La senda tenebrosa
Sinopsis de la película
Un hombre (Bogart) que ha sido injustamente encarcelado por el asesinato de su mujer escapa de la prisión con la intención de probar su inocencia. Una atractiva desconocida (Bacall) le presta ayuda, porque su padre también fue víctima de un error judicial.
Detalles de la película
- Titulo Original: Dark Passage
- Año: 1947
- Duración: 106
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Opinión de la crítica
Película
7.4
28 valoraciones en total
Esta es la tercera película que ruedan juntos los dos protagonistas, tras Tener y no tener (1944) y El sueño eterno (1946). Escrita y dirigida por Delmer Daves, se basa en una novela del gran David Goodis.
La acción se localiza en San Francisco y sus alrededores. Un hombre inocente, condenado erroneamente por el asesinato de su esposa, Vincent Parry (H. Bogart), se fuga de la prisión de San Quintín con el doble propósito de averiguar quién fue el autor del crimen por el que fue condenado y rehacer su vida. La película no muestra el rostro del protagonista hasta transcurridos los primeros 61 minutos de metraje. Entretanto se hace uso de la cámara subjetiva , consistente en que ésta se sitúa en el interior del personaje y muestra sólo lo que él ve, piensa, dice y oye.
El encuentro con Irene Jansen (L. Bacall) y el romance que se establece entre Vincent y ella destilan un clima de sinceridad, veracidad y credibilidad pocas veces superado en el cine. Secuencias culminantes del film son la que muestra a Vincent e Irene, situados uno junto al otro, mirando en el espejo, que ocupa casi toda la pantalla, el resultado de la operación, la pelea entre Vincent/Alan y el chantajista junto al mar y bajo la imagen inmensa del Golden Gate, y la huída de Bogart por la escalera de incendios del edificio que entonces era el más alto de San Francisco. La fotografía corre a cargo del notable Sidney Hickox ( Tener y no tener , Al rojo vivo ), que hace un uso excelente de la cámara, con secuencias largas y estáticas, junto a otras en las que mueve el objetivo suavemente para mantener la imagen centrada con precisión. Superpone imágenes y las multiplica para explicar los delirios del sueño de Vincent. El director de la música es Franz Waxman, especializado en composiciones cinematográficas ( El crepúsculo de los dioses , Rebeca , Un lugar en el sol ). Se sirve de trompetas, instrumentos de viento acompañados de cuerdas, y percusión suave, en melodías que crean sensaciones de intimidad, temor, alegría. El guión es el elemento más débil de la obra: la poca verosimilitud de algunas situaciones y saltos en la explicación de algunos hechos, abonan esta valoración. Los diálogos están muy bien construídos. El punto más fuerte de la película viene dado por las interpretaciones sobresalientes de Bogart y Bacall, llenas de magnetismo y seducción. Destaca la intervención de Agnes Moorehead en el papel de la villana Magde Rapf.
Obra emblemática del cine negro americano de Postguerra, que resulta interesante, abosorbente y entretenida. Incorpora elementos de thriller y de romance. Imprescindible para los amantes del cine de Bogart y Bacall.
No es ni mucho menos la mejor película de cine negro que nos podemos encontrar en la enorme lista de títulos encasillados en el género, ni es la mejor de su director, ni la mejor de la pareja de actores principales. Sobresale su inicio, con unos planos subjetivos novedosos que van más allá de lo puntual, y es que Bogart no aparece físicamente hasta bien pasados 40 minutos, quizás más. Empezar con una desconexión tan brutal me ha parecido lo mejor, una presentación novedosa y una historia por descubrir con todos los alicientes, incluida la presencia siempre beneficiosa de la Bacall. Los designios del guión es lo que más censuro, que incluye giros de la trama que tienen que ver con azarosas casualidades con las que no puedo simpatizar. El malo que persigue a Bogart, el taxista que conoce a un cirujano plástico, la mala malísima que lo teje todo desde el anonimato… Demasiadas cosas cogidas con pinzas, fácilmente reprochables y que van pesando cada vez más, por encima de la indudable química entre la pareja protagonista. Al final lo que acaba inclinando el valor de una película es la digestión de unos hechos que aquí no son muy creíbles. Y sin embargo, soy capaz de afirmar que no es nada mala…
La senda tenebrosa es un magnífico ejemplo de cómo hacer con un pésimo guión una buena película, gracias a la interpretación de una de las grandes damas de la pantalla grande (Agnes Moorehead) y al carisma de la pareja cinematográfica por excelencia (Humphrey Bogart – Lauren Bacall).
