La venganza de Manon (El manantial de las colinas II)
Sinopsis de la película
Manon, la hija de Jean de Florette, ha crecido. Sabe que Le Papet y Ugolin son responsables de la muerte de su padre. Su venganza comienza cuando revela a todo el pueblo secretos guardados desde hace años. Segunda parte de la película El manantial de las colinas .
Detalles de la película
- Titulo Original: Manon des sources (Jean de Florette II) aka
- Año: 1986
- Duración: 120
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Opinión de la crítica
Película
7.5
25 valoraciones en total
La venganza de Manon continúa la saga familiar provenzal iniciada con la magnética El manantial de las colinas y sólo es ligeramente inferior que ésta. Años después de los sucesos narrados en la primera parte, la hija de Jean de Florette se tomará venganza sobre aquellos que causaron la ruina de su familia. Reaparecen Yves Montand y Auteuil como los ruines y obsesivos Papet e Ugolin y se introduce a una, por entonces, bellísima y jovencísima Enmanuelle Béart como Manon, el hilo conductor de la trama. Con un poquito de Sirk, otro tanto de tragedia griega y algo más de Shakespeare, tenemos un excelente melodrama de los que ya no se facturan. Buena labor de dirección, apabullante fotografía, una historia hábil y apasionante y también una hermosa reflexión sobre el desempeño y carácter del ser humano en un medio completamente rural, desde el doble prisma de la mezquindad y de la bondad.
En conclusión, es una película para degustar lentamente, con calma, tiempo y buena disposición: como un buen vino templado por el tiempo.
La disfruté muchísimo. Si la primera parte te deja un sabor amargo, la segunda te lo deja azucarado. Usa todos, absolutamente todos, los recursos del melodrama. Se sirve de ellos de la mejor manera, los eleva a la categoría de arte, o al menos de artesanía. Es una película de un excelente casting y una mejor factura. Una película que sabe cómo enganchar al espectador y cómo contar una historia y crear expectativas que te superan y asombran. Hay filmes que ves y luego no sabes, no recuerdas, si los viste. Este no creo que pueda ser el caso. Las películas no tienen por qué ser aburridas para que se les encuentre interesantes . Se pueden usar los recursos, todo ellos, del melodrama con dignidad. Este es el caso.
Y Manon, la bella Béart, aunque entre las cabras del monte, nunca pierde su maquillaje de Lancome ni su pelo se inmuta….Pero hay que tener sentido del humor. Digo yo.
Soberbia.
Continuación de El manantial de las colinas es la resolución del drama rural. La película mantiene la misma estructura en lo técnico: Buena fotografía, sonido, guión, etc. que en la primera, el esquema de la narración lo mejor, los sucesos se suceden de forma suave y el espectador se mantiene expectante sobre todo en la fase final.
La parte artística destaca con la gran interpretación de D. Auteuil y de Y. Montand sobre todo de este último que en esta segunda parte destaca de forma extraordinaria.
Buena resolución para una gran historia.
Esta segunda parte de Jean de Florette, es más intensa y conmovedora que la primera, de entrada se nos presenta a la hija de Jean, Manon excelentemente interpretada por una jovencísima y bellísima Emmanuelle Béart, su inclusión en la película fue un acierto total de Claude Berri. Manon vive en la ladera de las montañas cuidando cabras, no se acerca a nadie y la fama de su belleza es conocida por todo el pueblo, su madre después de la tragedia familiar ha tenido que volver a su profesión para ganarse la vida. Y Manon ha quedado al cuidado de la anciana piamontesa que su padre Jean había beneficiado con su generosidad, permitiéndole a ella y a su marido permanecer en sus tierras, en lo alto de la montaña, allí donde Jean iba diariamente a por agua.
Manon se conoce todos los rincones de aquellas colinas, que le son tan familiares, se baña desnuda en las claras aguas que bajan del manantial, pero no olvida a todos aquellos que perjudicaron a su padre, en particular a los Soubeyran (Papet y Ugolín), y a partir de aquí empieza a desarrollarse el drama con ciertas reminiscencias a otros autores, lo que no impide que esté muy bien concluido por Marcel Pagnol, y magníficamente llevado a la pantalla por Claude Berri.
Se agradece la presencia de Béart en el reparto y Daniel Auteuil sigue estando genial, pero Yves Montand está sencillamente portentoso en el último tramo de la película. Una de esas joyas que no se olvidan fácilmente y menos aún de su música y ese maravilloso plano final congelado.
Excelente obra de Berri que en mi opinión debe analizarse unitariamente, ya que su división en dos partes sólo se debió a razones comerciales, y en ningún caso narrativas. De hecho, la historia gana enteros cuanto menor es el tiempo que el espectador deja pasar entre los visionados de ambas.
Así pues, comento aquí la totalidad del filme, que en todo momento fluye, no como el manantial en torno al que gira la película, y que sirve como eje a partir del cual se nos muestran la vida en el campo provenzal, una historia de ambición y ruindad, una implacable venganza, y una no menos terrible tragedia familiar. Abundando en esto último, y teniendo en cuenta toda la obra, es precisamente el tono trágico (con reminiscencias griegas) el que predomina, y de ahí que la película resulte tan clásica y universal, dado que su lenguaje no puede sino resultarnos familiar.
La primera parte, además de acercarnos al entorno y meternos en ambiente, pivota partiendo del enfrentamiento de dos personajes antagónicos pero con un objetivo común, que es el enriquecimiento. En realidad, tanto Jean como Ugolin encarnan dos caras de la misma moneda, ambos son lo que hoy denominaríamos emprendedores, pero cada uno a su manera. Mientras que Jean representa la modernidad, el conocimiento y la honestidad, Ugolin es deshonesto, vil e inculto, pero estas grandes diferencias no impiden ciertas coincidencias, pues ambos son tenaces, arriesgados, capaces de sacar adelante grandes proyectos, ya se basen en claveles o conejos. Durante la primera parte los demás personajes sirven como apoyo de los dos protagonistas, asumiendo roles consecuentes con los comportamientos de estos, así, la familia de Jean es toda entrega y amor hacia el proyecto, mientras que César se nos muestra como un hábil intrigante, asumiendo el papel de un consejero malvado, que estimula lo peor del carácter de su sobrino Ugolin.
La segunda parte, en la que ha transcurrido el tiempo, ve crecer la importancia de Manon, pero una vez más su venganza servirá no para poner punto final al drama, sino para darle una vuelta de tuerca más, que es lo que permite que podamos considerar el filme bajo la óptica de las tragedias familiares clásicas. Hasta tal punto esto es así, que al final sentimos pena por el miserable Ugolín, perdidamente enamorado de quien jamás le amará, y también miramos con otros ojos a su tío César, que experimentará íntimamente la magnitud de una tragedia que creía ajena, pero que en realidad le es propia.
Continúa en spoiler, sin revelar detalles.