La torre de Londres
Sinopsis de la película
Año 1483. Mientras Inglaterra está al borde de la guerra, el rey Eduardo IV está en su lecho de muerte. Su hermano Ricardo, duque de Gloucester, incitado por su mujer, se propone ocupar el trono, pero antes debe eliminar a todos los que lo preceden en la línea de sucesión. Después ejecutar personalmente varios asesinatos, sus víctimas se le aparecen para atormentarlo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Tower of London
- Año: 1962
- Duración: 79
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Opinión de la crítica
Película
6
77 valoraciones en total
Roger Corman acude a uno de esos relatos históricos que le viene como anillo al dedo para adaptarlo a su manera, introduciendo elementos de terror sobrenatural y sobre todo, dando todo el protagonismo a Vincent Price y haciendo recaer en él todo el peso interpretativo que un personaje como el que encarna supone. ¿Está a la altura el gran Price?, en mi opinión sí, contundentemente sí, se trata de lo mejor de la película, pero debo confesar que lo he visto mejor en otros títulos, algunos de ellos firmados por el mismo director. Como se apunta por ahí, el B/N esta vez juega en contra de la película, seguramente unos escenarios que en su mayoría son de interior merecían una fotografía en color. Sus ojos azules merecían ser vistos como eran en realidad.
Pese a ello, por su brevedad y porque realmente Corman era y es un maestro a la hora de darle vueltas y vueltas a un tema sin hacerse cansino, La torre de Londres me parece que es un largometraje a la altura de su filmografía, es decir, una película que entretiene y a la que no se le puede pedir más, porque no hay más ni falta que hace, así ya está bien y es más que suficiente. Puede que de serie B, puede que no, con un Vincent Price que siempre atrae a quienes valoramos el buen hacer delante de la cámara, un profesional del séptimo arte que merece mayor reconocimiento. Una película más de un tándem que no deberían perderse sus seguidores.
Sorprende la sencillez de R. Corman para plantear el argumento y todavía más esa proverbial habilidad para desarrollar la trama con credibilidad, soltura y absoluto dominio de la pantalla.
Combina lo físico y lo metafísico, el ámbito de lo real y de lo onírico, los sentimientos y la razón, la zozobra y el desasosiego hasta establecer un paradigma de las facultades humanas.
Y un V. Price en su atormentado papel parece que sabía leer el pensamiento del director y escenificar su teoría sobre las tinieblas de la mente.
Titulo así la crítica porque es indudable que el peso de la película al completo recae, cómo no, en la inconmensurable labor interpretativa de Vincent Price, que construye un Richad de Gloucester absolutamente histriónico, malvado, demente y amanerado en sus movimientos y expresiones. La película está dirigida por Roger Corman, que nos ha regalado otras joyas junto a Vincent Price, casi todas dentro del universo de Edgar Allan Poe. A diferencia de esas películas, la Torre de Londres se rodó en un elegante blanco y negro que ayuda a disimular algunos decorados (sobre todo el exterior del castillo) que a veces tienen demasiada pinta de cartón piedra. Como curiosidad, cabe destacar que Vincent Price ya partició en la anterior versión de esta historia, la que llevó a cabo los Estudios Universal en 1939, haciendo entonces el papel del duque de Clarence, que es precisamente al primero que se carga Price en esta otra versión. Muy recomendable.
Momentáneo viraje desde la mirada del terror psicológico poeniano hacia la poética shakespereana (especialmente de Ricardo III), a la par que se vislumbra a sí misma como remake imposible de La torre de Londres de Rowland V. Lee (propone claros nexos comunes con dicha pieza de la Universal (incluso llega a robarle fragmentos) aunque optando por unos derroteros que, en última instancia, no se hallan demasiado lejanos de las adaptaciones de Poe). La obra de Shakespeare (no solo Ricardo III, sino también Macbeth o Hamlet) será, pues, el constante referente en la película, si bien lo que el largometraje logra es realizar una versión de la pieza teatral gracias a la pericia de Price y la dirección de Corman. No obstante, el director se apropia de la vertiente más fantasmagórica del relato con el fin de no perder totalmente la línea poeniana y dar un mayor sentido sobrenatural y terrorífico a la trama.
Cabe señalar que la imposición de la película en blanco y negro acabaría (según palabras del propio Corman) restando potencia y tono a la trama del filme. Richard está construido con una notable deformidad física acorde con el texto shakespereano, exteriorizando así la maldad que guarda en su interior y creando un maniqueo personaje de fisicidad inquietante. En la película, esta composición del protagonista está llevada por Price más allá del vestuario y la prótesis que le hace las veces de joroba. El actor muestra una notable cojera, un brazo inútil, entrecierra uno de los ojos, frunce el ceño y deforma los labios para dar un aspecto aún más aberrante del personaje. Esta interpretación no deja de ser reseñable en el dúo Corman/Price, puesto que el actor abandona la elegancia y la sutileza que le caracterizaba y se sumerge en uno de los más retorcidos y desquiciados.
Roger Corman sale muy bien parado del colosal reto de combinar los universos de William Shakespeare y Edgar Allan Poe en este acercamiento a la figura del rey Ricardo III de Inglaterra, monarca muy maltratado – al parecer, injustamente – por la dramaturgia shakespeariana. Como era previsible, Corman no rehabilita al monarca, pero aúna su bellaquería con un tormento muy poeniano. Vincent Price está genial, como de costumbre.