Y hablo del guión. No de la novela de David Goodis que, visto lo visto, parece tener elementos mas que suficientes para cautivar al espectador. Y aquí quien realmente nos cautiva es nuestra Agnes-brujita querida junto a los Bacall eyes. Bueno, y un poco también el amigo Bogart aunque no creo que sea una de sus mejores películas.
Zapatero a tus zapatos. Sin tintes políticos. Delmer Daves a dirigir, que lo haces bien. Ahí quedan El tren de las 3,10 para Yuma ó El árbol del ahorcado. Pero, suponiendo que no hubiese huelga de guionistas, había que haberle dejado a otro la concreción de la línea argumental. Tal vez así nos hubiésemos tragado la píldora de tantísimas casualidades, de tanto caprichoso azar al servicio de la historia, nada menos que en un San Francisco donde hay unos cuantos millones de individuos pululando por allí, para que la fatalidad se cebe siempre en los mismos.
Pobre Bogart. No pongas un circo que te crecerán los enanos, los leones se declararán en huelga de hambre y probablemente hasta el hombre-bala se atasque en el cañón. Tanta mala suerte no es creíble. Si es que paras a tomar un café y ahí está la pasma sospechando. Si es que vas en visita de cortesía y acabas tirando la casa y lo que no es la casa por la ventana. ¡Que ni pintada para habitación del pánico!.
¡Y aun así la película es buena!… Gracias Agnes, gracias Lauren, gracias Humphrey…
Tercera vez que colaboraron Bogart y Bacall, la doble B que nos dejaron para la historia una química y fortaleza moral dentro y fuera de la pantalla que en mi modesta opinión no ha sido igualada. Y por lo que se ve ahora, queda tiempo para que alguno les iguale. Porque su virtud fue que no se limitó a una sola película, si no que supieron encontrar historias y directores que prolongaran el romance que había fuera de plano.
Dicho esto, la senda tenebrosa que nos ocupa es puro cine negro, que si se quiere no resiste comparación con cumbres tipo Cayo Largo o Tener o no tener, pero que está muy arriba en un listado general del maravilloso color negro de las décadas 30, 40 -básicamente- y 50.
Es un ambiente, unas miradas, unas frases que se dicen casi sin querer una pistola que aparece y no hace callar a nuestro héroe, en este caso ex-presidiario.
No lo lamentarás, pero si te enganchas a su embrujo el blanco y NEGRO será desde entonces tu color.
Un hombre que ha sido encarcelado injustamente por el supuesto asesinato de su mujer escapa de la prisión, y decide cambiar sus rasgos mientras intenta demostrar su inocencia. Una atractiva y desconocida mujer le presta ayuda, porque su padre también fue víctima de una injusticia.
Esta es la historia que plantea la Senda tenebrosa, un brillante ejemplo del cine negro desarrollado durante la década de los 40 y principios de los 50. El guión en si, no rompe esquemas dentro de su género, pero plantea un sólido relato de misterio e intriga, con un ritmo en crescendo que atrapa al espectador de principio a fin. El conflicto que plantea el film centra su base en el personaje de Bogart, relacionado con Lauren Bacall, la cual aporta un magnetismo clave a la hora de enfrentar el desarrollo de la acción. La visión mundana de la obra no disgrega en casi ningún aspecto de la planteada por el género negro, confluyendo elementos dogmáticos: confrontación campo-ciudad, tinte pesimista y melancólico, dualidad paralela entre los ejes de una sociedad corrupta y ahogada en si misma… y como no, una densa y agobiante atmósfera planteada desde las calles del inconfundible San Francisco.
La fotografía es un punto de inflexión al valorar el apartado técnico o visual de la senda tenebrosa. Sidney Hickox convence realizando un esplendido trabajo de captación de exteriores, sin olvidarnos, eso si, de unos más que loables interiores retratados perfectamente a través de un sabio uso de luces y sombras, como ejemplo el apartamento de Bacall con un marcado estilo modernista. Reseñamos también el uso de la cámara en primera persona (subjetiva), como un aporte de originalidad y frescura que ameniza casi la mitad del metraje total de la cinta. Sobriedad y clase definen a la perfección la música otorgada por Franz Waxman. Entre el elenco de actores aparte de Bogart y Bacall, destaca Bruce Bennett, quién lleva acabo una convincente interpretación.
Ejemplar obra negra, necesaria para conocer los pilares en los que se construyen películas míticas del cine americano de la posguerra.