La segunda mujer
Sinopsis de la película
Cuando Ayse celebra su boda en el pueblo en el que vive, todos creen que se ha casado con Hasan, un joven poco mayor que ella. Pero, en realidad, Ayse abandona Turquía para convertirse en la segunda esposa de Mustafá, el padre de Hasan. Al llegar a su nuevo hogar en Viena algunos de los hijos mayores le dan la espalda, en cambio Fatma, la primera esposa de Mustafá la acoge afectuosamente porque ve en ella a su sucesora, la mujer que cuidará a la familia cuando ella ya no esté. Entre las dos mujeres surge una amistad muy especial basada en una confianza total. Pero esta relación se verá cuestionada cuando la familia tenga que enfrentarse a un duro golpe del destino.
Detalles de la película
- Titulo Original: Kuma
- Año: 2012
- Duración: 93
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Opinión de la crítica
6.4
67 valoraciones en total
Conviene ver esta película sin saber apenas nada del argumento, porque el director usa la sorpresa en los giros narrativos (creo que a veces en exceso). Desarrolla una historia familiar en la que los personajes están tratados con respeto, incluso con afecto, a pesar de que es improbable que un espectador occidental simpatice con sus decisiones. En todo momento apela a nuestra inteligencia y nos obliga a orientarnos en una trama en la que las cosas no son como se esperan.
Maravillosamente interpretada, ambientada de modo creíble en Viena y algún lugar de Turquía, evita tanto cualquier exceso sentimental como una mirada condescendiente sobre el íntimo conflicto que relata .
Es un melodrama seco pero intenso, en el que tienen importancia la procedencia cultural, las generaciones de los personajes y su lengua (en mi opinión los subtítulos deberían advertir cuando los personajes hablan turco y cuando hablan alemán, aunque puede deducirse).
Creo que es una suerte que lleguen este tipo de películas tan alejadas de las cinematografías dominantes como del exotismo de las minoritarias.
De principio a fin resulta artificial, la complejidad de los personajes se diluye en un entramado familiar que no llega al espectador occidental. Leyendo alguna de las críticas de los profesionales, me he dado cuenta que la mayoría, adolecen de lo mismo. La entrega absoluta a un cine que de haberse realizado en España le hubieran dado por todas partes. Pero aquí, el exotismo de un burka, unido al papanatismo, hacen que este tipo de productos sean encumbrados al olimpo cinematográfico.
No resulta muy lejana esa actitud de la mediocridad que nos rodea en otros ámbitos. Agota y cansa.
Un generoso 4.
Una gran obediencia se desprende de esta historia desgarradora, expresión máxima de una crueldad encubierta que ofende y asombra amargamente, de una increíble sumisión a cualquier acto de voluntad propia, elegida y destinada por acatamiento no personal, a las órdenes de testigos mudos que profesan el mayor desprecio, rechazo inimaginable con una calma, aceptación sorprendente que te deja tan paralizado y espectante como le ocurre a la propia protagonista. Cuando los planes previstos, a expensas de cualquier consentimiento ajeno, se vuelven en contra de uno mismo, estrenada cárcel que ocupa su propio creador, una búsqueda desesperada de algo de cariño y comprensión, la negada aceptación de una voluntad anulada cuyas formas educadas esconden un contenido atroz, desfigurante, de una humillación desproporcionada. Conmoción sensible y perturbadora exhibición de silenciosas emociones que van calando tanto en nuestra joven beneficiada como en el mismo espectador, a un precio tan doloroso, horrible y feroz que resulta imposible circular por esta travesía sin implicación o complicidad alguna. Aquello que no se dice, lo nunca expresado es la esencia de este emotivo y delicado relato, muestra de gran angustia y desesperación y de un aceptado maltrato psicológico impactante. Una pasmada aflicción, rebelión nunca del todo confirmada anta tanta agonía y dolor, donde serás capturado por un director que, con gran arte y acierto, muestra una lastimosa vida de un ser anónimo que, lenta y milagrosamente, va ocupando un pequeño lugar elegido por ella, siendo capaz de encontrar algo de luz entre tanta oscuridad. Sólo cabe callar, mirar y sentir la película en toda su intensidad!!!
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Como es habitual en el cine de los países que comprende Asia Oriental, uno de los mayores triunfos que consigue la voluntad de sus industrias es el de aproximar al espectador occidental no solo los ecos de los pesares de las vidas que cabalgan entre la devoción y la sumisión, fruto de unos valores milenarios caducos que rezuman misoginia y desapego por la vida, sino también un pedazo de tierra patria que, tras su siembra y posterior marchita, contiene un rastro de las memorias y las vivencias germinales de todas aquellas habitantes anónimas que luchan día tras día por encontrar un sentido a esa esclavitud cultural que les ha tocado soportar y contra la que no pueden erigirse.
