La sombra de Frankenstein
Sinopsis de la película
De vuelta al ancestral castillo 25 años después de la muerte del monstruo, el hijo del doctor Frankenstein conoce a Ygor, un pastor loco que esconde a la terrible criatura. Buscando limpiar el nombre de la familia, revive al monstruo y lo intenta rehabilitar.
Detalles de la película
- Titulo Original: Son of Frankenstein aka
- Año: 1939
- Duración: 99
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Opinión de la crítica
Película
6.3
69 valoraciones en total
La criatura Frankenstein fue sin duda el monstruo durante la etapa de la Universal con mejores películas si las comparamos, ya habían venido Frankenstein (1931) y La novia de Frankenstein (1935), dos de las mejores obras de horror jamás filmadas. James Whale debuto por las dos anteriores y por desgracia no quiso saber nada de esta nueva entrega, que se aleja de todo lo que el había creado en las dos anteriores, La novia de Frankenstein comenzaba justo donde acababa la anterior y en ella se presentaban a la mayoría de los personajes de la anterior. En cambio en esta la acción se sitúa años después de la ultima entrega con el doctor Frankenstein ya muerto y un pequeño pueblo que parece haberse librado al fin de lo que durante tantos años lo aterrorizo: La criatura. Este personaje fue interpretado durante las dos anteriores por el legendario Boris Karloff, en esta película se halla su ultima aparición en el papel ya que cuando le enseñaron el guión de la siguiente entrega de la saga El fantasma de Frankenstein este considero que la historia se habia agotado y fue substituido por Lon Chaney Jr. y por Glenn Strage. Bela Lugosi habia rechazado el papel de Monstruo en la primera pero sin embargo si acepta el papel de Igor, el jorobado trastornado que convence al hijo del temido doctor para intentar reanimar al monstruo. Basil Rathbone Interpreta al hijo del doctor que no soporta la mancha que pesa sobre su apellido y intenta devolver la fuerza al monstruo para intentar rehabilitarlo. El film se encuentra entre los mejores de la saga tiene un buen clímax en el comienzo y en le final sobre todo y en algunas otras partes además de contar con un guión a la altura del de las dos ultimas entregas pero por desgracia el resultado no es el mismo, pero es una obra digna de contemplar y superior a las futuras películas de la Universal en el campo del cine de monstruos.
Esta continuación era la confirmación de que Universal tenía la intención de explotar tanto como fuera necesario el filón abierto por Whale y que el propio Whale continuó en una secuela que para muchos era incluso superior a la primera. En esta ocasión se nota un distanciamiento argumental evidente, en donde desaparecen la práctica totalidad de los protagonistas iniciales (excepto el del monstruo por supuesto) para que empiecen los descendientes a tomar las riendas de giros argumentales de lo más pintoresco y curioso. No me cabe la menor duda de que estas películas son fundamentalmente para los nostálgicos de esa época, es imposible que los que crezcan dentro el universo digital reaccionen de manera positiva ante la inocencia y candidez del blanco y negro de los años 30 y 40, estas películas envejecen peor, aunque tienen un valor histórico que debería tenerse en cuenta. En el caso que nos ocupa el hijo de Frankenstein o la sombra como se ha titulado aquí, abre una puerta a una serie de secuelas basada en los mismos conceptos, algo en lo que tampoco se diferencia demasiado en los tiempos actuales, donde se recurren a métodos más científicos para continuaciones imposibles, pero igual de inexplicables o increíbles. Por eso debemos de ser un tanto más permisivos y generosos cuando hablamos de películas con más de 65 años de antigüedad.
Antes de ser estudioso del cine y sus técnicas, soy espectador, del mismo modo en que, antes de ser escritor de novelas, soy lector. Filmaffinitty es un punto de referencia para todo aficionado al cine, que desea saber si una película merece o no la pena, a pesar de que opiniones las hay como estrellas en el firmamento. De buena a mala, o simplemente pasable, la película que nos ocupa merece el calificativo de:INTERESANTE.
Una película de la Universal, epítome de lo que fuera su célebre ciclo de terror inaugurado en los años treinta. No se cuenta entre los títulos míticos, y sin embargo contiene todos los elementos que les dieran la fama. Hoy día apenas queda un puñado de cintas a recordar, cuya valía radica más en su importancia histórica que otra cosa, por más que los adictos y expertos apunten hacia otro lado. En este título llama la atención los decorados cuasi dalinianos, la iluminación y los forzados encuadres, creando una extravagante y sugestiva atmósfera. Por otro lado, Basil Rathbone no puede olvidar sus tablas teatrales, y su actuación redunda en un histrionismo rayano en la comicidad. Lo mismo puede decirse del personaje encarnado por Lionel Atwill, el cual no podemos dejar de comparar con su homólogo, hábilmente caricaturizado en El jovencito Frankenstein .
El hijo de Victor Frankenstein hereda la mansión y por agregado también toda su mala fama por los incidentes ocurridos en el pasado.
