La salamandra
Sinopsis de la película
Dos jóvenes escritores noveles aparecen en la vida de Rosemonde, una joven de clase trabajadora a la que conocen cuando se hallan escribiendo un drama sobre un pequeño incidente en el que su tío resultó herido, quizás mientras limpiaba su rifle o, peor, quizás le disparase a posta. Pierre, un periodista free-lance, recibe el encargo de escribir el guión, pero falto de tiempo pide ayuda a un poeta bohemio amigo suyo, Paul.
Detalles de la película
- Titulo Original: La salamandre
- Año: 1971
- Duración: 124
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Opinión de la crítica
Película
6.7
40 valoraciones en total
Una película verdaderamente sosa, cuya hora y media de historia intrascendente y presuntamente ligera, se hace eterna, inacabable, aburrida y sosísima. Es la historia de 2 amigos periodistas que van a hacer un reportaje sobre una joven que supuestamente ha podido disparar a su tío… Cine del que llamaban de arte y ensayo , o sea, de autor, con un Tanner que obtuvo aquí su primer gran éxito, pero que vista actualmente, la película es de trazo inoperantemente ingenuo, de contenido consistentemente hueco y de factura superada. Nada queda a salvo, me parece.
Me pareció que para la cantidad de tiempo que tiene (35 años), es una película tremendamente actual, que habla de los problemas que se dan ahora en nuestra sociedad. Excelentes actores, un guión quizá de un desarrollo lento pero para nada aburrido, que da lugar a escenas con un tinte muy poético, al igual que el detalle de una narradora, mas que narradora, una voz en off omnisciente, pero que solo nos revela ciertos detalles. Una película para la reflexion, con pequeñas grandes frases, que a mi por lo menos no me dejó indiferente. Una genial crítica a la sociedad moderna.
Debo confesar cierta envidia hacia algunos usuarios que me han precedido y que refieren encontrar muy actual y cercana esta película, a mí me sucede todo lo contrario, pues aunque la veo interesado, no dejo de sentirla muy lejana (será, acaso, por la edad), inevitablemente ajena a mis intereses intelectuales o temáticos.
Este filme de Tanner ha envejecido tanto como la época y las inquietudes que lo hicieron posible, pues ese aire desencantado y contestatario que encarna (sin saberlo) su protagonista, no puede desligarse de la frustración posterior al fracaso de los ideales del 68, frustración de la que Tanner se erige aquí en portavoz. Así, el encargo que reciben Pierre y Paul para escribir un guión acerca de un suceso extraño (un presunto intento de asesinato) es una mera excusa que emplea el director para mostrar sus opiniones acerca de la sociedad de su tiempo, y para reclamar el derecho a sentirse extraño a la misma, tanto al menos como se siente Rosemonde (magnífica interpretación de Bulle Ogier), una joven a la que no se le da la libertad de ser ella misma . De paso, se propone una farragosa reflexión acerca de la confusión entre realidad y ficción, así como de los medios por los cuales tratamos de discernir entre una y otra, intento que el director considera inútil, pues esa confusión forma parte de la condición humana.
Si las preocupaciones de la película son hijas de su tiempo, no lo es menos su forma, marcada por el influjo de la Nouvelle Vague, y más concretamente en el caso de Tanner (que se formó en el Reino Unido) por el Free Cinema. De ahí el gusto por la narración discontínua, los saltos temporales, el empleo del sonido directo y el recurso al rodaje en escenarios naturales. Del mismo modo, el guión incluye múltiples diálogos innecesarios y absurdos, que desvían al espectador del tema principal, característica muy habitual en este tipo de películas, ante las que uno no puede evitar preguntarse en ocasiones si hacía falta contar lo que se cuenta o mostrar lo que se muestra (reflexión que busca provocar el realizador). No obstante, el filme tiene algunos encuadres hermosos, así como meritorios y sugerentes travellings, y una música apropiada.