Este cine se mueve entre la ficción y el documental, si bien en la confusión de la fundición de ambos estilos convive la necesidad de lanzar ese grito reivindicativo que resuena bajo la piel tiempo después de haber concluido la función. La sensación de estar experimentando lo real, motivado por un elenco de actores que cuyo realismo interpretativo podría presuponer estados de improvisación y espontaneidad, agrega una dosis extra de realidad fenomenológica y dramatismo, pues estas miradas orientales suelen ser sinónimo de compromiso y denuncia. El cineasta Umut Dag, de origen austro-turco, repercute en dichas denominaciones y su reflejo se materializa en La segunda mujer (Kuma), un film en el que podemos percibir un registro más ficcional que documental pero no por ello menos doloroso en las razones de su línea temática.
Alumno de Michael Haneke, en su debut se atisba una pulsión procedimental que bien podría recordar a la autoría del excelso maestro austriaco, salvando todas las distancias. Su relato está articulado con una inevitable gravedad germinal –una joven turca que debe viajar a Viena para formar parte, como segunda mujer, de una familia restrictiva a la hora de aceptarla-. Resulta difícil para la mentalidad occidental aceptar que esas son pautas culturales válidas para todo un grupo étnico, pese a que el director elige contener y no profundizar en este sentido. Dag preserva la estructura narrativa clásica en su guión pero se muestra rupturista respecto a él a la hora de traducirlo a imágenes, que muestran una filiación decididamente más moderna y una estructura en actos que fragmenta la linealidad de los sucesos.
Esta divisoria construcción se ennegrece, nunca mejor dicho, a través de su montaje, que no favorece la continuidad en la construcción espacio-temporal dado el gran número de fundidos a negro que solapan unas secuencias con otras. En muchas ocasiones, el cierre de un bloque y el comienzo del siguiente avanza de forma precipitada e injustificada, negando la facilidad que el propio relato ofrece para enlazar situaciones y acontecimientos. Así mismo, sus frecuentes elipsis y su pérdida de orientación temporal dificultan un rastro empático que solo se produce como bofetón emocional en los momentos de auge más melodramático, que por no estar solapados de forma más armoniosa caen, por momentos, en el culebrón de telenovela.
Es por tanto una obra que trabaja de forma limitada una base desgarradora y profunda, contada con una mirada valerosa cuya enjundia solo funciona por momentos, a medio gas. Mientras uno recuerda mejores películas que han tratado este tema, se me viene a la memoria la cita de la escritora islámica Ayaan Hirsi Ali que resume, mejor que nadie, esta amargura contenida: la única esperanza verdadera para los musulmanes reside en que practiquen la autocrítica y que pongan a prueba los valores morales recogidos en el Corán, solo así podrán romper la jaula en la que están encerradas sus mujeres, y por añadidura ellos mismos.
El director turco Umut Dag nos presenta, en su ópera prima, una idea muy arriesgada, que refleja una situación bastante habitual en el mundo musulmán. El proyecto es una producción Austriaca, y se desarrolla en Viena. El problema es que ese gran inicio se va diluyendo, por algunas situaciones mal contadas.
Pero el principal problema es el metraje, seguramente por un mal montaje. Cada vez que hay un cambio brusco de etapa se produce un fundido en negro, lo que denota que se han eliminado varias escenas y han sido sustituidas por esa imagen en negro.
Esta película podría durar 15 minutos más y así conoceríamos más cosas de la relación entre Ayse y su nueva familia, la de Ayse y Osman y sobre todo alguna situación que le sucede a Mustafa.
Si la película mantiene su interés es por dos motivos:
– Nos permite conocer la cultura de una familia Turca asentada en Viena. Entre otras cosas el machismo, dentro de una sociedad en donde las mujeres dependen de los hombres. Aunque Ayse se revele ante esta circunstancia.
– Las actuaciones de las dos protagonistas, Nihal G. Koldas y Begüm Akkaya. Las escenas de ambas son de gran intensidad, sobre todo cuando aparecen juntas. Su estado de ánimo va cambiando con el paso de los minutos, según van conociendo varias situaciones familiares.
Recomendable a todas las personas amantes del cine independiente, en donde se aprenden cosas, sin importar que el ritmo de la película sea bastante lento.