad, el matrimonio, las separaciones, la fidelidad. Analiza la indiferencia de los hombres ante las angustias de las mujeres y la incapacidad de éstas para entenderse y comunicarse entre ellas. Investiga las difíciles relaciones hombre/mujer y sus diferentes modos de entender el sexo y el amor, personificados en Rosetta y Lorenzo. Hace uso de símbolos, de creación propia, para subrayar temas tan importantes para el autor como el olvido (Nené), la vacuidad (Marielle) y la desaparición (Rosetta). La obra contiene elementos de valor documental (etnológico), como el bar con radio elevada (sin TV) para seguir en directo los partidos de fútbol, el puesto callejero de golosinas, la moda femenina de los primeros 50 (tocados, abrigos de piel, tacones medios), la prestación por Cruz Roja del entonces deficitario servicio de ambulancias, la desaparición del sombrero masculino y otros.
La música, de Giovanni Fusco, ofrece gratos contrapuntos de guitarra y piano, de aires ligeramente jazzísticos, con solos de ambos instrumentos y graciosos pizzicatos. Añade una versión instrumental del mambo y melodías de organillo. La fotografía, en B/N, se sirve del paisaje (siempre importante para Antonioni) y de los ambientes como reflejo del mundo interior de los personajes. La escena de la playa, llena de elipsis y significados, marca un punto culminante del film. Usa tonos intensos, fuertes contrastes y crea composiciones de notable calidad plástica. El guión apunta algunos de los temas que centran la atención del realizador en obras posteriores. La película, de grandes interpretaciones y excelente desarrollo de personajes, es la primera obra importante del autor.
Primer estallido de queja social burguesa en el cine de Antonioni. En este caso que nos ocupa, involucrando (o arrastrando al descontento) a la clase obrera de la que se ocupó en su posterior filme (El grito, 1957) . Rara vez, veremos en el cine de Antonioni personajes de diferente alcurnia ocupando un mismo plano como ocurre aquí. No existe de todas maneras, conflicto de clases sociales en las interrelaciones personales y si lo pudiera parecer, Clelia (Eleonora Rossi Drago) finiquita la duda en los compases finales.
Las amigas es, eso sí, un avance de las frustraciones que poco después exploraría el director con denuedo en su posterior filmografía: el cinismo, la frivolidad, la incomunicación, el vacío existencial.
Mis amigos, mi vida, mis días… ¡Mis días! ¿Para qué voy a vivir? ¿Para decidir qué vestido me pongo? Y cuando lo decido, ¿qué es lo que me espera? (Rosetta)
Los personajes, se muestran despojados de afecto y de cualquier sentimiento que desprenda candor. Las acciones que realizan están alejadas de la búsqueda de un efecto, son más bien impulsivas (adulterios, intentos de suicidios o broncas de taberna) como consecuencia de buscar un engaño con que tapar el vacío que experimentan (lo único tangible).
– Menos mal que el mar no envejece.
(…)
– Sí, pero ¿qué hay de nosotros?
Antonioni se ayuda ignorando el contraplano. Sigue los muertos vivientes que son sus personajes con planos largos, donde percibimos el deambular apático. No existe mucho a que agarrarse y el actor queda esclavizado a la puesta en escena.
Quizás Rosetta, sí murió en esa habitación de hotel.
Al margen de que Las amigas sea una buena película, que lo es, pienso que su interés radica sobre todo en su condición de predecesora del cine, a veces genial, realizado por Antonioni más adelante, y gracias al cual tiene un lugar asegurado en el olimpo de los grandes directores.
Aunque de manera solo incipiente, se adivinan ya en las Las amigas algunos de los temas y características del cine más maduro de su autor. Por ejemplo, en la descripción de las soledades y desencuentros de unos personajes que buscan la felicidad sin encontrarla, ejemplificados, sobre todo, por el conmovedor personaje de Roseta, bella mujer atormentada en su amor trágico. O en cierta estilización de raiz abstracta en la concepción de unos espacios que, trascendiendo su función de meros escenarios, cobrarán cada vez más protagonismo en el cine de Antonioni.
En cambio se hallan aun ausentes de esta película otros elementos característicos del estilo más depurado de su autor. Este sería el caso de una tendencia a ralentizar el tempo narrativo, o la inclusión, tan frecuente en el cine posterior de Antonioni, de ciertos momentos habitualmente desdeñados por la narrativa tradicional con el objeto de lograr cierto clima dramático o poético. Tampoco hallamos aquí, aun, la preponderancia de los gestos y las miradas en detrimento del diálogo.