Concluyendo, una obra interesante, deliberadamente minoritaria, esquiva e intelectual, fruto de decepciones pasadas que hoy incluso su creador ha olvidado. Pese a ello merece la pena dedicarle atención a esta peculiar inmersión en la confusión y la desorientación de unos jóvenes enfrentados a la invencible realidad de su tiempo.
Si no fuera por el hecho de ser una película en blanco y negro y porque la reseña deja bien claro el año, cualquiera diría, después de haber visto La salamandre que es una película actual. Esto no es tan solo debido al viaje que supone la trama del film, sinó también a las numerosas reflexiones (podríamos llamarlas críticas) en boca de los protagonistas, pero donde se ve claramente la huella de un director visionário que en la decada de los 70 fue capaz de atisbar los grandes problemas que debería afrontar la sociedad occidental en general y Europa en particular a finales del siglo XX e inicios del XXI. Temas como la immigración del Este, las promesas del capitalismo o la crísis moral y económica que deben afrontar las nuevas generaciones. Todo esto a través de un humor afilado, negro, pero que permite que el especador ría con la película a la par que de sí mismo.
Puede que la única nota negra sea la lentitud de algunas escenas, planos muy largos que hacen que una película así no pueda ser vista a altas horas de la madrugada sin dar una cabezada. Pero como todo, es cuestión de cojerle el gusto, disfrutar de otro tipo de cine al que muchos no estamos acostumbrados.
Dos elementos fundamentales en esta propuesta de Tanner:
-> La Suiza de tendencias conservadoras de los primeros 70 (libro rojo de defensa civil, tío carca, sobrina rebelde, consumismo…), y la pujanza de una juventud al margen de esa sociedad. Desde ese punto de vista, los personajes ofrecen el tinte típico del arte y ensayo, con excesiva tendencia instructiva matizada por una exposición que pretende obtener resultado artístico de una naturalidad dirigida y, al mismo tiempo, descuidada.
-> La confrontación de dos modelos de acercamiento a la realidad, el propio Tanner explicaba así su película: el enfoque periodístico como forma de reconstrucción pretendidamente objetiva, y el enfoque ficción que inventa.
Estilísticamente, la película tiene insistentes formas de cinéma vérité de chicas contestonas (y algo raras) que representarán probablemente la realidad de la época, una realidad que avanza rápido y se enfrenta a fábricas y burguesitos zapateros. Es frecuente la cámara en plano largo y sonido directo siguiendo un rostro a través de las calles y los coches, con el leve balanceo de los pasos. Así, no estamos ante lo que en la sinopsis puede parecer una reconstrucción periodística de una crónica de sucesos (que nadie se espere tampoco un thriller Melville pero a la suiza), sino ante una muestra del independiente 70´s sin más finalidad aparente que rellenar de conversaciones intrascendentes el aguante del cinéfilo. Y quizás encontremos ahí la etiología de su efecto de producto teórico de cine en minúsculas. Un cine de postulados teóricos y no artísticos. Una forma de disertación sobre el documentalista y el cineasta. La película, en ese sentido, plantea un tratamiento material del problema, el documentalismo vs. ficción desde una perspectiva meramente conflictual, el problema en la lente de un microscopio, no en la cámara, para ofrecer una justificación y argumentación de manera enredada torpedeando un tanto la comprensión del espectador, cuestión que a Tanner le parecía imprescindible para un producto de cierto calado.
Quizás el cinéfilo no termina de asumir del todo la controversia en imágenes, surgiéndole en consecuencia dudas al percibir la peli como sucesión de objetos conceptuales de tratamiento crítico-práctico típico de las izquierdas revoltosas en lo creativo, panfletarias pero poco dotadas para el lírico. Un cine con el que reflexionar como en un libro de texto. Puede ser que por ahí la dicotomía planteada quede sobre el papel, sin repercusión en la puesta en escena.
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