El filme comienza muy bien, pareciera ser incluso mejor que las películas anteriores de la saga de la Universal Pictures, hay muy buenos escenarios y una atmósfera gótica que atrapa a cualquier cinéfilo amante del terror y los ambientes densos.
Pero poco a poco el filme va poniendo a la vista muchas deficiencias en el guión con situaciones poco atractivas, muchas de ellas traídas de los pelos donde queda de manifiesto que la idea de esta película es continuar como sea una historia que quizás no daba para alargarla y desprestigiarla inútilmente.
Así obtenemos por resultado ya promediando el metraje una película muy dialogada sin casi nada de terror, algunos toques cómicos que no reditúan beneficios sino que le hacen perder clima al suspense y aparece la tosquedad tan característica dentro de este tipo de producciones tanto desde el despliegue de los actores como desde el burdo argumento que sirve de excusa para continuar con esta película donde el hijo de Frankenstein trata de reivindicar el nombre de su difunto padre arreglando los errores del pasado al darle vida al monstruo que causó la muerte de muchos pobladores.
Como dije, y tratando de sintetizar, el filme comienza bien porque parecía que la historia podía dar para continuar la leyenda con la descendencia de Victor Frankenstein. Más aún que la película comienza con muy buenos apartados visuales desde la estética y desde la escenografía de los sets, pero poco a poco uno se va dando cuenta que el guión es endeble y que no fue bien pergeñado como para darle calidad e intensidad desde los estímulos. Por ende, la cinta deriva en una opción apenas pasable, que se puede ver sin aburrirse pero queda demostrada la incapacidad del guionista para darle profundidad y entramado al argumento, el cual para colmo de males termina siendo rematado de manera muy abrupta dejando la sensación de que ya no sabían qué más inventar para continuar una narración poco acertada desde su estructura y poco efectiva desde su pretendido horror.
Le va un 5 porque a los clásicos minimamente los suelo respetar, pero con las últimas imágenes del filme me inclinaría para un 5 bien bajito.
Es una lástima que no se conozca algo mejor esta peli. A pesar de sus no pocos encantos y de ser la fuente principal de Mel Brooks para El jovencito Frankenstein, sigue encajonada, la pobre, entre las dos obras mayores de James Whale sobre el monstruo y la infinita cantidad de descabellados subproductos y parodias que se produjeron durante la década de los 40 hasta su resurrección, a finales de los 50, en la estupenda saga de películas que dedicaron a la criatura los estudios Hammer. Ello no significa, por supuesto, que La sombra de Frankenstein pueda compararse a ninguna de sus dos predecesoras, pero es un más que digno producto del terror clásico de la Universal, que ofrecerá algunas sorpresas a quienes no la hayan visto todavía.
La primera de esas sorpresas es su excelente escenografía de inspiración expresionista, que subraya, mediante hábiles claroscuros, pasillos y salones tortuosos y angulosos y una hostil y amenazante naturaleza, el carácter ominoso del relato de la resurrección de la criatura a manos de Wolf Frankenstein, el hijo del antiguo barón. Este papel, en principio reservado para Peter Lorre, acabó finalmente en manos de uno de los actores definitivos de aquella década, Basil Rathbone, que sale victorioso del trance de tener que dar la réplica a Boris Karloff y Bela Lugosi, un duelo interpretativo que supone otro de los alicientes de esta peli. La película deja, además, algunas escenas bastante apreciables, que enriquecen la galería iconográfica del monstruo creado por Mary Shelley y que dan fe del buen trabajo de Rowland V. Lee: el detallismo científico de la resurrección, la larga e intensa descarga eléctrica que devuelve la vida a la criatura, ésta retorciendo entre sus manos el libro de cuentos de hadas que le ha regalado el hijo de Wolf o el modo tangencial y sugerente en que se resuelven las muertes que comete el monstruo son. entre otros, algunos de los momentos que sitúan a esta peli por encima de la categoría de simple apéndice despersonalizado.
A pesar de ello, la película no logra desprenderse del lastre que supone ser una secuela. El guión es endeble y tiene que recurrir demasiado a menudo a estrategemas risibles y casi delirantes para llevar a la historia hacia un final que se antoja comodón y postizo y que casi logra arruinar algunos de los logros antes reseñados. El monstruo, por otro lado, pierde parte del encanto que tenía en las películas de Whale y se limita a reseguir los tópicos que aquéllas habían instaurado, motivo por el cual Karloff dejaría de interpretarlo hasta 1944, en que lo encarnaría por última vez. Aun así, la película logra plantear un interesante debate acerca de las fronteras de lo deforme y lo normal que tiene su momento cumbre en la escena en que el monstruo se mira en el espejo y obliga a Wolf a ponerse a su lado y mirarse también en él para que compruebe la inhumanidad del rostro que le dio su padre, sabio o loco creador no se sabe muy bien si de hombres o de monstruos.