A pesar de que las amigas no esté, pues, entre las obras más representativas de su autor, he disfrutado, sin embargo, con este retrato sutil y ecuánime –en ningún momento se cargan las tintas con intenciones melodramáticas-, de un grupo de personas pertenecientes a la alta burguesía turinesa. Un retrato en el que a pesar de su condición de obra relativamente primeriza, contiene casi todas las constantes del cine que dirigiría Antonioni en el futuro. Un cine el que no se pretende hacer crítica social generalizadora, sino incidir -por lo menos durante su primera época, hasta la memorable Blow up-, en los dramas y paradojas del ser humano como individuo aislado, alienado según la terminología que hizo fortuna en su época, pero abocado también a su destino de animal social, con todas sus consecuencias y complejidades.
Un último apunte: vista desde la perspectiva actual, algunas de esas mujeres independientes y supuestamente modernas son portadoras de valores inequívocamente machistas, ¡pero es que estamos en la Italia de 1955!
A través de las peripecias que viven un grupo de amigas y amigos de la burguesía de Turín, Antonioni construye magistralmente una metáfora sobre el ser humano y la necesidad (o no) de estar acompañado por otros seres, de amar, de ser amado y de lo efímero de la amistad y de la propia vida. Varios personajes plantean a lo largo del metraje a través de diálogos temáticos preguntas que inciden sobre el enuciado del film. Cada amiga representa una postura o un punto de vista frente a estos dilemas. Amistad, amor, adulterio, la vacuidad y la frivolidad de la alta burguesía… son temas que el director italiano ha sabido desarrollar con excelente pulso a lo largo de su filmografía.
Mucha gente accede a Antonioni a través de El eclipse , de La noche , La aventura o de El desierto rojo . Por desgracia, mucha gente no sabe apreciar este cine más maduro o díficil porque antes no ha visto su etapa más, llamemosla narrativa, que comprende Crónica de un amor , La dama sin camelias , El grito o La amigas como películas paradigmáticas de este, su primer periodo.
Es en esta primera etapa de afianzamiento como director donde están las claves para entender todo su cine posterior, en el que los personajes nos resultan más complejos puesto que ya no tienen un objetivo claro (son personajes más próximos a los seres humanos reales que a un personaje arquetipico de ficción y por eso nos cuesta más entenderlos y se nos hace más raro seguir sus vivencias en la pantalla), tienen además una motivación extinguida y no siguen ninguna estrategia para conseguir nada. Es por eso que incluso a personas amantes del séptimo arte las pelis de Antonioni a partir del 60 les resultan raras o aburridas. Mal hecho. Conviene por ello ver antes Las amigas (entre otras), donde si que desarrolla los conflictos internos de los personajes, digamos, visiblemente para el espectador. Aunque claro, un genio es un genio y hay algunas secuencias, como la de la playa, en la que los personajes ya comienzan a dar muestras de esa motivación extinguida y esa carencia de objetivos que tendrá su culmen en la secuencia de la orgía de El desierto rojo .
Podría lógicamente entenderse esta película, como el prefacio de lo que sería en un futuro cercano el estilo personal de su cine, basado en la incomunicación existencial, en obras que permanecen en la mente de todos los aficionados al cine (La aventura La noche y El eclipse). Rosetta (Madeleine Fischer) ha intentado suicidarse en hotel de Turin, la joven lo hizo debido a la insatisfacción que le producía el vacío de su existencia (se queja de lo estúpido que le resulta vivir sólo para elegir que ropa ponerse), rodeada de personas vacías, y tras descubrir la mediocridad y cobardía del hombre del que estaba enamorada, un pintor llamado Lorenzo (Gabriele Ferzetti).
Una vez repuesta en el hospital, va a parar a una suerte de limbo poblado por muertos en vida, que se desenvuelven en una serie de situaciones que van revelando la profunda superficialidad y mediocridad de esas personas que la rodean. Como decía al principio de esta reseña, Antonioni ya muestra gran parte de lo que será su cine, desde la hipocresía de las relaciones humanas hasta el vacío de las costumbres sociales y la banalidad de las reuniones, pasando por la incomunicación y el amor por la literatura de un hombre, el piamontés Cesare Pavese (de quien adaptó aquí Entre mujeres solas, pero que siguió estando espiritualmente presente en sus siguientes obras). Una visión desoladora de la burguesía italiana en plena época del desarrollo económico.
Un tiempo en que los profesionales liberales y artistas se distinguen por su frivolidad, su necedad y su miedo al compromiso, ellas, esposas y novias frívolas, o la directora de una futura tienda de modas, se distinguen por esas mismas cosas (siempre hay que fingir asegura una de ellas). Un democrático reparto de insuficiencias humanas. Solo hay dos excepciones, aparte de Rosetta que anda como un fantasma, deprimida y sollozando entre unos y otros, la primera es Cleila (Eleonora Rosi), en la que se detectan rasgos de un tipo de mujer que se esfuerza por obtener un nuevo rol social y la segunda, la ceramista Nené (Valentina Cortese), la esposa del pintor Lorenzo, dispuesta a sacrificarse por amor. Antonioni antepuso la verticalidad de la historia y los personajes a la horizontal de la narrativa y la realidad. Una película interesante y nada desdeñable.